jueves, 15 de noviembre de 2012

España. Convergencia de catástrofes (II), Catástrofes económicas



Habitualmente se sitúa el terreno de la economía en un lugar muy superior al que le corresponde: la economía no es más que un medio para facilitar la vida a los seres humanos. Lo que ocurre es que la acumulación de capital en manos de especuladores, de fondos y bancos de inversión y de la alta finanza internacional ha convertido a la economía en un instrumento con el que explotar y dominar a los pueblos. Y esto ha generado inseguridad entre los ciudadanos y, especialmente, miedo al futuro: nadie con miedo es verdaderamente libre. Para colmo, las grandes acumulaciones de capital han terminado por convertir las “democracias” en plutocracias (es decir, en sistemas en donde el verdadero gobierno es el poder del dinero) cuya característica axial es que la política está al servicio de la economía. En estas circunstancias, las elecciones democráticas son un fraude, por que, en definitiva, quienes dictan las políticas económicas de las naciones no son los gobiernos elegidos democráticamente sino los centros financieros de poder nacional e internacional.


Sostenemos que la actual crisis es completamente insuperable mientras persistan las actuales condiciones económicas y estas no se superarán nunca en la medida en que el capital especulador y la alta finanza internacional se sienten excepcionalmente cómodos con unos gobiernos que actúan, no tanto por interés popular, sino como salvaguardia de los intereses de esas mismas grandes concentraciones de capital. Sostenemos que los rasgos de la actual crisis económica son:

a. Hemos llegado a la última etapa de evolución del sistema capitalista: el capitalismo multinacional y globalizador.

- El capitalismo ha seguido un largo y lento proceso de concentración de capital que se remonta al siglo XVIII, desde entonces, de manera cada vez más rápida, mayor volumen de capital ha estado en menos manos, hasta que en el siglo XXI, el capital actúa casi a nivel de monopolio internacional, concentrado unos pocos cientos de manos, propietarias de grandes consorcios multinacionales y bancos internacionales, fondos de inversión.

- Estos “pocos cientos de manos” están coordinados y actúan mancomunadamente a través de determinados “organismos de poder mundial” (especialmente a través del Club Bilbelberg) que orientan las inversiones y las coordinan internacionalmente, influyendo también en el mundo de la política y de la comunicación.

- Ante estos poderes económico-político-mediáticos, la democracia es irrelevante, apenas una ficción emotiva y sentimental que encubre el hecho real: nuestras democracias –y en particular la española- no son tales, son, en realidad, plutocracias gobernadas por una clase política que come de la mano de los “señores del dinero” y que para seguir en su privilegiada posición en política nacional se someten a los designios del dinero internacional.

- En la globalización no se tolera más clase política que la que la asume y la defiende, la que evita cualquier crítica hacia ella y la que hace firme promesa de no utilizar la estructura del Estado como salvaguardia y baluarte de la independencia nacional. Se da por asumido que ésta no existe y que el sometimiento al poder del dinero es algo tan natural como el azul del cielo o el rumor del mar.

-En esta etapa de acumulación del capital el neoliberalismo es la única escuela económica asumible y, por tanto, la que asumen todos los partidos que aceptan y forman parte del sistema globalizado. El neoliberalismo se basa en tres principios: la primacía del “mercado” por encima de cualquier institución, el final de Estado del Bienestar, la reducción del Estado a un ente político sin intervención en los asuntos económicos (con la consiguiente política de privatizaciones), la sustitución de la economía productiva por la especulativa y, finalmente, una fiscalidad creciente sobre las rentas procedentes del trabajo y decreciente ante las rentas procedentes del capital.

b. El modelo económico de Aznar se hundió con la crisis iniciada en el verano de 2007, pero ni la derecha ni la izquierda han sido capaces de elaborar otro modelo económico de sustitución. Mientras no exista modelo económico, será imposible reordenar la economía y salir de la crisis.

- El modelo económico de Aznar estaba estructurado en torno a cuatro axiomas: 1) dependencia absoluta del ladrillo y de la hostelería, 2) importación masiva de mano de obra extranjera para rebajar el precio de la mano de obra y abaratar los costes de producción, 3) salarios bajos y 4) acceso fácil al crédito.

- Ese modelo generó cifras macroeconómicas positivas entre 1997 y 2007 (especialmente en lo relativo al PIB que mide los movimientos económicos, pero mucho más moderado en relación a la renta per capita –que mide la media a disposición de las familias- que fue descendiendo a lo largo de esa época) y benefició a unos sectores sociales (las patronales de hostelería y construcción), perjudicando a la mayoría (especialmente a los trabajadores que vieron sus ingresos brutos disminuidos algo que se “engañó” mediante la facilidad con la que se accedía al crédito).

- Pero ese modelo económico se baba en sectores de bajo valor añadido y estaba obligado por la particular estructura económica de España (que, ya desde los tiempos del franquismo éste había insistido, entre otros, en estos dos sectores: construcción y turismo) y se reforzaba por el fracaso de los distintos planes educativos de la época democrática que habían generado un aumento del fracaso escolar y el hecho de que una cuarta parte de nuestra juventud había quedado fuera de cualquier oficio y profesión. En cierto sentido Aznar, con su modelo económico, no hizo otra cosa más que reconocer la realidad laboral de España: país en el que faltan técnicos y empresas de alto valor añadido y sobra personal sin cualificación aptos solamente para iniciativas de nulo o bajo valor añadido.

- En el momento en el que se demostró que el “modelo Aznar” había fracasado (lo cual debería haberse previsto hacia principios del milenio), se trataba simplemente de encontrar un modelo de sustitución. Esto se hizo todavía más urgente desde el momento en el que a partir de 2007, ese modelo había entrado en quiebra y en apenas dos años, de tener el Estado un superávit pasó a tener un déficit insoportable que en este momento se remonta a algo más de un billón de euros.

- Ahora bien, sin un modelo económico será imposible salir de la crisis y generar empleo en número suficiente como para absorber a los 5.500.000 de parados del invierno de 2012. Ninguno de los dos grandes partidos de gobierno han sido capaces de establecer cuál será el próximo modelo económico y, por tanto, los inversores desconocen qué sectores en el futuro podrán contar con el apoyo del Estado tanto para la producción (mediante incentivos fiscales) como para la exportación (mediante el trabajo de las cámaras de comercio españolas en el extranjero y mediante la misma tarea de nuestras embajadas). Simplemente, se ignora de qué va a vivir este país en las próximas décadas cuáles van a ser los sectores en los que se basará la economía española del futuro, lo que en las actuales circunstancias nos condena a un pobre e incierto futuro.  

c. Ocupamos un lugar periférico en la Unión Europea y cada vez estamos más alejados del centro de la misma y de sus organismos de dirección.

- La connotación más negativa para nuestra economía generada durante el período democrático fue, sin duda, la negociación para el ingreso de España en las Comunidades Europeas. Esta negociación se produjo durante el período de gobierno de Felipe González. No hay que olvidar que el PSOE en 1976 era completamente inexistente y González apenas era un abogadillo de pocos pleitos. Fue el Partido Socialdemócrata Alemán (el SPD) a través de la Fundación Friedrich Ebert el que construyó, marco a marco, al PSOE partiendo prácticamente de la nada, simplemente inyectando una corriente interminable de fondos que solamente concluyó cuando la sigla PSOE se alzó con el poder en 1983. Cuando el PSOE tuvo que coronar la negociación con las Comunidades Europeas, tuvo tendencia a ceder a las exigencias alemanas. Y de ahí deriva nuestra patética situación económica.

- Lo absolutamente negativo de nuestra posición en la actual Unión Europea es el puesto “periférico” que le ha sido asignado desde mediados de los años 80. En efecto, el gobierno socialista de Felipe González, aceptó concluir una negociación que en la práctica suponía la liquidación de sectores enteros de la economía nacional en los que nuestra industria había sido hasta ese momento competitiva y que en las próximas décadas iban a tener un importante desarrollo (especialmente la industria pesada y, muy concretamente, los astilleros).

- Esta negociación mal conducida tuvo como consecuencia un ingreso apresurado en las Comunidades Europeas realizado con el incentivo de la llegada masiva de “fondos estructurales” a cambio de la desertización industrial. En aquel período (segunda mitad de los años 80) se produjo la tristemente llamada “reconversión industrial” que sembró España de parados que habían recibido jugosas remuneraciones a cambio de entrar en los circuitos del desempleo y que ya nunca más volverían a insertarse en el régimen general de la seguridad social, asumiendo su nueva e inestable condición de “autónomos”.

- Todo esto deriva de no haber estado en condiciones de interpretar cuál era el diseño franco-alemán para la UE: un “núcleo duro” liderado por ambos países y una periferia destinada al sector servicios y del cual los países mediterráneos constituyen su eje en el sur. Así pues,  España está situado en la “periferia” de la UE, lejos de los organismos de decisión y de poder.

- José María Aznar percibió esta situación e intentó liderar a los países de tamaño medio de la UE, pero no lo hizo movido por la intención de altera el modelo franco-alemán, sino para debilitar a Europa y conseguir que cediera terreno ante los EEUU, y especialmente, ante el poder del poder financiero de ese país.

d. En los últimos cinco años han cristalizado los errores acumulados de tres décadas de políticas económicas erráticas y erróneas que han generado una estructura económica extremadamente deficiente en la que la inversión especulativa ha sustituido a la inversión productiva.

- El drama actual de la economía española es, por este orden, su falta de modelo económico, su pérdida de competividad, la inadecuación de sus estructuras económicas tradicionales, la pérdida de tejido industrial, las consecuencias deletéreas de la globalización, la financiarización de la economía y la sustitución de la economía productiva por la economía especulativa, son algunos de los rasgos de la economía española que imposibilitarán en las próximas décadas que nuestro país la economía pueda “respirar” y que la sociedad pueda beneficiarse.

- Los errores acumulados desde el ingreso de España en las Comunidades Europeas, que se sumaban a los errores cometidos por el franquismo a la hora de establecer una estructura económica, pesan hoy de manera absolutamente insoportable sobre nuestro país.

- Para alterar esta estructura económica haría falta que el poder político tuviera voluntad para ello: pero nuestra clase política se limita a aceptar acríticamente el rumbo emprendido desde hace décadas y a no alterarlo aunque sea evidente que este rumbo perjudica al conjunto de la sociedad.

- Así pues existe una incapacidad palmaria para modificar la estructura económica de España y, por tanto, para salir de la crisis. Salir de la crisis implica, ante todo, salir del neoliberalismo y eso solamente podría hacerse mediante rompiendo con la globalización y proponiendo para la UE un nuevo económico post-globalizador. Algo que los dos partidos mayoritarios no tienen intención de realizar.

© Ernesto Milà – infokrisis – ernesto.mila.rodri@gmail.com – Prohibida la reproducción de este artículo sin indicar origen.