lunes, 19 de noviembre de 2012

¿Independencia o cárcel?



Infokrisis.- Desde hace años (véase el fondo de artículos de este blog que va ya para 10 años) hemos venido advirtiendo de que Cataluña (obviamente la Cataluña de la Generalitat que tiene muy poco que ver con la Cataluña tradicional y no es más que un aparato burocrático administrativo especializado en hacer hablar en catalán y deseoso de practicar el racket fiscal contra los catalanes), es la tierra de España en la que hay más densidad de casos de corrupción por kilómetro cuadrado. Hemos advertido, igualmente, que si en Cataluña no existe “periodismo de investigación” se debe a que desde hace treinta años, la Generalitat ha venido practicando una política de compra al peso de carne de periodista y de los medios de comunicación catalanes mediante un régimen de subsidios y subvenciones que les ha desprovisto de cualquier mordiente y del más mínimo espíritu crítico. Pero, los mecanismos jurídicos de un Estado de Derecho existen y, aunque de tanto en tanto, a veces hasta se ponen en marcha. Y eso ha sido lo que ha causado el que desde 2009, hayan salido a la superficie distintos casos que han crucificado especialmente a la clase dirigente de CiU, especialmente los casos Palau y Pretoria.


La insoportable lentitud de los tribunales

El tiempo va pasando y esos casos no terminan de sustanciarse ante los tribunales. La instrucción va a ritmo particularmente lento y eso a pesar de que se trata de casos de indudable interés y repercusión y, acaso por eso, permanecen aparcados la mayor parte del tiempo para aflorar levemente justo en períodos electorales como, si más que buscar justicia, alguien lo que intentase fuera utilizarlos como arma arrojadiza.
El tiempo sigue pasando y, a estas alturas, todo induce a pensar que Félix Millet, Maciá Alavedra y su socio Luis Prenafeta, o bien serán condenados cuando la edad les impida entrar en prisión, o bien fallecerán antes del juicio, o probablemente alguien intentará que se superen los plazos de responsabilidad judicial para evitar que las miserias de CiU salgan a la luz pública. En la Cataluña de la Generalitat todo es posible.

La Generalitat amenaza para Cataluña

Pero hay algo más grave. Es evidente que Artur Mas debería ser consciente de que Cataluña no ha sido nunca independiente y de que no lo será jamás, e incluso de que insistir en el independentismo puede dar lugar a un mayor aislamiento de Cataluña dentro de España (el impulso dado por el gobierno al “corredor central” es significativo) solamente va a lograr empeorar la situación de esta región y de la propia Generalitat.
El victimismo nacionalista cada vez sienta peor en el resto de España, lo que no sería importante de no ser porque el 75% del comercio de Cataluña es con el resto del Estado. No es raro que la patronal catalana esté asustada sobre una eventual, masiva y espontánea campaña de boicot a los productos catalanes ante la cual, las altivas respuestas de Mas (“buscaremos otros mercados”) chocarían con la realidad de que esos mercados, simplemente, no existen. O lo que es igual: mientras se buscan esos nuevos mercados y se encuentran, la economía catalana ya habría entrado en colapso.

Debemos de recordar que la deslealtad manifestada por la Generalitat de Pujol desde los años 80 ha sido al causa de que el Estado “castigase” a Cataluña y priorizase el eje estratégico Lisboa-Madrid-Valencia que ha relegado al puerto de Barcelona a un lugar secundario o que el AVE Madrid-Barcelona se haya retrasado ¡20 años!  en relación al AVE Madrid-Sevilla. El proyecto del “corredor central” es, obviamente una alternativa al “corredor mediterráneo” que quedaría anulado en la práctica por el ramal Valencia-Zaragoza, sellando la marginalidad de Cataluña. Tal es el precio que se ha pagado por la deslealtad de que han hecho gala los gobiernos de CiU.

Y, para colmo, 1.500.000 de inmigrantes inintegrables

El nacionalismo catalán, devenido independentista (en una transformación no por esperada menos espectacular), por primera vez está vuelto de espaldas al hecho que verdaderamente preocupa en Cataluña: “el negoci”. Flaco servicio va a hacer el gobierno de la Generalitat a los negocios de los catalanes, especialmente porque sus aventuras soberanistas no tienen otro final que el desembocar en un estallido social en el que el 1.500.000 de inmigrantes radicados en Cataluña llevaría, indudablemente, la voz cantante.

No hay trabajo para todo ese contingente que si hoy sigue tranquilo es 1) porque recibe subsidios y subvenciones de la Generalitat y de los ayuntamientos, 2) porque nadie obstaculiza su dedicación al trabajo negro y a la economía sumergida, 3) porque nadie le exige que pague impuestos, ni se preocupa por la titulación de los rótulos de sus establecimientos y 4) porque la Generalitat subvenciona generosamente a las asociaciones de inmigrantes e intenta así mantener la “paz social”. El cálculo de la Generalitat es que, vale la pena realizar esa política porque, antes o después, la crisis terminará y estos nuevos esclavos trabajarán en empresas regentadas por catalanes, siendo ellos mismos los “nuevos catalanes” que hablarán la lengua de Pompeu lleven turbante, taparrabos, niqab o chador…

Para colmo, la demografía es completamente negativa para el independentismo y así podemos entender que en los últimos meses se haya producido una “apertura” de sus filas a los contingentes de inmigrantes (véanse las estrafalarias fotos de gentes de todas las razas apoyando la manifestación independentista del 11-S y véase la campaña electoral desarrollada por CiU en mezquitas y centros de inmigrantes, pues muchos inmigrantes ya tienen derecho a voto en las autonómicas), como si el apoyo de estos fuera a facilitar el proceso independentista.

Está claro que los sectores más lúcidos de la inmigración (la comunidad pakistaní especialmente), apoyan la secesión catalana y esto por un simple motivo: les es mucho más fácil negociar e imponerse a un Estado catalán débil que a un Estado español, solo ligeramente menos débil, pero desde luego, mucho más apoyado por la UE. Para ellos, para los pakistaníes, todo consiste simplemente en sopesar las ventajas de la opción soberanista: y para ellos son todas.

El Estado catalán y la sociedad catalana carecen, por sí mismas, de fuerza y voluntad suficiente para negarse a conceder todo lo que pida un 25% de la población residente en esa región. Sí, porque la inmigración en Cataluña, no solamente es más cuantiosa que en lugar alguno del Estado, sino porque, además, es mayoritariamente de religión islámica.

Estúpidos e ignorantes como Carod Rovira hablaron y glosaron al “Islam catalán”, como si se pudiera colocar nacionalidad a una religión que, no solamente se quiere universal, sino que, además, considera que la lengua árabe es sagrada porque en ella Alá dictó el Corán. El nacionalismo hace de la lengua catalana el pivote central de su identidad: y justo ese tema es intocable para el islam, consciente de que el árabe es la lengua de Alá. A partir de ahí, cualquier posibilidad de integración del islam en la sociedad catalana es tan improbable como en cualquier otro lugar de Europa.

La demografía del grupo de apellidos catalanes a mínimos

No hay que olvidar tampoco que el grupo con apellidos catalanes es cada vez más minoritario y que su demografía no llega a la tasa de reposición, siendo la más baja del mundo. Las estadísticas de la Generalitat enmascaran este hecho sumando a la demografía del grupo con apellidos catalanes, la demografía procedente de las migraciones interiores de los años 40-80, y la demografía procedente de la inmigración exterior de 1997-2012.

Los niños son víctimas de la inmersión lingüística y se niega el hecho de que en Cataluña no existe una identidad, sino tres: la identidad catalana, la identidad española y las identidades inmigrantes y si bien las dos primeras han coexistido sin más dificultades que las planteadas por los nacionalistas, el trato con las identidades extranjeras, especialmente islámicas, es harina de otro costal. Y no son sólo árabes, sino pakistaníes y comunidades procedentes del África negra las que tienen conciencia de ser completamente diferentes al resto de residentes en Cataluña, pues, no en vano, ellos siguen al Islam. ¿Hay que recordar que el Islam no es solamente una religión, sino sobre todo y ante todo una forma de entender la comunidad, su legislación y el gobierno de la misma?

Está claro que mientras se subvenciona al “Islam catalán” todo funciona bien, porque ninguna autoridad islámica está dispuesta a poner los puntos sobre las íes sobre esta definición si ello implica el corte de la subvención. De hecho, en Cataluña todo irá bien mientras siga el régimen de subsidios y subvenciones a cualquier actividad: mientras se tape la boca de los medios de comunicación por unos euros, mientras se subvencione a las comunidades inmigrantes, mientras la lengua y la cultura catalanas son subvencionadas y mientras el independentismo díscolo es amansado a base de jugosos subsidios… ¿qué ocurrirá el día en que la crisis haga imposible todo esto? Por que, antes o después, la troika comunitaria, irrumpirá en todo este gasto disparatado y lo impedirá.

Cataluña, líder en corruptelas a corta distancia de Andalucía

Esta reflexión nos ha desviado del tema central: la corrupción en Cataluña. Quienes deberían sentarse en el banquillo de los acusados, desde luego, no son mequetrefes del tres al cuarto que han intentado robar unos miles de euros para darse algún capricho o tristes oportunistas sin escrúpulos que han utilizado fondos de la consejería bajo su mando para adquirir cocaína, esto es, mangantones del tres al cuarto. En absoluto: quienes están implicados en estos procesos son la élite del nacionalismo y de la sociedad catalana. Pujol ya eludió (por los pelos) el procesamiento por el caso Banca Catalana, pero le va a ser muy difícil, en un proceso a su brazo derecho y a su brazo izquierdo durante 20 años (Prenafeta y Alavedra), salir completamente indemne, y en cuanto los medios de comunicación levanten la veda sobre el historial económico de su familia (y en especial de sus hijos) puede arder Troya.

Sin olvidar que Félix Millet era el cajero de una red de financiación ilegal de CiU y que, sin duda, no había sido elegido por casualidad, sino por la “solera” nacionalista de su apellido. A fin de cuentas todo tenía que quedar dentro de las “200 familias” que controlan la vida cultural, social y económica de Cataluña desde mediados del siglo XIX.

Así pues, todo era para evitar la cárcel…

Las pruebas acumuladas contra estas redes de corrupción parecen ser excepcionalmente sólidas así pues ni los abogados ni sus defendidos pueden ignorar el hecho de que, en el momento en el que se abran los juicios, pase el tiempo se vea la casación, en un plazo indeterminado, deberá cumplirse una sentencia que contemplará desde pago de multas, indemnizaciones y costas multimillonarias hasta estancias en prisión más o menos prolongadas.

Y es justamente cuando se ha puesto de manifiesto que estos procesos siguen adelante, cuando alguien ha pisado el acelerador del independentismo. Hasta hace poco pensábamos simplemente que tanto la manifestación del 11-S como la inyección de 200 millones de euros a los grupos independentistas, respondía simplemente a la habitual maniobra chantajista del nacionalismo: amenazar con que la situación puede empeorar para obligar al Estado a llenar el cazo tendido por CiU… En esta ocasión, la mirada escrutadora de la UE de un lado y la gravedad de la situación económica de otro, hicieron que Artur Mas volviera a Cataluña con el cazo vacío y con la perspectiva de tener que lidiar con unos grupos independentistas reforzados que de manera creciente restaban espacio electoral a CiU y que, para colmo, históricamente siempre han sido una olla de grillos: ERC, RC, CUP, SI, etc. De ahí que se convocaran elecciones anticipadas.

Pero los hechos nos hacen considerar otra hipótesis complementaria sin desmentir la anterior. Cuando un partido como CiU se arriesga a quedar evidenciado ante la opinión pública (la sequía de informaciones no aprobadas por la Generalidad, hace que cada vez más catalanes recurran a Internet, a los diarios digitales o a cualquier otro medio para saber qué es lo que pasa) como “el partido de los chorizos” que ha saqueado y expoliado Cataluña considerándola como su huerto privado, es evidente que tiene que reaccionar.

El brusco afán independentista de Artur Mas puede ser también considerado como una forma de eludir esos procesos y evitar que CiU quede evidenciado ante la sociedad catalana y española. Últimamente la frase más repetida en Cataluña es “el patriotismo es el último refugio de los bribones”. Y, sin duda, no es por casualidad. Así pues, no hay que olvidar que la amenaza de una dinámica soberanista puede estar también motivada para evitar el procesamiento, encarcelamiento y puesta en evidencia de los principales gestores de la corrupción en Cataluña, lo que supondría, finalmente, la ruina total y para siempre del nacionalismo catalán, así como su liquidación histórica.

Así pues, finalmente, el impulso soberanista no sería más que el desesperado intento de evitar que la pléyade de notables  de CiU terminarán en la Tercera Galería de la Cárcel Modelo de Barcelona. La omertá entre la clase política catalana y su grado de iniquidad pueden llegar también hasta ese extremo. Cualquier cosa por evitar la prisión de los que fueron durante más de 20 años brazo izquierdo y brazo derecho de Pujol…

© Ernest Milà – infokrisis – Ernesto.mila-rodri@gmail.com – Prohibida la reproducción de este texto sin indicar origen.