Como ya hemos indicado,
desde el momento mismo en el que el KPD tuvo conocimiento del incendio del
Reichstag, distribuyó panfletos denunciando que habían sido las teas de las SA,
dirigidas por Göring las que habían alumbrado el fuego. Era evidente que, en ese
momento (recuérdese el testimonio de Jean Valtin) el KPD no podía disponer de
datos objetivos sobre la paternidad del fuego. Si para Hitler, Göring y
Goebbels, el acto solamente había podido nacer en los laboratorios comunistas,
para los bolcheviques, una acción de este tipo solamente habría sido posible
porque los nazis hubieran inducido a Van der Lubbe a cometer el atentado y lo
hubieran ayudado físicamente. ¿En qué se basaban? Simplemente en el principio
de toda investigación criminal: “¿a quién beneficia el crimen?”. Si se hubieran
detenido aquí, su razonamiento hubiera podido ser muestra de un deseo de llegar
a la verdad, pero el problema fue que en los días siguientes e incluso años
después, apoyaron esa teoría con toda serie de razonamientos y documentos
completamente falsos. Su defensa no se basó en datos objetivos, sino en el odio
ideológico del bolchevismo hacia el nacionalsocialismo. Cuando se produjo el
desplome del III Reich en 1945, esta segunda versión, la de la autoría nazi,
pasó a ser considerada como la verdadera hasta el punto de que un juicio
posterior eximió a Van der Lubbe de cualquier responsabilidad en el fuego, a
pesar de que no existe absolutamente ningún testimonio capaz de desmentir su
primera declaración y el rigor con el que describió la forma en la que realizó
el incendio, imposible de conocer si no hubiera participado activamente en él.
Sin embargo podemos
establecer que existen dos líneas en las que se responsabiliza a la dirección
del NSDAP de haber ideado el incendio del Reichstag: la línea bolchevique de la
que Dimitrov y Willi Münzenberg eran los principales propagandistas y
difusores, y lo que podríamos llamar la “línea ocultista” que unía diversos
episodios reales o inventados que no tenían nada que ver entre sí, situando al
“mago Hanussen” en el centro de la trama y asegurando que éste era el motivo
por el que su cuerpo había aparecido sin vida. Veamos lo esencial de cómo
discurrieron ambas trayectorias que actuaron y actúan a modo de pinza contra el
gobierno de Hitler.
La “línea bolchevique” se
basaba en que el atentado era una operación false
flag (a pesar de que el término
todavía no se utilizaba) realizado por las SA para responsabilizar a los
comunistas, lo cual tenía como consecuencia, tal como apunta Arthur Koestler:
“[el que la absolución] implicaba una acusación contra los verdaderos
instigadores del acto. Los hechos que salieron a la luz durante el juicio, pese
a los esfuerzos del tribunal por ocultar la verdad, indicaban claramente que
los propios nazis habían incendiado el Reichstag, como un pretexto para
disolver los partidos izquierdistas e instaurar un régimen de terror” (1). Ante lo que cabe decir: que “los hechos que
salieron a la luz durante el juicio” fueron la autoría de Van der Lubbe y la
extrañeidad de Dimitrov, Togler y sus compañeros, seguida de la absolución, tal
como se espera en un proceso legal en el que hay falta de pruebas contra los
acusados. Y, por supuesto, absolutamente ningún elemento que apareció durante
el juicio llevó a sospechar que los autores pudieran ser miembros del NSDAP–OP
o de las SA. Koestler, en este sentido, se muestra contaminado por la
propaganda bolchevique que él mismo contribuyó a difundir.
Unas páginas más adelante,
Koestler dedica unos párrafos a Willi Münzenberg: “Willi –explica el escritor–
era la eminencia gris y el organizador invisible de la cruzada mundial
antifascista. Había huido de Alemania la noche del incendio, había establecido
su cuartel general en París y había iniciado su campaña: una proeza única en la
historia de la propaganda. Primero fundó la Comisión Mundial de Ayuda a las
Víctimas del Fascismo Alemán (2), con ramificaciones por toda Europa y América.
Operaba bajo la tapadera de una organización filantrópica y contaba en cada
país con miembros sumamente respetables, desde duquesas británicas hasta
columnistas estadounidenses, sabios franceses, que nunca habían oído el nombre
de Münzenberg y creían que la Komintern era un duende inventado por el doctor
Goebbels. Esa Comisión Mundial, con su galaxia de celebridades internacionales,
se convirtió en el eje de la cruzada. Se puso especial cuidado en que ningún
comunista –salvo unos pocos nombres conocidos a escala internacional como Henri
Barbusse y J.B.S. Haldane– se relacionara públicamente con dicha comisión. Pero
la secretaría de París que gobernaba la comisión estaba compuesta por una
camarilla puramente comunista, dirigida por Münzenberg y controlada por la
Komintern. Al principio tenía sus oficinas en la rue Mondetour, cerca de Les
Halles y luego en el número 83 del boulevard de Montparnasse. Münzenberg
trabajaba en un gran despacho en la sede la Comisión Mundial, pero nadie de
fuera supo nunca de su existencia. Tan simple como eso” (3).
¿Quién era Willi Münzenberg?
Sin duda uno de los más hábiles propagandistas del Komintern. Un funcionario
del KPD, tras ser miembros del SPD y pasar en 1914 a la USPD, trasladado al
aparato internacional, primer presidente de la Internacional Comunista de la
Juventud (1919–20), luego fundador de la Ayuda Internacional de los
Trabajadores (1921). En 1924 fue elegido miembro del Reichstag por el KPD,
cuando ya se había transformado en un técnico en las tareas de propaganda. En
1924 lanzó el Arbeiter Illustrierte
Zeitung, considerado como uno de los mejores periódicos ilustrados de
Alemania. A mediados de los 20 lanzó la Defensa Sindical Internacional y creó
distintas organizaciones de pantalla para enmascarar sus actividades. La
policía alemana bajo Weimar trataba a este grupo de empresas, asociaciones
internacionales, aparentemente no comunistas pero de las que nadie dudaba que
trabajaban para Moscú como “Grupo Münzenberg”. Su mayor éxito sin duda, cuyos
frutos todavía siguen vigentes hoy, fue la celebración en Londres de un juicio paralelo
al de Leipzig contra los acusados de incendiar el Reichstag. Hoy se reconoce
que casi todas las pruebas presentadas en dicho juicio paralelo fueron
fabricadas (esto es, falsificadas) por el “Grupo Münzenberg”. En este juicio se
decidió que los nazis habían sido los autores del incendio y las conclusiones
fueron publicadas en dos textos que tuvieron una extraordinaria difusión: el Libro Pardo del incendio del Reichstag y del
terror de Hitler y el Segundo Libro
Pardo del incendio del Reichstag. Ambos libros fueron considerados por la
izquierda e incluso por demócratas de buena fe como las verdaderas pruebas de
la paternidad nazi del incendio hasta que el historiador Fritz Tobias desveló
que la inmensa mayoría de “pruebas” eran pura falsificación y así lo desveló en
un libro (4) que, a pesar del peso de los testimonios recogidos, aún hoy siguen
ignorando algunos historiadores.
El libro fue publicado sin
firma por la Comisión de Ayuda a las Víctimas del Fascismo Alemán con una
introducción de Lord Marley. Se incluía una lista de campos de concentración y
de estadísticas de detenidos políticos y víctimas que habían sido improvisadas
por el “Grupo Münzenberg” desde París a la vista de falta de datos concretos y
de la interrupción de comunicaciones con la mayoría de células del KPD. Pero la
parte más sorprendente era lo que define Koestler como “la historia completa
desde dentro del incendio”. Dice Koestler: “[se comenzaba] con una biografía
detallada de Lubbe, investigada por el Apparat
en los Países Bajos, sus contactos con los círculos homosexuales en torno
al líder de los Camisas Pardas (5), al capitán Rohem, y terminado con una
convincente descripción de cómo los incendiarios penetraron en el Reichstag a
través del túnel subterráneo. Se citaba el nombre de varios participantes
directos en la acción: el conde Helldorf y los líderes de las SA Heines y
Schultz”… Koestler en aquel momento era todavía fiel al partido, si bien
empezaba a tener dudas y había demostrado en sus memorias que ya era un
comunista algo mundano., pero no puede evitar añadir en el párrafo siguiente:
“Todo esto se basaba en retazos de información aislados, deducciones,
especulaciones y descarados faroles. La única certeza que teníamos era que
algunos círculos nazis habían urdido de algún modo el incendio del Reichstag.
Todo lo demás eran disparos a ciegas. Sin embargo, dieron en el blanco. Al cabo
de pocas semanas, el Libro pardo se
había traducido a diecisiete idiomas y circulaban millones de copias. Se
convirtió en la Biblia de la cruzada antifascista…”, una cruzada, basada, en
“faroles, disparos a ciegas, especulaciones” y la convicción de que el NSDAP
era el enemigo jurado del KPD. El autor de la falsificación había sido el brazo
derecho de Willi Münzenberg, Otto Katz (a) “André Simon” que acabaría siendo
ahorcado en la última purga de Stalin en 1952 (6).
Todo esto no impidió que
Münzenberg fuera llamado a Moscú tras ser expulsado del KPD al dar muestras de
desviacionismo. Sus últimos servicios al stalinismo fueron en España en la
organización de las Brigadas Internacionales. De la misma forma que él se había
mostrado diestro en la falsificación de documentos, el KPD falsificó otros en
los que demostraba su traición. Münzenberg se negó a acudir a Moscú sabiendo
que le esperaba un final similar al de otros presuntos o reales disidentes. En
París fundo Die Zukunft que se
publicó hasta la invasión alemana. Daladier lo encarceló en Chambarán y allí
conoció a otro comunista que lo convenció para fugarse. Su cadáver apareció el
21 de octubre de 1940 en el bosque de Caugnet: oficialmente se había suicidado,
aún se duda si el comunista que le indujo a la fuga era miembro de la NKVD de
Beria y se encargó de ejecutar la sentencia de muerte a la que había sido
condenado desde Moscú. El intoxicador profesional (y la mayoría de su “Grupo”),
finalmente, había probado su propia medicina (7).
La otra línea, la que hemos
llamado “ocultista” tiene como protagonista al “mago Hanussen” y ha sido
frecuentemente citada en libros de muy modesto contenido destinados a demostrar
que Hitler y la cúpula del NSDAP estaban ganados por el ocultismo.
Habitualmente se trata de obras muy poco escrupulosas difundidas entre un
público aún mucho menos exigente. Básicamente esta línea quiere explicar la
muerte de Hanussen afirmando que tuvo una visión en la que eran los propios
nazis quienes incendiaban el Reichstag. Cuando el incendio se produjo, para los
dirigentes nazis era necesario borrar la “pista” que constituía Hanussen y sus
visiones en estado de trance… No hay, por supuesto, ningún historiador de prestigio
que acepte esta teoría que, sin embargo, por canales completamente diferentes a
las de la “línea bolchevique”, sigue reptando como una “serpiente de verano”
ochenta años después de que el Reichstag ardiera.
En la noche del 25 al 26 de
febrero de 1933, el periodista Paul Marcus, corresponsal de La Hoja de las 12, asistió en Berlín a
un espectáculo de magia y mentalismo protagonizado por Hermann Steinscheneider
(a) “Erik Jan Hanussen”. Sus espectáculos causaban admiración en el Berlín
mundano de principios de los años 30 y disponía de una clientela selecta que le
pagaba generosamente sus predicciones realizadas en estado de trance hasta el
punto de que había abierto su propio teatro en la Lietzenburgerstrasse, el
Palacio del Ocultismo.
La noche en la que se
encontraba presente Marcus, Hanussen hizo subir al escenario a la actriz María
Paudler a la que hipnotizó. Solía hacerlo para que en estado de trance
realizara predicciones sobre acontecimientos futuros. Y pronto, la actriz
empezó a relatar sus visiones: "Veo campos benditos.
Alemania es feliz. Los alemanes aplauden a su líder... Pero él
aún tiene enemigos que intentan un último golpe pero su resistencia será
inútil...", añadiendo tras una vacilación, "¿Qué sucede?... Oigo
disparos... La gente grita...", refirió la actriz, poniendo en pie a parte
del público. "¿No hay fuego?", preguntó, sugerente, el adivinador.
"Sí, todo está en llamas... Veo el
edificio de Wallot", respondió ella, en clara alusión al
edificio del Reichstag, diseñado como hemos visto por el arquitecto Paul
Wallot. "Los criminales están en los
talleres... Son los comunistas...". Y cayó desmayada entre
aplausos frenéticos de los asistentes. Marcus, a la vista de lo que había sido
el espectáculo redactó el artículo que se imprimió para la edición del día
siguiente. Ni el periódico era muy importante, ni en aquellos momentos, salvo
el círculo de incondicionales del ocultismo, Hanussen gozaba de un prestigio
particular.
En 1951, el propio Marcus recordó
aquella noticia intrascendente cuando se comentaba que Hanussen lograba sus
predicciones recibiendo confidencias obtenidas mediante borracheras y sobornos,
lo que implicaba que si a través de la actriz Maria Paudler había dado la
noticia del incendio del Reichstag era porque alguno de sus amigos de las SA o
del NSDAP–AO, le habían hecho la confidencia de que estaban a punto de
incendiar el Reichstag. Marcus añadió en esa tardía fecha que al día siguiente
Hanussen llamó al director de La hoja de
las 12 para pedir por favor que no se publicara la noticia. La dirección
del periódico se limitó a recortarla y borrar numerosos detalles de la
predicción. En cuanto a la actriz, María Paudler, en sus memorias publicadas
tras la guerra, en la misma época en la que Marcus reavivaba el asunto,
sostenía que, efectivamente cayó en un trance provocado por Hanussen y vio
llamas atribuyendo a Hanussen el resto del relato (8). El 25 de marzo de 1933
Hanussen había nacido en Viena en
1889 y era de origen judío a pesar de que afirmaba ser miembro de la
aristocracia danesa. Se conocen los nombres de sus padres: Siegfried
Steinscheneider, actor y bedel de la sinagoga vienesa y Julie Kohn,
cantante. Fue a principios de los años
20 cuando Hanussen empezó a realizar espectáculos de mentalismo a los que
asistían personalidades de relieve en la sociedad alemana. Su origen judío era
un secreto a voces por lo que parece difícil que pudieran, como se ha dicho,
interesarse por él y confiar en sus servicios, prominentes miembros de las SA y
del NSDAP. La leyenda cuenta que Hanussen conoció personalmente a Hitler y le enseñó las
técnicas de control de masas, la utilización de gestos y de pausas en los
discursos para ganar la atención del público. Sin embargo, no se aporta ninguna
prueba al respecto y cuando Hitler empieza a destacar como orador de masas,
hacia 1921, todavía Hanussen es poco conocido así que es difícil que se
conocieran y ningún historiador serio ha admitido que jamás se produjera un
encuentro entre ambos.
Fue a partir de 1928 cuando se
convirtió en una celebridad, reuniendo fondos suficientes lanzar una revista de
astrología y adivinación, Hanussen
Magazine y el Bunte Wochenschau,
revista de información quincenal que incluía amplios espacios dedicados a la astrología
y también tuvo recursos para abrir su Palacio del Ocultismo. El santo de los
santos del local era una gran mesa circular. Los asistentes colocaban sus manos
sobre el vidrio con símbolos iluminados desde abajo, las luces de la sala se
atenuaban y en ese clima inquietante, Hanussen realizaba sus predicciones y
leía el futuro a los asistentes.
Todavía no se ha resuelto el
misterio de su asesinato poco después del incendio del Reichstag, el 25 de
marzo de 1933, sin embargo, en aquel momento nadie relacionó su muerte con el
episodio. En la postguerra, como hemos visto, Paul Marcus reavivó el tema y se
sugirió la posibilidad, no ya de que Hanussen hubiera contado con información
privilegiada procedente de altas esferas del NSDAP (algo, insistimos, muy poco
creíble en razón de su universalmente conocida ascendencia judía), sino de que
hubiera hipnotizado a Van der Lubbe para que éste cometiera el crimen (9) …
Ambas versiones se han repetido hasta la saciedad en libros poco escrupulosos,
habitualmente destinados a admiradores del ocultismo (10).
Fue en 1960 cuando todo este pastiche
ocultista que vinculaba a Hitler a sociedades secretas ignotas, cultos
extraños, espiritismo y sectas secretas alcanzó una difusión de masas con la
publicación de El Retorno de los Brujos
escrito por Louis Pauwels y Jacques Bergier (11). Esta obra fue la matriz a
partir de la cual, a modo de paradigma, otros muchos autores de mucha menor
envergadura y con tiradas mucho más modestas fueron reproduciendo las tesis,
los contenidos, las frases publicadas en él, aportando algunos materiales
reunidos poco escrupulosamente, o simplemente inventados. La Tercera Parte de El Retorno de los Brujos está dedicada
precisamente a las relaciones entre nazismo y ocultismo.
Es difícil –y excede del propósito de este
artículo– desmontar este orden de ideas. Baste decir que ni Hanussen era el
“mago de Hitler”, ni siquiera Hitler fue jamás un personaje particularmente
atraído por el ocultismo ni siquiera, como se ha dicho, por la teosofía
germánica, la ariosofía. De hecho, cuando Hitler llega al DAP, embrión del
futuro NSDAP, se preocupa ante todo de cortar los vínculos de esta organización
con la que había sido su matriz, la Logia Thule, rama bávara de un grupo
disidente de la Orden de los Germanos. También se ha dicho que Hitler perteneció
a la Logia Thule, si bien su propio fundador, el barón von Sebottendorf no
incluye su nombre en la lista de miembros de la logia (12).
NOTAS
(1) Op. cit., vol. III, pág. 145.
(2) Münzenberg se estableció en París
en 1933 desde donde fundó la Sociedad Mundial de Ayuda a las Víctimas del
Fascismo Alemán, uno de las “organizaciones de pantalla” del Grupo Münzenberg.
Kim Philby, fue reclutado para el espionaje soviético, precisamente, a través
de esta organización. Philby en los 30 años siguientes, trabajaría como agente
doble extrayendo datos del a inteligencia inglesa y sirviéndolos en bandeja
para el KGB. De Münzenberg se dijo que era agente de la GPU, la inteligencia
soviética.
(4) Fritz Tobias, The Reichstag Fire. Arnold J. Pomerans,
Nueva York: Putnam, 1960.
(5) Precisamente,
de este Libro Pardo, y no del proceso de Leipzig o de las investigaciones de la
Gestapo, salió la leyenda de la homosexualidad de Van der Lubbe. ¿Por qué esta
inclusión en el texto de intoxicación bolchevique? Simplemente porque esto
ayudaba a presentar a Van der Lubbe “en sintonía” con las SA, cuyo jefe, el
capitán Ernst Rohem, era un notorio homosexual.
(6) Los datos
sobre el Libro pardo han sido
extraídos de las memorias de Koestler, op.
cit., pág. 217 y sigs.
(7) La mejor biografía de Münzenberg accesible hoy a
los lectores en lengua inglesa (en español no hay nada de interés publicado
sobre él) es Willi
Münzenberg: A Political Biography, de Babette Gross, East
Lansing: Michigan State University Press, 1974.
(8)
Cfr. Artículo Steinschneider, el
'adivinador de Hitler' que predijo el incendio del Reichstag, http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/26/internacional/1361892847.html
(9) Así se dice
en Wikipedia, edición alemana: http://en.wikipedia.org/wiki/Erik_Jan_Hanussen
(11) La obra fue publicada en España
inicialmente por Plaza & Janés, pero actualmente puede consultarse on line http://www.bibliotecapleyades.net/retorno_brujos/retorno_brujos.htm
(12) Remitimos para los interesados en esta temática a la notable obra de Nicholas Goodrick–Clarke, The Occult Roots of Nazism: Secret Aryan Cults and Their Influence on Nazi ideology, New York University Press, Nueva York, 1985.
ENLACES:
Arde el Reichstag 2 – Llamas en el Reichstag
Arde el Reichstag 3 – La conspiración indemostrable
Arde el Reichstag 4 – Las elecciones de marzo de 1933
Arde el Reichstag 5 – Las modificaciones constitucionales
Arde el Reichstag 6 – El juicio, absoluciones y condenas
Arde el Reichstag 7 – Moscú miente y la mentir se institucionaliza
Arde el Reichstag 8 – Conclusión