miércoles, 9 de noviembre de 2022

Karl Maria Wiligut, el Rasputín de Himmler - Christian Bouchet - LA DOCTRINA SECRETA [3 DE 4]

 

La Doctrina


Habiendo escrito relativamente poco, la doctrina de Karl Maria Wiligut continúa siendo conocida de modo muy imperfecto. Stephen Flowers y Nicholas Goodrick-Clarcke mostraron como giraba en torno a tres ejes: una teología secreta, una historia mítica y una runología mística.



La teología secreta


Para Wiligut la religión original de los germanos no era el wotanismo. En esto seguía las ideas de List quien había explicado en sus escritos que el armanismo había precedido al wotanismo. Pero, mientras List veía en el armanismo y en el wotanismo dos aspectos esotérico y exotérico, Wiligut por su parte oponía el wotanismo al irminismo-kristianismo reescribiendo la historia de los pueblos del Norte como una larga lucha etnre irministas y wotanistas (17). Hacía de la Biblia un texto primordialmente germano y clasificaba como perteneciente al wotanismo a todo aquello que le desagradaba en el Edda y en otros textos mitológicos del Norte.

En sí mismas estas ideas no eran tan originales como podían parecer, simnos anteriormente que eran defendías por Lanz von Liedenfels. El joven Richard Wagner había asimilado, a partir de 1850, el Cristo a Wotan (18), mientras que Howard Stewart Chamberlain, en so bra Fundamentos del siglo XIX, había explicado que Cristo era un ario y como relató John Yeowell en Odinismo y Cristianismo en el III Reich (19): “Toda una masa de literatura promovía en la época teorías muy extrañas. En una largo introducción a su Germanenbibet, publicada en 1904, Ernst Eberhardt exigía que los elementos del cristianismo que fueran ajenos al espíritu alemán fueran renegados y que solamente los elementos compatibles con la naturaleza germánica o aria fueran conservados (…). Se efectuaron esfuerzos encaminados a incorporar el cristianismo a la vida y a las enseñanzas de Cristo en una mitología germánica reconstruida, proceso que asumió en ocasiones formas muy extrañas. En su libro Der Deutsche Christus, publicado en 1907, Max Bewer, procuró demostrar que el propio Cristo era alemán. Según Bewer, los antepasados de Cristo eran oriundos de la región de Westfalia. Se admite por todos que Cristoa había nacido en Galilea, pero la Galilea de esa época, explicaba, no tenía una población judaica o semina, sino que había sido colonizada por inmigrantes de ojos azules 1.500 años antes del nacimiento de Cristo”. Por su parte Francis Bertin revela que: “al contrario de List que pretendía ser exclusivamente fiel a la mitología germánica, otros autores, fueran teólogos, lingüistas o etnólogos,. Trabajaban para privar al cristianismo de su base veterotestamentaria en beneficio de un cristianismo ario. Es así que Ernst von Bunsen (1817-1893) hacía una lectura tal de la Biblia y en general del Génesis en particular, que la Revelación bíblica, sin ser expresamente negada, se volvía una especie de religión aria y solar funcionando según un sistema dualista en el cual Adán era el primer ario y la serpiente del jardín del Edén el primero semita (…). Algunos autores de la época Guillermina fueron aún más lejos desvelando en los orígenes del cristianismo una precedencia aria, eliminando toda la huella del Antiguo Testamento juzgado como incompatible con el espíritu germánico. En el límite de este tema se situó el teólogo Friedrich Döllinger que intentó demostrar la arianidad de Cristo en su libro Baldur und Bibel fabricando completamente una carta apócrifa del procurador de Judea, Publius Lentulius dirigida al emperador Tiberio, en la que describía a Cristo bajo la forma de un dios hermano de los dioses germánicos y crucificado por semitas refractarios a la Revelación solar” (20).

Los numerosos libros publicados por los adeptos de estas tesis eran complementados por una prensa periódica que defendía ideas similares. Así, un redactor de Der Hammer, una revista mensual fundada en 1902, explicaba, en 1912, que los macabeos de la Biblia no podrían haber sido judíos a causa de sus proezas militares: estaba convencido de que estos debían ser los descendientes de los conquistadores indo-germánicos.



La historia secreta


Esta meta histórica deriva directamente de las tesis de Helena Petrovna Blavatsky (21). Karl María Wiligut vincula su doctrina a lo que la fundadora de la Sociedad Teosófica escribió en La Doctrina Secreta sobre las “razas matrices”, adaptándola. En la pluma de Wiligut, en diversos textos entre los cuales figura Descripción de la Evolución de la Humanidad, alude a esta doctrina explicando como la humanidad evolucionó de manera binaria como un conflicto continuo entre los “hijos de las estrellas” y los “hijos de la Tierra”. Es notable que encontremos ideas similares, en la misma época, en Rudolf Steiner (22). Influencia éste también por la teosofía, opone a través de la historia los luciferinos a los arimanistas. Es más que probable que sus libros, entonces muy difundidos en Alemania, hubieran llegado hasta Wiligut y lo hayan influenciado.

La oposición irminista-kristiana y wotanista entra en este cuadro más general y da a dos Wiligotis (23) un papel clave en la historia humana como participante activo en esta y como guardian de su memoria a través de su “tradición secreta”, o Irminsaga, pretendidamente conservada en siete tablillas de madera con runas grabadas.

En Las raíces ocultistas del nazismo (24), Nicholas Goodrick-Clarcke, sintetiza así en las páginas 153 a 175 del Der Raputin Himmlers de Rudolf Mund donde se expone la cronología de Wiligut.

“Esta iniciativa aparece hace 228.000 años antes de nuestra era, cuando había tres soles en el cielo y la tierra era poblada por gigantes, enanos y otros seres míticos. La historia propiamente dicha empezaba para Wiligut cuando sus ancestros, los Adlet-Wiligoten, darán su contribución para restaurar la paz después de un largo período de luchas, inaugurando así la “segunda cultura de Boso”, que atestiguó la fundación de la ciudad de Arual-Jöruvallas (Goslar) en el 78.000 antes de nuestra era. Los milenios siguientes estuvieron marcados por conflictos tribales y por migraciones en masa para los fabulosos continentes de la tradición teosófica. Cerca de 12.500 antes antes de nuestra era, fue proclamada la religión irminista de Krist, convirtiéndose en fe universal de los germanos antes de ser contestada por los wotanistas cismáticos. En el 9.600 antes de nuestra era , apareció un factor de la más alta importancia en las guerras continuas entre las dos religiones. Baldur-Chrestos, un santo profeta del irminismo, fue crucificado por los wotanistas en Goslar. Con todo, el profeta  consiguió huir hacia Asia y la guerra religiosa persistió en el curso de los años siguientes. Los wotnistas finamente consiguieron destruir en centro sagrado irminista de Goslar en el 1.200 antes de nuestra era y los irministas fundaron un nuevo templo o dar Exsternsteine, cercade Detmold. Pero este fue también tomado por los wotanistas en el 460, antes de ser finalmente saqueado, ya en su forma corrupta, por Carlomagno en el curso de su campaña contra los sajones paganos en el siglo IX.



Wiligut atribuía un papel continuo e importante a sus ancestros en esta crónica del pasado. Los wiligotis habrían sido Ueoiskuinigs (reyes sabios) remontando su origen a la unión de los Ases (dioses del aire) y de los Wanes (dioses del agua), en cuanto la Tierra aún era poblada por seres míticos. Más tarde, la tribu gobernó un reino en Burgerland (…) En la época de la brutal persecución de los paganos de Alemania del Norte por Carlomagno, los Wiliguts de esta región lograron escapar al cautiverio franco retirándose a las islas Feroe, y de ahí a Rusia central. Los Wiliguts fundaron ahí la ciudada de Vilna, como capital de un extenso imperio gótico que, más tarde, desapareció a causa de las hostilidades de los rusos y de los cristianos. Finalmente la familia emigró a Hungría en 1242”.

Sin embargo, en esto las pretensiones de Karl María Wiligut, formuladas por primera vez durante el invierno de 1920-21, nada tenían de muy original y no hacían sino recuperar, modificándolas, las alegaciones hechas diez años antes por un tal Ernst Lauterer. Fue, en efecto, hacia 1911, cuando este último pretendía ser Tarnhari, el “señor oculto” y la reencarnación de uno de los principales sacerdotes-reyes de Germania. Lauterer contactó con Guido von List para contarle su historia: era un descendiente de la antigua tribu de los Wölsung que había sobrevivido a través de la familia aristocrática de los Lauterer von Döfering de la que procedía. Según Lauterer, el clan familiar había mantenido secretamente el culto de Wotan y desarrolló una “memoria genética” que le permitía hacer revelaciones a cerca de la historia antigua de los alemanes. Ernst Lauterer publicó, durante la Primer Guerra Mundial, dos obras en las cuales desarrolló sus tesis, estando activo, tras la derrota de Alemania, en el medio völkisch de Munich, en el cual algunos periódicos difundieron su historia. Es, por tanto, evidente que fue leído y plagiado por Wiligut en la concepción de su Irminsaga.


La runología mística


Wiligut explicó en su “runología mística” en El murmullo de Gotos. El conocimiento de las Runas (25). Esta fe desarrollada por su discípula Gabriele Dechend tanto en Hagal (26) como en varios números de la revista Nordland (27).Leyendo estos textos, aprendemos que Wiligut no ve ninguna utilidad en los conocimientos universitarios y lingüísticos sobre las runas. Lo que parece ser, a sus ojos, el elemento central es que el mundo e animado por una circulación cósmica de espíritu, de energía y de materia en la cual las runas participan.

Según Flowers: “Wiligut veía el cosmos como inmutable, pero en movimiento, siguiendo eternamente a las mismas leyes. No siendo el cambio a sus ojos sino la apariencia del mundo a los ojos de los humanos llegados a estados diferentes de desarrollo y que, por ese hecho, ve el mundo como un flujo constante. Para Wiligut, la runología no era sino el estudio de un sistema esotérico, descrito por las runas, concerniente a la circulación cósmica”.

 En cuanto a Mund, en su Der Raputin Himmlers, Die Wiligut Saga, cita la opinión de Frau Shefer-Gerdan, una discípula del mago: “Gracias a las obras del doctor Teltscher, del coronel Wiligut y de Emile Rüdiger, no consideramos las runas como simples letras, como una especie de alfabeto primordial, sino que comprendemos que son una “tercera” llave, después de los números y del sonido y que son signos de energía”.



Esta cita tiene un mérito: nos muestra en qué subcultura sus discípulos integraron la runología de Wiligut, no en los cultos paganos del Norte, tampoco en el ocultismo occidental del siglo XIX como en las tres grandes influencias que entonces lo marcan: la cábala judía (“el número”), los mantras hinduistas (“el sonido”) y el “fluido” de los mesmeristas (“la energía”). De hecho, podemos escribir sin riesgo de equivocarnos que la “runología mística” de Wiligut no es sino una cábala bastardizada envuelta en runas…

Nos faltan, infelizmente, las fuentes para identificar cuales podrían ser las influencias que Wiligut recibió en este terreno. Pero en el medio cúltico del ocultismo alemán de finales del siglo XIX y del primer cuarto del siglo XX, es cierto que estuvo en contacto, directamente o por medio de vulgarizadores, no solamente con la teosofía ortodoxa y heterodoxa, sino también con los escritos de Eliphas Levi (28) y de individuos como Franz Hartman (29) o Theodor Reuss (30), ambos relacionados con la Orden del Templo de Oriente (31), a la Aurora Dorada (32) y al ocultista Aleister Crowley (33). A propósito, salta a la vista que la “clave rúnica” de Wiligut, un cuadro que enuncia las equivalencias entre las runas, los números, los signos del zodíaco y las letras de los alfabetos hebraico, griego y latino se parece, hasta el punto de confundirnos, con el Liber 777 (34) del mago británico y como sus concepciones sobre la circulación de la energía desarrolladas en Espiral Creadora del Huevo Primordial (35) se integran en las creencias comunes en la época de los cenálucos ocultistas por lo menos desde Franz Anton Mesmer (36). Además los poemas Lenzing y Ernting de la obra Gotos = Kalanda (37), Wiligut hace una referencia a los aethyrs. Priueba de que conocía la magia enoquiana (38).  Que había sido redescubierta a final del siglo XIX por la Orden Hermética de la Aurora Dorada, habiendo sido vulgarizada su práctica por Aleister Crowley en el texto La Visión y la Voz (39) donde relataba, en 1911, su exploración de los treinta aethyrs, es decir, las subdivisiones del mundo físico e invisible, según esta magia.

 

 


Notas:

 

1.  Esta oposición irminista/wotanista fue aceptada con la mayor seriedad por sus contemporáneos acusando estos a Wiligut, por este hecho, de manera fundada o infundadamente, de haber hecho todo lo posible para que enviaran a Ernst Lauterer (a) “Tarnhari, a un campo de concentración. Éste, seguidor de von List, alegaba ser descendiente de un clan oculto de wotanistas… (ver infra).

2.    “El dios supremo de los alemanes, Wotan, no tiene necesariamente que ceder su lugar al Dios de los cristianos, a pesar de que lograra incluso ser plenamente identificado con él”, Richard Wagner, Le Nibelungen, en Oeuvres, París, sd, t. II, pág. 90.

3.       John Yeowll, Odinisme et Christianisme sous le III Reich, Avatar, París 2006.

4.       Francis Bertin, op. cit., pág. 85.

5.       Helena Petrovna Blavatsky (1831-1891), originaria de una familia de la nobleza rusa, huyó de su casa con diecisiete años, poco tiempo después de su matrimonio, para llevar una vida aventurera en Europa, en Próximo Oriente y en los Estados Unidos. Tras haber sido espiritista, fundó el 13 de septiembre de 1875 la Sociedad Teosófica, movimiento iniciático que tuvo mucho éxito. Helena Petrovna Blavatsky desempeñó un papel fundamental desplazando el centro de gravedad de las referencias geográficas ocultistas de Egipto a la India. Supo también vulgarizar las nociones presentes en sus predecesores (especialmente en Eliphas Levi, del cual conoció a varios discípulos) convirtiéndolos en lugares comunes del ocultismo para el gran público. En su primer libro, Isis Desvelada, desarrolló un sistema completo de evolución de las razas. En lo que concierne a la redacción de su segunda obra, La Doctrina Secreta, afirmó apoyarse en su elaboración en un misterioso manuscrito, El Libro de Dzyan, que habría consultado “astralmente” en los “Archivos Akhásicos”. Desarrolló ahí sus consideraciones raciales basadas en la sucesino sobre la Tierra de siete razas matrices y de siete subrazas. Por otro lado, H.P.B. popularizó ampliamente –en especial a través de sus cartas y conferencias- una idea que ya era habitual en los medios ocultistas, la de los “maestros secretos” agrupados en una Gran Fraternidad Blanca. En Die Gestichchte der Ariosophie, Jörg Lanz Liebenfels la cita como uno de sus precursores directos.

6.      Rudolf Steiner (1861-1925). Originario de una familia de pequeños funcionarios, cursó estudios que culminó brillantemente doctorándose en filosofía. Próximos a los primeros marxistas berlineses, dirigió una revista literaria y colaboró en la edición de las obras completas de Goethe. Descubrió la obra de la Blavatsky en los años 1880, y se volvió progresivamente miembro importante de la rama germánica de la Sociedad Teosófica siendo finalmente nombrado en 1902 jefe de la entidad para Alemania, Suiza y el Imperio Austro-Húngaro. Se escindió en 1913, creando la Sociedad Antroposófica que se instaló en Suiza, en Dornach, en un edificio construido según los planos de Steiner: el Goetheanum (que sucumbió a un incendio en 1923, siendo reconstruido y prosiguiendo hasta hoy como sede de la organización). Perteneció también a otras estructuras ocultistas: la Orden del Templo de Oriente –de Theodor Reuss y Aleister Crowley- y la obediencia masónica marginal llamada de Memphis-Misraïm.

         7.       Clan mítico al cual Wiligut alegaba pertenecer.

8.       Nocholas Goodrick-Clarcke, op. cit.

9.       Hagal nº 11/7, 1934.

10.   Hagal nº 12/4, 1935.

11.   Testimonio de Gabriele Winckler-Dechende (op. cit.)

12.   Eliphas Levi, es el personaje más relevante del ocultismo del siglo XIX, de verdadero nombre, Alphonse-Louis Constant, nacido en París en una familia de artesanos en 1819, fue seminarista en San Nicolás de Chardonet, en Issy y en Saint Sulpice, pero no fue ordenado sacerdote. Frecuentó la extrema-izquierda de la época y al estallar la Revolución de 1848, fundó Le Tribun du Peuple. 


Serie completa. Links

Karl Maria Wiligut, el Rasputín de Himmler - Christian Bouchet [1 DE 4] – El hombre y su carrera

Karl Maria Wiligut, el Rasputín de Himmler - Christian Bouchet [2 DE 4] – Ascenso y caída

Karl Maria Wiligut, el Rasputín de Himmler - Christian Bouchet [3 DE 4] – La doctrina secreta

Karl Maria Wiligut, el Rasputín de Himmler - Christian Bouchet [4 DE 4] – El trabajo en las SS y el legado









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