lunes, 2 de diciembre de 2024

TODAVÍA QUEDAN HORRORES EN LA CAJA DE PANDORO SÁNCHEZ

¿Qué cómo está la situación política? Resumimos, no sin cierto hastío: un gobierno degenerado y corrupto que quiere seguir en el poder, porque su destino es el poder o la mazmorra fría, una oposición descafeinada, una extrema-izquierda inconsecuente que no suscita entusiasmos entre sus menguadas tropas cada vez más atomizadas, unos indepes con fuerza suficiente para condicionar al sanchismo, pero sin fuerza social suficiente para aproximarse siquiera un poco a la independencia, en una España cada vez más africanizada, brutalizada y precarizada, con un electorado apático, abúlico e indolente. Y, finalmente, con un Vox que crece, pero no con la velocidad suficiente como para pensar que a la vuelta de la esquina las cosas puedan cambiar… Y todo este marco desesperanzador dentro de una crisis económica que afecta a toda la UE, con la “tempestad Trump” al otro lado del Atlántico (que repercutirá a este lado y especialmente en la OTAN y, si llega vivo a la transmisión de poderes el 20 de enero de 2025, el miedo a que la administración Biden haga todo lo posible por el estallido de una guerra en Europa con Rusia quedará eliminado) y con el enemigo del Sur (Marruecos) aumentando la presión contra España (los que habéis viajado a Marruecos últimamente sabéis que las calles están limpias, no hay delincuencia… la delincuencia marroquí ejerce en España, y hay que considerarla como una forma de “guerra de baja cota”, ahora contra el turismo, que se une al tráfico de drogas, a la inmigración masiva, al envío de alimentos fétidos, y a la presión política y demográfica sobre Ceuta y Melilla).

ESA SENSACIÓN DE HASTÍO QUE NOS INVADE…

Hablar sobre política española, día tras día, es hablar de estos elementos y de ningún otro. Aburre. Ya no nos sorprende saber que los pedrosanchistas no son tan corruptos como imaginábamos, sino mucho más corruptos de lo que podíamos imaginar. Cada mañana podemos intuir lo que cada político va a decir o sobre lo que rajará cualquier tertuliano. No importa su tendencia, hemos entrado en un bucle: los pedrosanchistas defenderán a su líder máximo y gran timonel hasta la muerte arrastrando una parroquia cada vez más menguada y trémula pero reforzada por todos los partidos de izquierdas e indepes que perdieron votos en 2023 demostrando que el “gobierno de los perdedores” puede imponer su “relato” al partido que venció-pero-no-convenció (el PP) y no estuvo en condiciones de formar una mayoría de gobierno. Que en democracia gobiernen los perdedores indica la “salud” y la “temperatura” (próxima al frío de la muerte) del régimen político español. Y, además, que lo hagan con desvergüenza, con modales de salteadores de caminos, chulería, prepotencia e incurriendo en los delitos más odiosos del código penal, indica, es esto de nuestra sociedad y de la clase política.

Estamos hartos de levantarnos cada mañana, alarmándonos por el estado mental de los gobernantes su confesión de inmoralidad manifiesta, su incapacidad para gestionar la res publica y las repercusiones que va a tener sus errores en el futuro. Estamos convencidos de que, a poco que nos descuidemos, si el gobierno Sánchez llega al final de la legislatura, estaremos o habremos superado los DOS BILLONES de deuda. IMPAGABLE, para la nuestra y para las generaciones futuras. En el momento que escribimos la desaprensiva que dirige la Hacienda pública ya ha anunciado un incremento del IRPF hasta el 50% y todos sabemos que solamente afectará a miembros de la clase media, en absoluto a las grandes fortunas. 

Claro está que hoy el PSOE, difícilmente puede ser considerado un partido, ni siquiera es una sigla maldita en la política española, prácticamente desde su fundación. Es una simple “banda de apandadores”, los émulos desvergonzados del “caco Bonifacio”, apoyados únicamente por legiones de okupas, transex, inmigrantes naturalizados, miembros de ONGs ultrasubvencionadas y creyentes en el “cambio climático” y devotos de la Agenda 2030. 

Es la primera vez en la historia mundial, desde Platón, que todo el entorno presidencial está vinculado de una u otra forma a casos -¿presuntos?- de corrupción o a sospechas de desviación de fondos: medio gobierno, la esposa, el hermanísimo, el padre, incluso una inquilina de Sánchez, tienen expedientes abiertos por financiación ilegal, coimas, dejando aparte, lo que puede llegar a los distintos juzgados en los próximos meses, por delitos cometidos cuando toda España estaba encerrada durante la pandemia. Esto no ha acabado con el “cante” de Aldama. Esto no ha hecho nada más que empezar y lo que va a seguir deja casi como un juego de niños los 800 millones desaparecidos en el caso EREs de Andalucía, ya completamente amnistiado… Basta que se coloque a un alto cargo en el gobierno para que a este le falte tiempo para meter la pata y pringarse en algún acto ilegal. García Ortiz, el fiscal general que debía salvaguardar la integridad de los altos cargos del gobierno pringados en casos de corrupción, está tan “limpio” como aquel amigo que lleva un mes de voluntario en Valencia desescombrando y bregando con el barro… En cuanto a Sara Aagesen, sustituta de Teresa Ribera, el mismo día en que era nombrada ministra, se hacían públicos los subsidios recibidos por su marido para un startup (ver noticia) de la que tras entrar en el gabinete ha borrado toda relación en su curriculum.

¡NO OLVIDAR JAMÁS LO OCURRIDO EN VALENCIA!

Valencia. Es un mal nacido toda aquel que no sienta como propia la tragedia valenciana. Una tragedia que PODÍA y DEBÍA haberse evitado a condición de que existiera un GOBIERNO digno de tal nombre. Gobernar quiere decir “tomar decisiones”. Decisiones positivas para la comunidad. Tomar la decisión de no limpiar los ríos es, como sabe cualquier hombre de campo, la garantía de que en caso de riada todo quedará arrastrado, que se colapsarán los arcos de los puentes, que se arrojarán miles de toneladas de caña a las playas (y España vive del turismo, esto es, de “sol, chusma y playa”). Decisiones como destruir presas es seguramente la mayor salvajada que se ha podido hacer sin tener en cuenta lo que ocurriría después. Pero no adoptar medidas, desde los años 70 y congelar cualquier prolongación del Plan Sur (abordado y ejecutado por el franquismo en un momento en el que en España todavía no se había llegado al desarrollismo de la década siguiente) era condenar a muerte a los valencianos que desde hace 45 años construían sus casas en zonas bajas, cerca de barrancos. La “gota fría” se ha ido repitiendo cada 50-60 años en aquella zona. Solo un idiota, o un cínico, o un mentiroso compulsivo, ha podido decir que la “gota fría” de toda la vida (por mucho que hoy se le llame “DANA”) es un producto del “cambio climático”. En medio siglo, no se ha hecho NADA para prevenir tragedias como esta. Esa es la puta y jodida realidad. Y lo de menos es a quién correspondería hacer una obra de tal envergadura que se sale de los límites de una comunidad autónoma y que, en buena lógica, correspondería a un esfuerzo del Estado, toda vez que el problema no es solo valenciano, sino también castellano-manchego.

Lo que más ha llamado la atención es que ni siquiera estuviéramos seguros del número de víctimas. Ni del número de desaparecidos. Y estamos en la época de Internet y de las redes sociales. Nos hemos enterado antes de los coches destrozados que de nuestros muertos. Las cifras de muertos, subían un día y bajaban al siguiente. Al final, se han quedado en algo más que 222. En 1957, con un río mucho más suelto que ahora, los muertos fueron 81 y la cifra se supo prácticamente al día siguiente. Pues bien, esos 81 muertos fueron suficientes para que se movilizara el ejército (no una “unidad de emergencias”, sino todo el ejército disponible), para que se movilizara la Guardia de Franco (la milicia del movimiento), el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, el Sindicato Español Universitario. Y cuando ocurrió la riada de 1962 en el Vallés Occidental, volvió a producirse esa misma movilización unánime. Sin que nadie lo pidiera: LO EXIGÍA LA SITUACIÓN.

FRACASO DEL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS

En esta ocasión, desde el primer momento, se trataba, tanto para la generalitat valenciana, como para el gobierno central, de salvar la cara. ¿Cómo? Echándose mutuamente la culpa. Seamos claros: en el “Estado de las Autonomías”, cantado a dúo por Sánchez y Feijóo, no existe un CENTRO DE IMPUTACIÓN: alguien a quien se le pueda señalar para responsabilizar del desastre. En 1957, como mínimo, existía un Estado consciente de que, ya que no había podido evitar la catástrofe, a partir de ese momento, no se reprodujera. El resultado fue el “Plan Sur”. Gracias a ello, gracias a la tecnocracia franquista, hay que recordarlo, la tragedia no ha sido mayor. Acabado el franquismo, los distintos gobiernos democráticos y las administraciones autonómica, simplemente, no hicieron los deberes. En los primeros momentos, lo que ambos tenían claro era que la cifra de muertos no debía de superar la de 1957. Eso les hubiera salvado la cara. Y, precisamente por eso, se realizó el infame baile de víctimas que ha dado lugar a suspicacias, sospechas y a que planee la duda de si han sido más, muchos más, los muertos y los desaparecidos. Se irá sabiendo. 

Pero resulta vergonzoso, que en el momento de escribir estas líneas, la clase política (PP y PSOE) sigan echándose los trastos a la cabeza y arrojándose culpas unos a otros, cuando, cualquiera que tiene dos dedos de frente reconoce que ambos son, como mínimo, RESPONSABLES SOLIDARIOS, pero que si alguien hubiera tenido que reaccionar en primer lugar era el Estado, a la vista de que además de la Comunidad Valenciana, la inundación ha afectado a municipios de Castilla-La Mancha, Andalucía y la parte sur de la provincia de Tarragona y, por supuesto, dada la envergadura de la tragedia.

Por tanto, VERGÜENZA, NÁUSEA Y REPUGNANCIA por la clase política y por los tertulianos que han jugado al mismo juego. 

FRACASO DE LAS ONGs ULTRASUBVENCIONADAS

Y, junto a esto, recordar las instituciones que han “pinchado”: fundamentalmente Cruz Roja cuyo papel histórico no es otro que el de dar mantas, juegos de ropa de marca, móviles nuevos y poco más a los inmigrantes ilegales que van llegando. Pero Cruz Roja -¿de verdad alguien va a donar un céntimo a Cruz Roja de ahora en adelante?- no es la única ONG que ha defraudado: en realidad, el drama valenciano ha demostrado lo que son las ONGs, sin excepción: CHIRINGUITOS SUBVENCIONADOS CON DINERO PÚBLICO, sin “voluntarios”, sin apoyos sociales, pero con “funcionarios” bien alimentados que se comen la parte del león de las subvenciones. Luego a ellos les corresponde realizar los enmascaramientos contables para demostrar que no hay “ánimo de lucro” y, sobre todo, enmascarar el “retorno” de las comisiones correspondientes a los que las han firmado. No es nuevo y se ha hecho desde el inicio de la democracia en España: ¿por qué creéis que las ONGs no tienen absolutamente ningún control por parte de Hacienda, ni nadie realiza un seguimiento de sus actividades? Y en Valencia TODAS LAS ONGs, literalmente, se han lucido. Ninguna ha estado presente achicando barro o ayudando a la población. Ninguna se ha ganado la subvención, en otras palabras.

Quienes si se lo han ganado han sido los VOLUNTARIOS. Jóvenes miembros de organizaciones políticas (básicamente los jóvenes de Vox, los del Frente Obrero y los de los círculos de extrema-derecha), son los que han estado sobre el terreno, frecuentemente en tareas ingratas y desde los primeros momentos. Que no se olvide.

 

LOS DOS ELEMENTOS QUE NO PODEMOS OLVIDAR MIENTRAS VIVAMOS

No es cuestión de seguir echando bilis, sino de llegar a conclusiones. Resumimos; tenemos:

- por un lado, la ESCANDALOSA y GENERALIZADA corrupción en el pedrosanchismo 

- por otro, el DRAMA VALENCIANO con su número inconcreto de muertos y desaparecidos.

Lo primero no es nuevo: todos los gobiernos democráticos, en mayor o menor medida, han protagonizado casos de corrupción. Solo que, en el caso del pedrosanchismo, ésta es, visiblemente, mucho mayor que en casos anteriores y apunta descara y desvergonzadamente, a La Moncloa. Es, por tanto, la culminación de una escalada que ha “redireccionado” a la clase política: cada vez le interesa menos la gestión pública y cada vez está más volcada a muñir el Estado en beneficio propio durante el tiempo que esté en el gobierno. El mañana les trae, simplemente, al fresco.

Lo segundo confirma lo que llevamos años diciendo algunos: el fracaso del Estado de las Autonomías, el fracaso de los dos grandes partidos políticos y del sistema nacido en 1979, incapaz de ofrecer seguridad a sus ciudadanos y desinteresado al mismo tiempo por la construcción de infraestructuras de gran calado. Hoy lo que se tiende a construir son, más bien, estructuras burocrático-administrativas, cada vez más caras, pesadas y paquidérmicas, pensadas solamente para dar puestos de trabajo de bajo rendimiento y alta remuneración a los “amigos del poder”. 

¿HAY ALGUNA SOLUCIÓN A LA “CRISIS ESPAÑOLA?

Las soluciones o son radicales o no son soluciones. Se les llama “paños calientes”, pero lo único que hacen es retrasar la convulsiones terminales unos meses o semanas. La solución radical a la corrupción es: 

- creación de organismos judiciales especializados en la lucha contra la corrupción política dotados de presupuesto y personal suficiente para cumplir su función autónomamente.

- legislación que facilite las investigaciones, resuelva rápidamente los juicios (¿recuerdan los “sumarísimos”…? Pues eso… Lo que no tiene sentido es que hace veinte años se iniciara el proceso contra Pujol y se vaya a sustanciar en las próximas semanas, cuando resulta evidente que asistiremos antes a sus funerales que a su proceso) y establezca aumentos de penas de prisión e incautaciones de bienes de los implicados y de su entorno familiar, supeditando su puesta en libertad a la devolución de lo robado más intereses. Al corrupto no puede aplicársele las mismas penas que al que estafa a otra persona: el corrupto roba a toda una Comunidad Nacional, a toda la sociedad y lo hace desde una posición privilegiada, por tanto el castigo debe ser extremo, lo suficientemente duro como para cortar cualquier tentación futura de aprovecharse del dinero público)

- aplicación de la figura de “organización criminal” a aquellos partidos que reiteradamente se hayan significado en casos de corrupción, con posibilidad de disolverlos y de incautar sus bienes.

En cuanto a lo segundo, se trata de reconocer el fracaso, tanto de la constitución de 1978, como del Estado de las Autonomías y obrar en consecuencia:

- aligeración y achicamiento de la administración pública, incluidas esas autonomías ultraburocratizadas y útiles solo para alimentar a las clases políticas regionales.

- gobierno de técnicos y expertos, no de amiguetes, cuñados y lacayos indocumentados. 

- liquidación de los regímenes autonómicos y austeridad presupuestaria.

- introducción de modificaciones constitucionales en dirección a hacer efectiva la “división de poderes” y concesión a la figura del Rey, en tanto que representante de la unidad nacional y del Estado de poderes efectivos para disolver cámaras, convocar elecciones, movilizar a las fuerzas armadas y fiscalizar de manera efectiva la actuación de la clase política y del gobierno.

¿Cuál es el problema? Cada vez somos más los que pensamos en soluciones de este tipo… soluciones que, en las actuales circunstancias resultan inaplicables. Para el PP, la Constitución es mano de santo, intocable, insuperable; para el PSOE, la constitución es como un chicle: hacia donde estira da de sí y si se trata de reformarla, la única forma es en dirección a la república federal. Para los indepes, esta solución republicana y federal sería otra rodaja del salchichón que precisan cortar para llegar a la independencia. 

Mientras Vox esté entre el 10 y el 15% de votos, las cosas seguirán como hasta ahora. No hay fuerza social para realizar un cambio constitucional, ni siquiera para aplicar nuevas medidas contra la corrupción. Dicho de otra manera: esto va a seguir así durante mucho tiempo. Así que no: no hay solución a corto -ni quizás a medio- plazo.

NI “GOLPE DE TIMÓN”, NI “CIRUJANO DE HIERRO”

¿Golpe de timón? ¿cirujano de hierro? ¿Quién sería el candidato? Simplemente: no hay. La corrupción lo está infectando todo y a velocidad de vértigo: lo más sorprendente de las últimas noticias es que, organismos que hasta hace poco contaban con la confianza de la población, ya no lo tienen tanto: han aparecido casos de corrupción escandalosa en la policía, en la Guardia Civil, lameculos con galones que, aupados por el pedrosanchismo, que precisa -no lo olvidemos- lacayos serviles y miserables, que desplazan a elementos eficientes y concienciados de su misión. Siempre se ha dicho que el pescado empieza a oler por la cabeza… pero, al final, la podredumbre termina afectando a todos los órganos. En el Estado ocurre otro tanto. O se ataja la corrupción y se amputan con brutalidad y sin anestesia los organismos gangrenados, o finalmente, ningún órgano del Estado se va a ver libre de la podredumbre. 

Sospechamos que, a lo largo de 2025, vamos a ser testigos de momentos decisivos para la historia de España. Si existe justicia, vamos a estar ante el primer caso de un presidente de gobierno en ejercicio que sea procesado por delitos cometidos durante su gestión. Sánchez y la mitad de su gobierno despiden olor a presidio (esa mezcla de zotal, fritanga, sudor y suciedad, la misma mezcla que despiden los telediarios y los “tabloides digitales” al servicio del pedrosanchismo). Por supuesto, Sánchez no va a dimitir, ni los indepes que lo apoyan -y que, en Cataluña están en horas, no bajas, sino bajísimas- van a dejar de hacerlo (con él lo tienen “to’pagao”, sin él se van a quedar con lo puesto, así que…). ¿Qué pasará cuando los procesos judiciales hoy abiertos -y los que quedan por abrir- vayan avanzando? ¿Qué pasará cuando el Estado entre en quiebra y ya no pueda pagar los intereses de la deuda? (y, por mucho que Escrivá en el Banco de España, maquille datos y cifras, el gobierno, antes o después, se enfrentará a la imposibilidad de subir más impuestos y a las obligaciones de pago cada vez mayores). Y dentro de un año, los valencianos afectados por la “gota fría” ¿estarán como siguen hoy los palmeños tres años después de extinguirse el volcán, es decir, como el primer día, viviendo del aire y de promesas?

NO HAY FUTURO

“No hay futuro”. La consigna punk de ayer, la ha traslado Sánchez a todo un país. Esa es la triste y puta realidad. Además de aburrida, trágica. Y no os canséis buscando una salida: no existe, la constitución está tan mal redactada que no previó mecanismos para destituir a un gobierno cuando en el ejercicio de sus funciones, haya realizado una gestión absolutamente infame, que sitúa al país en vía muerta o, simplemente, cuando sean demasiado visibles sus problemas mentales. Ni siquiera estaba previsto que, la población sufriera una merma tan absoluta de su espíritu crítico que le indujera incluso a votar por el candidato que más rápidamente le llevaría a la ruina o algo tan elemental como que unas elecciones en las que el partido vencedor no gobierna, pero en su lugar lo hace la “coalición de los derrotados”, puede llevar a situaciones sin salida.

Así que ni os animéis ni os encabronéis cada día leyendo la nueva trapacería de la banda de salteadores que nos gobierna. No vale la pena. Convenceros de que no hay salida. Y si la hubiera no está en vuestras manos: sois un voto, el mismo que vuestro vecino el gilipoyas, el cuñado alelado o el moro que recibió ayer la nacionalidad y vota a quien le dice el electroimán de la mezquita. La mayor parte de electores son puros zombies con el cerebro narcotizado y/o lobotomizado por tik-tok o por Netflix, no esperéis que sepan distinguir una justa política económica, una justa política internacional, una justa política educativa, una justa política fiscal, de lo que no es más que una política hecha para garantizar mediante subsidios a nichos de votantes, una política inspirada en los piratas del Caribe, una política de corruptelas e inmundicias

Ni hay futuro, ni hay cirujano de hierro, ni se le espera. Y, como no vale la pena preocuparse por lo que no tiene solución, cuando se convoquen elecciones votad a Vox y esperar que, algún día, esté en condiciones de formar gobierno. Porque la esperanza es que, en los países más significativos, se están produciendo cambios de orientación del electorado. Y en España esto ocurrirá también: nuestro país se fija en las modas y estás llegan, aunque lo hagan con rtraso. Y estas hoy no soplan en dirección a los mitos de la izquierda española

LA CAJA DE PANDORO SÁNCHEZ

Una vez más debemos recordar la sabiduría de los antiguos y el mito de Caja de Pandora. El electorado en las últimas elecciones generales involuntariamente abrió esa caja y de ella salieron todos los horrores que contenía (el pedrosanchismo, sus corruptelas, sus manguis y sus churris convertidos en ministros, sus choros hechos asesores presidenciales, sus macarras preparando leyes contra la prostitución, sus ineptitudes antes las catástrofes naturales y así podríamos seguir un par de páginas…). 

Al final, en el fondo de la Caja, lo único que queda es la “Esperanza”. “Esperanza” viene de “espera”, del latín “sperare”, cuya raíz es “spes” y, éste a su vez, deriva del protoindoeuropeo *spéh₁s, “prosperar”. La “esperanza” es, por tanto, una virtud propia de nuestra familia de pueblos. La esperanza, implica, saber lo que se quiere y actuar con calma y paciencia para conseguir lo que se desea. Porque lo fundamental hoy es no perder la calma, ser consciente de la situación y no actuar sin reflexionar. El análisis filológico podría ampliarse diciendo que en sáncrito, la lengua indo-europea más próxima a lo orígenes, el término *spéh₁s dio lugar a स्फीत  (pronunciado sphīta) que literalmente indica “opulencia” y “riqueza”. Esperanza – espera – prosperidad – riqueza… tal es la escalada. 

Hoy estamos anclados en la esperanza, pero, para superarla es preciso que los “horrores” terminen de salir de la Caja de Pandora. Y, mucho nos tememos, que aún quedan muchos y multiformes horrores por conocer