sábado, 15 de junio de 2024

BOAZ Y JAKIN: ABATIR LAS DOS COLUMNAS DEL TEMPLO

No, este no es un artículo conspiranoico. Más bien apelamos al simbolismo masónico para demostrar nuestra tesis y nos remitimos a una enseñanza que nos dio el coronel San Martín en el lejano otoño de 1970. Por un lado, Jakin y Boaz son las columnas sobre las que se eleva el templo masónico. Por otro, San Martín nos decía que el templo clásico del Estado en aquellos momentos, se levantaba sobre varias columnas: la Falange, el Carlismo, el Opus Dei, los monárquicos, la mayoría silenciosa. Si estas columnas se pelean entre sí o están muy deterioradas, el aparato del estado (el “frontón” o triángulo superior que lo corona) se hunde. Pues bien, las dos columnas sobre las que se levanta el régimen nacido en 1978, sus Jakin y Boaz, son el PP y el PSOE. El régimen sobrevivirá mientras las dos columnas gocen de buena salud.

LA CONSTITUCIÓN DESCANSA SOBRE PP Y “PSOE”

El coronal San Martín terminaba su “masterclass” poniendo una bandera sobre la cúspide del frontón de su imaginario templo que había pintado en una pizarra: “Esa bandera, son las Leyes Fundamentales”. Cámbiese, las “Leyes Fundamentales” del franquismo, por la constitución de 1978 y habremos completado la analogía. Si caen las dos columnas, se derrumba el templo del Estado y con él, la constitución de 1978. Estas son las consecuencias.

Por el momento, las dos “columnas” del régimen gozan de relativa buena salud. Se tiene tendencia a pensar que el “gran hallazgo” de la “democracia española” fue la alternancia entre gobiernos de centro-derecha y de centro-izquierda apoyados por nacionalistas moderados catalanes y vascos cuando no tenían mayoría absoluta. Y eso funcionó durante un tiempo (poco, en realidad), pronto, ya en el siglo XXI, los nacionalistas se fueron radicalizando hacia el independentismo y en los últimos años, en todo el mundo, la derecha se ha endurecido ante las medidas, cada vez más locas, de ingeniería social de la izquierda.

En España éste último proceso de radicalización va avanzando, aunque estamos lejos todavía del que se ha dado en las grandes democracias occidentales: en Francia y en Italia, sobre todo, en Alemania, en Austria, incluso en el nuevo continente en países como Brasil, Argentina, EEUU… Más o menos, en todo el mundo, ha aparecido lo que llamamos “la política de bloques”. En España estamos en camino. En Francia, las izquierdas se han dado prisa en constituir un “frente popular antifascista” como si estuviéramos en 1935, frente al bloque de las derechas. Lo que les separa es algo tan sencillo como: “welcome refugies” o “basta de inmigración”, o si se prefiere “cosmopolitismo mestizo” frente a “identidad francesa”.

FEIJÓO SERÁ ALGÚN DÍA PRESIDENTE

En España, hasta ahora parecía claro que la radicalización del pedrosanchismo (el PSOE ya no existe, es una mera prolongación personal del presidente) generaría una polarización similar a la que se ha dado en otros países. Pero algo ha fallado en este cálculo: Feijóo vive en un mundo retrasado entre 20 y 30 años de la realidad presente. Cree que todavía la primera opción de pactos es con el “PSOE”… de tanto en tanto, se manifiesta fiel a la Agenda 2030 y en el tema de la inmigración acaba de votar a favor de la regularización de 500.000 inmigrantes. A pesar de gobernar con Vox, muchos caciques locales peperos consideran a esta formación como ”enemiga”. Sin olvidar la chapuza de la última campaña electoral en la que el PP presentó como un “fake” la campaña de Vox recordando que PP y PSOE pactan habitualmente en el parlamento europeo y que la nefasta von der Leyen ha sido apoyada por ambos partidos… Antes de hacerse público el recuento de votos, la propia von der Leyen (Partido Popular Europeo) afirmaba que volvería a gobernar con los votos del… “PSOE”).

Dudo en estos momentos de si Feijóo será presidente algún día. Entre un psicópata y un timorato, vencerá siempre el primero. Y, además, en el caso de que llegara a presidente ¿qué va a hacer Feijóo? ¿cortar la inmigración en seco? ¿cómo? ¿haciendo lo que el Partido Popular Europeo, esto es, nada? ¿y la criminalidad que se ha disparado? ¿y los incidentes cada día más frecuentes en todas nuestras ciudades y pueblos entre mafias llegadas de todo el mundo? ¿Cómo serán las relaciones con Marruecos? ¿seguiremos importando alimentos envenenados del Magreb? ¿Y la OTAN? ¿nos seguirá poniendo en riesgo cada día y nos inducirá a morir por Zelensky como la cosa más natural del mundo? ¿Tendrá el valor de un Milei para poner en marcha la cortadora y cortar las subvenciones a chiringuitos y ONGs inútiles? ¿meterá en cintura a las legiones de drag-queens que quieren catequizar en los colegios a niños de 3 a 5 años? Me cuesta trabajo pensar que, de llegar al poder, Feijóo hará algo mas que tratar de racionalizar los gastos del Estado y evitar -cosa difícil- que la deuda llegue a los dos Billones de euros. Y con eso se dará por satisfecho. Le falta carácter para ir más lejos.

Y luego está la posibilidad de que tanta tibieza, suavidad y timidez, ni siquiera lo aproximen al poder, con lo que, el PP precisará un sustituto. Ahí está Isabel Díaz Ayuso… Bien, pero no tan bien si tenemos en cuenta que su hegemonía en Madrid no se ha debido tanto a sus logros personales como a los errores del PSOE (virtualmente desaparecido en la autonomía) y que, el hecho de que Mas Madrid sea el segundo partido ha obligado a Ayuso a emplear una mayor combatividad. Pedro Sánchez lo tiene muy claro: más vale torpedear a Ayuso que a Feijóo. Ayuso es, por lo demás, vale la pena no olvidarlo, una dirigente sin experiencia internacional e, incluso, sin experiencia más allá de las fronteras de la Comunidad de Madrid.

LO QUE MANTIENE VIVOS A PP Y “PSOE”, A JAKIN Y BOAZ

Sin embargo, el proceso de polarización que conduce a la “política de bloques” sigue avanzando en nuestro país. El elector parece conocer la parábola de Bertol Brecht: un buda está meditando en una habitación, bruscamente cae la vela y la estancia se incendia. El buda sale de su meditación, se asoma a la ventana y cuando las llamas están a punto de quemarle las cejas pregunta a un viandante: “¿Qué tal se está ahí fuera?”. El elector español se queja y reniega de Jakin y de Boaz, del PP y del “PSOE”, pero le preocupa mucho más lo que vendrá después. Ocurre en todo Occidente: ¿qué vendrá después? Incluso la derecha más derecha se autotitula “constitucionalista”, no tanto por la eficacia demostrada por la “carta magna” como por los reflejos de seguridad que genera en sectores del electorado. Se dice que el dinero busca seguridad, pero el elector, que en el fondo no es más que un euro con patas, va allí en donde se le garantiza más seguridad. Por ello, el sistema se sigue sosteniendo sobre las dos columnas. El templo no va a ser abatido en breve.

Pero el tránsito hacia la “política de bloques” es inevitable: no hay posibilidad de consensos, de existir acuerdos entre los dos grandes partidos solamente se realizarán para ocultar sus miserias, esconder sus corruptelas, repartirse el poder y pactar seguridades para que nadie ponga en verdadero riesgo las políticas realizadas por el otro desde el gobierno. El descontento, la decepción, esa sensación de que las elecciones están trucadas, primero por el CIS y luego por INDRA a la hora del recuento, se va apoderando de más y más ciudadanos. Para unos, vivimos en una “democracia de pacotilla”, para otros es una “dictadura incipiente”, para los más optimistas “una perversión de la constitución del 78”.

En las elecciones catalanas, a la vista de que el PP no terminaba de despegar, en la última semana de campaña se alteró el mensaje: ya no era “por la convivencia, ni por la seguridad ciudadana”, era “contra la delincuencia inmigrante”. Y el electorado catalán se fijó en el PP. De haberle dicho al electorado que, cerradas las urnas, el PP votaría por la regularización masiva de 500.000 inmigrantes más, es probable que se hubiera quedado con los tres diputados que tenía en la anterior legislatura catalana.

Si el “PSOE” ya ha desaparecido y más le valdría cambiar el nombre por el de “Grupo de Amigos Personales de Pedro Sánchez”, al PP cabría definirle como el “Partido de la Decepción”. Votar al PP hoy es quedar decepcionado por sus iniciativas mañana. De la misma forma que creer en las bondades del pedrosanchismo es vivir en un mundo que se hunde y pensar que es el mejor de los mundos posibles.

¿UN PROGRAMA COMÚN DE LA DERECHA?

Hasta hace poco estaba convencido de que era posible desalojar al sanchismo del poder gracias a un “programa común de la derecha”. Hoy ya no lo creo tanto. Y creo que hay que trabajar en otra dirección y en una estrategia que llamaría “abatir las columnas del templo”. Es bueno que existe un “frente nacional” opuesto al “frente popular”. Y a lo que vemos, las fuerzas que podrían dar lugar a un “frente nacional”, se van ampliando y ensanchando.

No es por casualidad que ha aparecido el fenómeno Alvise, ni que Vox, a pesar de la presión del PP y de la presión de la izquierda, resista y avance posiciones. No es por casualidad que los jóvenes voten cada vez más a partidos de la derecha nacional y radical. Ni tampoco que sigan actuando cada vez más formaciones activistas de extrema-derecha. Tampoco es por casualidad que los partidos de izquierdas registren un aumento del voto de los “nuevos españoles”, ni que el “PSOE” haya nacionalizado este año a una cifra récord de casi 300.000 extranjeros. El pedrosanchismo cultiva a sus nuevos votantes…

En realidad, hoy, siguen existiendo las “dos Españas”: la que paga impuestos y la que los recibe en forma de subsidios y subvenciones. Mañana esas dos Españas tendrán otra forma: “los viejos españoles” (que pagan impuestos) y los “nuevos españoles” (que reciben subvenciones). Y, estos últimos crecen más rápidamente que los primeros.

Mientras el centro-derecha siga enrocado en posiciones de hace veinte o treinta años, sin darse cuenta de los cambios en la sociedad española, un “programa común de la derecha” podría supone una mordaza para una parte del electorado. Mejor la estrategia del “cántaro de bronce” y del “cántaro de barro”: viajar juntos hasta que uno de ellos, el más frágil, se rompa.

EL PROCESO DE POLARIZACIÓN Y LAS NUEVAS REALIDADES

En España, el proceso de “polarización” seguirá con forma de curva asindótica, pero inevitable y con una característica que no tendrá en otros países: se llevará por delante el régimen nacido en 1978. Una mala noticia para los “constitucionalistas”, pero inevitable. No será una caída al vacío como teme una parte del electorado, sino una “remodelación del edificio”. La buena noticia es que las columnas de sustitución se están formando ya: son los nuevos partidos que no estaban previstos en los acuerdos de la transición, es el cambio en el uso de la información (la transición se vio apoyada por grupos mediáticos que hoy están en crisis -PRISA- o hace tiempo que han desaparecido -Cadena 16- o están debilitados -Z-, hoy la televisión generalista la ven minorías y no le prestan excesiva atención, mientras que las redes sociales y los digitales  se han configurado como primera fuente de información), y es una situación de deterioro de la convivencia y de la seguridad lo que hace que, en España, una de las columnas del futuro sistema esté afianzándose más que la otra: la “derecha nacional” frente a una izquierda desmoralizada, desorientada y multidividida, que no va más allá de lo programado en la Agenda 2030.

La constitución del 78 cada vez muestra un mayor deterioro. Gracias a su ambigüedad, Sánchez puede proponer las medidas que está proponiendo (amnistía, reforma de la justicia, regularizaciones masivas, medicina universal, puertas abiertas de par en paz, incluso en las cárceles en donde cada vez resulta más difícil entrar, pero muy fácil salir, en organismos públicos que sirven a intereses de parte, el CIS, RTVE, etc). No es malo que caiga esta constitución, ni que empiece a perfilarse el reemplazo político a la derecha del centro-derecha. Contra más crezca la derecha de la derecha, más rápido se producirá el derrumbe de Jakin y Boaz, del pedrosanchismo y del PP. Y cuanto antes lleguemos a la política de “las afirmaciones absolutas y de las negaciones soberanas, mejor”.








  

martes, 11 de junio de 2024

FIRMA DE LA AMNISTÍA: EL PROBLEMA NO ES EL REY, ES LA CONSTITUCIÓN

Hoy abundan los comentarios sobre el hecho de que Felipe VI firmará la ley de amnistía. He visto calificativos de todos los colores dedicados al Rey por este hecho. Y, sin embargo, el problema no es el Rey: el problema es la constitución de 1978 que reduce a la figura del monarca a un papel meramente simbólico y representativo (es decir, a casi nada) e, incluso, está OBLIGADO POR LA CONSTITUCIÓN a firmar cualquier papelajo que le remita el gobierno, por repugnante que sea. Así que, vamos a ser claros: no me quejo de que el Rey firme una ley que, inmediatamente, será recurrida y, seguramente, tumbada en instancias judiciales, de lo que me quejo es de que algunos no se han enterado de cuál es la situación, aquí y ahora, de la monarquía y de la propia estructura del Estado.



¿Y SI NO FIRMARA LA LEY DE AMNISTÍA?

Si el Rey Felipe VI no firmara la ley de amnistía, ésta entraría en vigor igualmente… y, por lo mismo, sería recurrida inmediatamente ante el Tribunal Constitucional. El problema no sería ese. A fin de cuentas, esta ley-cambalache, no la ha redactado el Rey, ni siquiera el PSOE o el gobierno, sino Pedro Sánchez, al que, de momento, siguen apoyando 5.000.000 de sus últimos mohicanos subsidiados. Y, en una democracia constitucional, lo que cuenta es el texto constitucional, no la lógica, ni el sentido común, ni mucho menos la ética o la moral. En un régimen monárquico no constitucional, el Rey dictaba las leyes y, desde luego, hubiera resultado muy difícil que, en esa situación, Felipe VI, hubiera dictado una ley-cambalache como ésta. Pero, estamos en una “monarquía constitucional” y, por tanto, la “soberanía” reside en el “pueblo”... Y esa “soberanía” se mide en votos. Y hoy, el que gobierna es Pedro Sánchez y el que dicta las leyes es él, no otro.

Sería bueno repasar el título II de la constitución: “De la Corona”, artículos del 56 al 65. Ahí queda definido el carácter de la monarquía, sus prerrogativas, sus atribuciones. Estas reducen, prácticamente, a la mera función simbólica, actos mecánico-protocolarios y poco más. El artículo 82 explica que “Corresponde al Rey: a) sancionar y promulgar leyes”… y eso es lo que hizo durante 40 años su padre y eso es lo que hace hoy el Rey Felipe VI.

No se dice que pueda negarse a sancionar y la posibilidad de dejar de promulgar leyes, el redactado tiene un carácter mecánico y afirmativo: se sobre entiende que debe “sancionar y promulgar” todo lo que el gobierno le coloca bajo su real nariz. Eso es todo.

¿Y si no lo hiciera? Se recuerda el caso de Balduino de Bélgica, opuesto a la ley del aborto que le presentó el gobierno y decidió no sancionarla. El 4 de abril de 1990, Balduino abdicó durante 36 horas, alegando “objeción e conciencia”. Ferviente católico y contrario al aborto, declaró que “su conciencia no le permitía firmar la ley”. Poco antes, en su mensaje de fin de año, de 1989, Balduino había recordado que “los niños merecen especial protección y cuidado, y ello incluye los derechos del no nacido”. Obviamente, la ley del aborto fue aprobada. La abdicación temporal hizo que la regencia recayera en el gobierno que había impulsado la ley del aborto que, inmediatamente, firmó y aprobó. El 5 de abril, Balduino volvió a ser Rey de los belgas.

En España, la constitución es muy clara: “corresponde al Rey sancionar y promulgar leyes”, en absoluto discutirlas, negarlas, esquivarlas o contradecirlas. En otras palabras: “firma y calla”. Si no firma, en tanto que figura simbólica, el hecho en sí no tiene valor: la ley de la amnistía ha sido aprobada en el Congreso de los Diputados, esto es, aprobada por la “soberanía popular”, y, por tanto, es “indiscutible”… En ninguna parte de la constitución, se dice que el Rey tenga derecho de veto. Ese corresponde al Tribunal Constitucional en exclusiva y sin discusión posible.

Es evidente que la ley de amnistía rompe las reglas del juego de la constitución de 1978, pero no corresponde al Rey decirlo -a la vista de sus atribuciones en la “carta magna” del 78- sino a otras instancias constitucionales. Lo que el mandato constitucional exige al Rey se le exige es una absoluta neutralidad en el terreno legislativo y de gobierno.

Claro está que el Rey, en teoría, podría manifestar su disgusto públicamente. De hecho, ya lo hizo en su momento, cuando el silencio de Mariano Rajoy ante la proximidad del referéndum independentista le obligó a enviar un mensaje a la nación el 3 de octubre de 2017 defendiendo la unidad de España y el cumplimiento de la ley. En aquella ocasión, esta actitud ya fue objeto de críticas por parte de los sectores republicanos, ahora, una nueva intervención en contra de una ley preparada por el pedrosanchismo, daría la excusa para que la izquierda cuestionara la monarquía. De hecho, es lo que está esperando Pedro Sánchez para superar la crisis de su imagen pública: sacrificar a la monarquía para salvar su propio “reinado”.


MONARQUÍA O REPÚBLICA

En 1978, para desencallar definitivamente la transición, los “padres del a constitución” optaron por mantener la “monarquía que quiso Franco” (la de Juan Carlos I) como ÚNICO gesto de continuidad del antiguo régimen con el régimen constitucional… pero, eso sí, desprovista de cualquier atribución real y relegada a un mero papel representativo y mecánico de sanción y promulgación de leyes o a un mando teórico sobre las Fuerzas Armadas… siguiendo las directrices del gobierno de turno. Así, la “oposición democrática” aceptó renunciar a la “ruptura”. A cambio tuvo un sistema de partidos, un sistema jurídico garantista, la puerta abierta a la fracturación autonómica del Estado y el papel decisivo de que los nacionalistas catalanes y vascos se convirtieran en el elemento decisivo cuando ninguna de las dos opciones de centro-derecha y de centro-izquierda tenían la mayoría absoluta, pocos organismos efectivos de control, una relativa división de poderes y una ley d’Hondt que favorecía a las grandes opciones y castigaba a los minoritarios.

España, se convirtió, pues, en “monarquía”, aunque, de hecho, es una “república enmascarada” a la vista de la nulidad de los poderes reales. A eso se le llamó “monarquía constitucional española”. Era eso o república y ya se sabe el resultado que han dado los dos primeros experimentos de ese tipo en España.

En el siglo XXI, la izquierda, en algún momento, especialmente la extrema-izquierda y los independentistas, han estado tentados de relanzar el tema de la república. Con escaso éxito. Y el PSOE, a pesar de que se considera un partido “republicano”, ha optado por silenciar esta actitud. Pero su posición en cualquier momento puede cambiar. Un Pedro Sánchez acorralado judicialmente, electoralmente de capa caída, puede aprovechar el más mínimo error del Rey Felipe VI para abrir el debate, prometer un referéndum sobre la república y engañar de nuevo a los que quieren ser engañados y a alguno más que cree que la monarquía es cosa del ayer.

Y este es el problema: en el caso de que el Rey Felipe VI no firmara la ley de amnistía, el “casus belli” estaría servido.

¿Y por qué sería negativo un régimen republicano? ¿acaso no se cumpliría el refrán de “a la tercera va la vencida”? Existen dos buenos motivos para rechazar esa posibilidad.

¿QUIÉN ES HOY REPUBLICANO?

Vivimos en una época de “política de bloques”. En España estos bloques están perfectamente definidos: “derecha conservadora” frente a “izquierda progresista”. A pesar de que, tanto en un bloque como en otro hay monárquicos y republicanos, lo cierto es que, de forma ampliamente mayoritaria la “derecha conservadora” es monárquica, mientras que la “izquierda progresista” es republicana. Piense usted en qué bloque se sitúa y asuma automáticamente su condición de monárquico o republicano. Ah, y no vale decir en un “espacio centrista”, por que los “tercerismos” ya no tienen espacio en la “era de los bloques”.

Pensemos lo que puede suponer para alguien cuyo universo se sitúa en la “derecha conservadora” el ser “republicano”: supone ir del brazo con ERC, con los independentistas catalanes y etarras, con el PSOE e IU, con Sumar y Podemos. Esa es la compañía, hasta el punto de que puede decirse que, en una eventual e improbable “tercera república” ocurriría como en las dos primeras: que las fuerzas “progresistas” la considerarían como algo propio, se creerían autorizados a hacer y deshacer a su antojo, sin dar a la otra parte, la posibilidad siquiera de expresarse. Quien conoce la historia de la Segunda República sabe que eso fue, exactamente, lo que ocurrió en aquellos años. ¿Está usted dispuesto a trabajar por la “tercera república” sabiendo que los grupos políticos más odiosos de este país están por esa opción?

¿CUÁLES SON NUESTRAS RAÍCES?

Este es el segundo motivo para rechazar la República. Si se mira la Historia de España, se percibe con claridad meridiana que España ha sido “hecha” por la monarquía y por el catolicismo (y lo dice un agnóstico). Es cierto que la monarquía de los Reyes Católicos, que las monarquías de la Reconquista o del Imperio, no son la monarquía del siglo XXI. Es cierto también que algunos monarcas no han estado a la altura de las circunstancias (pero, para eso, la institución monárquica ha recurrido a la “regencia” cuando un monarca no está capacitado para seguir tiendo el titular de la Corona o para asumirla). El hecho de que algún representante no está a la altura no quiere decir que haya que cargar contra el principio mismo: la institución monárquica.

También es cierto que la Iglesia Católica está desgastada y sin rumbo. Pero eso no implica que los principios de la moral católica no sean válidos: de hecho, son los que corresponden a nuestra historia y esos principios son independientes de la institución en crisis en la que nacieron y pertenecen a la cultura occidental.

Pero lo cierto es que, si hay que buscar “raíces” para que una construcción política se alce y crezca fuerte y sólida, no hay que olvidar que el tronco de pueblos al que pertenecemos desde el punto de vista antropológico, los indo-europeos: y estos, siempre se han regido por la institución monárquica.

La etimología de la palabra Rey es de origen indo-europeo. La raíz reg-, corresponde en el latín a rex, en la lengua védica a raj, en galo a rig y a rix. El concepto del reg- indoeuropeo era “aquel que traza la línea, quien encarna al mismo tiempo lo que es recto”. En latín rex es “aquel que dirige” y en el mismo verbo “dirigir” está implícita la raíz reg. De la misma raíz procede el término irlandés recht, “derecho”, “ley”; el inglés right, “derecho”, el alemán recht con el mismo sentido, así como las palabras “rectitud”, “regular”, “regla”. Y de “dirigir” han surgido “dirección” y “directo”.

La historia de Europa es la historia de las monarquías. Y nosotros somos los últimos herederos de esa Europa. Nuestras raíces están en aquellas viejas monarquías.


DIEZ AÑOS DE MONARQUÍA 

Y UNA REFORMA NECESARIA

Ciertamente, Juan Carlos I no dejó un buen recuerdo. Estaba mucho más próximo a Fernando VII que a los Grandes Austrias e incluso             que a un Rey reformador como el primer Borbón Español, Felipe V. Hace diez años abdicó. Desde entonces, la institución monárquica no ha protagonizado ningún escándalo, ni corruptelas, ni amiguismos peligrosos, no ha aparecido ninguna amante “choni”, y el Rey ha cumplido con su trabajo: ha dado ejemplo de padre -lo que hoy en día no es poco- y no ha dilapidado ni siquiera desgastado a la institución monárquica. Hoy, incluso, la izquierda republicana duda si plantear el tema del cambio de régimen en un momento en el que los aplausos y las adhesiones espontáneas acompañan al Rey Felipe VI en sus desplazamientos, tanto como los pitos y los insultos al “rey negro”, Pedro Sánchez. No parece justo llamarle “traidor” por estampar su firma en la ley de amnistía a tenor de lo que ya hemos dicho.

El Rey, de hecho, debería tener más poder en el aparato constitucional español. Una futura constitución:

- Debería de reconocer la prerrogativa de consultar directamente con el Tribunal Constitucional antes de estampar su firma en una ley.

- Debería de ser el jefe efectivo de las Fuerzas Armadas sin la cortapisa del gobierno.

- Debería tener capacidad para disolver las cámaras por iniciativa propia, cuando juzgara que la situación política se ha estancado o se ha vuelto inestable o cuando percibiera que el gobierno no está en condiciones de cumplir su función.

Si hoy nos encontramos en una situación de parálisis política, de empantanamiento económico y de falta de perspectivas en todos los terrenos, no se debe a la institución monárquica, sino al presidente del gobierno y a las ambigüedades del texto constitucional: el Rey no puede hacer otra cosa más que cumplir el papel decorativo al que le ha relegado esa constitución, envejecida y con cada vez menos lustrosa.

Claro que hace falta una reforma constitucional: pero esta reforma debe tener como objetivo atenuar el poder de los partidos políticos y acrecentar el de la cúspide de la nación, la monarquía, que no está al servicio de una “parte”, sino de la “totalidad” de la nación y de los intereses nacionales. Dicho de otra manera: el Rey debe tener poderes por encima de los partidos: estos representan “fotografías” de la “voluntad nacional” en cada momento, pero la Monarquía es la voz de la historia, las raíces. Un pueblo no puede permanecer de espaldas a sus raíces ni a su pasado… para esto ya tenemos a Pedro Sánchez.

 








  

lunes, 10 de junio de 2024

ELECCIONES EUROPEAS: QUE LA ESPERANZA NO OCULTE LA REALIDAD (2ª PARTE)


UN APARTE SOBRE VOX, ALVISE, 

IZQUIERDA ESPAÑOLA, SEPARATAS…

Lo de menos para Vox es haber ganado dos escaños y 300.000 votos (con una participación 10 puntos menor que en 2019). Lo más importante para esta formación es que el partido está consolidado y, además, no se reduce a un solo rostro (Abascal): con el protagonismo de Jordi Buxadé en esta campaña se ha demostrado que dispone de otros cuadros políticos sensibles a los problemas del electorado, capaces de expresarse con claridad y poder medirse con los representantes de los grandes partidos y, sobre todo, ha mostrado capacidad de resistencia. Está definitivamente consolidado: no es un fenómeno pasajero cuyo futuro depende de la persistencia del problema a raíz del que nació (caso de Ciudadanos en relación al independentismo catalán), ni es una moda transitoria (como ayer lo fue Podemos y hoy es Alvise). Es una formación consolidada, con tendencias, pero que tiene un programa claro que no deja lugar a equívocos. Y, en este sentido, vale la pena recordar que durante décadas muchos se lamentaban de que en España no existía un MSI, o un Front National y demás… pero cuando éste ha aparecido, muchos no lo reconocen... Hoy Vox es el partido de la “derecha nacional europea” en España. Discutirlo, equivaldría a negar la ley de la gravedad.

No es la primera ocasión que decimos que la hora de Vox no ha sonado todavía. Desde un punto de vista estratégico, en estas últimas elecciones Vox se ha encontrado en lo que militarmente puede llamarse una situación de “defensiva estratégica”. El PP quería borrarlo del mapa. Para la izquierda, no es más que la punta de lanza de la “fachosfera”. Ha vivido una situación muy parecida a la de la AfD alemana: “todos contra el fascismo” (y, en el “todos”, la derecha democristiana y pepera, antes que nadie). Ha sobrevivido y demostrado que dispone de un “suelo electoral” estable. Pero su futuro depende del PP. Nos explicamos.

Si el PP llega algún día al poder, decepcionará como ayer ha decepcionado a miles de electores que votaron por él tras saberse que apoyaría a la von der Leyen junto con el PSOE. El PP es una máquina de generar decepciones. Siempre lo ha sido. Su ventaja hasta no hace mucho era -como hemos recordado- que “no tenía enemigos a la derecha”. Votar útil suponía, votar al PP. Pero en el momento en el que el PP llegue al poder -si llega- su programa no dejará de ser un conjunto de normas para administrar mejor el dinero público. Poco más. Tímido hasta lo timorato, moderado, centrista, “dialogante”, cuidadoso con no ofender sensibilidades muy susceptibles ni pieles muy finas, como se demostró en Extremadura en las pasadas elecciones autonómicas, sus políticas oscilan entre un liberalismo económico conservador y un ecléctico progresismo centirsta. Piénsese cómo puede gobernarse desde esas posiciones…

Además, la herencia que deje Sánchez estará envenenada: una deuda impagable, unos intereses que se comen lo esencial de los ingresos del Estado, unido a amplias capas de la población, especialmente migrantes y “nuevos españoles” subsidiados, sin ganas ni interés por trabajar, solamente por el cobro de la sopa boba mensual, con un deterioro del orden público y de los delitos más graves que solamente puede combatirse con el “sistema Bukele” (esto es, sin consideraciones “humanitaristas”) y unas amenazas centrífugas amamantadas durante décadas por el PSOE. Y Feijóo será "presidente", un tipo gris, con pocas ideas propias, que aspiraba a ser “vacunador obligatorio” en Galicia, que ha negado tres veces que sus diputados hayan votado habitualmente en Bruselas junto a los socialistas … Entonces, con Feijóo en el poder, será la hora de Vox. Y el partido debe de estar preparado para ese momento, porque su crecimiento será rápido después de unos meses de gobierno del PP. Es en ese momento cuando debe entrar en una fase de “ofensiva estratégica”, sin compasión. Tanto si gobierna en coalición como si le ha prestado apoyo exterior, como si se ha situado en la oposición.  

Claro que también es posible que Feijóo nunca llegue a la presidencia. Para eso hace falta algo más que el que los que despreciativamente el gobierno llama “tabloides digitales” denuncien cada un caso nuevo de corrupción socialista. Hace falta un programa y, sobre todo, una voluntad, Feijóo no es un hombre de carácter, es una fotocopia reducida de Rajoy, incapaz de enfrentarse directamente a un problema y favorable a dejarlo pudrir y judicializarlo (como hizo Rajoy con el independentismo catalán, olvidando que, desde Lao-Tsé se sabe que "la juticia es como el timón, hacia donde se le da, gira"). Así que también es probable que jamás gobierne.

Ante esta eventualidad, Vox debería de entrar en una fase estratégica de “equilibrio de fuerzas”: debería de proponer un “programa común” al PP para obligarlo a definirse: 

- O con Von der Leyen y con los socialistas europeos contra los intereses de los agricultores o con los defensores de la identidad europea y de los valores que han construido a Europa. 

- O con el despliegue de la flota en el Mediterráneo, “pateras cero”, y repatriaciones masivas de ilegales y de delincuentes, o mirando a otro lado ante la islamización de Europa. 

- O contra la Agenda 2030 y contra todos y cada uno de sus tópicos deletéreos o a favor de la familia, la natalidad, el trabajo, y la identidad de España y de Europa. 

- O reconocimiento de que se ha entrado en la “política de bloques” y hay que decidir entre si se está en el “bloque conservador” o en el “bloque progresista”, o con el mantenimiento de antiguos equilibrios “centristas”, propios de otro tiempo…

Desde el punto de vista militar esta fase de “equilibrio de fuerzas”, implica tratar al PP como un “igual”, demostrarle que el futuro de su propio partido ya no depende solamente de él mismo, sino de su política de alianzas. El tiempo hará el resto: y el tiempo demostrará una vez que cuando viajan sobre un asno el “cántaro de hierro” junto al “cántaro de barro”, siempre hay una que se rompe y otra que sobrevive…

¿Alvise? Flor de un día, como lo fueron Laporta, Ruiz Mateos o Gil y Gil; tal como llegó, desaparecerá, eso sí, envuelto en procesos y más procesos por difamación. Nada grave, en cualquier caso: le han votado despistados salidos de Ciudadanos, milenials que no apartan la nariz de las redes sociales y antisistemas de derechas

¿Izquierda Española y las esperanzas que había suscitado? Cero diputados, un discurso que interesa a pocos, que atrae a menos y que carece del aliciente que tiene en Alemania una opción como BSW: hoy, el gran problema no es el independentismo, ni la centrifugación del Estado, sino la pérdida de identidad y la brutalización de la sociedad española operada por los flujos descontrolados de inmigración africana. Mientras esa Izquierda Española se centre en la temática antiindepe y en los valores de la izquierda decimonónica, será una vía muerta y un cementerio de buenas intenciones. ¿Los indepes? En Cataluña, toque de atención para Puigdemont: ha perdido un diputado; su posición queda muy debilitada y le aleja de poder regresar como “president”…

UNA CONCLUSIÓN: 

LLEGAR HASTA EL FINAL DE LA RUTA EUROESCÉPTICA

La derecha “nacional”, la derecha “identitaria”, la derecha “populista”, ha subido en casi toda Europa, especialmente en “la Europa que cuenta” (el eje franco-alemán), está en el poder en Italia, Austría, Hungría y Holanda, pero no gobernará, ni siquiera influirá en la UE. La ruta de la UE será la propia de un autista: más de lo mismo que hemos vivido en los últimos veinte años, de crisis en crisis, hasta el descalabro final. Erre que erre. Sin cambios. Gracias a la “santa alianza” centro-derecha + centro-izquierda, partido popular europeo + grupos socialistas.

El drama es que Europa, la Vieja Europa, ya no puede aguantar cinco años más así. Hay “despertares nacionales”, pero no con la suficiente contundencia como para la brutalización, la alteración del sustrato étnico de Europa, el desmantelamiento de la agricultura y la pérdida de identidad europea, se superen. Cada día será peor. Y lo sufriremos en nuestras carnes y en las de nuestros hijos y nietos. Ya resulta imposible esperar cinco años más.

Todos estos partidos que han prosperado en las elecciones de ayer tienen un programa común: “no a la inmigración masiva” y esto es lo que han propuesto a la UE. El resultado ha sido bueno, pero no decisivo. Así pues, seguirá habiendo “inmigración masiva”. Eso implica que no hay futuro dentro de la UE. 

Por tanto, hay que romper con la UE.

Hoy, la única alternativa que deja la situación política a los partidos “populistas” es volver a ejercer el “euroescepticismo”. Ya no se trata de “renegociar el acuerdo de adhesión con la UE”, sino que ROMPER LA UE. Y eso solamente puede hacerse mediante la vía de referéndums. Nigel Farage, el impulsor del Brexit, marcó el camino.

Ahora bien, el Brexit llegó tarde: no impidió lo que Farage esperaba (que el Reino Unido fuera capaz de detener la inmigración masiva). El mal ya había clavado sus raíces en las islas británicas que ya carecían de fuerza, energía y convicción suficiente como para contener un fenómeno vermicular demasiado extendido. Hoy, en varias grandes ciudades inglesas, los nuevos alcaldes piden la introducción de la sharia en las legislaciones municipales.

- Intuimos cuál debe ser el camino: ROMPER CON LA UE

- Somos consciente de que solo existe una vía: LA DEL REFERÉNDUM

- Estamos convencidos de que: EUROPA NO SOPORTARÁ OTROS CINCO AÑOS IDENTICOS A LOS 20 ANTERIORES.

- Así pues: SE TRATA DE REACCIONAR ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE.

Estas son mis conclusiones personales sobre lo que ocurrió ayer. Mañana tocará volver a hablar de Begoño, de Puigdemont el de Waterloo, pasado nos iremos de vacaciones. Cuando volvamos el país estará solamente un poco peor…


ELECCIONES EUROPEAS (1ª PARTE) - LINK

ELECCIONES EUROPEAS (2ª PARTE) - LINK









ELECCIONES EUROPEAS: QUE LA ESPERANZA NO OCULTE LA REALIDAD (1ª PARTE)

El 9 de junio se votó la nueva composición del parlamento europeo. Esperanza: el nuevo parlamento estará más a la derecha que el anterior. Realidad: seguirá gobernando una coalición del centro-derecha y del centro-izquierda. Resultado: cuando dentro de cinco años se convoquen nuevas elecciones europeas, la situación del continente seguirá la curva de degradación que ha seguido en las últimas dos décadas, con la posibilidad muy verosímil de irreversibilidad de muchos de los problemas que hoy son graves: inmigración, islamización de Europa, pérdida de identidad cultural, dependencia alimentaria, irrelevancia internacional, desertización industrial, angelismo ecológico y fiscalidad omnívora. Y, no nos engañemos: los resultados de ayer solamente quieren decir que el voto del rechazo aumenta, pero no lo suficiente como para ser decisivo, salvo por dos hechos

PROBLEMAS EN EL EJE FRANCO-ALEMÁN

Hemos dicho que no vale la pena engañarse. Hace falta resumir las mutaciones de la UE a lo largo de su existencia:

- en una primera fase (años 50), nace del acuerdo franco-alemán para evitar nuevas guerras civiles europeas;

- en una segunda fase (años 60) domina la creencia de que los problemas europeos se pueden resolver mediante soluciones técnicas (la “tecnocracia de Bruselas”);

- en la fase siguiente asistimos a ampliaciones de la UE (años 70-80), negociadas para que no hagan sombra al eje franco-alemán;

-  visto el éxito de esto, en la cuarta fase, se trata de ampliar la UE con la incorporación del Este y con la creación de un “espacio único”, una “moneda única” y una economía completamente integrada (acuerdos de Maastrich) (años 90);

- en una última fase, la UE se convierte en la “pata europea” de un mundo globalizado: las ideas “mundialistas” mueven a la UE que se entrega a los tópicos suicidas de la Agenda 2030 como ninguna otra parte del mundo…

En resumen: la UE está desequilibrada por la existencia de un “núcleo duro” (el eje franco-alemán) y de una periferia formada por tres bloques: el mundo mediterráneo, el mundo nórdico y el mundo del Este Europeo. El “motor” de la EU sigue siendo el eje franco-alemán. Dicho de otra manera: la dirección de Europa será la que tomen estos dos países. Y es ahí en donde han aparecido elementos esperanzadores.

- En Francia: el Rassemblement National (antes Front National) de Marine Le Pen ha obtenido el 31,50% de los votos, lo que supone más del doble de sus inmediatos seguidores (14,5% el partido de Macron) y Réveiller Europe (14%, los socialistas). No olvidar que, además del RN, La France Fière, otras candidatura antiinmigracionista, ha obtenido el 5,35%.

- El Alemania: la victoria de la democracia cristiana CDU (30,30%) se ha empañado por la derrota sin paliativos de los socialdemócratas (SPD 14,10%), superados y relegados a la tercera posición por la AfD (15,60%) que ha desarrollado una campaña plagada de obstáculos y agresiones sin precedentes. Incluso, el nuevo partido de izquierdas, BSW (Bündish Sahara Wagenknecht) con posturas antiinmigración, ha obtenido un 5,70%.

En otras palabras: precisamente en los dos países que constituyen el “motor de la UE”, los partidos antiinmigracionistas y partidarios de la defensa de la identidad europea, han obtenido una victoria indiscutible.

Es evidente que las convulsiones políticas y sociales que afecten a este “núcleo duro de la UE”, tendrán repercusiones en el resto del continente. Por el momento, las consecuencias políticas de estas elecciones en estos países son:

- En Francia: convocatoria de nuevas elecciones (que se celebrarán entre 20 y 40 días después de la disolución de la asamblea nacional) que Macron quiere que se celebren ANTES de la celebración de los Juegos Olímpicos por obvias razones: pueden ser juegos sangrientos, no tanto por el terrorismo como por la acción de las bandas étnicas.

-  En Alemania: los tres partidos de la coalición de gobierno, socialdemócratas, verdes y liberales ha sufrido un varapalo (SPD: 14,1%, Verdes: 12% y FDP 5,3%) en el que todas sus componentes han salido derrotadas (en las elecciones de 2019: SPD: 26,1%, Verdes: 20,5% y FDP: 5,42%), mientras que AfD tuvo en 2019 el 10,97% y ayer el 15,60%).

En otras palabras: en el “núcleo duro de la UE” crecen los que ya no creen en la “Europa de Maastrich”, ni en la “Europa de la Agenda 2030”, ni en la “Europa multicultural”.

Pero ¡cuidado! Estos mismos resultados electorales del 9-J indican que el voto es “volátil” y que vivimos tiempos movedizos y de gran fluidez en el tránsito de votos de un partido a otros, incluso a su contrario, que no están explicados por nada mas que por los caprichos, la irresponsabilidad y las subjetividades ignorantes de los electores.

Los resultados en la “periferia europea” no vale la pena comentarlos, país por país: pesan poco en la UE, algo que vale incluso para los de tamaño medio (Polonia y España). En general, cabe hablar de una victoria conservadora y una derrota de la izquierda en sus distintas variedades (lo que vale también para España).

SOBRE LOS RESULTADOS EN ESPAÑA

Electoralmente, España es -vale la pena decirlo directamente- la “vergüenza de Europa”. El país de Rinconete y Cortadillo ha alcanzado fama mundial en los últimos meses gracias a las iniciativas políticas de Sánchez en materia internacional (choque con Argentina y choque con Israel) y a los casos de corrupción que han dado la vuelta al mundo (Koldo, y el “clan Sánchez”). En un país con un mínimo de espíritu crítico, la sigla PSOE hubiera sido castigada y, a estas alturas, incluso algún juez se habría atrevido a procesar al equipo dirigente como “grupo criminal”. Sin embargo, en España, el desgaste del PSOE, aun siendo muy visible desde las últimas elecciones europeas (las únicas con las que, en rigor, puede comparase el resultado de ayer), todavía conserva un 30,19% de los votos, lo que implica que, a 5.260.959 electores, el que cada día haya más evidencias de corrupción en el “clan Sánchez”, simplemente, no le importa.

En 2019, el PSOE obtuvo 7.369.789 votos, el 32,86% y 21 diputados, mientras que el PP se quedaba con 4.519.205 votos, un 20,15% y 13 diputados. Y todo esto con una participación del 60,70%. Cinco años después, con una participación del 49,21% (casi ¡once puntos menos!), el resultado del PP ha sido de 5.962.549 votos, 31,9% y 22 diputados y el del PSOE 5.360.949 votos, el 28,6% y 20 diputados. En otras palabras, el PP ha ganado millón y medio de votos, mientras que el PSOE ha perdido dos millones… es decir, más de la cuarta parte de lo que obtuvo en 2019. Está claro, pues, quién ha ganado y quién ha perdido.

Pero, el problema no es ese: el verdadero problema para el PP en estas elecciones, es triple:

1) Su victoria no es arrolladora. Está a medida de la falta de carisma de su líder, de sus titubeos, de los cambios de posición y de la mediocridad de su programa. Después de dos meses de “Caso Begoña”, a días desde el estreno del “Caso Hermanísimo”, tres meses después del “Caso Koldo”, una distancia de cuatro puntos es mínima y abismalmente distinta del varapalo que el electorado francés ha dado al presidente Macron. La campaña del PP, prácticamente no ha existido: las consignas, los eslóganes electorales, nada, absolutamente nada, pasará a la memoria de este partido que se ha limitado a recordar a Begoña, al hermanísimo y a Koldo… poco más.

2) Antes incluso de conocerse los resultados en España, Ursula Von der Leyen ya alardeaba de que repetiría gobierno de “populares europeos” y “socialistas”… con lo que al elector del PP se le debió quedar cara de tonto: ¡su voto a contribuido a mantener a los socialistas en el gobierno de la UE, a esos socialistas que ataca en España! Para colmo, vale la pena recordar que el PSOE es, hoy por hoy, el "más importante de los partidos socialistas” que queda en Europa.

3) El “sin enemigos a mi derecha” capaz de mantener la hegemonía del PP en el centro-derecha desde los tiempos de Fraga, ya no es válido. El PP, bien es cierto que ha logrado incorporar parte de los votos de Ciudadanos (en 2019, 2.731.825 y 8 diputados), pero no ha podido evitar que Vox se consolidara. En 2019 Vox obtuvo entonces 1.393.684 votos, el 6,21%, siendo quinta fuerza política, por votos y escaños, pero ayer, subió a 1.678.031 votos, pasó a 6 diputados, rondando en 10% del total... Así pues, el PP sigue teniendo “enemigos a la derecha” y su problema es que, cada vez más, esos “enemigos” son más conscientes de que el PP está en “otro campo”, al menos en Europa. Y eso implica que no habrá nunca un “programa común de la derecha” para derrocar al pedrosanchismo… lo que corre el riesgo de eternizarlo en la poltrona.

Por tanto, la victoria del PP, sin ser “pírrica”, se aproxima a ello. Gana, pero no arrasa. Avanza, pero de saberse antes del cierre de las urnas que el PP se sumaría al PSOE en Bruselas, el número de sus votantes hubiera descendido sensiblemente. Hoy, Feijóo, entre sonrisas y vítores de los suyos, sabe que su posición no se ha fortalecido lo suficiente como para asegurarle la presidencia dentro de tres años (si el pedrosanchismo y el país aguantan la judicialización de la política que veremos en las próximas semanas).

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viernes, 7 de junio de 2024

¿HOY ES JORNADA DE REFLEXIÓN? BIEN, PUES REFLEXIONEMOS. MI PENTÁLOGO ELECTORAL

Vale la pena tener en cuenta una serie de puntos en esta jornada de reflexión. Se trata de ser conscientes de la importancia de las elecciones europeas del 9 de junio de 2024. A pesar de que el número de abstenciones será alto, a pesar de que la mayor parte de votantes ignora la importancia de su voto, a pesar de que se votará en clave nacional, lo cierto es que estas elecciones son las más importantes que todos hayamos vivido: habrá un antes y un después. Y de nosotros depende que este “después” sea una continuación del “antes”, o bien que, a partir de estas elecciones se emprenda un camino nuevo y sea posible una rectificación de los aspectos más problemáticos de la Unión Europea y, consiguientemente, de la política española. Así pues, estos son los cinco puntos que propongo tener en cuenta:

LA IMPORTANCIA CADA VEZ MAYOR 

DEL PARLAMENTO EUROPEO

1) Desde hace veinte años, las competencias del parlamento europeo van creciendo y los Estados van desplazan competencias cada vez mayores hacia esa estructura, federal en la práctica, que es la UE. Buena parte de los problemas ya no se resuelven dentro de las instituciones españolas: han pasado a ser “políticas de la UE” y estas políticas condicionan el futuro de nuestros Estados Nacionales y no al revés.

ESTO IMPLICA:

SER CONSCIENTES DE LA IMPORTANCIA DE ESTA CONVOCATORIA Y, POR TANTO, ASUMIR QUE ES UN DEBER APOYAR A LA OPCIÓN ESPAÑOLA Y EUROPEA QUE ESTÉ EN MEJORES CONDICIONES PARA DEFENDER NUESTRO FUTURO, EL DE NUESTROS HIJOS, EL DE NUESTRO PAÍS Y EL DE LA CULTURA Y LA CIVILIZACIÓN EUROPEA.

¡EL FUTURO DE EUROPA PASA POR ESTAS ELECCIONES! ¡NUESTRO FUTURO DEPENDE DEL RESULTADO DE ESTAS ELECCIONES!

 


LOS PROBLEMAS QUE AFRONTAMOS EN 2024 

Y QUE AMENAZAN NUESTRO FUTURO

2) No son unas elecciones más entre decenas de convocatorias electorales. En España desde 1976 hemos sido llamados a las urnas en más de medio centenar de ocasiones y basta mirar nuestra sociedad para saber que tantos convocatorios no han servido para mucho, por lo que se entiende perfectamente la “tentación abstencionista”. Pero en estas elecciones europeas nos enfrentamos a problemas de una gravedad sin precedentes:

- nuestras sociedades ya no pueden soportar más inmigración masiva, con todo lo que ello implica: una mutación en nuestro sustrato étnico, cultural, antropológico y religioso que ha llegado ya al límite de la desfiguración.

- nuestras sociedades ya no pueden soportar más la pérdida de identidad y la existencia de una institución sin raíces profundas que se niega a reconocer que la civilización europea es el resultado del mundo clásico greco-latino, de la influencia nórdico-germánica y de la catolicidad.

- nuestras sociedades ya no pueden soportar más la destrucción sistematizada de nuestra soberanía alimentaria y los acuerdos preferenciales con terceros países no europeos.

- nuestras sociedades ya no pueden soportar más las tensiones generadas por la subordinación de nuestros estados a las directrices del Pentágono y los riesgos que conlleva en las aventuras bélicas de Washington.

- nuestras sociedades ya no pueden soportar más la mala administración de recursos, la fiscalidad descontrolada, el aumento continuo de la deuda y la inseguridad económica que se extiende en el continente como una mancha de aceite.

- nuestras sociedades ya no pueden soportar por más tiempo el verse dominadas por una clase política corrupta, ajena a cualquier principio ético y moral y a la que el futuro de Europa y de los europeos le interesa mucho menos que la rentabilidad de sus cargos y el aumento de sus patrimonios.

ESTO IMPLICA:

QUE HEMOS LLEGADO A UN LÍMITE, A UNA LÍNEA ROJA, MÁS ALLÁ DE LA CUAL TODO PUEDE DARSE POR PERDIDO, Y PODEMOS INTUIR CÓMO TERMINARÁN LAS COSAS DE SEGUIR EN ESA DIRECCIÓN: GUERRA CIVIL RACIAL Y SOCIAL, O BIEN SUBORDINACIÓN DE EUROPA A PUEBLOS Y RAZAS NO EUROPEAS QUE SE HAN ESTABLECIDO AQUÍ SIN INTENCIÓN DE INTEGRARSE, SINO MÁS BIEN CON ANSIA DE REVANCHA; TERMINARÁ CON UNA GUERRA DESTRUCTORA DEL CONTINENTE A LA QUE NOS HABRÁN LLEVADO LOS INTERESES ARMAMENTÍSTICOS DE EEUU Y SU AVENTURA UCRANIANA; TERMINAREMOS COMIENDO BASURA ENVENENADA IMPORTADA DE PAÍSES QUE NOS DESPRECIAN; TERMINAREMOS ESTRANGULADOS ECONÓMICAMENTE POR NUEVOS Y CADA VEZ MÁS VORACES IMPUESTOS UTILIZADOS PARA MANTENER A PARÁSITOS... O BIEN DETENEMOS ESTE PROCESO DE DEGRADACIÓN ENDEMONIADA O MÁS VALE QUE BUSQUEMOS OTRO CONTINENTE PARA RESIDIR, PORQUE LA VIDA EN EUROPA SE VA A HACER CADA VEZ MÁS IRRESPIRABLE.

¡BASTA YA DE DEGRACIÓN DE LAS CONDICIONES DE VIDA EN EUROPA! ¡BASTA YA DE RIESGOS, DE IRRESPONSABILIDADES, DE DESPILFARROS, DE PARÁSITOS Y DE CORRUPTELAS!


LOS QUE NOS HAN LLEVADO

HASTA EL LIMITE DE LA DESINTEGRACION

3) Vale la pena recordar quién nos han llevado hasta este punto: las opciones de centro-derecha y de centro-izquierda sobre las que se ha estructurado la política europea desde 1945, se han ido alternando al frente de la UE, pero sin cambiar de orientación desde el rechazo a la constitución europea en 2004-2005. Desde entonces, Europa se ha convertido en un enano político, la “pata” regional de la economía globalizada, el organismo que cumple las orientaciones de las Naciones Unidas (Agenda 2030) y de la UNESCO (políticas mundialistas) con fidelidad perruna. No ha existido la más mínima variación en esta línea ni cuando ha gobernado el centro-derecha, ni cuando lo ha hecho el centro-izquierda, ni cuando han llegado a entendimientos y coaliciones.

ESTO IMPLICA:

EN ESTAS ELECCIONES DEL 9 DE JUNIO TENEMOS OCASIÓN DE DAR UN VUELCO HISTÓRICO PARA DESPLAZAR, A NIVEL CONTINENTAL, LAS VIEJAS, GASTADAS Y CORRUPTAS OPCIONES “OFICIALISTAS”. SI SOMOS CONSCIENTES DE QUE ESTAS OPCIONES HAN TRAÍDO A EUROPA TODAS LAS SÍFILIS CULTURALES, TODAS LAS DEGRADACIONES DE LA VIDA PÚBLICA, TODAS LAS OLEADAS DE INMIGRACIÓN MASIVA, TODOS LOS ATENTADOS CONTRA NUESTRA TRADICIÓN, NUESTRA CULTURA, NUESTRA IDENTIDAD Y NUESTRO FUTURO, DEBEREMOS VOTAR EN CONSECUENCIA A AQUELLAS OPCIONES QUE ESTÉN DISPUESTAS A ALTERAR LOS EQUILIBRIOS DE PODER E IMPRIMIR REFORMAS EN PROFUNDIDAD EN LA UE (O A DISOLVERLA EN CASO DE NECESARIO).

¡NI UN SOLO VOTO PARA EL CENTRO-DERECHA NI PARA EL CENTRO-IZQUIERDA! ¡NI UN SOLO VOTO PARA LOS QUE HAN TRAICIONADO Y PUESTO A EUROPA EN LIQUIDACIÓN!

 


EL DESPERTAR DE LOS PUEBLOS Y DE LAS NACIONES

4) Estamos asistiendo en toda Europa al “despertar de las naciones y al levantamiento de los pueblos”. En toda Europa, ya sin excepción, desde Portugal a Finlandia y desde Noruega a Malta, están afirmándose opciones que aspiran a introducir rectificaciones en profundidad en la UE y a cortar la deriva suicida de las políticas impuestas por el centro-derecha y el centro-izquierda. Los “tertulianos de sobre” les llaman “populistas”, “extrema-derecha”, el marido de Begoña alude a ellas como “la fachósfera” y todos ellos alertan sobre “el retorno del fascismo”. En realidad, están aludiendo a las fuerzas que aspiran a conservar el patrimonio y la herencia cultural, que quieren aunar la idea de libertad, de justicia, de equidad y de identidad, con la idea nacional. El que estas fuerzas no constituyen un peligro para las democracias, lo confirma el hecho de que allí en donde han gobernado o están gobernando en estos momentos, no solamente no se han producido recortes a las libertades sino una sensación de mayor seguridad: no hay que olvidar que el primer “derecho humano” es la seguridad, sin el cual ningún otro puede ejercerse. Ya hoy, esos que despreciativamente algunos llaman “populistas” constituyen, o bien partidos de gobierno, o bien son los segundos partidos en intención de voto o bien se configuran como terceras fuerzas en toda Europa.

ESTO IMPLICA:

QUE EN ESTAS ELECCIONES EUROPEAS, VOTAR ES FÁCIL: SIMPLEMENTE SE TRATA DE RECONOCER AL PARTIDO QUE TIENE MÁS POSIBILIDADES DE CAMBIAR LAS COSAS Y DE AFRONTAR LOS PROBLEMAS REALES CON UN PROGRAMA MÁS CLARO Y MÁS AMPLIO. QUE ESOS PARTIDOS EN TODA EUROPA SON TILDADOS DE “POPULISTAS” NO HAY LA MENOR DUDA. QUE, EN LAS ACTUALES CIRCUNSTANCIAS, SOLO UNA ENTENTE ENTRE TODOS ESTOS PARTIDOS EN EL PARLAMENTO EUROPEO PUEDE CORTAR LAS POLITICAS TÓXICAS DE LA UE.

¡POR UNA GRAN ENTENTE DE LAS FUERZAS “POPULISTAS” EUROPEAS! ¡POR UN FRENTE ÚNICO EN EL PARLAMENTO EUROPEO CONTRA LAS POLÍTICAS SUICIDAS SEGUIDAS HASTA AHORA!


LA OPCIÓN MÁS SEGURA PARA QUE

LA UE CAMBIE DE RUMBO

5) Vale la pena no engañarse: en estas elecciones europeas son varias las candidaturas que apuntan en la misma dirección, pero solo una tiene posibilidades reales de obtener un resultado apreciable. Esa opción es Vox. Existen otras opciones que, o bien son meramente testimoniales, o bien expresan simplemente los deseos de algún “comunicador” para garantizar su inmunidad ante los procesos que tiene por delante, el habitual outsider que suele aparecer y desaparecer con la misma velocidad. Hemos visto debates en televisión y sabemos lo que Vox puede dar de sí. En los últimos años, Vox ha pasado de ser una simple escisión del PP, con ánimo de volver a él y con un programa de derechas, a convertirse en la traducción en España de los partidos “populistas” que se están configurando como alternativa en toda Europa.

ESTO IMPLICA:

QUE VOTAR A VOX EN ESTAS ELECCIONES ES LA ÚNICA OPCIÓN REALISTA SI SE QUIEREN CAMBIAR LAS COSAS. VOX ES EN ESPAÑA LO QUE PARTIDOS COMO LA AfD EN ALEMANIA, EL RN EN FRANCIA, FRATELLI D’ITALIA, CHEGA EN PORTUGAL, COMO EL VLAAMS BELANG, COMO EL FIDESZ HÚNGARO, COMO EL FPÖ AUSTRÍACO, Y ASÍ SUCESIVAMENTE. ESTAS FUERZAS -OÍDLO BIEN- SUMADAS PUEDEN FORMAR UN GRUPO PARLAMENTARIO CON MÁS DIPUTADOS QUE EL GRUPO SOCIALISTA Y QUE EL GRUPO DEL PARTIDO POPULAR EUROPEO.

¡BASTA YA DE AVENTURAS MARGINALES O DE TESTIMONIALISMO SIN FUTURO! ¡NECESITAMOS OPCIONES FUERZAS CAPACES DE AFRONTAR EL “GRAN REEMPLAZO” CON UN “GRAN REPLANTEAMIENTO”!