sábado, 7 de noviembre de 2015

Diario de la Desesperanza (LXIX)

Querido Diario:

Se llamó “carrera de caracoles” hará unos 10 años, a la que tenían entablada los distintos grupos políticos de pequeñas dimensiones para ver quien ocupaba el espacio que en otras partes de Europa ocupaban partidos de la talla de Front National. Aquello duró más de la cuenta. Y en eso estamos. Más o menos está claro quién ha ganado la carrera de caracoles y quienes se han quedado en la cuneta o se ha perdido en sus babas. Ahora lo que queda es transformar la carrera de caracoles en una de salto de obstáculos. Porque obstáculos los habrá, pero es preciso apostar por una buena salida, ser consciente de que uno se la puede pagar con esta o con la valla que seguirá, pero imprimir velocidad al despegue.

Uno –en la distancia, claro–, se siente embarcado en la construcción de una “federación” que nace –está naciendo– con la intención de ocupar un espacio vacío en la política española. Desde que se conoció el resultado de las últimas elecciones municipales, la “unidad” pasa, lo hemos dicho, por el eje E2000–PxC: ambos tienen programas bien definidos, zonas en donde su influencia es notorio y cargos electos. La primera colaboración entre estos grupos ha sido la creación de la asociación de Concejales que agrupa a los elegidos por las listas de E2000, PxC y PxL y a los que espero que en los próximos meses se unan otros muchos independientes y concejales aislados. Esta asociación es el primer paso, al que seguirán otros. Por lo que sé, la “federación” no se presentará a las próximas elecciones. Es pronto y los mimbres todavía no son lo suficientemente fuertes como para que los resultados acompañen. Es cuestión de quemar etapas y crear instrumentos de trabajo. La asociación de concejales es uno, pero no será el único.


Cabe preguntarse si no acudir a la convocatoria electoral puede ser considerado un “gesto antisistema”. No lo es: no es que la “federación” se niegue a presentarse sistemáticamente a las elecciones, es que a estas, precisamente, no se va a presentar. Y no porqué no esté en condiciones de reunir los avales del 0’1 del electorado… sino porque todavía no ha dado tiempo de preparar el programa común, la estrategia, ni acopiar medios económicos suficientes para hacer una campaña en condiciones.

Creo que sería posible reunir los avales en Cataluña y la Comunidad Valenciana, así como en una decena de provincia menores en las que apenas con doscientas o cuatrocientas firmas ya es posible salvar la barrera del 0’1%. Son las provincias en las que los distintos grupos de la “federación” tienen una mínima base militante. Conste que me parece muy razonable el que en un país como España en donde cualquiera puede presentar una lista (incluso repleta de fraudes) era necesario establecer un “corte” para evitar que el censo electoral estuviera al alcance de cualquiera. Por otra parte, quien no es capaz de reunir el 0’1% de avales en una provincia es que está llamado a perder. Así pues, no creo que sea por esta barrera –saludable, en mi opinión– por lo que la “federación” estará ausente el 20–D.

Vale la pena recordar también que un partido político o una federación no tienen la obligación de practicar esa especie de “fetichismo electoral” que parece aquejar a la clase política. Es preciso denunciar el falso mito de que los problemas se resuelven en las elecciones: lo que se resuelve es la composición del parlamento. Nada más. En España tenemos una larga experiencia electoral en los últimos 40 años: hemos votado en elecciones locales, autonómicas, generales y europeas… en ese tiempo, los problemas se han ido acrecentando hasta el punto de que es razonable pensar que las elecciones renuevan a los ocupantes de las poltronas pero en absoluto resuelven problemas. Es más, crean otros nuevos.

No presentarse a unas elecciones no implica que se acabe el mundo. El simpatizante y el afiliado tiene distintas posibilidades: votar nulo, votar en blando o abstenerse. Y animar a otros a que hagan otro tanto a la vista del percal que cortan las opciones que se van a presentar: tanto los ya vistas, como las nuevas (si el otro día Iglesias proponía 17 referendos de autodeterminación para las 17 comunidades autónomas, ahora Rivera propone votar por una lado a siglas de partido y por otro a personas, demostrando que el “antes muerto que sencillo” es una constante entre la clase política española que, al parecer, no ha oído hablar de la “navaja de Ockham” (la solución más simple es la verdadera)

Así pues, la “federación” tiene por delante un horizonte mucho más amplio y un afán de estar presentes de manera determinante en ulteriores contiendas electorales. El asunto no resuelto en la política española es dónde está una formación equivalente a las que están presentes en toda Europa, de carácter euroescéptico, identitario, social–patriota y anti–inmigración. Porque ese es el hueco que ni van a ocuparlo Vox (el problema de Vox no es el 20–D, sino lo que quedará de él el día después y quién se queda las facturas a pagar), ni los grupúsculos nostálgicos más o menos bienintencionados, ni, por supuesto, los desaprensivos políticos que siempre han circulado a la derecha del PP.

Repito que, a mi modo de ver, los rasgos en los que se concretara una alternativa a la “vieja banda de los cuatro” (PP+PSOE+CiU+PNV) y a la “nueva banda de los cuatro” (Podemos+Cs+ERC+Bildu) y que definirían un nuevo espacio político deberían ser:
  • euroescéptico porque las crisis económica iniciada en 2007 y nunca concluida, si demuestra algo es la necesidad de revisar las estructuras de la UE y, por supuesto, las cláusulas del Tratado de Adhesión de España y conjurar sus efectos más deletéreos (arrojarnos a la periferia de Europa, imposibilidad de realizar una política monetaria propia, exigencia de destrucción de sectores estratégicos, perjuicios ocasionados a nuestra agricultura por “acuerdos preferenciales” de la UE con países no europeos, indefinición de la UE en temas importantes como la política exterior, la defensa, y estancamiento en la construcción europea). La UE así constituida no puede alcanzar sus fines y la presencia de España en una estructura de este tipo anula los efectos benéficos que en principio pudo tener
  • identitario porque el gran adversario de las libertades y del bienestar es precisamente la globalización que, para imponerse, precisa abolir los signos distintivos y la personalidad de los pueblos. Quien ignora sus raíces y su personalidad, es presa fácil para el “nuevo orden mundial” y queda obligado aceptar la “corrección política” y el “pensamiento único”. Quien dice “identidad” dice orígenes pero dice también “autenticidad” y rasgos que se trata de mantener en tanto que son el producto de la psicología colectiva y de la historia de un pueblo.
  • social–patriota porque las naciones y los Estados son, hoy por hoy, junto con la identidad, una de las pocas defensas ante la globalización. Pero no hay patriotismo digno de tal nombre cuando la sociedad que vive sobre esa tierra está abandonada a su suerte y a las oscilaciones de los mercados y de los señores del dinero. El patriotismo o tiene una desembocadura social, o no es nada.
  • anti–inmigración en la medida que uno de los instrumentos de la globalización son los movimientos migratorios a causa de los cuales, tanto los países emisores de inmigración como los receptores pierden identidad. Es preciso denunciar hasta la saciedad que la inmigración masiva, al aumentar el número de trabajadores en un país, es un mecanismo regulador de los salarios (a más inmigración, salarios más bajos) y un instrumento para “ganar competitividad”.

Estos cuatro factores –euroescepticismo, el patriotismo social, lo identitario y la lucha contra la inmigración masiva– son respuestas coherentes y perfectamente concatenadas a la globalización, a la degeneración del régimen político español y a el progresivo desmantelamiento del Estado del Bienestar. Cualquier otro elemento de programa tiene relación directa con alguno de estos puntos. Y cada uno de estos conceptos es importante porque de ellos va a depender la “imagen” del movimiento que resulte.

Si tal movimiento quiere hacerse un hueco en la política española deberá llamar la atención y hacerlo difundiendo ideas. Como el alquimista medieval, el éxito en política consiste simplemente en destilar una y otra vez las mismas ideas, difundirlas con la constancia y la paciencia de un ejército laborioso, repetirlas una y mil veces con un lenguaje comprensible para el electorado y a través de cuadros cualificados. Era imposible disponer de todo esto el 20–D.

Así pues ya sabemos lo que hacer el próximo 20–D: VOTO EN BLANCO, VOTO NULO O ABSTENCIÓN. Sabemos también que es preciso aunar esfuerzos y sumarse al polo que empieza estos días a andar. Porque ya va siendo hora de arrancar y que de la “carrera de caracoles” se pase al “salto de obstáculos”.


ARTUR MÁS NO SE RESIGNA A SALIR DEL PALAU DE LA GENERALITAT NI POR LA PUERTA DE ATRÁS, NI POR LAS CLOACAS…

La carrera política de Artur Mas es propia de un hombre mediocre. En 2003 y 2006, ya salió derrotado del debate de investidura y tuvo que aguantar siete años de oposición. Finalmente, en 2010 consiguió su meta y se ha sentado durante casi cuatro años en el Palau de la Generalitat. Ahora vuelve a estar en la cuerda floja y, a medida que pasan las horas hasta llegar al debate de investidura, sus posibilidades de lograr un acuerdo con la CUP para ser votado como presidente, se van agotando progresivamente.

Para el electorado de la CUP, Artur Mas y lo que representa CDC son una aberración del nacionalismo catalán, una sífilis que contamina con su prurito de corrupción todo lo que toca, una abominación que ha hecho más daño a Cataluña que cualquier centralismo madrileño… Votar por Mas implicaría la volatilización de parte de los votos de la CUP… justo en puertas de las elecciones generales del 20–D. Algo inaceptable para los borrokos catalanes.

Entonces ¿qué? Lo normal sería que Junts pel Sí y la CUP pactaran un candidato de consenso. Pero ¿qué ocurriría en ese caso con Artur Mas? Debería de optar entre salir del Palau de la Generalitat por la puerta trasera y esperar tranquilamente en su casa de calle Balmes, cerca de la Travesera de Gracia, el desmoronamiento final de CDC, la oleada de procesos por corrupción que se vienen encima, no sólo al clan mafioso de los Pujol sino a todos los equipos dirigentes del partido… entre los que se encuentra él mismo. Ciertamente, Artur Mas no huirá por las alcantarillas como hizo su ilustre predecesor Josep Dencàs, conseller de interior cuando se produjo la proclamación del “Estat Catalá” en octubre de 1934, pero pasará muy cerca de ellas como la semana que viene la Virgen de Montserrat no le haga un milagro.

No es el ego de Mas (que también), sino la sensación de que si no es presidente de la Generalitat carecerá de argumentos para negociar sobre una posible imputación a él o a gente de su entorno, y quedará expuesto a suplicatorios llegados de la Audiencia Nacional. Artur Mas, simplemente tiene miedo. Así que tratará por todos los medios de seguir siendo presidente y, en estos momentos, sus validos están tratando de “comprar” a buen precio a algunos diputados más de Catalunya sí podem (Podemos+ICV)  que de CUP. El recuerdo de algo parecido al “tamayazo” planea sobre Barcelona.

Y si no, ¿qué…? Sencillo: elecciones autonómicas en marzo. Una vez más la disyuntiva es o Guatemala o Guatapeor. Lo que ocurre es que en esas nuevas elecciones, Mas tendría todavía cuatro meses para utilizar todos los recursos al alcance de su mano (entre ellos, la victimización, a través de los medios de comunicación de la Generalitat, de los cabezas de turco del proceso de “desobediencia y desconexión” que se abrirá la semana que viene) para asegurarse un mejor resultado. O al menos esta es la posibilidad a la que se refugia.

Pienso que Mas ha optado por el seudo–tamayazo y que las nuevas elecciones son la última de sus opciones, pero, como hoy decía La Vanguardia: “esta posibilidad cada vez ocupa más espacio en su mesa de trabajo”…

“¡SI SE PUEDE! ¡SI SE PUEDE!” ¿QUÉ ES LO QUE SE PUEDE? CREAR UN FRANKENSTEIN, POR SUPUESTO. PODEMOS ESTARÁ ROTO EN VARIOS GRUPOS EN EL CONGRESO

Podemos nació para renovar la política española. Pero eso era hace año y medio. Ahora, Podemos es un partido más cuyo rasgo más característico es aumentar, por si no hubiera suficiente, la dosis diaria de caos de este país. La elaboración de listas electorales y de coaliciones regionales está resultando mucho más difícil de lo que Pablo Iglesias pensaba hace un año. En cada autonomía, los “círculos” de Podemos reaccionan de una manera diferente, y todos se muestran celosos de su independencia. No es que la izquierda está fracturada, es que el mismo entorno de Podemos está atomizado.

Y no hay nada que hacer: cada organización regional es un mundo aparte y cada una tiene ideas propias, diferentes, por supuesto, al de la dirección de la organización que, por lo demás, se ha fracturado en trozos para satisfacer las exigencias de los aliados. Los catalanes (que incluyen a Barcelona En Comú de la Colau), el valenciano (en el que Podemos va con Compromís), los gallegos (en donde funcionan con exIU y con gente de las Mareas), quieren tener voz propia en el Congreso. Así pues, el grupo de Podemos, propiamente dicho, quedará muy debilitado en el próximo parlamento.

Pablo Iglesias no ha creado un partido político: ha creado un Frankenstein electoral en el que es imposible imponer un criterio único. Sin olvidar que todas estas coaliciones regionales están (o estarán) prendidas por alfileres y pueden deshacerse en cualquier momento por un quítame allá esas pajas. Entre lo mediocre de la gestión de sus concejales y alcaldes elegidos en las últimas elecciones municipales, la falta de noticias sobre la actividad de los diputados de Podemos en el Parlamento Europeo (se sabe que Iglesias es uno de los que han estado más ausentes en esta institución), las incorporaciones problemáticas, dimisiones de algún cargo regional cada semana, noticias sobre dirigentes pederastas, y el binomio Kichi–Gordillo en Andalucía convenciendo al electorado de toda España de que en Podemos hay mucho de anécdota con olor a marihuana, no es raro que esta formación sufra el síndrome del partido menguante.

ESPAÑA CADA VEZ RÍE MENOS Y LO POCO QUE RÍE NO ES PRECISAMENTE GRACIAS AL HUMOR GRÁFICO… QUE ESTÁ EN CRISIS TERMINAL

Ando preparando un estudio sobre La Codorniz y he podido advertir una cosa: aquel tipo de humor era infinitamente más brillante, ingenioso, bien realizado y con más pretensiones que cualquiera de los productos que le siguieron. Parece como si la existencia de la censura excitase la imaginación y hubiera obligado a los caricaturistas a trabajar más los temas y huir de lo obvio y lo facilón.  Cada vez reímos menos y cada vez menos, nuestras sonrisas deben menos a las caricaturas y al humor gráfico.

Si alguien tiene a bien repasar los números de La Codorniz (el único semanario español de humor durante el franquismo) advertirá que hacía gala de su subtítulo: “La revista más audaz para el lector más inteligente”. Luego vino la transición y el humor gráfico cambio. Ganaron peso los caricaturistas de los diarios (Máximo, Forges, Ops, etc.) y aparecieron varias revistas de una calidad muy inferior a La Codorniz, que basaban sus ventas y sonrisas en lo cutre, lo zafio, el porno y poco más. Ayudaron, eso sí, a que muchos sonrieran ante el trance de la transición. De la generación de La Codorniz ya no queda nadie.

Los dibujantes históricos que quedan en El Jueves, tienen menos gracia que una imitación de Chiquito de la Calzada por parte de Montoro. Forges es un arcaísmo al borde de la jubilación. Las viñetas de los diarios hace lustros que han dejado de suscitar alguna sonrisa. Además, la crisis del papel ha eliminado está sección de la mayoría de diarios y las pocas que se publican o están hechas por becarios o se pagan muy mal. Los dibujantes se han visto afectados por las bajadas de ventas y por la crisis del papel impreso. En cuanto a los digitales, eluden por completo tener caricaturitas y dibujantes en plantilla. Las revistas de cómics históricas (El Víbora, Totem, Cairo, 1984, etc), todas cayeron una tras otras en la última década del siglo XX. Y eso que España era y es puntera en la industria del cómic. De las de humor sobrevive malviviendo El Jueves a costa de reducir páginas, formato y calidad. Veremos lo que dura. Ops se reinventó en El Roto y sigue colocando su viñeta en El País, viñeta que probablemente sea una de las principales causas de la alta tasa de suicidios y depresiones en este país.