Podía haber sido peor -y, de hecho, según se ha filtrado, lo era,
solo que la “cocina del CEO” (Centre d’Estudis d’Opinió) le ha limado las uñas-
pero la encuesta de intención de voto en Cataluña ha convulsionado a los
partidos independentistas, pero también al PP y, por supuesto, al PSC. Y
todo esto, a pesar de cierta “estabilidad” en los “bloques” políticos. Los rasgos
generales de esta encuesta (una vez pasada por la “cocina”, repetimos) son:
1) Aliança Catalana, pasa de los 2 escaños actuales a los 19-20
que le augura el sondeo. Pero, los estadísticos del CEO han podado algo (entre
2 y 4 escaños) esta ventaja. Y esta “poda” tiene
un sentido: evitar que Silvia Orriols se convierta en el segundo partido en
Cataluña, y la primera fuerza dentro del bloque independentista, por delante de
CUP, Junts y ERC.
2) La pérdida de entre 2 y 4 escaños por parte del PSC. Y también
aquí parece que el CEO ha aprendido algo de Tezanos: en un momento en el que ningún índice atribuye el más mínimo
éxito a los dos años de gestión de Salvador Illa, y cuando la opinión pública,
especialmente joven, está harta de inacción en el terreno de la vivienda, cuando
el sentir de algunos barrios es que la situación de la seguridad se está
deteriorando visiblemente, y cuando el PSC es la marca catalana del PSOE asediado
por la corrupción, esta pérdida parece mínima.
3) Junts queda igualado a Aliança Catalana. Pero, sobre todo, lo que se ha señalado con más énfasis es que
Junts ha perdido votos por apoyar al PSC y al PSOE en el Estado y quien ven abandonando
esta sigla, son los contrarios a mantener este apoyo, o bien la situación de
calculada ambigüedad de Puigdemont, pero los votantes que le quedan a Junts,
son precisamente, los más partidarios de mantener el apoyo al PSC-PSOE. Lo cual
crea un futuro muy negro para Junts: si sigue como hasta ahora, seguirá
perdiendo votos hacia AC, pero si se niega a pasar a la oposición, ni va a
recuperar los votos perdidos y puede perder en dirección a ERC.
4) ERC ya siente en el cogote el aliento de Silvia Orriols. Seguramente por eso, Oriol Junqueras, cuando ya se conocía la
encuesta, antes de pasar por “cocina”, lanzó el bulo infame de que Silvia
Orriols y AC formaban parte de un proyecto del CNI pasa “dividir al
independentismo”. Obviamente. La encuesta ha “salvado” a ERC y por otros tres
meses, seguirá siendo el “primer partido de oposición” en Cataluña. Pero
Junqueras haría bien en no olvidar que, hoy, su partido es el que más problemas
tiene de todos los catalanes.
5) La competencia por el voto castellanoparlante se está saldando
a favor de Vox que obtendría entre 13 y 14 escaños mientras que el PP se
quedaría con 12-13. Así pues, el “sorpasso” se
ha convertido en una realidad en Cataluña. De hecho, para el electorado
catalán es un misterio lo que propone el PP y, ni siquiera se entiende porqué
su personaje más conocido, García Albiol, no asume el liderazgo de la formación.
En cualquier caso, hay que reconocer que Vox se ha convertido en el primer
partido en intención de voto de los castellanoparlantes y que le están llegando
votantes del PSC a la vista del desastre de los municipios gobernados por
socialistas y del contraste entre las cifras oficiales de delincuencia y la
impresión de la calle.
6) En Cataluña se cumple la misma tendencia que en el resto de
España: a la izquierda del PSC solamente hay desmoralización, pérdida de votos
y resultados cada vez más escuálidos. Comuns y
CUP se han convertido en máquinas de perder votos a causa de su posición ante
el problema de la inmigración y no hay esperanzas de que puedan recuperarse.
Los “nuevos catalanes”, recién nacionalizados, no están dispuestos a votarles y
optarán por votar a quien les da los subsidios, esto es, a los socialistas.
EL RIESGO INDEPENDENTISTA DEFINITIVAMENTE CONJURADO
Las declaraciones Oriol Junqueras propagando el bulo de que AC =
CNI parecen olvidar que existen otros muchos factores que han desarbolado
absolutamente al independentismo. Vamos a intentar
resumirlos:
1) El fracaso del “procés” hizo que, además de los tres partidos
independentistas, aparecieran media docena de siglas nueva surgidas del árbol
caído. Asociaciones independentistas se creyeron
en la obligación de hacer su interpretación del fracaso y acusar a las
direcciones de ERC y de Junts de no “haber hecho los deberes”, ni hacer actuado
con suficiente valentía. Por una parte, la Asamblea Nacional de Cataluña
se ha destacado siempre en actitudes maximalistas, ajenas por completo a la
pérdida de fuerza social del independentismo. Otro tanto ha hecho Omnium
Cultural. No hace ni un mes, Toni Comín, uno de los miembros del PSC que,
en un mal cálculo se integró en ERC, fundó el Moviment d’Esquerres de
Catalunya, formado por “independentistas, republicanos, ecologistas y
feministas, (…) liberales de izquierda y socialdemócratas (…) “propugna una
política honesta al servicio del bien común” y apuesta por “un futuro
más libre, equitativo, feminista, ecologista y solidario”… Todos vacíos estos
tópicos están repetidos por el “fundador” (y único miembro conocido) que, por
lo demás, está viviendo en el autoexilio desde 2017. Y, para colmo Acció per
la República, fundada en 2019 por Ferran Mascarell (y del que se conocen
media docena de nombre). Sin olvidar a Clara Ponsati y su movimiento Alhora
creado en 2024 con la intención de presentarse a las elecciones catalanes y que
quedó con un 0’4%. En la pequeña historia del cada vez más pequeño
independentismo catalán, Junts ha podido alardear esta semana de “haber
integrado dos partidos”… el de Toni Comín y el de Mascarell: es decir 0 + 0. No
ha sido, por tanto el CNI el que “crease” AC, sino que la existencia de AC y de
otras cinco siglas indepes es el resultado del estrepitoso fracaso del “procés”.
2) Obviamente, para quienes han detentado las riendas de la
gencat, responder a cómo Cataluña es en estos momentos, una de las regiones más
islamizadas de Europa, es una cuestión difícil de explicar y esto, por sí
mismo, hace que la ciudadanía niegue su voto a los que desde 1990 se erigieron
en los principales valedores de la inmigración magrebí (luego vinieron los
subsaharianos y más tarde los andinos). Pero
mucho más difícil de explicar es la persistente negativa a reconocer lo que en
la calle se percibe una certidumbre: que la inseguridad y las okupaciones, los
delitos y robos con violencia están en más de 2/3 partes protagonizadas por
nacidos fuera de España o por hijos de nacidos fuera de España. Y los problemas
no pueden resolverse sin una etiología clara. Y en Cataluña estos problemas
empiezan a ser insoportables para sectores cada vez más amplios de la
población. Junts y sus “nuevo partidos integrados” que llevan más de ocho años
en Bruselas no llegan ni remotamente a entender qué el paisaje catalán ha
cambiado. Si lo entendieran, a lo mejor serían capaces de explicar porqué
Silvia Orriols, sin apenas medios, sin ecos mediáticos, “apestada” en el
Parlament, denostada por Illa hasta la histeria, se ha convertido en la verdadera
oposición independentista.
3) En el último 11-S, a pesar de las cifras optimistas, lo cierto
es que cundió el desánimo más absoluto: de los “dos millones” que alardeó TV3
en 2007, no han quedado más de 25.000 indepes. Las dos cifras son falsas: y hay
que contar a la baja, pero la primera, además de errónea, es fantasiosa. De no contar con el apoyo de TV3 y de Catalunya Radio, el
independentismo estaría todavía más bajo de lo que está. De hecho, en Cataluña,
nadie, salvo los adictos a estos medios se acuerdan a quien era un tipo, bastante
ridículo y no particularmente inteligente, que metió a su partido y a ERC, en
el “procés” y hoy sobrevive en Waterloo sin muchas ganas de regresar a Barcelona
y mucho menos de afrontar sus errores frente a su electorado y sus culpas
frente a la justicia. El gran miedo de Puigdemont es volver a una Cataluña y
obtener un número de votos similar al del PP e inferior a Vox: y no
tiene la más remota idea de cómo salir del entuerto en el que él solo y sin
ayuda de nadie se ha metido. Creyó en Sánchez y Sánchez le engañó, no una sino
innumerables veces. Hoy, cuando ya no cree que de Sánchez pueda llegar nada
bueno, los quedan bajo su sigla le impulsan a que rompa con él, pero los
votantes que aún le son fieles, le inducen a que siga bajo la férula del sanchismo…
Y no hay salida. A diferencia de otros, Puigdemont no ha aprovecha en el exilio
dorado para estudiar y concluir alguna de las muchas carreras en las que se
matriculó de joven y que no pasó del primer curso. Se ha limitado a que su
mujer, Marcela Topor, rumana y pitonisa, cobre de la diputación de Barcelona,
propietaria de la Xarxa Audiovisual Local, 7.000 euros al mes por un programa semanal
de 30 minutos (casi clandestino y cuya audiencia no debe pasar de unos pocos
cientos de personas). El mantenimiento del programa, se dice, fue negociado en
el último encuentro entre Illa y Puigdemont (el PSC controla la diputación…).
4) Las posibilidades de reavivar el independentismo catalán son
hoy igual a cero. Los militantes independentistas
que “dieron el cayo” en 2016-2019, están cansados de activismo y de que no
sirviera para nada. Su impresión es que los líderes no calcularon bien las
posibilidades y exageraron su voluntad de “llegar hasta el final” y de “recibir
solidaridad de la UE”. Y ese es, justamente, el problema del independentismo:
que sus “líderes”, Junqueras y Puigdemont ¡son los mismos! Y que no han dejado
que nadie les exija cuentas de su fracaso. De ahí el éxito de Silvia Orriols:
no está comprometida con el desastre desmoralizador que supuso el 1-O. Lo
cierto es que la asistencia al pasado 11-S reveló la crisis profunda en la que
se encuentra este sector político y que tiene raíces profundas.
5) El “nacionalismo” es el resultado de la segunda revolución industrial en donde las burguesías “nacionales” tomaron conciencia de su peso económico-social y quisieron asumir las riendas del poder político para que mayor beneficio de sus negocios. Esto coincidió en España con la crisis finisecular del 98 y antes con el final de las Guerras Carlistas de cuya decepción surgieron los nacionalismos catalán y vasco, que dejaron atrás el foralismo carlista y se lanzaron a transformarlo en nacionalismo. Pero el problema es que hoy estamos en la cuarta revolución industrial. Lo que ha sido fuerte durante la segunda revolución industrial, mantuvo su inercia durante los años del franquismo argumentando su ausencia por razones de “clandestinidad” y eso le permitió llegar a la “transición” sin el desgaste que hubieran supuesto 40 años de presencia política. Era durante los años de la segunda revolución industrial (desde principios de siglo hasta 1936) cuando el independentismo constituía un peligro: las burguesías catalana y la vasca, seguían siendo hegemónicas en sus respectivas áreas… pero, ahora, en la cuarta revolución industrial, ya no existe una “conciencia nacional” en ese grupo social que tiende -véase el caso del clan Pujol- ha invertir su dinero ¡fuera de España y, por supuesto, fuera de Cataluña! A falta de un grupo social de respaldo a la idea independentista, ésta se apoyó en intelectuales de izquierdas, clase media y poblaciones rurales, justificando su deseo de secesión en el “Espanya ens roba” y reduciendo el “factor diferencial” a la lengua obligatoria en la enseñanza y por eso reducida a las horas lectivas. Pero eso es muy poco: lo primero es de difícil demostración y lo segunda choca con la realidad de que el castellano es una de las lenguas más habladas y de mayor expansión, mientras que el catalán, a pesar de todos los decretos, leyes, normas e incumplimientos de sentencias, retrocede más y más, a razón de un punto cada año. En estas condiciones, no es que falten razones para la independencia, es que ni existe fuerza social suficiente para apoyarla, ni hay posibilidades de que crezca en el futuro.
Si unimos esta última razón “objetiva”, a las cuatro anteriores,
entenderemos porqué el independentismo está en crisis y porqué se están
produciendo:
- los trasvases de votos de ERC, Junts y CUP a AC.
- las “alianzas” de individuos que dicen tener partidos detrás, pero que son solo siglas huérfanas de votos y de afiliados.
- los ataques histéricos a los nuevos partidos por parte del viejo stablishment indepe, que llegan después del muro del silencio de TV3.
- la respuesta catalanoparlante a la inmigración entregando el voto a AC
- la respuesta castellanoparlante en Cataluña a la inmigración entregando el voto a Vox
- el “sorpasso” de Vox al PP, anticipo en Cataluña de que ocurrirá en una o dos legislaturas en todo el Estado.
- el que, a poco de gobernar Illa, empezara a perder votos, tanto él como sus socios; y ese pérdida se aceleras en cuanto aprobaba medidas para satisfacer y atraerse a electores indepes…










