miércoles, 22 de abril de 2020

EXABRUPTO 2: “Covid-19 IGNORANCIA Y ESPECIALIZACIÓN EN EL GOBIERNO SÁNCHEZ”



Alguien dirá: “para ser ministro no hace falta conocer la temática del departamento, para eso están los asesores”. Y este es el problema: que tenemos un gobierno presidido por un economista con un doctorado más falso que un tsunami en Suiza. Así que, cuando desde el gobierno oyeron hablar de la pandemia, se preguntaron: “¿Y eso qué es?” y alguien les debió decir, “un virus”. Así que se asesoraron por los virólogos… que tampoco estaban muy al cabo de la calle sobre la nueva epidemia, entre otras cosas porque Fernando Simón, miembro del Comité Asesor del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, tampoco fue muy consecuente al principio de la crisis (cuando una semana después de que este centro ya alertara sobre la gravedad de la pandemia y sobre la necesidad de adoptar medidas de enclaustramiento, afirmó que no tendría problemas en que sus hijos fueran a la manifestación feminista del día 8 de marzo).

Y los virólogos opinaron, tarde, pero opinaron, que había que realizar una cuarentena nacional. Ahora le tocaba al gobierno plasmar ese consejo en hecho. Sabemos lo que ocurrió. Probablemente, si solamente se hubiera realizado la cuarentena sobre grupos de riesgo (geriátricos, ancianos, salas de urgencia hospitalarias) y se hubieran prohibido actos públicos de masas, el resultado hubiera sido igual o menor. Y lo peor está por llegar.

Si, porque el “comités de crisis” que hubiera debido formar el gobierno (para gestionar directamente la crisis) tenía la obligación de contar con alguien más que con virólogos. Porque esta crisis no es solamente sanitaria: es económica, es social, es nacional…
- Hubiera sido necesaria la presencia de economistas que informaran sobre las repercusiones económicas que iba a tener el confinamiento en las condiciones en las que se ha hecho. Ya que el gobierno era incapaz de ver lo que un observador medio podía prever -a saber, que un país de servicios, cuya economía es altísimamente tributaria del turismo, iba a entrar en una crisis económica extrema después de una temporada prácticamente perdida y con decenas de miles de pequeñas y medianas empresas, no digamos de autónomos, arrasadas-, al menos, si en un comité de crisis hubieran estado presentes economistas, habría sido posible tener una visión más clara de las implicaciones de la orden de confinamiento obligatorio.
- Hubiera sido necesaria la presencia de médicos de otras especialidades y no sólo virólogos para que informaran sobre lo que suponía para la sanidad aplazar miles y miles de operaciones, de visitas médicas con especialistas, y lo que implicaba para una población emocionalmente fragilizada, dos meses sin salir de casa, soportando tensiones, aislamiento, contacto mediante redes sociales, inactividad, o lo que supondrán enfermedades generadas por el sedentarismo (infartos, subidas en la tensión arterial, etc.). Porque, a lo peor resulta, que, dentro de un año, nuestra esperanza de vida ha descendido y no precisamente por el corona virus sino por el deterioro en la calidad de vida de estos meses.
- Hubiera sido necesaria la presencia de psicólogos en un comité de crisis que informara sobre las repercusiones que van a tener los cuatro o cinco millones de parados con los que nos encontraremos de aquí a poco, especialmente de gentes entre 30 y 60 años que habrán soportado dos crisis económicas gigantescas en apenas 10 años.
- Hubiera sido necesaria la presencia de macroeconomistas que alertaran hasta dónde se va a disparar la deuda pública que será necesaria para pagar todas las “ayudas sociales” y todos los gastos generados por la crisis y que situarán necesariamente en torno a los 2 billones de euros.
- Hubiera sido necesaria la presencia de pedagogos y profesores universitarios que opinaran sobre las repercusiones educativas de la crisis y los riesgos de perder un curso.
Todo esto hubiera sido necesario en una España normal, capaz de afrontar con pies y cabeza la pandemia. En lugar de eso, tenemos a un gobierno de ambiciosos procedentes de la “izquierda marciana”, apuntalado por mindundis con necesidad de pagar el chalet y con hambre atrasada. El resultado es el que tenemos: somos el líder mundial en víctimas del Covid-19. Y es que, para gobernar, ¡hace falta incluso saber qué tipo de asesores se requieren y el gobierno ni siquiera ha sido capaz de entreverlo! Además de virólogos.

A los destrozos generados por el felipismo y su entrada mal negociada en la UE que implicó el desmantelamiento de parte de nuestra industria; a los destrozos causados por el aznarismo y su modelo económico de “pan para hoy y hambre para mañana”; a la ruina causada por el zapaterismo, primero en su negativa a reconocer la crisis de 2008, y luego a gestionarla de la peor manera posible… a todo esto, se añade hoy la mala gestión presente de la pandemia y la crisis que se prolongará durante años en al sociedad española por las consecuencias de un confinamiento forzoso que, a la vista de los resultados, no ha servido para gran cosa, salvo para ir en cabeza del ranking mundial de muertes.