Se ignora todo o casi todo sobre la actividad de los CAUR en España.
Se conocen, como veremos resumidas, las relaciones que mantuvo José Antonio con
esta organización italiana, pero se suele olvidar que Coselschi mantuvo otras
relaciones en España. Hay de todas formas que hacer una precisión: una cosa fue
la actividad diplomática italiana en España y los contactos tomados por los
representantes oficiales del gobierno italiano con sectores políticos españoles
y otra muy diferente los contactos tomados por el CAUR. Mientras que los CAUR
permanecieron completamente ajenos a los movimientos nacionalistas catalanes,
la embajada italiana en Barcelona mostró un interés ocasional por los
movimientos soberanistas catalanes que llevaron a exponentes de Esquerra
Republicana de Catalunya y de Estat Catalá a mantener contactos con la embajada
italiana e incluso a ser sondeados por esta respecto a su actitud en relación a
la Italia fascista (1). Intentaremos centrarnos en la actividad de los CAUR en
España, a pesar de que, para ello sea preciso aludir inicialmente al llamado
Convegno Volta de 1932.
En efecto, entre el 14 y el 20 de noviembre de 1932, tuvo lugar en las
inmediaciones del Campidoglio, en Villa Farnesina, el llamado Congreso Volta de
Ciencias Morales e Históricas que constituyó una de las reuniones más nutridas
de la intelectualidad de derechas de Europa en aquel momento. Por Alemania
participaron personalidades de la talla de Alfred Rosenberg, el economista
Hjalmar Schacht, el propietario de un consorcio de comunicación, presidente del
DNVP el partido de la derecha nacional alemana Hugenberg, Hermann Göring, el
sociólogo y economista Werner Sombart, autores de la talla de Stephan Zweig o
Gonzague de Raynold, historiadores como Brugmans, Carcopino o Dawson, el
príncipe Karl Anton von Rohan adscrito a la Revolución Conservadora y
representantes de Austria; el doctrinario monárquico Charles Petrie, el rumano
Michele Manoilescu de la Guardia de Hierro y futuro ministro, mientras que por
Italia tomaron la palabra Luigi Federzoni, Francesco Coppola de la Academia de
Italia, Alfredo Rocco, Vittorio
Scialoja, Alberto De Stefani, Francesco Orestano, y un largo etcétera. Parte de
los invitados extranjeros eran colaboradores habituales de la publicación Il Regime Fascista y especialmente de la
página dirigida por Julius Evola, Diorama
Filosófico (2). El representante por España fue Ernesto Giménez Caballero (3).
La intervención del escritor español no pasó desapercibida. Giménez
Caballero leyó una primicia de su libro La
nueva catolicidad que entonces tenía en fase de elaboración (4). GeCé llegó
en esa ocasión al límite de su teoría de que el catolicismo negaba la realidad
misma de Europa gracias a su vocación de religión universalista. La religión
católica sería pues, la anti–Roma y la “europeidad” una mala subrogación de la
catolicidad: “El “Principio” o “esencia”
de “Europa” es el particularismo, la fuga, la centrifuguez. Il principio
“católico”, “romano”, es el universalismo, la atracción, la integración”. De todas formas, lo importante no es
constatar el efecto que esta declaración, inoportuna y desmesurada tuvo en la
audiencia, especialmente en la procedente de los países del centro y norte de
Europa, sino el constatar que, en 1932, Giménez Caballero era el “peón español”
que solía asistir a encuentros culturales internacionales. A falta de un
partido fascista en nuestro país en esa época (las JONS ese año estaban
reducidas a la mínima expresión y apenas ejercían actividad alguna y La Conquista del Estado ya había dejado
de publicarse, Giménez Caballero, durante el período posterior a la fundación
de La Gaceta Literaria había tejido
en Italia una red de relaciones con la jerarquía fascista y con la
intelectualidad adicta al régimen (o, como en el caso de Curzio Malaparte,
adicta hasta hacía poco…) que se situaba inevitablemente como el intelectual
español más proclive a recibir invitaciones de este tipo.
Un año después del
Congreso de la Fundación Volta, en el otoño de 1933, los CAUR empiezan a
desarrollar una actividad desbordante. Coselschi viaja a Rumania y se
entrevista, no solamente con Corneliu Zelea Codreanu y con los líderes de la
Guardia de Hierro, sino con políticos mucho más conservadores situados a su
derecha. Un oscuro funcionario de los CAUR, Pina Berchet, fue enviado a España
en donde se entrevistó con José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma y el
Doctor Albiñana, líder del Partido Nacionalista Español (5).
Berchet era el presidente del CAUR de Milán e históricamente estas reuniones pueden
ser consideradas como los primeros contactos de la iniciativa italiana con
partidos políticos españoles. En esa época, hay que recordarlo, José Antonio
todavía dudaba sobre si lanzarse o no al ruedo político, había abandonado ya su
cargo en la Unión Monárquica Nacional, mientras el PNE estaba en ese momento
presa de una gran atonía y sin apenas actividad, al igual que las Juntas de
Ofensiva Nacional Sindicalistas. Sin embargo, éste era el partido que más se
aproximaba al modelo italiano y, por lo demás, Ledesma no tuvo inconveniente en
adherirse al proyecto (6). Por lo que se
refiere a los nacional–sindicalistas portugueses, Coselschi se había puesto en
contacto con el responsable de relaciones internacionales del Movimento
Nacional Sindicalista, José Campo e Sousa, obteniendo una “amigable
disponibilidad” (7).
La “fugacidad” con
la que pasaron los CAUR en España es inseparable de la personalidad y de las
ideas de Giménez Caballero. Identificaba la universalidad del fascismo con la
universalidad del catolicismo romano y de la latinidad. Le repugnaba la
“nacionalización” del fascismo en tanto que implicaba limitar esa
“universalidad” a las fronteras nacionales. El suyo era un fascismo
intelectual, personal y mal adaptado a cualquier disciplina de partido. A
Giménez Caballero le corresponde el honor de haber introducido a Ramiro Ledesma
en la política y de haberle interesado por el fascismo. Pero tras colaborar en
los primeros pasos de La Conquista del
Estado, le separó pronto de la iniciativa. Sus relaciones con Falange
Española siguen el mismo sinuoso camino, con altibajos y sobre todo con ideas
propias de las que la mejor no fue precisamente la fundación del Partido
Económico Patronal Español (PEPE), acompañado por pequeños empresarios y
comerciantes madrileños, lo que le permitirá aparecer como candidato de la
derecha en las elecciones de febrero de 1936 aunque sin obtener escaño (8).
En el período en el
que resulta asesinado el falangista Manuel Cuéllar (junio de 1934), Giménez Caballero
participa en las actividades de la dirección falangista (9).
Es importante fijar esta fecha en la vida de Giménez Caballero: un año antes,
en 1933, poco antes de la fundación de Falange Española, el escritor se había
puesto en contacto con Giuseppe Bottai, director de Critica Fascista,
alertándole sobre José Antonio a quien describió en esa ocasión como “un ingenuo del que se aprovechan
antifascistas y masones” (10). Obviamente, en
los meses siguientes, Giménez Caballero se aproximó a José Antonio y cambió su
opinión “convirtiéndose en el principal
portavoz de la Falange” (11).
Poco antes del
asesinato de Juan Cuéllar, uno de los hombres de confianza de Coselschi, Guido
Ferruccio Calbazar, se había desplazado a España nombrando a Giménez Caballero
representante oficial de los CAUR en Madrid con el encargo de formar un comité
en la capital. Se designó como “fiduciario” del Comité de los CAUR en Madrid a
Cesare A. Gullino (12) que trabajaba como periodista de la
Agencia Stefani y del Corriere della Sera.
En los meses siguientes, la revista Roma
Universa, órgano de los CAUR, publicaron varios artículos de Giménez
Caballero en los que insistía en las tesis que había expuesto en sus últimas
obras.
En efecto, en 1932
había aparecido la obra de Giménez Caballero La nueva catolicidad que influenció directamente en la maduración
ideológica en los distintos núcleos que darían vida al fascismo español. El
libro, exaltado hasta lo “desmadrado”, muy en el estilo del autor sostenía que “el fascismo para España no es fascismo,
sino ca–to–li–ci–dad” (13), idea que explica
el por qué había roto un año antes con Ramiro Ledesma. Y también porqué, la
obra fue apreciada en medios falangistas hasta el extremo de que David Jato
dice de él que “era la más alta cima
literaria de las nuevas ideas” (14).
Cuando tuvo lugar
el Congreso de Montreux por la Universalidad de Roma organizado por los CAUR,
el 16 y 17 de diciembre de 1934, participaron 12 delegaciones extranjeras (la Heimwehr austríaca, la Legión Nacional
Belga y la Liga Nacional Corporativa del Trabajo por el mismo país, el Partido
Obrero Nacional Socialista de Dinamarca, el Partido Francista por Francia, el
Partido Social Nacional Griego, la Liga de la Juventud irlandesa, la Unión
Nacional Lituana, la Unión Nacional noruega, el Frente Negro holandés, la
Guardia de Hierro por Rumania, la Unión Nacional de la Juventud por Suecia y la
Federación Fascista Suiza). Varias delegaciones no pudieron asistir: la Liga
Nacional Corporativa de Manoilescu envió su adhesión, Antonio Eça de Queirós
envió un mensaje a Coselschi expresando “toda
la simpatía y solidaridad de ideas” y otro tanto hizo Ernesto Giménez
Caballero en su calidad de “capo dell’ufficio
stampa [jefe de prensa] della Falange
Española de las JONS” (15). La nota de adhesión terminaba: “Ante el asombro de Europa, España levanta
la mano saludando a Roma” (16).
En ese momento,
Falange acaba de publicar su manifiesto de 27 puntos; era también la época en
la que presentó su dimisión el Marqués de la Eliseda; había malestar en el
interior del partido que se saldará unas semanas después con la salida de
Ledesma y de algunos jonsistas. El envío de la nota de Giménez Caballero cuando
se abrió la reunión de Montreux de 1934 es incuestionable y el mensaje se leyó
en la apertura de sesiones cuando se enumeraron las delegaciones presentes. Sin
embargo, contradictoriamente, el 19 de diciembre Falange Española publicaba una
nota “redactada por José Antonio” en
la que se indicaba que “Falange Española
de las JONS no es un movimiento fascista”:
“La noticia de que José Antonio Primo de Rivera,
jefe de Falange Española de las J.O.N.S., se disponía acudir a cierto Congreso
internacional fascista que está celebrándose en Montreux es totalmente falsa.
El jefe de la Falange fue requerido para asistir; pero rehusó terminantemente
la invitación por entender que el genuino carácter nacional del Movimiento que
acaudilla repugna incluso la apariencia de una dirección internacional. Por
otra parte, la Falange Española de las J.O.N.S. no es un
movimiento fascista, tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de
valor universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está
segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas” (17).
A nadie se le
escapa lo contradictorio de estas dos posiciones: un Giménez Caballero que se
adhiere a la reunión de los CAUR y un José Antonio que se “niega terminantemente” a asistir según el comunicado. Se alegará
que del desmentido joseantoniano han quedado rastros en las Obras Completas y que esa pequeña nota
ha sido utilizada reiteradamente por los falangistas para culminar la discusión
sobre si la Falange era o no fascista. Pero de la adhesión enviada por Giménez
Caballero tampoco pueden quedar dudas. Cuando Coselschi envió el informe a
Mussolini sobre cómo había discurrido el Congreso de Montreux y que se conserva
se reiteró la adhesión de Giménez Caballero “en
nombre de los falangistas españoles de José Antonio Primo de Rivera” (18).
José Luis Jerez
añade otros datos igualmente documentados:
A la cita de Montreux no pudo acudir,
por las peligrosas y represivas circunstancias políticas que se vivían en
España, ningún representante del fascismo español. Se esperaba la participación
de los dos máximos representantes de los C.A.U.R. en España. Giménez Caballero,
cuyo nombre, incluso, llegó a figurar en la documentación del material que se
repartió en el Congreso, pues tenía confirmada su presencia, aunque este
equívoco quedó subsanado en el Boletín
interno semanal,
editado tras la celebración del encuentro donde se lee:
“El señor Ernesto Giménez Caballero,
delegado de Falange Española, liderada por José Antonio Primo de Rivera el
cual, imposibilitado de intervenir, ha enviado su adhesión a los trabajos del
Congreso” [C.A.U.R.–Noticiario
Settimanale, nº 24, (23–12–34).].
También se hacía referencia en este
sentido en Roma Universa que, al tratar del Congreso de Montreux,
se precisaba "No pudieron tomar parte en la reunión, pero enviaron su
adhesión: el sr. Giménez Caballero, de Falange Española...." [Roma
Universa, enero de 1935: “La I Reunión del fascismo universal organizada
por los C.A.U.R.” (Montreux, 16–17 de diciembre de 1934, Año XIII de la era
fascista).].
Los
organizadores italianos y sus camaradas europeos consideraron la no
participación de los dos representantes españoles como una cuestión meramente
accidental y coyuntural, por lo que “al inicio de la sesión, el presidente
Coselschi excusó a Primo de Rivera, jefe de las falanges españolas, que en el
momento de partir, había sido retenido por una causa de fuerza mayor” [Le Franciste, enero de
1935, crónica de La Salle sobre el Congreso de Montreux.] (19).
Hay que pensar ¿en
descoordinación, o bien en inoportunidad de la adhesión que se pensaba que no
iba a ser hecha pública y que, sin embargo, se filtró en los medios españoles
(20)? Lo que hay que excluir totalmente es que no existieran contactos previos
y que en el curso de los mismos se hubiera producido una negativa “tajante” a
participar en las actividades de los CAUR (ya hemos visto que Prima Berchet
viajó a España en otoño de 1933 y se entrevistó con los líderes de las
distintas corrientes del “fascismo español”, entre ellos con José Antonio) y,
con posterioridad a este primer congreso de Montreux, José Antonio siguió
manteniendo contactos con Coselschi y en Septiembre de 1935 asistiría, finalmente,
o al segundo encuentro de los CAUR en Montreux. Así pues, lo más probable es
que sea cierto lo que escribió José Luis Jerez: “La aparente separación de Falange del proyecto de los C.A.U.R. fue una
posición más oficial que real, posición
que fue comprendida por todos los asistentes, y mejor que nadie por los
responsables italianos, que entendían muy bien la difícil situación española y
la represión de la que era objeto la Falange por su adscripción al fascismo.
Ramiro Ledesma reconoce que las razones de la no intervención en el Congreso de
Montreux se debieron "únicamente por motivos de táctica interior” (21). Lo más probable es que
José Antonio quisiera ahorrar a su movimiento el recibir las mismas acusaciones
que él mismo había lanzado contra otros: estar “a sueldo de Moscú”, estar a
sueldo de Francia y de la masonería, estar a sueldo de Gran Bretaña…
En aquel momento,
la tensión iba aumentando en España. La policía del gobierno cedista–radical había
clausurado varias sedes de Falange Española y el partido iniciaba una nueva
crisis interna. A pesar de haber celebrado su Consejo Nacional y elegido un
“jefe nacional” como sustituto al triunvirato que hasta ese momento había
dirigido el partido, el ambiente en el interior del partido no se había
clarificad del todo y el ambiente político español estaba extraordinariamente
enrarecido. La redacción de los 27 puntos había costado la salida del Marqués
de la Eliseda y un ataque por parte de Gil Robles. El partido vivía una
situación de crisis interna y atonía (que culminaría en la escisión de los
jonsistas) que no favorecía precisamente la participación en operaciones
internacionales (22).
Ahora bien, la nota
publicada por Falange Española y que se insiste en las Obras Completas que fue “redactada
por José Antonio”, fue utilizada por los adversarios de Coselschi,
especialmente activos entre la diplomacia de carrera del Ministerio de Asuntos
Exteriores, para atacar su gestión al frente de los CAUR. Se decía en esos
medios que Coselschi había dado como cierta la integración en el proyecto de un
partido que, luego, públicamente, negaría su adhesión. Para los detractores de
Coselschi, el episodio español había demostrado “su torpe actuación” y la “ambigüedad
de la posición española”.
Hay dos datos más
que contribuye a autentificar la adhesión de Giménez Caballero. Por un lado, en
el primer encuentro de Montreux en 1934 se creó una Comisión Permanente que se
debía reunir periódicamente de manera volante en distintas ciudades europeas.
La primera reunión debería de haberse celebrado en Atenas, organizada por el
Partido Social Nacional Griego de Georg Mercouris, pero distintas
circunstancias aconsejaron otro emplazamiento. La segunda opción era España
(23) lo que indica que los contactos en nuestro país eran suficientemente sólidos
como para poder abordar una tarea de este tipo: y en aquel momento los CAUR
solamente tenían como contacto a Falange Española. Finalmente, la reunión de la
Comisión Permanente de coordinación tuvo lugar en Amsterdam el 29 de marzo de
1935. En esa reunión se debería de tratar la convocatoria ese mismo año de un
nuevo congreso internacional de los CAUR. Y en esta segunda reunión sí que
estuvo presente en persona José Antonio Primo de Rivera.
Así como en la
anterior reunión de la Comisión Permanente de los CAUR se había reunido en
París el 30 de enero de 1935, registrando como hecho más curioso la adhesión
del Partido Fascista Argentino, el chascarrillo de la siguiente reunión de
Amsterdam fue lo sucedido en el “movimiento fascista español”. Si la reunión de
París había coincidido prácticamente en el tiempo con la escisión–expulsión de
Ledesma y de su círculo, la reunión de Amsterdam coincidió con el momento de
mayor tensión y encono entre Ledesma y José Antonio. La Comisión Permanente
había tenido noticias del conflicto en España a través de Ramiro Ledesma quien,
inmediatamente estuvo fuera del partido, pidió su adhesión a los CAUR(24).
Coselschi sometió a debate la petición que fue rechazada al considerarse que
Falange Española seguía siendo representante oficial de España en los CAUR (25).
NOTAS A PIE
DE PAGINA
(1)
Cf. Cataluña bajo
vigilancia. El consulado italiano y el fascio de Barcelona (1930-1943),
Arnau Gonzàlez i Vilalta, Publicaciones de la Universidad de Valencia, Valencia
2009, págs. 109-149.
(2)
Julius Evola realizó un amplio estudio sobre las conclusiones de dicho congreso
convocado por la Fundación Volta, que está incluido en la recopilación de
escritos Saggi di Dottrina Politica
(Edizioni Casablanca/Kizar, San Remo, 1979), realizada por Renato del Ponte.
Nosotros hemos utilizado el opúsculo traducido al francés que recoge los
comentarios a dicho congreso con el título de Le problème de l’Europe au Convegno Volta de 1932, Studi Evoliani
1981, Marc. Eemans y Salvatore Verde, Bruxelas.
(3) L’Europa nella riflessione del convegno
della Fondazione Volta (Roma, noviembre 1932). Simona Giustibelli, en Dimensioni e
problema della ricerca storica, nº 1/2002, pág. 216.
(4) G.
Caballero, Nueva catolicidad sobre Europa, citado en Reale Accademia
d’Italia, Fondazione Volta, Atti dei convegni. Convegno di scienze morali e
storiche, novembre 1932, XI. Tema: L’Europa, Roma, Reale Accademia
d’Italia, pág. 322-a.
(5)
M. Cuzzi, op.cit., pág. 102.
(6)
Ídem, pág. 103.
(7)
Simon Kuin, O Braço longo de Mussolini:
Os Comitatos d’Azione por l’Universlitá di Roma en Portugal (1933-1937), en
Penelope, revista d’historia e ciencias
sociais, nº 11, noviembre de 1933, pág. 9.
(8)
Cf. Ernesto Giménez Caballero: Unidad
nacional y política de masas en un intelectual fascista. Gonzalo Álvarez
Chillida, Universidad Complutense de Madrid, Historia y Política, nº 24, Madrid, junio-diciembre de 2010, págs.
265-291. Algunos
de sus acompañantes en esa aventura eran “republicanos de izquierda” (como
Sánchez Castillo). GeCé justificó su nueva militancia con la peregrina
argumentación de que “en ausencia de Estado totalitario superador de la lucha
de clases, los patronos tienen que defenderse directamente, ya que los
gobiernos de radicales y cedistas les mantenían indefensos Pág. 278-279.
(9)
Ver Revista de Historia del Fascismo, nº XXXVII, José Antonio y la violencia, págs.
135, 192, 211-213.
(10)
Se sabe de esa conversación por el extracto de la entrevista que el propio
Bottai mantuvo con Mussolini, en Roma el 17 de octubre de 1933 y cuyo texto se conserva
en los ASMAE, Gabinetto 42, Udienze di S,E, il capo del governo.
(11)
Marco Cuzzi, op. cit., pág. 413.
(12)
J.L. Jerez, op. cit., pág. 52.
(13)
Citado en El pensamiento español
contemporáneo y la idea de América, José Luis Abellán y Antonio Monclús,
Editorial Antrhopos, Barcelona 1989, pág. 52.
(14)
D. Jato, La Rebelión de los Estudiantes,
edición digital, pag. 53.
(15)
Marco Cuzzi, op. cit., pág. 135.
(16)
J.L. Jerez, op. cit., pág. 52.
(17)
José Antonio Primo de Rivera, Obras
Completas, edición digital, pág. 388.
(18)
Citado en Marco Cuzzi, op. cit., pág.
150, habiendo extraído el dato del examen del correo enviado por Coselschi a
Mussolini, Roma 18 de enero de 1935, depositada en ASMAE,Gabinetto 59, Serie nominativa,
Fascicolo 1, “Coselschi Eugenio”.
(19)
José Antonio fascista, José Luis
Jerez Riesco, edición digital, pág. 143 y 150.
(20)
El diario ABC publicó en su edición
del 18 de diciembre de 1934, pág. 24: “Primer
Congreso Internacional Fascista. Montreaux, 17, 2 tarde. Ayer ha dado comienzo
el primer Congreso internacional de los partidos fascistas de Europa. El
principal objeto de este Congreso es ponerse en contacto todos los jefes de los
grupos que intentan implantar este régimen en sus respectivos países. El
representante español, Sr. Primo de Rivera, que llegó el sábado por la noche,
regresó el domingo por la mañana por haber sido llamado urgentemente” y “Tributo a Mussolini. Se aprobó una
resolución en la que se rinde tributo de admiración a la obra del primer
ministro de Italia, Benito Mussolini, como fundador del fascismo y en la que se
declara que el fascismo puede mantener la paz”
(21)
J.L. Jerez, op. cit., pág. 144.
(22)
Sin duda el testimonio más cualificado de esa época es Ramiro Ledesma en ¿Fascismo en España?, edición digital.
Véase todo el capítulo 7. Octubre y
después de octubre, págs. 82-92.
(23)
Marco Cuzzi, op. cit., pág. 158.
(24)
Ídem, pág. 155.
(25) J.L.
Jerez, op. cit., pág. 145-146. Se
conoce el texto de la carta enviada por Ledesma a Coselschi: “Conozco las actividades de los C.A.U.R. ya
que sido informado de las deliberaciones asumidas en Montreux por los
representantes de organizaciones fascistas. Estoy feliz de comunicarle a Vd.
que envío la adhesión de las J.O.N.S. y mi adhesión personal al Frente de
Montreux y que estoy a disposición para defender y propagar el ideal común. Le
confirmo toda la simpatía del movimiento de las J.O.N.S., que únicamente por
motivos de táctica interna no pudo intervenir en Montreux” (Acta de las
reuniones de Amsterdam, 29-3-35, reproducidas por Gisella Longo). Fue a
raíz de este problema interno de España, cuando Coselschi volvió a proponer que
la siguiente reunión de la Comisión Permanente tuviera lugar en España para
reforzar el liderazgo de José Antonio sobre el partido. Este segundo intento ya
no fue posible a la vista de la cada vez más complicada situación política
española que se produjo en la segunda mitad de 1935 y que tuvo como
consecuencia final la caída del gobierno y la convocatoria de elecciones
anticipadas.
José Antonio, Falange y los CAUR - Falangey la “Internacional Fascista” (1 de 7)
José Antonio, y la “InternacionalFascista” - Eugenio Coselschi, perfil de un funcionario oportunista (2 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - LosCAUR en España: una historia breve pero muy real (1ª parte) (3 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR – Los CAUR en España: una historia breve pero muy real (2ª parte) (4 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - José Antonio y los congresos de Montreux (1ª parte) (5 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - José Antonio y los congresos de Montreux (2ª parte) (6 de 7)