miércoles, 13 de octubre de 2021

SOLAR DIVISION, O LOS QUE SE NIEGAN A OLVIDAR LAS RAÍCES

Soy de los que dicen que ya no puede hacerse nada para rectificar la fase final de nuestro ciclo y que vale la pena empezar a preparar el nuevo amanecer. Porque, incluso después de la muerte de cualquier organismo biológico, existe una nueva vida que parte de las cenizas de lo que ya no volverá a ser. Algunos dicen que esta visión es pesimista, cuando en realidad es la postura más optimista que se pueda defender: porque los que creemos en el ciclo oscuridad-amanecer, creemos que también para nuestra raza existe un futuro y -lo que es todavía mejor- nosotros, los que vivimos en esta malhadada época, estamos llamados a ser las piezas de enlace entre dos épocas. Pocos momentos en la historia, han exigido tanto a tan pocos y, nunca como ahora, los que entre las generaciones actuales siguen en pie han afrontado una tarea de tanta envergadura.

Esta es la primera reflexión que se me ocurre después de escuchar la pieza Héroes inmortales de Krasny Bor del grupo Solar Division. El título de la canción es suficientemente significativo. Como se sabe, el 10 de febrero de 1943, los 5.600 voluntarios de la División Azul se vieron sorprendidos por un ataque de efectivos soviéticos diez veces superior en número y acompañados por un despliegue artillero y de blindados. Media división española de voluntarios contra el 55º Ejército de la URSS. Solamente el primer día de ofensiva se produjeron un millar de bajas españolas entre muertos y heridos; hasta la conclusión de la batalla les seguirían otros 2.500 más. La ofensiva soviética no alcanzó sus objetivos, gracias, especialmente, a que la División Azul había logrado contener a los soviéticos y evitar la ruptura del frente de Leningrado. El 15 de febrero, cuando concluyó la batalla, la División Española de Voluntarios había sufrido el 70-75% de bajas en las unidades que habían participado en los enfrentamientos y alguna de ellas -el batallón de fusileros- tuvo hasta el 90%. El Lº Cuerpo de Ejército de la Wehrmacht se salvó, gracias a los efectivos españoles.

Es lo que nos cuenta la canción de Solar División: 

“Héroes inmortales de Krasny Bor.
Nieve, sangre, fuego, orgullo español.
Ellos viven, oíd su tambor”.

Junto a las tropas españolas, se encontraban en el mismo frente, la 4ª División SS (cuyo emblema sería heredado por el Wehrwolf, la resistencia armada alemana contra la ocupación aliada que siguió combatiendo hasta 1949), la 2ª Brigada Motorizada SS, la Legión Flamenca, etc. Y tiene gracia que, ahora, después de 75 años de tutelaje norteamericano, los gurús de la Unión Europea hablen de la creación de un “ejército europeo”, cuando ese ejército existía ya desde 1941-42. Solamente hay dos posibilidades de creación de un ejército transnacional: o que sus partes viertan sangre en común o que tengan la suficiente claridad de ideales como para que sean conscientes de su identidad, de lo que deben defender y de quién es el enemigo. Y la Unión Europea nunca pasará de ser la pieza europea de la globalización, ni la institución tiene claridad de objetivos, ni voluntad de ir más allá de participar en la construcción del nuevo orden mundial neoliberal.  No habrá, por tanto, nunca, un “ejército europeo” a partir de la UE.

Porque hubo un tiempo en el que -como decía la canción del Frente de Juventudes- solo se admitían “miradas limpias, solo verdades recias, sólo pozos profundos y cumbres sin fronteras”. Aquel fue el tiempo de los héroes; el tiempo de la División Azul. Es bueno que lo recordemos porque nuestra obligación es transmitirlo a los que vendrán, cuando nuestra raza deje atrás la “noche oscura”. Ningún árbol recio crece sin raíces profundas. Nosotros las tenemos. Solo queda recordarlas. Si se comparan las páginas de Homero con la gesta de la División Azul, se tiene la convicción de que ambas experiencias forman parte de lo que, en la mitología clásica, se llamó la “raza de los héroes”, aquellos que aspiraban a conocer la trascendencia mediante el acto heroico: y lo conseguían. A diferencia de la “raza de los titanes”, que fraguaban ambiciosos proyectos que luego fracasaban, el héroe mitológico es aquel que logra construir el destino que se ha propuesto. La victoria es lo contrario del olvido: se triunfa cuando una gesta es recordada por el último poeta y no desaparece de la memoria de una raza.

De ahí la importancia en mantener el hilo conductor entre los que vivimos al final de nuestro ciclo histórico y los que nacerán con el nuevo ciclo. Por eso, en lo personal, he optado por centrarme en estudios históricos y por eso aprecio particularmente a los que, en cualquier rama del arte, hacen algo parecido para mantener viva la “memoria histórica”. Como el grupo Solar División.

Se trata de un grupo “europeo” en la medida en que una de sus dos partes, Ulf Walhberg es sueco, músico, compositor y productor, antiguo miembro de Secret Service, uno de los grupos musicales más populares en aquel país desde los años 80. Walhberg estaba a cargo del teclado. Casualmente conoció al cantante y letrista español Jesús F. Vicente que aportó una voz especialmente nítida y rotunda al servicio de una letra extraordinariamente descriptiva que vale tanto como un grueso volumen de historia.

Diez de Febrero del 43
Día de fuego y vida eterna
La muerte llama una y otra vez.

Aquella fue una de las últimas ocasiones en las que una generación tuvo un ideal para vivir y una causa para morir. Por eso es bueno que no se pierda ni el recuerdo, ni la memoria histórica y por eso se trata de difundir productos musicales como este para que una generación conozca las gestas de sus ancestros y sepa que, en otro tiempo, en esta Europa, existió también una “raza de los héroes” que quiso luchar contra el destino y que ese mismo combate contra las fuerzas de la oscuridad es permanente. Las formas que revisten las luchas históricas dependen de las condiciones de lugar y tiempo.  Ahora, en este fin de ciclo, se trata de mantener la llama, trasmitirla y difundirla. Es lo que han hecho los miembros de Solar Division, cuyo nombre, ya es de por sí, significativo, indica por donde van sus preferencias y, finalmente, demuestra que sus raíces son profundas.

“Héroes inmortales de Krasny Bor.
Nieve, sangre, fuego, orgullo español.
Ellos viven, oíd su tambor”.

Es fácil encontrarlos en youtube y en facebook.