sábado, 28 de junio de 2014

Primera carta abierta al Movimiento Identitario español


Cuando ha pasado un mes desde los resultados de las elecciones europeas la mayor parte del Movimiento Identitario todavía no ha percibido que estamos ante el inicio de una nueva época política. Las líneas que siguen están destinadas a resumir los rasgos de esa nueva época y lo que representan para nuestro ambiente político. Suponen también un recordatorio sobre lo que la lógica política más elemental sugiere como estrategia de trabajo. Se aspira también a recordar la responsabilidad histórica de las direcciones de este ambiente político y la necesidad de que sus ideas estén presentes en un futuro proceso de regeneración política de nuestro país.

[El autor de estas líneas no tiene más interés que el participar en un proceso de este tipo como escritor y analista político, excluye cualquier tipo de protagonismo o participación, no sólo porque sus circunstancias personales lo sitúan con un pie fuera de España, sino que, por vocación, está más predispuesto al análisis y al estudio que al protagonismo y el liderazgo].


La nueva situación histórica

No debemos perder la perspectiva de lo que ha sucedido en estas tres últimas semanas:

1) Los resultados de las elecciones europeas indican muy a las claras que el bipartidismo ha muerto en España.
2) La abdicación de Juan Carlos I es un intento de salvar el esquema constitucional vigente desde 1978 a la vista del desprestigio de la institución, derivado del caso Urdangarín.
3) El proceso centrífugo catalán, lejos de remitir, se encamina con paso firme hacia el período crítico que se iniciará el 11–S de 2014 y alcanzará su límite el 9–N.
4) La versión oficial sobre la salida a la crisis contrasta con la situación real de la calle que experimenta la crisis cada vez con mayor dramatismo.
5) La aparición de nuevos casos de corrupción se produce a diario revelando sin sombras de dudas que la corrupción en el rasgo característico del régimen nacido en 1978.
6) Las reformas fiscales fraudulentas que solamente aumentan la presión sobre las clases medias, y la disminución del valor de los salarios, se han confirmado nuevamente.
7) Reiterados asaltos a la valla de Melilla indican que la presión migratoria prosigue y si disminuye el número de inmigrantes es por los 3.000.000 de inmigrantes que tienen nacionalidad española, no porque retornen a sus países de origen.

Todo esto ocurre cuando nuestro país ha entrado en el “sexto año triunfal de la crisis” y la persistencia de la crisis económica hace tiempo que abrió un nuevo frente de crisis social (con 6.000.000 de parados y un 25% de la población próxima al umbral de la pobreza) que, al prolongarse, ha enajenado simpatías al sistema y a sus gestores, abriéndose una profunda crisis política que indica a las claras que el sistema político está llegando a su fase final: la fase agónica en la que solamente queda esperar su muerte natural por desplome o su regeneración mediante una reforma radical.

Absolutamente nadie, ni siquiera los observadores y tertulianos más “constitucionalistas” y devotos del régimen se atreverán hoy a afirmar que éste goza de buena salud y que los problemas que está evidenciando sean meramente coyunturales que desaparecerán cuando pase la crisis:

–    Esta crisis nunca pasará, la crisis es el estado natural del sistema mundial globalizado porque el capital financiero en su búsqueda de beneficios es incapaz de fijarse durante mucho tiempo en un espacio geográfico concreto y migra constantemente a medida que varían las posibilidades de obtener mayores rendimientos a las inversiones financieras, dejando atrás estallidos de burbujas, e inestabilidad económica mundial.
–    El impacto de la crisis iniciada en 2007 ha sido excesivamente profundo como para pensar que, de superarse, no dejará heridas profundas en España, la primera de todas, el descrédito de los portavoces del régimen, la brecha entre casta política y población, el aumento de las diferencias de ingresos entre las rentas más altas (que siguen aumentando) y entre las rentas más bajas (que siguen disminuyendo), la insostenible cifra de parados y el hecho de que una cuarta parte de la población esté próxima al umbral de la pobreza, los ocho millones de inmigrantes llegados desde 1996 e imposibles de acomodar en el maltrecho mercado laboral, las dificultades de los jóvenes para formar familias, la caída en picado de la natalidad, los salarios de miseria forzados para “ganar competitividad”, etc, etc.

Los siete rasgos de la crisis política que se han evidenciado en estas semanas y que hemos resaltado, lejos de ser coyunturales son estructurales e indican que el régimen ha entrado en una fase terminal caracterizada por la fragilidad de sus estructuras y la sensación de que podrá prolongar solamente durante un tiempo limitado su supervivencia en las actuales circunstancias, pero que ese tiempo es breve antes de que se produzca un colapso total de las instituciones.

Lo que implica esta nueva situación

Es en este contexto en el que hay que insertar la acción del movimiento identitario.

Entendemos por Movimiento Identitario al conjunto de organizaciones, círculos, asociaciones y movimientos que asumen los valores del patriotismo social y la defensa de los derechos de nuestro pueblo frente a cualquiera que pretenda situarlos por detrás de los derechos del capital financiero y por detrás de los derechos de los recién llegados en el aluvión de la inmigración masiva. Entendemos que las pasadas elecciones europeas han demostrado la existencia de un pujante movimiento identitario en toda Europa, con mayor o menor implantación según los países, que oscila entre el mero euroescepticismo o la protesta activa contra la clase política cuya ineptitud ha alterado el sustrato antropológico y cultural de nuestro continente y, comiendo de la mano de los “señores del dinero” nos ha entregado a los depredadores de la globalización.

El hecho de que el Movimiento identitario todavía no haya cristalizado en nuestro país se debe a circunstancias objetivas que han hecho imposible que en el interior del régimen nacido en 1978 pudiera existir una corriente de este tipo. En efecto, durante los pactos de la transición suscritos entre los “franquistas evolucionistas” (y particularmente impulsados por Manuel Fraga) y la “oposición democrática”, se establecía el aislamiento y liquidación de la “extrema–derecha”. En aquel momento se consideraba extrema–derecha a cualquier forma del franquismo que no aceptase la evolución y que reconociese un vínculo de lealtad con el anterior Jefe del Estado. Ese pacto fue suscrito no solo por estas dos partes políticas sino también por el conjunto de fuerzas mediáticas representadas por Cadena Z, Cadena 16 y PRISA y dispuso, así mismo, del apoyo de servicios de inteligencia nacionales y extranjeros.

A partir del 23–F de 1981, cuando la transición pudo darse por concluida y, mucho más claramente, a partir de la victoria del PSOE en las elecciones de septiembre de 1983, la extrema–derecha franquista resultó completamente barrida del escenario político español, desapareciendo como tal y reduciéndose a pequeños círculos de nostálgicos. A lo largo de los años 80 y 90, se sucedieron distintas siglas, ninguna de las cuales consiguió alcanzar los estándares de presencia en las instituciones que ostentaban otros partidos en los distintos países europeos. Y esto ha seguido así hasta ahora.

El paso del tiempo hizo que el carácter “franquista” de los partidos de extrema–derecha se fuera atenuando y desapareciendo prácticamente, pero el “pacto de acero” suscrito en la transición abarcaba no solamente a la extrema–derecha franquista sino a cualquier formación que se manifestara contra la partidocracia y la socialdemocracia o, como Manuel Fraga había establecido gráficamente en 1978, incluía todo lo que estaba a la derecha de Alianza Popular (hoy PP): “nada a mi derecha”.

De ahí que cuando el franquismo se extinguió como fenómeno político, cualquier forma política que hubiera surgido al margen del sistema político y con ambiciones de regenerarlo, pasara a ocupar ese espacio ya vacío y se hiciera acreedor del mismo cerco de silencio y hostilidad. Y eso ha valido también para los “despuntes” del Movimiento Identitario que han ido apareciendo en Cataluña con PxC, en la Comunidad Valenciana con E2000 y en otras zonas de España con PxL y distintos círculos y asociaciones.

Así pues, estaba claro que mientras el sistema nacido en 1978 gozase de buena salud, no existía absolutamente ninguna fisura en la “gran muralla” formada por las instituciones y la “banda de los cuatro” (PP+PSOE+CiU+PNV), a través de la cual pudiera insertarse en la vida política del país. Eso explica el porqué entre 1983 y 2008 prácticamente no existieran ni siquiera concejales electos en las listas del Movimiento Identitario, ni mucho menos diputados autonómicos o nacionales. Simplemente, el sistema gozaba de “buena salud” y generaba anticuerpos que impedían avanzar a las distintas componentes del Movimiento Identitario.

PERO ESTO SE HA ACABADO. En pocos años, el régimen político español ha pasado del triunfalismo que caracterizó al período de José María Aznar y que tuvo su prolongación en la primera legislatura de Zapatero, a una sensación de que todo está corrompido, a un desprestigio absoluto de la clase política, a la impresión de impotencia y al camino de la desintegración. El régimen está, pues, en una situación de DEBILIDAD ESTRATÉGICA, es vulnerable por todas partes como demuestra el hecho de que un movimiento como Podemos cuyos objetivos utópicos y un análisis superficial, erróneo e ignorante de lo que es la globalización, haya obtenido un clamoroso éxito electoral que no se debe tanto a su actividad y a sus propuestas, como a la debilidad y a los errores de la “banda de los 4”. Esa debilidad es lo que ha generado a prisa y corriendo la abdicación de Juan Carlos I, lo que ha hecho, igualmente, que al “perro viejo” (el Estado) todo se le antojen pulgas independentistas y que aparezcan fenómenos propios de todo proceso de desintegración política.

Pues bien, lo que antes era imposible (el insertar al Movimiento Identitario en unas instituciones blindadas por quienes habían diseñado la arquitectura constitucional), AHORA YA  ES POSIBLE. Los adversarios del Movimiento Identitario y quienes le cerraban las puertas, los que se preocupaban constantemente de que no pudiera avanzar, ni siquiera de que pudiera levantar la cabeza, AHORA SON ELLOS LOS QUE ESTÁN EN CRISIS TERMINAL.

¿Qué ha sido de la “banda de los 4”? El PSOE está en fase de dispersión (extremadamente avanzada en Cataluña) y los rostros que aspiran a suceder a Rubalcaba en su secretaría general son el reflejo de la falta de liderazgo, del desplome de los ideales de la socialdemocracia (que no han soportado la primera crisis del “capitalismo con rostro humano” que querían construir) y de una clase política reducida a mero look con un acompañamiento de consignas panfletarias difundidas por insolventes. El hecho de que la crisis del PSC catalán revista caracteres ya inequívocamente estructurales hace imposible que el PSOE vuelva a obtener una nueva mayoría absoluta en el Estado. En cuanto al PP, las próximas elecciones autonómicas y municipales supondrán un marasmo para su prepotencia: no solamente perderá comunidades autónomas en las que hasta ahora ha ido gobernando cómodamente, sino que miles de sus concejales quedarán en el paro. Por su parte, tanto PNV como CiU, tras haber inaugurado peligrosas iniciativas centrífugas, antes de consumarlas, se están viendo rebasados y superados por los que hasta ahora eran sus “retoños extremistas” (Amaiur, ERC, etc.).

En lo que se refiere a los grupos mediáticos, no solamente han aparecido otras formas de comunicación y otras herramientas para el tránsito y conocimiento de la información, sino que los grupos empresariales que se hicieron portavoces del “nuevo régimen” desde los años de la transición, y los principales mantenedores de los nuevos intereses oligárquicos, todos están en proceso de desintegración: PRISA es una sombra de lo que fue hace sólo veinte años y, al igual que Cadena Z, ha sufrido distintas dentelladas de sus acreedores, perdiendo medios y en situación de dependencia absoluta de la Banca y del capital financiero internacional y, sobre todo, una pérdida de fuerza y unos niveles de endeudamiento imposibles de soportar que los están asfixiando. En cuanto a la Cadena 16 es sólo un recuerdo e indica la vía que están recorriendo las otras dos cadenas mediáticas.

En lo que se refiere a los que fueron los auténticos “motores del cambio” en 1976–78 (los intereses del capitalismo español, los intereses del capitalismo internacional y los intereses geopolíticos de los EEUU) la situación es también completamente diferente: el capitalismo entró a partir de 1989 en su fase globalizadora y el capital se ha ido transformando progresivamente de productivo en especulativo. La misma estructura del capitalismo español ha cambiado extraordinariamente desde 1983: la entrada en la Unión Europea y en la Zona Euro nos ha configurado como una nación “periférica” y de servicios que tiene vedado el acceso a la gran industria, con un sector primario regresivo y un sector industrial sometido a deslocalización, absolutamente dependiente del turismo y de las exportaciones (esto es de las modas y de la vitalidad económica del extranjero). En 1975, el capitalismo internacional tenía interés en España y el capitalismo español se forjaba ilusiones de poder crecer y obtener nuevos mercados en el momento en que se “normalizara” el sistema político. Hoy ya no ocurre nada de todo eso: al margen de los buenos negocios realizados a la sombra del poder, el capital español se invierte especialmente en Iberoamérica y en cualquier otro escenario, una parte importante ha pasado del área productiva al área especulativa y financiera.

En lo que se refiere a los intereses geopolíticos de los EEUU también han variado. En 1975 era necesario que España ingresase lo antes posible en la OTAN para dar “profundidad” a la Alianza Atlántica y mejorar la coordinación con las fuerzas armadas de otros países europeos de cara a la disuasión ante el bloque soviético, ahora ya no existe casi nada de todo esto. La URSS y el bloque soviético han desaparecido. Putin no amenaza a Europa. Las aventuras norteamericanas en Irak y Afganistán se han saldado con sendos sonoros fracasos, otro tanto ha ocurrido con las “revoluciones árabes” y la intentona de hacer bascular a Ucrania al “bloque occidental” todavía no ha terminado, pero en Crimea, el Estado Ruso se ha cobrado su primera victoria. Si la deuda del Estado Español es de un billón de dólares, la deuda de los EEUU es de doce billones… absolutamente insoportable para cualquier Estado que no tuviera el apoyo de los marines, de los drones, del ala de bombardeo estratégico y de la Navy dispersa por todos los mares…

Pero los fracasos militares y políticos de los EEUU han redimensionado mucho de todo esto, sin olvidar que en estos momentos la economía norteamericana se está ralentizando de nuevo y que el país está roto por la presencia de la comunidad hispana que ha aportado otra lengua, otros valores y otras estructuras, diferentes a las que hasta ahora habían sido tradicionales en la sociedad anglosajona, blanca y protestante. En EEUU se está produciendo en estos momentos una ruptura antropológica, lingüística, política, religiosa y cultural que tendrán que pone en entredicho el futuro de ese país y, desde luego, sus posibilidades de intervención en el exterior, en España, por ejemplo.

Tal es el análisis que hacemos de las fuerzas que estaban vivas en 1978 y que impulsaron el sistema constitucional español: EN UN PAR DE AÑOS YA NO QUEDARÁ APENAS NADA DEL SISTEMA DE FUERZAS NACIDO EN 1978. Muy poco, en realidad. Y que no se piense que lo que ha sido hasta ahora estable durante 37 años, seguirá siéndolo por tiempo indefinido. Se está acabando un ciclo histórico y empieza otro.

Ahora falta ver si las fuerzas que están llamando a la puerta (y poco importa cuál es su orientación, sino que lo que cuenta es su extrañeidad a la “banda de los 4”) logran fuerza social suficiente como para abordar esta nueva fase ante la cual, AL HABER CEDIDO LOS RESORTES QUE HASTA AHORA MANTENÍAN LA COHESIÓN DEL SISTEMA, ESTE HA ENTRADO EN UNA FASE DE INESTABILIDAD QUE PERMITE A OTRAS FUERZAS –ENTRE ELLAS AL MOVIMIENTO IDENTITARIO– EL INSERTARSE EN LAS INSTITUCIONES Y TRABAJAR DESDE EL INTERIOR DE LAS MISMAS PARA CONSEGUIR UNA REGENERACIÓN DEL ESTADO Y UN NUEVO ORDEN LEGISLATIVO Y CONSTITUCIONAL.

Si ahora el Movimiento Identitario va a encontrar menos resistencias (y estas serán infinitamente más débiles de lo que han sido hasta ahora en los años que median de 1976 hasta ahora) es precisamente porque la crisis del sistema genera zonas “débiles” en el interior del régimen político. Mientras que la izquierda radical se encuentra en una situación de OFENSIVA ESTRATÉGICA, las fuerzas que apoyan al régimen y el mismo régimen está en una situación de DEFENSIVA ESTRATÉGICA. El Movimiento Identitario se encuentra, por su parte, en una fase de reorganización y de ACUMULACIÓN DE FUERZAS.

El instante clave: las elecciones municipales

Hemos aludido a que el Movimiento Identitario se encuentra en una fase de acumulación de fuerzas. Es importante entender lo que supone, los ritmos y las posibilidades que se abren. Empecemos por los ritmos.
Ante las dificultades para avanzar y la modestia de los resultados (cuando se han producido), algunos sectores del Movimiento Identitario han preferido hablar de la “carrera de caracoles” en la que estaban inmersos estos grupos y que indicaba el “ritmo” de los avances… Pues bien, ante la crisis del sistema YA NO HAY CARRERA DE CARACOLES, SINO MAS BIEN UN RÁPIDO PROCESO DE REAJUSTES DE LAS FUERZAS POLÍTICAS. Dependerá ahora exclusivamente de la habilidad de las direcciones que forman el Movimiento Identitario (y no de factores externos) que se avance a mayor o menor velocidad. Porque existe la posibilidad objetiva y cierta de pisar el acelerador

Las posibilidades del Movimiento Identitario dependen solamente de un factor: su capacidad para adaptarse a las realidades de la sociedad española en cada momento. Es evidente que no estamos hablando ya de adoptar determinadas formas históricas que pudieron tener los movimientos patrióticos hace 40, 70 o 130 años, esta discusión ya está más que superada: la historia es historia; la política es otra cosa.

El Movimiento Identitario, ni siquiera puede anclar sus posiciones en la “autonomía histórica” (esto es, en el reconocimiento de que su acción política hoy no puede estar “secuestrada” por modelos del pasado): eso ya se da por supuesto y discusiones de ese tipo que supusieron una catarsis en medio de la indigencia que estos grupos tenían hace veinte años, hoy tampoco puede tomarse en consideración. Quien no lo ha entendido, no lo entenderá jamás y, por tanto, se anclará en el testimonialismo, y nunca logrará insertarse en la política real. El Movimiento Identitario debe huir del testimonialismo como huye de la peste.

El testimonialismo es hoy el mas peligroso “retardador” para su ascenso en tanto que mira irreprimiblemente hacia atrás en lugar de contemplar los nuevos y amplios horizontes que abre la crisis del sistema. Es más, podemos establecer un axioma que se cumple tanto en la derecha como en la izquierda: cuanto más lastres históricos tiene un movimiento político, cuanto más se obstina en mirar hacia atrás, menos avanza. Eso explica el porqué Podemos ha despegado, mientras que Izquierda Unida ha avanzado solo ligeramente. El vídeo electoral de Podemos era una ejercicio de autonomía histórica; mientras, el partido de Cayo Lara seguía hablando de “memoria histórica”, realizando homenajes a los ex combatientes de las Brigadas Internacionales, pontificaba sobre el destino del Valle de los Caídos y se empeñaba en localizar fosas comunes de hace casi ochenta años…

Así mismo, hay que excluir a la sempiterna mentalidad grupuscular que nutre a algunos minúsculos grupos después de 14 o de 20 años de actividad, de constantes bandazos en sus líneas políticas (pero dirigidos siempre por los mismos rostros, lo cual indicaría, en palabras de Ezra Pound, que o “ellos no valen nada o sus ideas no valen nada”) y que se obstinan en mantenerse en su “espléndido aislamiento” para obtener unos pocos y ridículos miles de votos, a cambio de desgastar a otra generación de militantes ingenuos. Existen siglas que han demostrado con el paso de los años una incapacidad absoluta, no solamente para integrarse en grupos mayores, en intentos de coordinación sino, simplemente, para sentarse juntos a comer una paella de marisco… También aquí puede establecerse un axioma: cuanto más pequeño es un grupúsculo, cuanto más insiste en su “pureza revolucionaria” o cree percibir que otros conspiran contra él, más sectarismo y odio destila y, por tanto, más alejados hay que mantenerse de ellos.

En el Movimiento Identitario tiene sólo lugar aquel que aporta algo tangible: medios, voluntades, votos, en absoluto quien aporta unos pocos perfiles de Facebook, odios eternos y pequeños resentimientos nacidos no se sabe de qué. Esto es lo que se demostrará después de las próximas elecciones municipales de 2015: PESARÁN SOLAMENTE AQUELLAS SIGLAS QUE OBTENGAN CONCEJALES AVALADOS POR VOTOS REALES, nada más. En las actuales circunstancias de debilidad del sistema, lo que cuentan son los resultados, no las proclamas dramáticas, ni los post triunfalistas, ni el bluff mantenido hasta el momento del recuento de votos…

Cuando se cierren las urnas el próximo mes de mayo de 2015 veremos cuáles han sido los resultados del Movimiento Identitario y cuál es la correlación de fuerzas que se produce. Está claro que las distintas siglas que participan de este sector van a tener que colaborar y que el primer paso para esta colaboración es personalizar en un rostro al Movimiento. Hace falta, no solamente un líder, sino una generación de líderes. Es evidente que existirán distintas áreas de influencia, es también evidente que existirán distintas sensibilidades y tendencias (como existen en todos los partidos identitarios de Europa, por lo demás) y, que el primer esfuerzo consistirá en elaborar un manifiesto y un programa de cara a las elecciones generales del año siguiente.

Pero para llegar a esta parte va a ser preciso obtener resultados tangibles en las elecciones municipales. En el mes de septiembre quedarán nueve meses para preparar las candidaturas, dotarlas de medios, formar a los candidatos e iniciar la pre–campaña.

El Movimiento Identitario debe fijarse un objetivo: obtener un mínimo de 80–100 concejales entre sus distintas siglas en todo el territorio nacional. Solamente así conseguirá situarse en la recta de salida para las elecciones generales de 2015. Y entonces se trata de introducir a diputados en el Parlamento porque es muy posible que ese sea ya la última legislatura del actual régimen.

Durante décadas, este ambiente político ha acometido los procesos electorales con moral de derrota. Conscientes de que no podían ganar (aunque ignorando las razones por las que les estaba vedada su presencia en las instituciones), habían adoptado de partida la moral testimonialista, la moral de la derrota. Es más, si alguien obtenía algún pequeño éxito, indudablemente, los otros lo consideraban como “traidor”. La derrota era el acompañante inseparable de todas estas fuerzas, el único resultado en el que se reconocían. Pero esto ha cambiado: la “gran muralla” que protegía al régimen se está resquebrajando y permite colocar la piqueta de demolición en muchos flancos… (entendemos por “piqueta de demolición” el comprometer a sectores cada vez más amplios de la sociedad española en la tarea de regeneración nacional del país, devolver al Estado su dignidad perdida, barrer la corrupción, proceder a la repatriación de bolsas de inmigrantes cuya presencia ya no está justificada por cuestiones económicas, restar poder a los partidos y devolverlo a la sociedad y a sus cuerpos intermedios, poner coto a la globalización, situar el bienestar de los españoles por delante de los rendimientos del capital, movilizar a la juventud, generar una riada de entusiasmo y un nuevo curso político, etc, etc.).

Es importante que los concejales electos en las próximas elecciones municipales tengan muy claro que su horizonte no puede limitarse al término geográfico de su municipio, sino que estarán en vanguardia de la construcción de un MOVIMIENTO IDENTITARIO DE CARÁCTER ESTATAL SIMILAR A LOS EXISTENTES EN OTROS PAÍSES y con los que, finamente, tendrá que converger.

Es fundamental comprender que en este momento histórico estamos en un punto en el que nuestro sistema político va a entrar en una FASE DE INESTABILIDAD (un sistema diseñado para el “bipartidismo imperfecto” es incompatible con una realidad multipartidista instalada en el parlamento; la imposibilidad a partir de ahora de alcanzar mayorías absolutas abre el paso a coaliciones inestables, no solamente en el gobierno de la nación, sino en varias comunidades autónomas) DE LA QUE DERIVARÁ EL COLAPSO FINAL DEL RÉGIMEN O BIEN SU REFORMA.

Pero tanto la reforma como el colapso pueden generar estadios todavía más negros y nefastos para nuestro país, SI NO ESTÁN PRESENTES CARGOS ELECTOS DEL MOVIMIENTO IDENTITARIO EN LAS INSTITUCIONES. Nunca como hoy es preciso que se conozca nuestra voz y que nuestros dirigentes se puedan expresar ante la opinión pública. De lo contrario, si no se logra esta presencia institucional en el plazo más breve posible, los acontecimientos políticos se desarrollarán, no solamente SIN NOSOTROS, sino especialmente CONTRA NOSOTROS, como ocurrió en la lejana transición con la extrema–derecha.

De ahí la necesidad de tener lo antes posible una personalidad política propia, un programa común, un cartel electoral y una base que aporte fuerza social e impida que se pueda ignorar por más tiempo al Movimiento Identitario. De ahí la responsabilidad de las actuales direcciones políticas que componen cada una de las partes de este movimiento: por primera vez ESTÁN OBLIGADOS A PENSAR EN TÉRMINOS POLÍTICOS (CASI DIRÍAMOS DE “GRAN POLÍTICA”) en lugar de estar sometidos a las estrecheces y a las impotencias propias de los grupúsculos como hasta ahora. Porque de lo que se trata no es solamente de obtener más o menos concejales SINO DE ALUMBRAR UN PROYECTO HISTÓRICO.

Las elecciones del mes de mayo de 2015 va a ser un PUNTO DE SALIDA, en absoluto el punto de llegada, ni la gran batalla política; pero es rigurosamente cierto que si el Movimiento Identitario no queda suficientemente bien situado en la política municipal, no va a poder optar a obtener resultados el año siguiente en las elecciones generales.

Vale la pena que las direcciones del Movimiento Identitario mediten sobre estos extremos. Es la hora de recordar la letra de Bob Dylan sobre los tiempos que van cambiando:

“La línea está trazada y el destino está marcado,
los que ahora son lentos, serán rápidos mañana y
lo que ahora es presente será pasado, mañana;
el orden se desvanece rápidamente
y el que ahora es primero, será el último en llegar
porque los tiempos están cambiando”.

Y recordando los compases de esta balada de hace medio siglo, será también preciso que se doten por primera vez de esa “moral de victoria” que hasta ahora ha estado ausente de su discurso político.
Porque, ahora, por primera vez en décadas, VENCER ES POSIBLE.


Ernesto Milá 27 de junio de 2014