1. Análisis político internacional: una
situación de crisis, la crisis de la globalización
El destino ha querido que nuestra acción esté
encuadrada en un tiempo en crisis. Para analizar cómo se ha llegado a esta
crisis vale la pena leer los escritos publicados en info-krisis desde 2007 y
los que se publicaron en la revista Identidad en esas mismas fechas porqué es
entonces cuando se inicia el ciclo actual caracterizado por estallidos de
burbujas primero, crisis bancarias después, crisis de la deuda, descenso de la
actividad económicas y constantes promesas de recuperación y de “luces al final
del túnel” que en realidad son más bien la claridad que se ve desde el fondo
del pozo. En el momento actual, cuando ni se han resuelto los problemas de
déficit presupuestario en EEUU y en España, cuando las deudas acumuladas
respectivamente son de 12 billones de euros y de 1 billón de euros, esto es,
impagables, y la economía de estos países se sostiene en las exportaciones,
ahora estamos a punto de entrar en una nueva fase de la crisis que tendrá
repercusiones directas y graves en nuestro país.
1.1. Se está acumulando el potencial explosivo
para que el estallido de una nueva burbuja sacuda, a partir de primavera-verano
de 2014 a Brasil y, por extensión, a la mayor parte de Iberoamérica. El proceso
será muy parecido al español: primero estallido de la burbuja especulativa en
la construcción, luego parón de la economía, rescates bancarios, crisis de deuda…
El problema es que esto ocurrirá en un país mucho más turbulento que España,
con más peso político, más volumen de población, una economía varias veces
mayor y con unas estructuras democráticas muy débiles.
1.2. Las economías iberoamericanas están vinculadas
estrechamente a las de EEUU y a España, con lo que la crisis repercutirá en un
descenso de las exportaciones a esos países, una merma en los beneficios de las
multinacionales que están implantadas allí y volatilización de capitales
europeos y norteamericanos invertidos en esas zonas. Lo que lleva a pensar que
el estallido de esa crisis repercutirá en UE y especialmente en España, con lo
que cualquier posibilidad de recuperación se extinguirá desmintiendo las
optimistas previsiones del gobierno. La disputa por la órbita en la que se
sitúa Venezuela, principal proveedor de petróleo de los EEUU y, al mismo
tiempo, en una órbita disidente, termina por enturbiar las cosas en
Iberoamérica: zona, recordamos, con la que nuestro país está vinculado por abundantes
lazos económicos. Todo lo que ocurra allí que sea negativo, dejará sentir sus
efectos en España.
1.3. Por otra parte, aunque algo más lejos en
el tiempo, tampoco la situación en China es favorable al progreso económico
indefinido. En realidad, ocurre todo lo contrario. Los 30 años de política del
“hijo único” empiezan ahora a dejar ver sus desastrosos resultados: la pirámide
de población está a punto de invertirse y la edad media del país va aumentando
dramáticamente. El control del Partido Comunista sobre la sociedad no podrá
prolongarse indefinidamente y allí también existe una burbuja especulativa
imposible de prolongarse en el tiempo por mucho tiempo. China tiene pendiente
su “revolución burguesa” y, antes o después, estallarán contradicciones insuperables
entre la creciente burguesía adinerada y el férreo control que sigue imponiendo
el Partido Comunista. Sin olvidar que la bajada de PIB chino, aunque sea de
medio punto, influye inmediatamente en el aumento de decenas de millones de
parados desarraigados que no hace mucho abandonaron el campo. La burbuja
inmobiliaria china, finalmente, es tan espectacular como puso serlo no hace
mucho en España. Los testimonios directos del interior de China que hemos
podido recabar con extremadamente pesimistas.
1.4. Así
pues, la globalización se ha convertido a partir de 2007 en una sucesión en
cadena de crisis económicas que afectan a regiones enteras, las cuales entran
en depresión, para luego, cuando se están recuperando, el estallido se produce
en otras regiones, arrastrando a quienes estaban superando la crisis de nuevo
hacia las profundidades. La perspectiva económica mundial, a partir de 2007,
está compuesta por una sucesión de crisis espaciadas que generarán chispazos en
diversas zonas del planeta y por una imposibilidad de estabilizar la economía
mundial.
1.5. Contrariamente a lo que se tiene tendencia
a pensar, la característica nueva de la globalización es ya no está controlada
por nadie, no existe un “centro dirigentes” formado por “judíos”, “iluminati”,
“oligarcas”, etc, que controlen los procesos económicos, sino que en su cúspide
inmaterial tienen solamente unos valores que engrasan, estimulan y alimentan el
mecanismo de la globalización: afán de lucro, usura, especulación, acumulación
de capital, explotación enloquecida de recursos, subordinación de la política a
la economía y del beneficio inmediatista a la planificación, etc. La
globalización es una máquina desbocada que ya no responde a ningún control y
que camina hacia su autodestrucción.
1.6. El fantasma de una guerra localizada en
Oriente Medio, lejos de haberse disipado aparece de nuevo como el escenario más
favorable para salir de la crisis económica internacional. La venta de
armamentos convencionales, el desplazamiento de contingentes, el suministro de
repuestos bélicos y alimentos, la reconstrucción de las zonas destruidas en el
conflicto, los créditos a las partes en conflicto, todo ello se configura como
en ocasiones anteriores, como la única forma para poner de nuevo en marcha las
cadenas de producción y generar un movimiento económico capaz de superar la
actual crisis y la que se avecina. La única zona del planeta en la que existen
diferencias insalvables entre Estados vecinos es en Oriente Medio en donde la
supervivencia del Estado de Israel y la intención del régimen iraní en
convertirse en potencia regional para lo cual, precisa confirmarse como
potencia nuclear, se une a las bolsas de petróleo codiciadas por todos los
actores internacionales.
1.7. Así pues, la perspectiva internacional en
los próximos años estará dominada por una crisis económica sistémica en la
economía mundial, con chispazos aleatorios que impedirán una recuperación
estable y en segundo lugar por la cada vez mayor convicción de que solamente
una guerra localizada en una zona geográfica podrá superar la crisis.
2. La situación en Europa: fracaso, impotencia
y estancamiento de la UE
2.1.
Circunscribiéndonos a nuestro espacio político, la Unión Europea, cabe
decir que desde hace 10 años, se ha constatado el estancamiento en la
“construcción de Europa” y la imposibilidad de ir más allá de la unificación
monetaria. Hace ocho años ya se renunció a la existencia de una “constitución
europea”. Ahora, incluso, se percibe que el camino recorrido por el euro no fue
el mejor posible.
2.2. Hay que valorar la UE en su justa medida:
inicialmente surgió como producto del acuerdo franco-alemán de postguerra
destinado a garantizar la estabilidad de precios de los productos agrícolas (la
“Europa verde”) en el espacio europeo y para evitar futuros conflictos
franco-alemanes (tres en tres generaciones desde 1870). El “núcleo duro” del
Mercado Común, así pues, fue –y sigue siendo- el eje franco-alemán. Se trataba
de hacer de este eje el “centro” de Europa y del resto del continente una “periferia”.
El centro producía materiales estratégicos y de alta tecnología y los exportaba
a la periferia. Cuando mayor fuera el tráfico entre centro y periferia en las
dos direcciones, mayor sería el progreso del espacio europeo.
2.3. El tratado de adhesión de España a la UE
es buena muestra de lo que decimos: el centro exige que para ser admitida
España renuncie a sectores enteros de su economía (siderurgia, industria
pesada, astilleros, minería) a cambio de recibir fondos estructurales y puertas
abiertas para las exportaciones de manufacturas. El cálculo franco-alemán era
que se podía ayudar al desarrollo de la periferia europea porque así aumentaría
la capacidad de absorción de esos mercados. Y el plan se demostró acertado (a
costa de la pérdida de tejido industrial de España)… hasta que estalló la
crisis de 2007.
2.4. En ese momento el centro franco-alemán
exigió a los gobiernos europeos que se comprometieran a
1) salvar a las instituciones bancarias en
crisis, especialmente a aquellas que habían contraído deudas milmillonarias con
entidades de crédito (especialmente alemanas y en menor medida francesas),
2) realizar ajustes económicos y laborales que
hicieran “competitivos” a los países de la periferia europea (con el objetivo
de reducir salarios para poder competir con los ofrecidos en China y en Vietnam
más los gastos de transporte de mercaderías),
3) endeudar a los Estados obligándoles a emitir
deuda pública y
4) imponer políticas de austeridad
presupuestaria sobre las sociedades de la Europa periférica, evitando la
devaluación del euro y cualquier medida que influyera negativamente en el
superávit y los ahorros del Estado alemán.
2.5. Esto explica el porqué la crisis económica
se ha notado menos en las economías del eje franco-alemán que en la periferia.
Pero, en realidad, lo único que han logrado es:
1) verse perjudicados por la crisis en ultimo
lugar, pero finalmente, acabar también afectados por ella: primero Francia y
luego Alemania que todavía puede permitirse subsidiar a legiones de inmigrantes
(por ejemplo a un 25% de la población berlinesa) a costa, eso sí de rebajar los
salarios y ver como disminuye la capacidad adquisitiva de la población, con lo
que el consumo se estanca y la única salida viable es el recurso a la
exportación;
2) Los estancamientos y/o descensos salariales
se han realizado mediante la inyección de millones de inmigrantes tanto en el
centro como en la periferia de Europa;
3) Seguir renunciando a la seguridad europea y
confiándola a los EEUU para evitar destinar a la partida de defensa los fondos
que serían necesarios para asegurar una neutralidad armada;
4) Detener la construcción de Europa ante el
surgimiento de sospechas de que el eje franco-alemán no ha realizado fair-play y se ha valido de los
instrumentos económicos comunitarios para garantizar que la crisis les afectaría
en último lugar a ellos, países motores de la UE; y
5) insertar la UE dentro del mapa mundial de la
globalización como una pieza económica más cuya fortaleza no está acompañada de
un poder político real (a diferencia del resto de actores mundiales: EEUU,
Rusia, China, y en menor medida India, Irán, Brasil).
2.6. Para colmo, la tendencia de todos los
Estados europeos es aumentar la presión sobre las rentas precedentes del
trabajo e ir disminuyendo progresivamente la presión sobre las rentas
procedentes del capital, beneficiado además por los entramados de “ingeniería
financiera” que permiten eludir aún más cargas fiscales a los “señores del
dinero”, pero disciplinan a las clases medias, los dependientes de una nómina,
las pequeñas y medianas empresas y los funcionarios. De ahí que la tendencia a
la que se camina es a la destrucción de las clases medias y a una
proletarización creciente de las sociedades. En este nuevo marco social las
orientaciones culturales que prevalecen son las difundidas por la UNESCO a la
que se muestran extremadamente receptivos todos los gobiernos europeos:
humanismo universalista, defensa del mestizaje (como forma de atomización
social), multiculturalismo, medidas de ingeniería social, destrucción de los
restos de estructuras tradicionales, etc. Para colmo, en materia de defensa, la
UE sigue externalizando sus responsabilidades en esta materia a los EEUU a
través de la OTAN que, hasta ahora, no ha sido más que una alianza militar
testimonial y simbólica que reconoce el liderazgo de EEUU en materia de defensa
con la misma relación que un rey feudal con sus vasallos (los imperios no
tienen aliados, solo vasallos). Todo esto (debilidad de la estructural social
europea, orientaciones culturales anti-europeas y renuncia al ejercicio de la
defensa) contribuye a acentuar la debilidad de la UE y a resaltar su
insignificancia política.
2.7. En toda la UE, esta crisis aparece cuando
el continente sigue gobernado por las mismas fuerzas políticas que llegaron en
1945 en los furgones de los vencedores. Todo el continente se ha organizado
políticamente en torno a un centro-derecha y a un centro-izquierda (en Europa Occidental)
o a las que surgieron después de la caída del muro de Berlín (en Europa
Oriental) que, básicamente responden a la misma simetría con diferentes actores.
Cuando se inicia la crisis a partir de 2007, estas fuerzas políticas están ya muy
desgastadas y, para colmo, han cometido dos errores:
1) han ido transfiriendo competencias que hasta
entonces residían en los gobiernos nacionales, al Parlamento Europeo pensando
que allí su control era total y mayoritario;
2) han pensado que conseguirían eternizarse en
el poder por mucho que fueran focos de corrupción, mala gestión y dilapidación
de recursos.
Bruscamente, en estos días, los partidos
tradicionales de centro-derecha y centro-izquierda se dan cuenta de que en las
próximas elecciones europeas la perspectiva de voto de los partidos
euroescépticos, anti-inmigracionistas y populistas-nacionalistas va a aumentar
drásticamente hasta poder bloquear o hacer muy difíciles la toma de decisiones en
la UE. Todo esto se produce antes de que el reavivamiento de la crisis a causa
del estallido de burbujas especulativas en Iberoamérica haga imposible una
recuperación de la economía europea y prolongue aun más la crisis, por tiempo
indefinido.
3. La situación en España: una sociedad que
está llegando a su límite
3.1. Rajoy aprendió algo del zapaterismo:
tratar por todos los medios de suscitar la esperanza para olvidar la triste
realidad. Es lo que ha hecho desde que llegó al poder: “hoy va mal, pero si
aguantamos un poco, mañana las cosas mejorarán”. Esto, dicho de todas las
maneras posibles, puede retrasar el enfrentamiento con los graves problemas que
tiene la sociedad española ante sí, pero éste se producirá antes o
después. Y la perspectiva que tiene
España en el próximo lustro va a ser dramática.
3.2. El país va a tener que afrontar las crisis
independentistas en Cataluña y la Comunidad Vasca. No creemos posible que se
llegue a una situación de ruptura del Estado, pero si estamos convencidos de
que la resolución a la crisis generará tensiones y odios que se prolongarán
durante generaciones. Sin embargo, en el momento actual, el independentismo
catalán está persuadido de que puede alcanzar su objetivo histórico en 2015:
referéndum, ejercicio del derecho a la autodeterminación, secesión, nuevo
Estado, futuro esplendoroso. Es evidente que tal perspectiva solamente puede
ser definida por unos optimistas inconscientes y que la realidad es mucho más
limitada: negativa a celebrar un referéndum, ruptura del frente
independentista, recriminaciones mutuas, reflujo del movimiento, radicalización
de los sectores minoritarios y más beligerantes. Y, finalmente, resquemores y
heridas permanentes en la sociedad catalana y vasca que tardarán en restañarse.
3.3. En el País Vasco y Navarra, la ofensiva
independentista se entrecruza con el problema de los presos de ETA y de la
negociación con la banda. Hay que ser realistas: ese es un episodio que ya
pertenece al pasado. ETA ha vencido: entre 3 y 5 años las cárceles se vaciarán
con distintas excusas y los cargos electos de Amaiur y de Bildu estarán
presentes en todas las instituciones como fuerza decisiva, prácticamente
exigiéndole que no haga más atentados, algo que policialmente ya no está en
condiciones de realizar desde 2005.
3.4. La diferencia entre Cataluña y el País
Vasco es que en la primera comunidad la existencia de 1.250.000 de inmigrantes
(+500.000 naturalizados españoles), con mayoría musulmana, genera una bolsa
inintegrable y una situación muy parecida a las banlieus francesas. Sin la vinculación al Estado Español, Cataluña,
a medio plazo, no puede contener a toda esta marea que el independentismo está
cortejando a la vista de su peso creciente. Es precisamente la presencia de
esos contingentes lo que hace imposible la independencia catalana. En lo que se
refiere a su clase política: en Cataluña se ha producido una fragmentación
creciente del mapa político y la aparición 8 ó 9 formaciones políticas,
mientras que en el País Vasco todavía se mantienen las formaciones
tradicionales sin alterar prácticamente el discurso.
3.5. Es evidente que Rajoy ha optado por
realizar el ajuste duro en sus primeros meses de gobierno, pensando que luego
la situación mejoraría y que el próximo ciclo electoral coincidiría con una
época de bonanza económica. Estaba equivocado, como ZP lo estuvo antes. La
crisis se va a prolongar mucho más de lo que esperaban. Y eso mermará
necesariamente sus posibilidades electorales. La suerte de Rajoy estriba en que
su principal oponente, el PSOE, está todavía muy descompuesto por la “pasada
por el zapaterismo” y aún no ha enunciado un programa que ilusione a la
población, imprima carácter a su propia sigla, ni forjado un liderazgo con
carisma y capacidad de arrastre. El empobrecimiento de la clase política
socialista desde finales de los 80 ha sido acelerado y dramático: el PSOE ahora
ya no tiene reemplazos de calidad, solamente tristes mediocridades sin
formación, sin capacidad, sin orientaciones claras. Tal como preveíamos, el
ocaso del zapaterismo marca también la imposibilidad de reconstruir una
formación socialdemócrata digna de tal nombre.
3.6. Las cifras de la inmigración son
vertiginosas: 8.000.000 de inmigrantes llegados desde 1997, de los que
2.000.000 ya tienen la nacionalidad y otros cuatro la obtendrán entre 2014 y
2020, sin olvidar que su tasa demográfica es cuatro veces la española, lo que
implica que hacia 2020 constituirán un 25% de la población total del país,
tratándose en casi todos los casos de personas con muy baja cualificación
profesional, en buena medida inintegrables y que solamente pueden desempeñar
trabajos de escaso o nulo valor añadido. De estas cifras, en los mejores
momentos del año, solamente cotizan a la Seguridad Social y por las franjas
salariales más bajas, 1.500.000 personas. Insuficiente para compensar los
gastos sociales que generan (sobre el volumen del cual existe más misterio que
sobre las balanzas fiscales).
3.7. El desprestigio de la partidocracia y la
caracterización del régimen nacido en 1977 como el “reino de la corrupción”, es
irreversible: ni la monarquía, ni el parlamento, ni los partidos, ni los
gobiernos autonómicos, ni las administraciones municipales, ni el poder
judicial, ni los sindicatos, serán vistas por la población nunca más como
instituciones ejemplares, sino como cuevas de ladrones, trincheras para
defender intereses personales y refugio de inútiles, ambiciosos y espabilados.
Se aquí da una de las “condiciones objetivas” para el hundimiento de un
régimen: el desprestigio de los portavoces del mismo y de todos sus niveles
institucionales.
3.8. Otro factor de inestabilidad es que el
régimen político español, diseñado como un régimen de bipartidismo imperfecto,
camina hacia la atomización política, con la entrada en el parlamento cada vez
de más fuerzas políticas entre las que abundan las rivalidades, los
personalismos, la falta de entendimiento, las ambiciones y la incapacidad para
alcanzar niveles de coherencia (ver lo que está ocurriendo en estos momentos en
Navarra o el acuerdo imposible entre C’s y UPyD o los problemas interiores permanentes
de IU, o los reproducciones clónicas por la derecha, Vox, con su programa de
derecha-derecha de los años 80). Todo induce a pensar que ha concluido el
tiempo de los “gobiernos en mayoría” y que cada vez más, para gobernar, será
preciso llegar a acuerdos trenzados con más actores, cada uno de los cuales
reclamará su parte del pastel.
3.9. A esto se añade otro problema esencial: la
pérdida de vigor de las fuerzas que habían apoyado en 1975-78 el advenimiento
del régimen constitucional, especialmente de los grupos mediáticos: la crisis
del papel y la transformación de la información hacia soportes digitales ha
hecho que los medios de comunicación tradicionales perdieran peso en beneficio
de los medios digitales. Las grandes cadenas mediáticas que estuvieron
presentes en la transición, formaron el estado de opinión favorable al
advenimiento de la democracia, están hoy agonizando: Zeta en desintegración,
Prisa descuartizada y vendida por partes, Cadena 16 muerta en combate, su
sucesora Unión Editorial en las últimas, Grupo Godó sobreviviendo a costa de
venderse a la Generalitat, Vocento con dificultades crecientes… Frente a ellas
aparece el poder mediático digital: no es que estemos ante una situación de
“igualdad”, sino que, hoy ya es más difícil controlar a la opinión pública,
porque las fuentes de información son múltiples y mucho más accesibles y
baratas que antes.
3.10. Es previsible que en las próximas
elecciones europeas y en las siguientes convocatorias electorales la “banda de
los cuatro” (PP, PSOE, CiU y PNV) obtengan resultados inferiores a los actuales
y suban las opciones hasta ahora minoritarias (IU, UPyD, C’s, ERC, Amaiur-Bildu,
pequeños grupos regionalistas). Lo que induce a pensar que ningún partido
tendrá mayoría absoluta sino que se verá obligado a gobernar en coalición.
Situaciones así generarán momentos de inestabilidad que se sumarán a la
persistencia de la crisis económica. Mas allá de 2016 será imposible seguir
gobernando suscitando la esperanza y es a partir de entonces, cuando se cumplirán
nueve años del inicio de la crisis que se habrá llegado al límite de la espiral
iniciada en 2007.
3.11. Vale la pena recordar las repercusiones
de “las crisis”: primero de la crisis económica; su persistencia terminó
generando crisis social sin precedentes que todavía no ha llegado a su límite,
caracterizada por aumento del paro, especialmente entre la juventud, inicio de
un fenómeno emigratorio de nuestros ciudadanos jóvenes, compresión de las
clases medias, alteraciones en la estructura de las familias, imposibilidad
para formar nuevas familias, signos crecientes de ampliación de la franja de
familias desestructuradas, banalización del haschisch, alcoholismo creciente,
aumenta de las enfermedades psicológicas, sensación de inseguridad y miedo al
futuro, falta de perspectivas, insatisfacción creciente, descenso del consumo,
etc, etc. La imposibilidad de superar estas dos crisis (la económica y la
social) y sus interrelaciones, desembocará –está desembocando- en una crisis
política generalizada que debería obligar a correcciones en profundidad de la
arquitectura constitucional y a reformular el papel de España en Europa (e
incluso de la misma UE): pero para entonces PP y PSOE ya no tendrán los dos
tercios necesario para realizar esas modificaciones, así que se abrirá un
período de inestabilidad política, peligroso para la existencia misma del
régimen surgido en 1978. A ello se unirán problemas como la desembocadura de la
crisis secesionista en Cataluña y el País Vasco, la sucesión de Juan Carlos I, la
estabilización del paro en torno a 5.500.000 de desempleados, una situación
internacional explosiva, la llegada de más inmigrantes, la concesión de
nacionalidad a otro 1.500.000, sus altas tasas demográficas y su baja
cualificación laboral que generarán inevitablemente disturbios sociales, crean
un marco cada día más inestable y explosivo.
3.12. Sin haber desaparecido la crisis
económica, sin haber llegado al límite la crisis social, en los próximos cinco
años se avecina una crisis política, constituyendo un marco global sin
precedentes en la historia de España y de gravedad desconocida hasta ahora. No
son dos concepciones de “España” lo que se van a enfrentar (lo que indicaría
cierta “vitalidad”), sino que lo que tenemos ante la vista es la erosión primero
y el desplome después del Estado y de su organización. El diagnóstico que
podemos establecer es de gravedad extrema: este proceso es irreversible y ya
nada puede atenuarlo a menos que se iniciara –algo a excluir- una espiral
brutal de progreso económico con tasas de PIB superiores al 4%. En 2020 habrá
toda una generación de jóvenes que nunca habrán trabajado y que nunca podrán
competir en experiencia laboral demostrada, el descontento entre la juventud
ante la falta de perspectivas, el exilio económico y los salarios de hambre
causarán estragos. El miedo a la quiebra del sistema de pensiones y a perder lo
poco que se dispone contribuirán a mantener la calma. Pero los procesos
independentistas, los niveles de corrupción, los estallidos de violencia por
parte de la inmigración, los problemas de sucesión y la inviabilidad de un
sistema de bipartidismo imperfecto para un parlamento cada vez más fracturado,
todo ello, acumulado no puede dar lugar al optimismo: lo que tenemos por
delante es una larga crisis ante la que hay tres opciones personales: abandonar
el país lo antes posible, callarse y apechugar con lo venga, o tratar de hacer
algo.