martes, 21 de enero de 2025

"TRANSHUMANISMO" O "ARQUEOFUTURISMO" (V de V) - LO QUE SUPONE LA TOMA DE POSESIÓN DE DONALD TRUMP


5. CONCLUSION:
¿LA ÚLTIMA CONVULSIÓN DE AYER O
EL PRIMER RAYO DE SOL DEL MAÑANA?

Todo esto nos lleva a la cuestión de si la “revolución conservadora” y su unión con los magnates de las nuevas tecnologías, que ha cobrado una relevancia extraordinaria en la segunda toma de posesión de Donald Trump como presidente de los EEUU, puede ser considerada como el primer rayo de sol del futuro, o más bien como la última convulsión del ayer. Hemos tratado de responder con la última parte de este escrito y ahora podemos decir que hemos llegado a tres conclusiones definitivas:

1) Se ha producido el descalabro de una forma perturbada y enloquecida de concebir la política y la sociedad. El ultraprogresismo quedará, como máximo, reducido al “islote woke europeo” (mientras no cambie en la UE la correlación actual de fuerzas políticas y se prolonguen los “cordones sanitarios” y las ofensivas autoritarias contra las disidencias populistas y euroescépticas), pero ha perdido la partida. Sus sostenes, la Agenda 2030, los organismos internacionales, el “dinero viejo”, están entrando -entre resistencias e intentos desesperados- en el vertedero más maloliente de la historia.

2) Pero, con la alianza entre el “dinero nuevo” y el viejo conservadurismo, las contradicciones se van desplazado de la alternativa “ultraprogresismo – conservadurismo”, a la futura nueva contradicción “Transhumanismo – Arqueofuturismo”. De estos términos, el primero nacerá del fortalecimiento de las empresas tecnológicas y de los fondos de “capital-riesgo” y se apoyará en las posibilidades de mejora y progreso de las condiciones materiales de vida. El segundo, surgirá de la insatisfacción creciente del ser humano ante esta perspectiva y tomará como impulso la progresiva “deshumanización de la humanidad”, en los debates sobre bioética, en los errores cometidos por el “optimismo tecnológico” y en sus dificultades para estabilizarse.

3) El conservadurismo norteamericano y su alianza con los magnates de las nuevas tecnologías es puntual y circunstancial. Como siempre, cántaro de barro y cántaro de hierro no pueden viajar juntos: antes o después uno de ellos se rompe. Y el que tiene más posibilidades de quebrar por el duro viaje que le aguarda, es el conservadurismo. La alianza entre ambos es puntual y circunstancial, destinado a abatir la ideología woke y el ultraprogresismo que ambos consideran como su enemigo. Pero, desde el momento en el que Donald Trump jure su cargo, pueden comenzar las fricciones entre ambas tendencias.

4) Todo esto se producirá dentro de una perspectiva neo-liberal en la cual los grandes conglomerados tecnológicos establecerán sus leyes, por encima de los Estados y estos quedarán reducidos a una mínima expresión cuya finalidad sea trasladar a la sociedad los intereses y las metas definidas por los “propietarios de las nuevas tecnologías”. La narcosis social generada durante la Tercera Revolución Industrial, mediante las técnicas propias de la cultura de masas, será sustituida por la “fascinación tecnológica” capaz de encadenar voluntades y tiempos, de los que solamente serán conscientes y sabrán establecer límites y barreras los llamados a ser la élite del futuro, provistos de concepciones Arqueofuturistas.

Esta interpretación del futuro prescinde de cuadros apocalípticos. Es, más bien, la lucha entre las dos únicas concepciones actualmente posibles: o seguir la senda tecnológica sin más, o seguir esa senda, pero con la perspectiva de una élite capaz, no solo de generar técnica, sino sobre todo de dominarse a sí misma: la élite del futuro situada como nueva guía de la humanidad capaz de mostrar a la humanidad, como decía Nietzsche, que “no hay hermosas superficies sin terrible profundidades”.

Pero también pudiera ocurrir que, sin ayuda de nadie, por una sucesión de catástrofes naturales, de cambios en las condiciones de vida, de agotamiento de los recursos naturales (no hay, ni puede haber “desarrollo sostenible” ad infinitum en un planeta de recursos limitados), a causa de epidemias o pandemias muy reales y letales, se produjera una crisis apocalíptica que obligue a partir de cero. En esa hipótesis, un “tecnólogo” sin posibilidades de aplicar tecnologías sofisticadas, sería tan inútil como un surfista en Suiza… y nos situaríamos en el punto 0 de un nuevo ciclo histórico.

Se suele olvidar el famoso principio de Murphy (“si algo puede salir mal, saldrá mal”) y especialmente uno de sus corolarios: “cuanto más complicado es un mecanismo, más tiende a estropearse”. Una sociedad tecnológica avanzada es una sociedad particularmente compleja y, por tanto, más sensible, delicada y propensa a “fallos catastróficos” que cualquier otra que haya aparecido en la historia. Depende de la producción de “energía” y de que todos sus componentes funcionen correctamente.

En esas condiciones, una pequeña causa, puede producir un gran efecto. Es el “efecto mariposa” que describe como una pequeña variación en las condiciones iniciales de un sistema -como el generado por el aleteo de una mariposa en un lugar perdido del planeta- puede generar condiciones caóticas en el conjunto. No hay que excluir tal posibilidad, sino tenerla presente para prever otra de las posibilidades del futuro. No hay defensa tecnológica posible ante esta eventualidad: supondría el reseteo de todo y un partir prácticamente de cero.

Tanto si se parte de un combate entre dos concepciones del mundo, Transhumanismo y Arqueofuturismo, desarrollada en un contexto tecnológico avanzado, como si se trata de una catástrofe natural o derivada de otras causas, lo único que garantizaría la continuidad de lo humano y la posibilidad de un nuevo despertar serán las “élites holísticas”, aquellas que tienen la capacidad, la visión y las condiciones propias de un “guía”: prever el futuro, afrontar las nuevas condiciones, disponer de un poder superior a la fuerza bruta, conocimientos en materia de medicina, ciencia, comprensión del cosmos, energía interior y carisma. A ellos pertenecerá el futuro, porque ellos se forjaron en los momentos difíciles y sobrevivieron.

Esa “élite holística” es la que hay que empezar a promover ahora, cuando se inicia una etapa decisiva, puesto que sólo previendo los distintos desarrollos que pudieran darse en el futuro, fieles de nuevo a la sabiduría del visionario de Sils Marie, podemos decir con él que “el futuro influye en el presente tanto como el pasado”.

No habrá una “quinta revolución industrial”, la única “élite” que puede surgir de ésta a largo plazo es la Inteligencia Artificial convertida en spiritus mundi. Será en este ciclo en donde se resuelva la gran contradicción que veremos en el futuro, protagonizada por el Transhumanismo y el Arqueofuturismo.

Y, por tanto, esto responde a la pregunta de si vivimos una nueva edad de oro o bien un período de conflictos: vivimos un tiempo de transición y el drama de esta época es que no podemos afirmar cuando concluirá.