martes, 12 de enero de 2021

Arde el Reichstag. Del 30 de enero al 5 de marzo de 1933 (6 de 6) – MOSCÚ MIENTE Y LA MENTIRA SE INSTITUCIONALIZA

 

Como ya hemos indicado, desde el momento mismo en el que el KPD tuvo conocimiento del incendio del Reichstag, distribuyó panfletos denunciando que habían sido las teas de las SA, dirigidas por Göring las que habían alumbrado el fuego. Era evidente que, en ese momento (recuérdese el testimonio de Jean Valtin) el KPD no podía disponer de datos objetivos sobre la paternidad del fuego. Si para Hitler, Göring y Goebbels, el acto solamente había podido nacer en los laboratorios comunistas, para los bolcheviques, una acción de este tipo solamente habría sido posible porque los nazis hubieran inducido a Van der Lubbe a cometer el atentado y lo hubieran ayudado físicamente. ¿En qué se basaban? Simplemente en el principio de toda investigación criminal: “¿a quién beneficia el crimen?”. Si se hubieran detenido aquí, su razonamiento hubiera podido ser muestra de un deseo de llegar a la verdad, pero el problema fue que en los días siguientes e incluso años después, apoyaron esa teoría con toda serie de razonamientos y documentos completamente falsos. Su defensa no se basó en datos objetivos, sino en el odio ideológico del bolchevismo hacia el nacionalsocialismo. Cuando se produjo el desplome del III Reich en 1945, esta segunda versión, la de la autoría nazi, pasó a ser considerada como la verdadera hasta el punto de que un juicio posterior eximió a Van der Lubbe de cualquier responsabilidad en el fuego, a pesar de que no existe absolutamente ningún testimonio capaz de desmentir su primera declaración y el rigor con el que describió la forma en la que realizó el incendio, imposible de conocer si no hubiera participado activamente en él.

Sin embargo podemos establecer que existen dos líneas en las que se responsabiliza a la dirección del NSDAP de haber ideado el incendio del Reichstag: la línea bolchevique de la que Dimitrov y Willi Münzenberg eran los principales propagandistas y difusores, y lo que podríamos llamar la “línea ocultista” que unía diversos episodios reales o inventados que no tenían nada que ver entre sí, situando al “mago Hanussen” en el centro de la trama y asegurando que éste era el motivo por el que su cuerpo había aparecido sin vida. Veamos lo esencial de cómo discurrieron ambas trayectorias que actuaron y actúan a modo de pinza contra el gobierno de Hitler.

La “línea bolchevique” se basaba en que el atentado era una operación false flag  (a pesar de que el término todavía no se utilizaba) realizado por las SA para responsabilizar a los comunistas, lo cual tenía como consecuencia, tal como apunta Arthur Koestler: “[el que la absolución] implicaba una acusación contra los verdaderos instigadores del acto. Los hechos que salieron a la luz durante el juicio, pese a los esfuerzos del tribunal por ocultar la verdad, indicaban claramente que los propios nazis habían incendiado el Reichstag, como un pretexto para disolver los partidos izquierdistas e instaurar un régimen de terror” (1).  Ante lo que cabe decir: que “los hechos que salieron a la luz durante el juicio” fueron la autoría de Van der Lubbe y la extrañeidad de Dimitrov, Togler y sus compañeros, seguida de la absolución, tal como se espera en un proceso legal en el que hay falta de pruebas contra los acusados. Y, por supuesto, absolutamente ningún elemento que apareció durante el juicio llevó a sospechar que los autores pudieran ser miembros del NSDAP–OP o de las SA. Koestler, en este sentido, se muestra contaminado por la propaganda bolchevique que él mismo contribuyó a difundir.

Unas páginas más adelante, Koestler dedica unos párrafos a Willi Münzenberg: “Willi –explica el escritor– era la eminencia gris y el organizador invisible de la cruzada mundial antifascista. Había huido de Alemania la noche del incendio, había establecido su cuartel general en París y había iniciado su campaña: una proeza única en la historia de la propaganda. Primero fundó la Comisión Mundial de Ayuda a las Víctimas del Fascismo Alemán (2), con ramificaciones por toda Europa y América. Operaba bajo la tapadera de una organización filantrópica y contaba en cada país con miembros sumamente respetables, desde duquesas británicas hasta columnistas estadounidenses, sabios franceses, que nunca habían oído el nombre de Münzenberg y creían que la Komintern era un duende inventado por el doctor Goebbels. Esa Comisión Mundial, con su galaxia de celebridades internacionales, se convirtió en el eje de la cruzada. Se puso especial cuidado en que ningún comunista –salvo unos pocos nombres conocidos a escala internacional como Henri Barbusse y J.B.S. Haldane– se relacionara públicamente con dicha comisión. Pero la secretaría de París que gobernaba la comisión estaba compuesta por una camarilla puramente comunista, dirigida por Münzenberg y controlada por la Komintern. Al principio tenía sus oficinas en la rue Mondetour, cerca de Les Halles y luego en el número 83 del boulevard de Montparnasse. Münzenberg trabajaba en un gran despacho en la sede la Comisión Mundial, pero nadie de fuera supo nunca de su existencia. Tan simple como eso” (3).

¿Quién era Willi Münzenberg? Sin duda uno de los más hábiles propagandistas del Komintern. Un funcionario del KPD, tras ser miembros del SPD y pasar en 1914 a la USPD, trasladado al aparato internacional, primer presidente de la Internacional Comunista de la Juventud (1919–20), luego fundador de la Ayuda Internacional de los Trabajadores (1921). En 1924 fue elegido miembro del Reichstag por el KPD, cuando ya se había transformado en un técnico en las tareas de propaganda. En 1924 lanzó el Arbeiter Illustrierte Zeitung, considerado como uno de los mejores periódicos ilustrados de Alemania. A mediados de los 20 lanzó la Defensa Sindical Internacional y creó distintas organizaciones de pantalla para enmascarar sus actividades. La policía alemana bajo Weimar trataba a este grupo de empresas, asociaciones internacionales, aparentemente no comunistas pero de las que nadie dudaba que trabajaban para Moscú como “Grupo Münzenberg”. Su mayor éxito sin duda, cuyos frutos todavía siguen vigentes hoy, fue la celebración en Londres de un juicio paralelo al de Leipzig contra los acusados de incendiar el Reichstag. Hoy se reconoce que casi todas las pruebas presentadas en dicho juicio paralelo fueron fabricadas (esto es, falsificadas) por el “Grupo Münzenberg”. En este juicio se decidió que los nazis habían sido los autores del incendio y las conclusiones fueron publicadas en dos textos que tuvieron una extraordinaria difusión: el Libro Pardo del incendio del Reichstag y del terror de Hitler y el Segundo Libro Pardo del incendio del Reichstag. Ambos libros fueron considerados por la izquierda e incluso por demócratas de buena fe como las verdaderas pruebas de la paternidad nazi del incendio hasta que el historiador Fritz Tobias desveló que la inmensa mayoría de “pruebas” eran pura falsificación y así lo desveló en un libro (4) que, a pesar del peso de los testimonios recogidos, aún hoy siguen ignorando algunos historiadores.

El libro fue publicado sin firma por la Comisión de Ayuda a las Víctimas del Fascismo Alemán con una introducción de Lord Marley. Se incluía una lista de campos de concentración y de estadísticas de detenidos políticos y víctimas que habían sido improvisadas por el “Grupo Münzenberg” desde París a la vista de falta de datos concretos y de la interrupción de comunicaciones con la mayoría de células del KPD. Pero la parte más sorprendente era lo que define Koestler como “la historia completa desde dentro del incendio”. Dice Koestler: “[se comenzaba] con una biografía detallada de Lubbe, investigada por el Apparat en los Países Bajos, sus contactos con los círculos homosexuales en torno al líder de los Camisas Pardas (5), al capitán Rohem, y terminado con una convincente descripción de cómo los incendiarios penetraron en el Reichstag a través del túnel subterráneo. Se citaba el nombre de varios participantes directos en la acción: el conde Helldorf y los líderes de las SA Heines y Schultz”… Koestler en aquel momento era todavía fiel al partido, si bien empezaba a tener dudas y había demostrado en sus memorias que ya era un comunista algo mundano., pero no puede evitar añadir en el párrafo siguiente: “Todo esto se basaba en retazos de información aislados, deducciones, especulaciones y descarados faroles. La única certeza que teníamos era que algunos círculos nazis habían urdido de algún modo el incendio del Reichstag. Todo lo demás eran disparos a ciegas. Sin embargo, dieron en el blanco. Al cabo de pocas semanas, el Libro pardo se había traducido a diecisiete idiomas y circulaban millones de copias. Se convirtió en la Biblia de la cruzada antifascista…”, una cruzada, basada, en “faroles, disparos a ciegas, especulaciones” y la convicción de que el NSDAP era el enemigo jurado del KPD. El autor de la falsificación había sido el brazo derecho de Willi Münzenberg, Otto Katz (a) “André Simon” que acabaría siendo ahorcado en la última purga de Stalin en 1952 (6).

Todo esto no impidió que Münzenberg fuera llamado a Moscú tras ser expulsado del KPD al dar muestras de desviacionismo. Sus últimos servicios al stalinismo fueron en España en la organización de las Brigadas Internacionales. De la misma forma que él se había mostrado diestro en la falsificación de documentos, el KPD falsificó otros en los que demostraba su traición. Münzenberg se negó a acudir a Moscú sabiendo que le esperaba un final similar al de otros presuntos o reales disidentes. En París fundo Die Zukunft que se publicó hasta la invasión alemana. Daladier lo encarceló en Chambarán y allí conoció a otro comunista que lo convenció para fugarse. Su cadáver apareció el 21 de octubre de 1940 en el bosque de Caugnet: oficialmente se había suicidado, aún se duda si el comunista que le indujo a la fuga era miembro de la NKVD de Beria y se encargó de ejecutar la sentencia de muerte a la que había sido condenado desde Moscú. El intoxicador profesional (y la mayoría de su “Grupo”), finalmente, había probado su propia medicina (7).

La otra línea, la que hemos llamado “ocultista” tiene como protagonista al “mago Hanussen” y ha sido frecuentemente citada en libros de muy modesto contenido destinados a demostrar que Hitler y la cúpula del NSDAP estaban ganados por el ocultismo. Habitualmente se trata de obras muy poco escrupulosas difundidas entre un público aún mucho menos exigente. Básicamente esta línea quiere explicar la muerte de Hanussen afirmando que tuvo una visión en la que eran los propios nazis quienes incendiaban el Reichstag. Cuando el incendio se produjo, para los dirigentes nazis era necesario borrar la “pista” que constituía Hanussen y sus visiones en estado de trance… No hay, por supuesto, ningún historiador de prestigio que acepte esta teoría que, sin embargo, por canales completamente diferentes a las de la “línea bolchevique”, sigue reptando como una “serpiente de verano” ochenta años después de que el Reichstag ardiera.

En la noche del 25 al 26 de febrero de 1933, el periodista Paul Marcus, corresponsal de La Hoja de las 12, asistió en Berlín a un espectáculo de magia y mentalismo protagonizado por Hermann Steinscheneider (a) “Erik Jan Hanussen”. Sus espectáculos causaban admiración en el Berlín mundano de principios de los años 30 y disponía de una clientela selecta que le pagaba generosamente sus predicciones realizadas en estado de trance hasta el punto de que había abierto su propio teatro en la Lietzenburgerstrasse, el Palacio del Ocultismo.

La noche en la que se encontraba presente Marcus, Hanussen hizo subir al escenario a la actriz María Paudler a la que hipnotizó. Solía hacerlo para que en estado de trance realizara predicciones sobre acontecimientos futuros. Y pronto, la actriz empezó a relatar sus visiones: "Veo campos benditos. Alemania es feliz. Los alemanes aplauden a su líder... Pero él aún tiene enemigos que intentan un último golpe pero su resistencia será inútil...", añadiendo tras una vacilación, "¿Qué sucede?... Oigo disparos... La gente grita...", refirió la actriz, poniendo en pie a parte del público. "¿No hay fuego?", preguntó, sugerente, el adivinador. "Sí, todo está en llamas... Veo el edificio de Wallot", respondió ella, en clara alusión al edificio del Reichstag, diseñado como hemos visto por el arquitecto Paul Wallot. "Los criminales están en los talleres... Son los comunistas...". Y cayó desmayada entre aplausos frenéticos de los asistentes. Marcus, a la vista de lo que había sido el espectáculo redactó el artículo que se imprimió para la edición del día siguiente. Ni el periódico era muy importante, ni en aquellos momentos, salvo el círculo de incondicionales del ocultismo, Hanussen gozaba de un prestigio particular.

En 1951, el propio Marcus recordó aquella noticia intrascendente cuando se comentaba que Hanussen lograba sus predicciones recibiendo confidencias obtenidas mediante borracheras y sobornos, lo que implicaba que si a través de la actriz Maria Paudler había dado la noticia del incendio del Reichstag era porque alguno de sus amigos de las SA o del NSDAP–AO, le habían hecho la confidencia de que estaban a punto de incendiar el Reichstag. Marcus añadió en esa tardía fecha que al día siguiente Hanussen llamó al director de La hoja de las 12 para pedir por favor que no se publicara la noticia. La dirección del periódico se limitó a recortarla y borrar numerosos detalles de la predicción. En cuanto a la actriz, María Paudler, en sus memorias publicadas tras la guerra, en la misma época en la que Marcus reavivaba el asunto, sostenía que, efectivamente cayó en un trance provocado por Hanussen y vio llamas atribuyendo a Hanussen el resto del relato (8). El 25 de marzo de 1933

Hanussen había nacido en Viena en 1889 y era de origen judío a pesar de que afirmaba ser miembro de la aristocracia danesa. Se conocen los nombres de sus padres: Siegfried Steinscheneider, actor y bedel de la sinagoga vienesa y Julie Kohn, cantante.  Fue a principios de los años 20 cuando Hanussen empezó a realizar espectáculos de mentalismo a los que asistían personalidades de relieve en la sociedad alemana. Su origen judío era un secreto a voces por lo que parece difícil que pudieran, como se ha dicho, interesarse por él y confiar en sus servicios, prominentes miembros de las SA y del NSDAP. La leyenda cuenta que Hanussen conoció  personalmente a Hitler y le enseñó las técnicas de control de masas, la utilización de gestos y de pausas en los discursos para ganar la atención del público. Sin embargo, no se aporta ninguna prueba al respecto y cuando Hitler empieza a destacar como orador de masas, hacia 1921, todavía Hanussen es poco conocido así que es difícil que se conocieran y ningún historiador serio ha admitido que jamás se produjera un encuentro entre ambos.

Fue a partir de 1928 cuando se convirtió en una celebridad, reuniendo fondos suficientes lanzar una revista de astrología y adivinación, Hanussen Magazine y el Bunte Wochenschau, revista de información quincenal que incluía amplios espacios dedicados a la astrología y también tuvo recursos para abrir su Palacio del Ocultismo. El santo de los santos del local era una gran mesa circular. Los asistentes colocaban sus manos sobre el vidrio con símbolos iluminados desde abajo, las luces de la sala se atenuaban y en ese clima inquietante, Hanussen realizaba sus predicciones y leía el futuro a los asistentes.

Todavía no se ha resuelto el misterio de su asesinato poco después del incendio del Reichstag, el 25 de marzo de 1933, sin embargo, en aquel momento nadie relacionó su muerte con el episodio. En la postguerra, como hemos visto, Paul Marcus reavivó el tema y se sugirió la posibilidad, no ya de que Hanussen hubiera contado con información privilegiada procedente de altas esferas del NSDAP (algo, insistimos, muy poco creíble en razón de su universalmente conocida ascendencia judía), sino de que hubiera hipnotizado a Van der Lubbe para que éste cometiera el crimen (9) … Ambas versiones se han repetido hasta la saciedad en libros poco escrupulosos, habitualmente destinados a admiradores del ocultismo (10).

Fue en 1960 cuando todo este pastiche ocultista que vinculaba a Hitler a sociedades secretas ignotas, cultos extraños, espiritismo y sectas secretas alcanzó una difusión de masas con la publicación de El Retorno de los Brujos escrito por Louis Pauwels y Jacques Bergier (11). Esta obra fue la matriz a partir de la cual, a modo de paradigma, otros muchos autores de mucha menor envergadura y con tiradas mucho más modestas fueron reproduciendo las tesis, los contenidos, las frases publicadas en él, aportando algunos materiales reunidos poco escrupulosamente, o simplemente inventados. La Tercera Parte de El Retorno de los Brujos está dedicada precisamente a las relaciones entre nazismo y ocultismo.

Es difícil –y excede del propósito de este artículo– desmontar este orden de ideas. Baste decir que ni Hanussen era el “mago de Hitler”, ni siquiera Hitler fue jamás un personaje particularmente atraído por el ocultismo ni siquiera, como se ha dicho, por la teosofía germánica, la ariosofía. De hecho, cuando Hitler llega al DAP, embrión del futuro NSDAP, se preocupa ante todo de cortar los vínculos de esta organización con la que había sido su matriz, la Logia Thule, rama bávara de un grupo disidente de la Orden de los Germanos. También se ha dicho que Hitler perteneció a la Logia Thule, si bien su propio fundador, el barón von Sebottendorf no incluye su nombre en la lista de miembros de la logia (12).

NOTAS

(1) Op. cit., vol. III, pág. 145.

(2) Münzenberg se estableció en París en 1933 desde donde fundó la Sociedad Mundial de Ayuda a las Víctimas del Fascismo Alemán, uno de las “organizaciones de pantalla” del Grupo Münzenberg. Kim Philby, fue reclutado para el espionaje soviético, precisamente, a través de esta organización. Philby en los 30 años siguientes, trabajaría como agente doble extrayendo datos del a inteligencia inglesa y sirviéndolos en bandeja para el KGB. De Münzenberg se dijo que era agente de la GPU, la inteligencia soviética.

(3) Münzenberg utilizó esporádicamente a Arthur Koestler para las actividades de su red. Puede encontrarse algún dato de esta colaboración en Idealistas bajo las balas, de Paul Preston (Editorial Debate, Madrid, 2007). Preston cuenta que Münzenberg le envío provisto de un pase de prensa húngaro malamente falsificado, al cuartel general de Franco en Burgos, preocupándose muy poco por su seguridad.

(4) Fritz Tobias, The Reichstag Fire. Arnold J. Pomerans, Nueva York: Putnam, 1960.

(5) Precisamente, de este Libro Pardo, y no del proceso de Leipzig o de las investigaciones de la Gestapo, salió la leyenda de la homosexualidad de Van der Lubbe. ¿Por qué esta inclusión en el texto de intoxicación bolchevique? Simplemente porque esto ayudaba a presentar a Van der Lubbe “en sintonía” con las SA, cuyo jefe, el capitán Ernst Rohem, era un notorio homosexual.

(6) Los datos sobre el Libro pardo han sido extraídos de las memorias de Koestler, op. cit., pág. 217 y sigs.

(7) La mejor biografía de Münzenberg accesible hoy a los lectores en lengua inglesa (en español no hay nada de interés publicado sobre él) es Willi Münzenberg: A Political Biography, de Babette Gross,  East Lansing: Michigan State University Press, 1974.

(8) Cfr. Artículo Steinschneider, el 'adivinador de Hitler' que predijo el incendio del Reichstag, http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/26/internacional/1361892847.html

(9) Así se dice en Wikipedia, edición alemana: http://en.wikipedia.org/wiki/Erik_Jan_Hanussen

(10) Entre otras obras: Claves esotéricas del III Reich,José Lesta, El archivo del misterio, EDAF, Madrid, 2005,  pág. 60 y sigs., Los secretos de Hitler, Abel Basti, Editorial Sudamericana, e–books. Es curioso constatar que todas estas obras (de las que pueden fácilmente existir dos docenas) copian todos los mismos textos, apenas sin modificaciones, citando siempre los mismos tópicos: La Sociedad Vril, el Dragón Verde, etc, etc. En ambientes ocultistas goza, sin embargo, de cierta consideración la obra de Robert Ambelain, Los arcanos negros de Hitler (Robinbook, Barcelona, 2005) que en las páginas 226–229 alude ampliamente a Hanussen… reiterando los tópicos habituales uniéndolos a cierta erudición en materia de ocultismo, masonería y martinismo que caracterizaban al autor.

(11) La obra fue publicada en España inicialmente por Plaza & Janés, pero actualmente puede consultarse on line http://www.bibliotecapleyades.net/retorno_brujos/retorno_brujos.htm

(12) Remitimos para los interesados en esta temática a la notable obra de Nicholas Goodrick–Clarke,  The Occult Roots of Nazism: Secret Aryan Cults and Their Influence on Nazi ideology, New York University Press, Nueva York, 1985.


ENLACES:

Arde el Reichstag 1Del 30.01.33 al 5.03.33, semanas decisivas
Arde el Reichstag 2 – Llamas en el Reichstag
Arde el Reichstag 3 – La conspiración indemostrable
Arde el Reichstag 4 – Las elecciones de marzo de 1933
Arde el Reichstag 5 – Las modificaciones constitucionales
Arde el Reichstag 6 – El juicio, absoluciones y condenas
Arde el Reichstag 7 – Moscú miente y la mentir se institucionaliza
Arde el Reichstag 8 – Conclusión