martes, 15 de abril de 2025

LA U.E. NO ES LA SOLUCIÓN: ES EL PROBLEMA (I de III)


#unioneuropea, #euroescepticos, #reformaUE, #Hispanexit

Si Europa es hoy un enano político se debe, única y exclusivamente, a la existencia de la Unión Europea, a sus continuos errores desde principios del siglo XXI, a su incapacidad para ser dirigir la economía, a sus criterios económicos neo-liberales, a su lentitud para adoptar decisiones, a su falta de liderazgo interior, a su burocracia, a su incapacidad para defender la soberanía europea, a su ausencia de una “norma” (se le suele llamar “constitución”) que establezca las reglas del juego, los límites y los criterios de adhesión y exclusión. En lugar de ello, tenemos deuda, desindustrialización, desorientación, y una persistente adhesión a la “globalización”… cuando la globalización ya ha fallecido. 

A estas alturas, parece evidente que no podemos esperar nada bueno de la Unión Europea y vale la pena plantearse si no sería mejor empezar a agitar la calle para exigir una alternativa. Ésta solamente puede ser:

- O la disolución de la Unión Europea.
- O la reforma radical de sus estructuras.

La situación es todavía más grave en el caso de España. Nuestro país ha sido uno de los más afectados por el ingreso en la UE: la exigencia franco-alemana, fue el desmantelamiento de nuestra industria estratégica: a este proceso se le llamó “reconversión industrial”… pero tal “reconversión” no existió. Los fondos entregados para ella -que se agotaron en el primer lustro del nuevo siglo- no generaron industrias alternativas, puestos de trabajo de calidad, sino que precipitaron a nuestro país por el empleo precario, el sector servicios, el turismo estacional. Desde el momento mismo de la adhesión de España a la actual UE, estuvo claro que no estaríamos en el “centro”, sino en la periferia: la UE nos condenó a ser un país de “servicios”, de turismo y el geriátrico de Europa.


El panorama europeo es hoy simplemente desolador:

  • En política exterior, desde la guerra de Irak, Europa ha renunciado a tener una política exterior propia, clara y propia de un bloque geopolítico muy bien definido.
  • En política de defensa, la UE se ha limitado a ser un eterno segundón del Pentágono, sacrificando a la propia industria .
  • En economía, se limita a ser un instrumento de una globalización que cada día está quedando más atrás.
  • En agricultura, la UE no es más que el sepulturero del campo europeo.
  • En demografía, simplemente, ha practicado una política suicida que condena a los pueblos europeos a la extinción en unas pocas generaciones y, en cualquier caso, a ser subsumida por pueblos tradicionalmente rivales de Europa y que odian a Europa.
  • La UE se ha mostrado incapaz de defender la soberanía europea cada día vulnerada por miles de parásitos que ansían las jugosas subvenciones repartidas solo por haber llegado.
  • En lo que se refiere a la administración de la UE no es más que una máquina de quemar presupuesto y emitir deuda, amamantar a una burocracia cada vez más densa y lenta en la toma de decisiones y, por tanto, cada vez más ineficiente.
  • En lo relativo a las “libertades”, la regresión ha sido palpable y asistimos a un recorte en la libertad de expresión de los “disidentes” y, estamos solo en la primera fase de esa amputación: en pocos meses, la única información que no estará sujeta a censura será la “oficialista”.
  • El abultado presupuesto de la UE supone una losa para las economías nacionales más débiles.
  • El extraordinariamente complejo paquete de normas, directivas, regulaciones y leyes constituye la inextricable selva en el que pasta la burocracia y retrasa cualquier decisión.
  • Las políticas abordadas por la Comisión Europea no han sido nunca presentadas a escrutinio de la opinión pública y surgen de la burocracia, los lobbys y la partidocracia.
  • Europa, que desde 1945 fue un títere de EEUU, ahora aspira a convertirse en títere de China, cuando, en realidad, por su demografía, va camino de convertirse en socio de la Liga Árabe.
  • La falta de liderazgo europeo hace imposible seguir gobernando el magma en el que se ha transformado la UE; en la actualidad, no hay unanimidad entre los países miembros, en ninguna cuestión importante.
  • La UE es la única área geográfica del mundo en donde todavía se toma en serio la Agenda 2030 y se aplican acríticamente sus principios suicidas.

Ahora, eso sí, la UE ha logrado resolver las “grandes cuestiones” del momento: la sustitución de las pajitas de plástico por pajitas de papel (envueltas en plástico), los tapones de plástico inseparables de las botellas, y poco más: grandes avances eco-sociales que salvarán al planeta…

Ante esta realidad, pública y notoria, y ante el aumento constante del “euroescepticismo” en los últimos 10 años, la UE, en lugar de rectificar su rumbo, se obstina en circular a mayor velocidad por la senda del fracaso. En 2025 estamos llegando al límite. 


Por eso es necesario plantear, de una vez por todas, la alternativa: o se reforma la UE o se disuelve. Y, para España, existe una posición alternativa: 

- O se renegocia el Tratado de Adhesión a la UE firmado en Madrid en junio de 1985
- O se empieza a trabajar en el HispanExit.

En el primer caso, se trata, en primer lugar de lograr nuestra soberanía alimentaria y, por tanto, vetar cualquier acuerdo preferencial con el Magreb y revisar los firmados hasta ahora; conseguir reactivar la agricultura y la ganadería nacional; adoptar políticas de defensa de las fronteras ante la inmigración masiva; impedir la difusión del fundamentalismo islámico; suspender el “espacio Schengen” hasta que no se aprueben leyes contra las mafias transnacionales y el narcotráfico; exigencia de objetivos concretos, legislación unitaria y simplificación burocrática a la UE; etc.

En el segundo caso, una ruptura con la UE, implicaría, igualmente, un abandono de la OTAN, una reindustrialización del país, un cambio de política exterior, girada hacia el Atlántico Sur y orientada a Iberoamérica; una reforma constitucional, una política basada en la autonomía alimentaria, el endurecimiento penal (especialmente en casos de corrupción política), la creación de puestos de trabajo de calidad y la reducción drástica del gasto público.
 
Sea cual sea la alternativa, resulta inviable prolongar durante mucho tiempo más la actual situación tanto para España como para el conjunto de la UE. En las dos próximas entregas vamos a establecer cómo hemos llegado hasta este punto y a ampliar los detalles sobre las dos alternativas propuestas.