lunes, 22 de septiembre de 2025

La gran lección que ofrece el conflicto de Gaza para la Europa del mañana


A finales del siglo XIX empezó la colonización judía de Palestina. En 1948 el Estado de Israel se declaró independiente. En apenas medio siglo, quedaron minorías palestinas arrinconadas en Cisjordania y la Franja de Gaza.

A finales del siglo XX, se iniciaron las migraciones masivas magrebíes y africanas a Europa. Estas migraciones han proseguido de manera acelerada en el primer cuarto del siglo XXI. Es fácil pronosticar lo que ocurrirá en torno al 2050: los islamistas querrán controlar el territorio mediante un Estado amparados en su descomunal crecimiento demográfico en Europa Occidental: nuestro territorio histórico


Los paralelismos son totales, salvo en un aspecto: la colonización judía de Palestina se realizó mediante la compra de parcelas a árabes y otomanos y con cierta oposición por parte de la administración británica. Los nuevos colonos supieron trabajar la tierra, crear cooperativas y construir un Estado moderno.

Por el contrario, la inmigración magrebí, africana y, en general, musulmana, tiene escaso valor añadido, es una inmigración que recibe mucho más de lo que da y es atraída a Europa por los subsidios que ofrece. Contrariamente a los partidos y a los “opinadores” que ven en la inmigración magrebí y africana un “progreso”, son en realidad, un lastre: no solo no se asimilan, sino que son una fuente de problemas. No tiende a crear un “Estado moderno”, sino un Estado teocrático regido por la ley coránica: un retorno a sociedades que corresponden a otras latitudes y a otras épocas.

Esa es la verdadera reflexión a la que debe llevar el actual drama del pueblo palestino. Quedan solo 20 años para que una tragedia análoga se extienda a Europa Occidental.

Vale la pena reflexionar sobre ello. No os desgañitéis pidiendo “solidaridad con Palestina”, más bien preocuparos de que el drama palestino no se extienda por toda Europa.

Por eso decimos: no lloréis tanto por los niños que sufren hoy en Gaza. Llorad por lo que les espera a los niños de Europa Occidental en apenas 20 años. Porque ese es nuestro principal problema.