Info|krisis.- Queda apenas una semana para que se vote en Cataluña
unas ¿elecciones históricas? Tampoco hay que dar tanta importancia al órdago
independentista. Son unas elecciones autonómicas como otras cualquiera, pero
eso sí, sometidas a mayor presión soberanista a causa de la creación de un “frente
común independentista”. Pero el resultado no cambiará nada la situación
catalana y, al final, todo quedará en un cambalache entre Artur Mas y el gobierno
de Madrid, previo al estallido en mil pedazos del conglomerado soberanista. De
todas formas, creemos necesario establecer unos cuantos puntos que nos parecen
fundamentales para evitar caer en errores de percepción sobre la realidad de la
situación.
1) Juntos por el SÍ es una opción coyuntural, improvisada a última
hora a efectos de no generar más decepciones en el electorado soberanista y,
obviamente, para ocultar que la sigla mayoritaria hasta ahora en el
nacionalismo, CiU, simplemente ha dejado de existir. Artur Mas se ha salido con
la suya colocando a un Romeva, completamente aséptico, desconocido en la
política catalana, escaso de argumentos y con muy escasa capacidad de
convicción y menos aún de liderazgo. Romeva se extinguirá al día siguiente del
recuento electoral, agradeciendo a los votantes su deferencia hacia la
candidatura presidida por él. La habilidad de Artur Mas ha consistió en ocultar
su fracaso en el tan cacareado referéndum autonómico del 9-N, eludir el hecho
de que se ha quedado sin coalición y de que CDC, su partido, tiene sus grandes
sedes embargadas y a sus dirigentes históricos visitando juzgados asiduamente.
Más sobrevivirá todavía unos meses más, pero el nacionalismo ha cumplido su
ciclo histórico y tenderá a desaparecer, entre otras cosas, porque las fuerzas
históricas que lo generaron (una pujante burguesía industrial en Cataluña y el
hecho de que fuera la región económicamente más potente de España) ya han
desaparecido.