Me levanto y,
antes de ponerme a trabajar veo -en el retrete, por supuesto- las noticias del
día. No hay ninguno dominante (lo del volcán estará presente durante mucho
tiempo y lo del “récord” alcanzado por el precio de la luz será el pan de cada
día durante meses) y, si bien es cierto que me ha sorprendido la última
declaración “indigenista” de Bergoglio o la reconciliación en el clan de los Pantoja,
optó por comentar, en tono menor, tres temas: una encuesta realizada en
Cataluña sobre el “procés”, una idea lanzada por Marina Le Pen que debería ser
recogida en toda Europa y, finalmente, una noticia que no aparecerá en los
medios de comunicación sobre el colegio en el que estudié de 1957 a 1968…
EL 75% DE LOS
CATALANES OPINA QUE EL “PROCÉS” FUE UN FRACASO
Hoy se conmemora
el 4º aniversario del malhadado seudoreferéndum convocado por Puigdemont “el
aventurero” y sus mariachis “indepes”. Aquello fue algo peor que un referéndum
frustrado: fue una payasada, como lo había sido el anterior convocado por Artur
Mas. Una historia interminable. No creo ser muy duro calificando aquello de “payasada”:
de hecho, fue una triple payasada.
En primer lugar,
dando por sentado cuál sería el resultado de la consulta, el “parlament” ya
había aprobado “leyes de desconexión” con el Estado, los medios de lavado de
cerebro de la gencat llevaban más de un lustro insistiendo en el “derecho de
autodeterminación” y ni siquiera la propaganda acumulada favorable a la gencat
había decantado el voto a favor del sí a la independencia. La segunda payasada
consistía en pensar que, si la consulta daba el resultado de 50,01% a favor del
sí a la independencia, contra un 49,99% en contra, ese porcentaje legitimaba a
la gencat para declararse independiente, seguir como si nada en la UE y, tan
amigos. Nadie en la gencat pensó que, en aquellos momentos, con la mitad de
ciudadanos de Cataluña en contra de la independencia, la viabilidad de una
nación partida por gala en dos, era altamente improbable. La tercera payasada
consistía en haber construido un argumentario de chichinabo en todos los terrenos,
incluido el económico, cuyo punto álgido era la convicción de que una Cataluña
recién escindida de un Estado-Nación y a las bravas, seguiría siendo “miembro
de la UE”… Por todo ello, entenderán, que llame payasada a lo que no fue más
que una payasada de ilusos, aventureros, buscavidas, y tontos de baba.
Bien, eso es
agua pasado y hoy ya nadie se acuerda de aquel 1º de octubre de 2017 (yo andaba
por Budapest, teniendo muy claro lo que iba ocurrir en mi tierra: nada). Pero,
Metroscopia lanza ayer una encuesta y dice: “El 75% de los catalanes opina que
el “procés” fue un fracaso”. Yo no fui consultado, pero estoy en ese porcentaje
que corresponde al de gente que ve el sol y dice, "coño, es de día"; ve la luna y dice, "esto es noche". Como quien ve una colilla y dice “aquí han fumado”. Parece
lógico, y hasta aquí, normal. El problema viene cuando nos planteamos “¿y qué
opina el 25% restante?”. ¿Qué fue un éxito rutilante? ¿Qué fue, como nosotros,
no sólo un fracaso, sino, además, una payasada impropia del “seny” catalán?
La encuesta nos
aclara que esta cifra del 75% es la media, pero que está desigualmente distribuida
en los partidos. Y así sabemos que la convicción de que fue un fracaso está
presente entre los votantes de todos los partidos en proporciones superiores al
50%... ¡salvo en JxCat en el que más del 50% creen que el “procés” ha
triunfado! En CUP el 42% piensan que fue un fracaso y en ERC el 48%... En el
resto de partidos, de derechas y de izquierdas, no específicamente indepes, el
porcentaje de fracasos está sobre el 90-99%, incluido el PSC y los podemitas
regionales.
Esto indica que el
mundo independentista, es el que integra en solitario prácticamente ese 25% de
gente que considera que el procés fue un exitazo de narices. Bueno, pues es ese
25% de chalados que ni siquiera son capaces de ver la realidad de manera
objetiva, el que gobierna la gencat. No les extrañe si un buen día cualquiera
de sus capitostes les saluda con un “bona nit”, justo cuando acaba de salir el
sol.
Un “éxito
político” se define cuando se han alcanzado los objetivos propuestos. “Fracaso”
es cuando te has quedado a más o menos distancia. Desde principios del milenio,
Carod-Rovira propuso la fecha de 2014 como “año de la independencia” (el 300
aniversario de la caída de Barcelona en manos borbónicas y de rendición de sus
defensores austriacistas, esto es partidarios de un titular austríaco para la
monarquía española). Vamos por el 2021. Solo eso.
UNA IDEA DE
MARINA LE PEN PARA TODA EUROPA:
REFERENDUM SOBRE LA INMIGRACIÓN
La idea ha sido
lanzada en la antesala de la campaña electoral para las elecciones
presidenciales francesas que tendrán lugar el año que viene. Marine Le Pen no
va a ser la única candidata anti-inmigración, habrá otros (incluido Erik Zemour,
intelectual de origen argelino) y en su caso, el éxito sería llegar a la
segunda vuelta y mejorar las posiciones que obtuvo en la anterior elección
presidencial.
Las cosas están
yendo muy mal en Francia: además de atentados yihadistas, el ciudadano medio va
viendo cómo el país se reduce cada día más. Las autoridades republicanas ya no
tienen peso, influencia, poder, ni siquiera fiscal o coercitivo, en cada vez
más barrios franceses: allí gobiernan las mafias, las bandas étnicas, los
grupos de delincuentes y la policía ni siquiera puede entrar en esos barrios,
so pena de desencadenar disturbios históricos. Así pues, Macron (o, más bien, Micron) un mequetrefe
político, construido a prisa y corriendo para afrontar en las anteriores
elecciones presidenciales a Marina Le Pen, ha optado por replegarse y procurar
que los medios pasen de soslayo los disturbios y el hecho de que la casi
totalidad de delincuencia en Francia procede de “grupos halógenos”. Algo que,
por lo demás, es del dominio público.
Si por el
ciudadano medio fuera, Europa sería como la ha visto siempre: pero el ciudadano
medio de la “Unión Europea” es como una mierda, pero sin el “como”. Está
obligado a pagar y callar. Lo que cuenta es la legislación europea y ésta hace
prácticamente imposibles las expulsiones y el control de entradas. Y llama la atención, sobre todo
cuando viajamos a EEUU, Canadá, Australia, en donde el ciudadano europeo, poco o nada conflictivo, debe de mostrar visado (en EEUU, incluso aunque solamente sea
de paso y no salga de la zona internacional del aeropuerto) y responder a
decenas de cuestiones a los aduaneros, llegar provisto de seguro médico,
billete de retorno, dejar las señas en donde uno se va a albergar y demostrar
que lleva encima dinero para la estancia. Sin embargo, es usted yihadista,
llega a Europa y aquí hay vía libre y, además, lo tiene todo pagado.
En la UE falla
algo y quienes fueron artífices después de la conferencia de Maastricht del “espacio
único europeo” deberían ser juzgados por “crímenes contra Europa” y condenados
de por vida a trabajos forzados. Porque si Europa no puede expulsar inmigrantes
ilegales y está obligado a sostenerlos de por vida, es gracias a la legislación
europea y a la interpretación que las izquierdas humanistas y las derechas
globalizadoras hacen de esa legislación.
Dice Marina Le
Pen: hay que someter a voto lo que quiere el pueblo europeo en materia de
inmigración. Y sabemos lo que quiere que no es, precisamente, lo que quieren
las élites mundialistas, ni la izquierda marciana. Dice Marina Le Pen que “los
extranjeros que cometen delitos graves deben ser expulsados”. Natural. Y
aquellos a los que se les tocó la nacionalidad en una tómbola y cometen delitos
deberían ser, privados de nacionalidad, y al segundo delito retornados a su
país de origen. Y todo así. Si el Estado existe todavía debe ejercer su
autoridad, un Estado que no ejerce autoridad, sino que se limita a crujir a
impuestos a las clases medias para comprar la paz étnico-religiosa-social a
base de subsidios, no es Estado sino una ONG, como todas, dirigida por
mangantes y (¿para qué nos vamos a engañar?) simples chorizos.
Sí, ya sé que
Marina Le Pen ha lanzado esta idea para poner tierra por medio a la candidatura
de Zemour, pero la idea es buena y en nuestras latitudes alguien debería asumirla
y empezar la recogida de firmas. ¡ESTAMOS TARDANDO!
LA NUEVA
CHAPA DE MI COLEGIO:
“GENCAT 1936”, HOMENAJE AL EXPROPIADOR
No guardo muy
buen recuerdo del colegio de los Escolapios de la calle Balmes. Mis padres me
iban a enviar a los salesianos del barrio (el Ensanche), pero llegaron tarde a
matricularme y, por casualidades de la vida, acabé en un colegio donde
empezaba el barrio de Gracia. Hice pronto amigos, así que no me importó mucho.
El problema vino cuando a mediados de los años 60 el clima del cole cambió.
Todos los curas que tuve -salvo el padre Valls y el padre Entralgo, y un par más- fueron a parar al PSUC y participaron en aquella manifestación de sotanas en
1966. Diez años después, prácticamente todos los escolapios de aquella época ya habían abandonado la orden. Uno de ellos, Jaume Botey, llegó a ser
secretario general del PSUC-Viu y ocupó varios cargos por Iniciativa per
Catalunya. No lo recuerdo ni como un gran pedagogo, ni siquiera como un profesor notable. Daba clases de religión y las daba mal. Afortunadamente, en el cole había profesores laicos, con varios de los cuales
seguí manteniendo relación al acabar los estudios y que me enseñaron
mucho: Corral, Billar, Manzano, Moreno, Plens, Blanco, Perucho, Álvarez, etc, etc, etc.
Lo curioso de
aquel cole es que, una vez iniciada la guerra civil, fue incautado por las
gencat de Companys. En la puerta de acceso, cada mañana, al entrar en el cole,
pasaba debajo del “Ave María” esquematizado. Me parecía normal, a fin de
cuentas, era un colegio religioso (a pesar de que nunca, en pleno franquismo,
recibí una especial enseñanza religiosa e, incluso, en 1967, una de las dos
clases de religión semanales era aprovechada para dar “clases de catalán”, sí,
esa lengua “prohibida” durante el franquismo…).
Hará unos años,
el último escolapio que quedaba en el centro, el padre Tort, ejercía así mismo
de rector. Era la última noticia que tuve del que fuera mi colegio. Hasta ayer,
cuando estuve en BCN con un amigo que me comentó las últimas novedades del
centro. El emblema de los escolapios bajo el que pasé durante más de 10 años,
había sido picado y destruido ¡para recuperar el emblema de la gencat, esa tortilla con pimientos, que se colocó
durante la guerra civil después de la incautación! Sin olvidar, por supuesto,
que durante ese período fueron asesinados no pocos escolapios catalanes por los "incontrolados de Companys". Así que, los escolapios, además
de cornudos, apaleados: y ahora la historia hemipléjica nos recuerda que aquel
centro fue de la gencat, pero evitar decir que fue una incautación y que los
faieros fusilaron a cuantos escolapios pillaron con el vist i plau de Companys.
* *
*
Y, ahora es el
momento de levantarme de mi retrete y dedicarme a cosas más serias. ¿Quiere un
consejo? Nunca opine de política, le bajarán las defensas inmunológicas, se
aburrirá y, además, no sirve para nada, salvo para dejar constancia de que
usted es un Anarca (esto es, que huye del pensamiento masificado).