martes, 21 de abril de 2020

EXABRUPTO 1: “SOMOS LÍDERES MUNDIALES EN MORTANDAD”



Hace tiempo evito escribir sobre política convencido de que es perder el tiempo. Este país no tiene remedio y cada día me confirmo más en la idea de que no vale la pena desgañitarse por una causa perdida. La democracia entendida a la española supone un elegir entre lo malo y lo más malo, que, habitualmente concluye en lo peor. Desde el principio, era evidente que un gobierno PSOE-UP era, de entre todas las opciones, la peor, no sólo por el nivel de indigencia intelectual de los dirigentes del socialismo español, sino porque sus consortes venían con hambre atrasada. Y lo más terrible -porque las desgracias nunca vienen solas- es que, al peor gobierno de la democracia, le ha tocado la peor crisis desde la guerra civil.

Finalmente, España es líder en algo: somos -y valdría la pena que los portavoces del régimen que cada día lucen palmito en ruedas de prensa ultrafiltradas lo recordaran- el país con mayor porcentaje de muertos de todo el mundo: Italia con sus 24.114 muertos supone un 0,040%, los EEUU con 42.364 fallecimientos, el 0,011%. España, los supera por 20.852 víctimas y un 0’045%.

Ninguna de las explicaciones dadas por el gobierno para explicar algo tan singular como alarmante, resulta convincente. Es cierto que España, la es uno de los países con una esperanza de vida más alta (83 años -en Italia 82,8- que llega a 86 años en el caso de las mujeres). Pero también es cierto que países con esperanzas de vida similares (Suiza, Canadá y Singapur con la misma que la nuestra, Japón con tres meses menos) y casi todos los países de Europa Occidental con similares esperanzas de vida, no han sufrido esta enfermedad con la misma fuerza.

Así pues, estas dos constataciones indican simplemente que si en España este virus ha causado más mortandad que en otros países es porque se ha gestionado mal. Item más: peor que en cualquier otro lugar del planeta.

A eso se deben dos causas: la primera que el gobierno español, inicialmente, no creía en la gravedad de la enfermedad, y que, por eso, siguió sin tomar medidas (así pudo celebrarse la manifestación del “día de la mujer trabajadora” y demás con absoluta tranquilidad). Fue solamente después de que llegará a España el ejemplo de las medidas adoptadas por otros países, cuando se tomaron medidas, no por convicción sobre la gravedad de la enfermedad, sino POR IMITACIÓN a lo que hacía el vecino más próximo (en este caso Italia). Y no por interés sanitario, ni para beneficio de la seguridad sanitaria de la población, sino para evitar que grupos de la oposición trataran de instrumentalizar una campaña en contra del gobierno.

Hay que recordar, por otra parte, que el ministro de sanidad español carece de titulación académica para entender la gravedad, la naturaleza y el alcance del problema (Illa tiene una simple licenciatura en filosofía y está en el ministerio en tanto que miembro del PSC y de la Sociedad Civil Catalana, para tranquilizar a los que decían que el gobierno Sánchez estaría “vendido” a ERC). No puede extrañar que el gobierno español no haya actuado ni por iniciativa, ni por convicción, ni siquiera entienda la importancia real de la epidemia y su nivel de peligrosidad. Simplemente, se ha limitado a actuar por imitación y para evitar que le pudieran achacar, mientras dure la crisis, de debilidad y falta de interés.

(CONTINUARÁ)