El choque de trenes se ha
producido, finalmente. El misterio de cómo iba a afrontar Rajoy el feo asunto
del independentismo catalán, ha quedado resuelto. Lo que se ha llamado “el núcleo
duro” del independentismo se prepara en estos momentos para prestar
declaración ante el juzgado de guardia. Luego está el numerito de ayer en
Gerona que apuntaba directamente contra Puigdemont (allí la corruptela del 3%
seguía durante el tiempo en el que “Puchi” fue alcalde, a través de los precios
abusivos cobrados por la compañía de aguas… presuntamente, claro está, más de
lo mismo seguramente).
A día de ayer, antes de las detenciones, el referéndum podía considerarse desarticulado y se
hubiera quedado en algo así como un 9–N reducido, sin urnas, en mesas
plegables, con papeletas impresas en casa, en fin, nada que hubiera que tomar muy en serio, ni que nadie en Europa o en el mundo, hubiera considerado más allá de como un "asunto interno", incluso una anécdota… Lo que quedaba claro, desde la mañana del 21 de septiembre es que "s'a acabat el broquil" y
ahora falta saber, si el propio Puigdemont (político ya amortizado y sin futuro) y Junqueras (que aspiraba a ser el próximo presidente de la non nata "República Catalana") desfilarán por el juzgado de guardia. Mal asunto para ellos porque, aunque la cosa no termine en penas de prisión, alguien tendrá que
devolver el dinero empleado en la preparación del referéndum (y son muchos,
muchos, muchos millones de euros). Después de estudiarlo durante años, Rajoy ha tirado finalmente por la vía de “tocarles los bolsillos”. Ya se vio con
los cuatro o cinco millones que le cayeron a Artur Mas: “Si pago, me van a dejar sin nada”… y si no pagas te van a embargar
todo lo que tienes a tu nombre… Y eso es lo que les va a pasar a todos estos
detenidos hoy.
Queda por saber, claro está, si se va a producir una movilización popular masiva en favor de los detenidos como cuando la fiscalía intentó acusar a Pujol del escándalo de Banca Catalana y este lanzó lo que era solamente un proceso como cabeza visible de un delito económico en una campaña "contra Cataluña". A pesar de que, ciertamente, ayer, en Barcelona, en la calle no se percibía tensión (más allá de en los entornos de las consejerías afectadas), no hay que desdeñar el peso de los medios de comunicación amamantados durante décadas por la Generalitat para que den hoy la versión que conviene a sus mecenas.
LOS TRES GRUPOS SOCIALES QUE APOYAN AL INDEPENDENTISMO
Queda por esperar la “respuesta
política”. Me temo que Rajoy se quedará solo respaldado solamente por Ribera,
con Sánchez en fuera de juego sin querer mojarse y Podemos lanzando invectivas
en contra. De todas formas, es significativo que la gente que protestaba esta
mañana en las consellerías ¡eran funcionarios de esas mismas consellerías!
Porque, esto, no lo olvidemos –y parece que se olvida– es “Cataluña”. Aquí, lo
que les preocupa a los funcionarios es que el día 31 no reciban su nómina.
Esto me lleva a apuntar una
diferencia histórica entre esto que se ha llamado “proceso soberanista” y el
nacionalismo histórica catalán. Vamos a ver: el pueblo en el que vivo, el
pasado 11–S estaba desierto. Un 25% se había ido a la manifestación. Las
estaciones de acceso a los lugares de la manifestación estaban saturados de
gente hasta altas horas de la noche y desde primeras horas del día. ¡Cuántas
masas! Sí, muchas, pero la mayoría venidas de pueblos. Porque es ahí en donde reside lo esencial del
electorado de ERC: población rural, población de zonas costeras, especialmente
de Gerona.
Luego está el otro contingente
independentistas: los “borrokas”, gente joven, productos de la
LOGSE y de su aplicación en Cataluña, salidos de la inmersión lingüística y
de tener que convivir con un 25–35% (a veces un 90%) de alumnos llegados con la
inmigración. Estos, forman el otro grupo social de apoyo al independentismo:
los incapaces de reconocer al “enemigo”, con poca capacidad analítica para
establecer estrategias, ideas generales radicales independentistas, mucho
corazón, poco cerebro y algo de testosterona aplacada por el porro.
Y finalmente está, finalmente, las clases funcionariales y clientelares
creadas en torno a casi 40 años de gobierno nacionalista de la Generalitat:
siempre hemos dicho que Andalucía era la comunidad que más se parecía a
Cataluña, por muchos motivos, especialmente por el número de funcionarios
autonómicos. En sí mismos, estos constituyen otro grupo de apoyo al
independentismo: creen que su situación mejorará con la independencia porque
sus jefes de negociado les han dicho que les subirán el sueldo, lo que para un
funcionario es estímulo mayor que cualquier otro. Estos son los apoyos sociales
del independentismo.
ESTE NO ES EL NACIONALISMO DE TODA LA VIDA
Es evidente que antes, el nacionalismo catalán era la
expresión de los intereses de la alta burguesía industrial, incluso que el
mismo nacionalismo surgió como respuesta al riesgo de que el gobierno de Madrid
a mediados del XIX, aboliera las medidas proteccionistas que garantizaban la
prosperidad de la alta burguesía industrial catalana. El nacionalismo ha tenido
en ese grupo social a su principal impulsor. Y, de hecho, los Codorniu y alguna otra saga familiar,
siguen en las mismas posiciones.
En realidad, de esto queda muy poco y su partido (CiU) ya hace tiempo que ha dejado
de existir. Han quedado superados por el devenir histórico del capitalismo: ya
no existe una “burguesía industrial” en Cataluña (fuera de unas pocas excepiones),
lo que existe es una aristocracia económica que invierte en bolsas
internacionales y lleva su dinero a “países refugio”. Su deserción ha dejado el
campo libre a borrokas, “gent de poble”
de ERC y funcionarios de la generalitat.
NO PERDER LA PERSPECTIVA. EL ORIGEN DE ACTUAL PROCESO
El proceso independentista se
inició oficialmente porque la “vía del Estatut” estaba agotada y el Tribunal
Constitucional tumbó lo esencial de “nou Estatut”. En realidad, esto es una
falacia: la vía independentista nace cuando se dan dos circunstancias en la
política española: la aparición de Ciudadanos
y de Podemos como fuerzas
parlamentarias que superan en número y anulan la capacidad que tuvo CiU durante
35 años de decidir a quién apoyaba en Madrid, cuando el PP o el PSOE no
obtenían mayoría absoluta. Esto les daba amplio margen de tolerancia para ir
larvando sus redes de corrupciones (el 3%).
El pacto con el PP y/o con el PSOE era “impunidad y manos libres en Cataluña a cambio de apoyo catalán en
Madrid”. Era el resultado del “bipartidismo
imperfecto”. La entrada de C’s y de Podemos en juego, destruyó el juego
constitucional aprobado en 1978. Los “catalanes” se arriesgaban a ser una
fuerza irrelevante en Madrid.
El otro factor que desencadenó el
proceso soberanista, está unido a éste: CiU
tenía demasiados “muertos” en el armario. Muertos económicos, se entiende. Si ya
no era un factor decisivo para la gobernabilidad del Estado, esto quería decir
que sus dirigentes históricos quedaban “expuestos” a la represión por sus
corruptelas. Esto era todo y por esto se desencadenó el soberanismo.
LA GENERALITAT DE LOS MANTEROS
Ahora, como se suele decir, viene
“el tío paco con la rebaja”. No sé por qué cuando pienso en los detenidos de
hoy y en las protestas, recuerdo que en Madrid hace quince días la policía
intentó detener a unos manteros negros en la Puerta del Sol. Vamos a ver ¿cómo
carajo pueden entender unos manteros negros que llevan veinte años colocando
sus mantas en no importa dónde, que esa actividad es ilegal? La han hecho
durante tanto tiempo y sin que nadie se lo impidiera que en su subconsciente
colectivo, realizar esta actividad ilegal era tan justo como recibir el
subsidio habitual de 426 euros por “estar” y la ayuda de 250 euros por pago de
alquiler…
Análogamente, durante 25 años, la Generalidad ha hecho,
literalmente, lo que le ha dado la gana en todos los terrenos, ha empleado
presupuestos para sus caprichos faraónicos: y hoy, 20 de septiembre, Rajoy les
ha dado, inesperadamente, el alto judicial;
la Generalitat ha utilizado el dinero público para crear medios de comunicación
que comían de su mano, en los últimos siete años, los presupuestos públicos de
la Generalitat han tenido partidas que iban en dirección a la promoción del
independentismo, en decenas de pueblos catalanes se ha colocado a la entrada y
a la salida una bandera que ni es de la Generalitat, ni de Cataluña, ni de nada
más que del independentismo y se les ha permitido realizar dos simulacros de referéndum
con fondos públicos y preparar un tercero aún más ambicioso, sin que nadie pidiera
responsabilidades de nada; los independentistas
mismos, a despecho de la realidad sociológica de Cataluña, ya daban por sentado
que si había “referendo”, daría un resultado positivo a la independencia, algo
que está muy lejos de ser cierto. Cualquier otro resultado no les hubiera
satisfecho…
¿Cómo después de tanto tiempo de actuar con las manos libres y de
dejación de funciones por parte del Estado, de creerse la Generalitat un “Estado”
en sí mismo y actuaba como tal, iba a ahora a aceptar que no era nada más que
una “entidad colaboradora” del Estado en la gobernabilidad de la Nación y poco
más…? Y eso es lo que la Generalitat no puede soportar: ser tratada en
igualdad de condiciones que cualquier otra autonomía. De ahí el “federalismo
asimétrico” de Maragall: todos “federados”, pero Cataluña no tan “federada”
como La Rioja o Asturias… La Generalitat se había habituado a su “excepcionalidad”
en la política española y a que se le tolerasen leyes casi de excepción
(lingüísticas sobre todo) y aspiraba a más… Como los manteros, a pesar de estar
instalada en interpretaciones de la legalidad cuestionables, se había
habituado. Y el problema era que quería más…
UNA TORMENTA EN UNA PALANGANA
En el momento de escribir estas
líneas hay una manifestación de apoyo a los detenidos. En las Ramblas. El
problema es que lo esencial del independentismo no está en Barcelona (ahí
solamente tienen capacidad de movilización el funcionariado, la gente de ERC
está en la periferia y cuesta traerla a BCN y los borrokas organizados son grupos muy modestos en número). Todo
parece que va a terminar siendo una tormenta en un vaso de agua.
Hoy, acompañando a un querido
amigo que llegaba de Madrid, he tenido que ir por zonas turísticas (Parque de
Güell, Sagrada Familia, Tibidabo…). Los efectos del atentado terrorista del
pasado 17 de agosto, se perciben claramente: la temporada turística sigue pero
se ha registrado un bajón visible de visitantes. Si en esta manifestación o en las que seguirán, se producen incidentes y se llega a estallidos de violencia o la
crisis se exterioriza en los medios de comunicación extranjeros, el turismo se
detendrá en seco en BCN: y Barcelona vive hoy, solamente, del turismo. Uno
de los escenarios de la próxima novela de Dan Brown es, precisamente, Barcelona
y todo induce a pensar que “alguien” (en la Gencat o el Ayuntamiento) han
pagado para que este controvertido autor situara la trama en la Ciudad Condal.
Es la esperanza que tienen las autoridades catalanas de revitalizar el turismo
que este año ha quedado algo tocado por las protestas vecinales y el atentado
islamista.
Lo que he visto hoy en Barcelona era indiferencia entre la población:
a fin de cuentas ¿a quién le interesa que 14 altos cargos de la Gencat hayan
resultado detenidos? A ellos, a sus familiares, a sus estructuras clientelares
y poco más… Habrá protestas porque el
dontancredismo de Rajoy les ha dejado llegar muy lejos, pero, apostaría a que
se tratará de tormentas en vasos de agua o, como máximo, en palanganas. No
he visto ni entre los pasajeros de los medios de transporte, ni entre libreros,
ni entre taxistas, ni entre en los edificios de la ciudad, ni efusiones de
banderas nacionalistas, ni conversaciones sobre las detenciones. Creo que no me
había equivocado al pronosticar que tanta insistencia en el asunto del
referéndum y durante tanto tiempo, finalmente, terminaría en una indiferencia
total de la población… salvo del sector independentista que no es superior al
30–35% del total que corresponde a los porcentajes de población que SÓLO se
expresan en catalán.
¡DEJAR DE DAR LA BRASA, PELMAZOS!
En 1934, Companys se sublevó de común
acuerdo con los socialistas. Asturias resistió unas semanas, se sabe lo que
ocurrió en Cataluña. Esto de ahora es mucho menos dramático. En primer lugar
porque el tiempo en el que se formaban
naciones ya ha quedado muy atrás (en los años 80). Hoy en ningún país europeo,
salvo pequeñas minorías regionales, nadie está por la independencia.
Incluso los independentistas flamencos han variado sus planteamientos y otro
tanto ha hecho la Lega Nord. Bastantes problemas tiene Europa intentando
coordinar docena y media de naciones para que se inicie un proceso de
fragmentación a escala continental a partir de Cataluña. Aquí esperamos que no
haya tiros, ni más detenidos que los 14 altos cargos que sabían lo que se
jugaban y debían de conocer que estaban instalados en la ilegalidad desde el
punto de vista del Estado. Se habían creído que Cataluña ya era independiente y
que ellos eran la única legalidad. Error de cálculo que pagarán de su bolsillo,
porque está claro que Montoro no les va
a dejar pagar con fondos desviados de la Generalitat. Claro está que la
justicia es como el timón (“hacia donde se le da, gira”), pero hoy por hoy, no
existen condiciones para que borrokas,
funcionarios y “gent de poble” funden
una nación que nadie, absolutamente nadie en Europa, quiere ver independizada y
llamando a las puertas…
La ficción independentista, alimentada incansablemente y desde 2003 en
su imaginario colectivo, es que obteniendo el 50’01% en un referéndum (con un
50% de abstenciones más o menos), y frente a un 49’99%... eso ya permitía la
creación de una nación independiente. Pobrets.
Si para reformar la constitución hacen falta 2/3 de los diputados ¿para crear
una nación bastará con un escuálido porcentaje en una consulta electoral que,
en el fondo, no es más que la fotografía del electorado en un momento concreto?
¿No es más razonable pensar que una nación nace de un CONSENSO… que en el caso
de Cataluña es imposible? La Nación es
algo más que esa fotografía electoral y nunca, una nación se ha creado después
de un referéndum sino que una nación es un proyecto, una secuencia histórica y
un destino. Y el problema del nacionalismo catalán es que su horizonte se
termina en la declaración de independencia. Desde Carod Rovira, da la sensación
de que lo que venga luego les trae, literalmente al fresco: tanto si esa nueva
nación la compra al peso Qatar, como si se convierte en el paraíso fiscal para
los negocios de Soros o, lo más probable, pasa a ser en apenas 20 años, el
primer país europeo de la Liga Árabe.
La Gencat en su campaña ha
intentado demostrar que científicos, gente seria, profesionales reputados,
políticos internacionales, grandes nombres de la ciencia y de la cultura,
estaban con su proyecto soberanista. Se han llevado un buen chasco. Los apoyos han sido mucho menores de los
esperados. Romeva ha podido saludar a una serie de secundones en la
política internacional y el único ex de los EEUU con el que ha podido
fotografiarse es un decrépito Jimmy Carter del que ya nadie se acuerda. En
Europa les ha ido peor y en Cataluña, la recluta de notables ha sido floja. Los
medios de comunicación de la Generalitat son seguidos por “gent de poble” y,
es, por tanto, en los pueblos en donde hay más acumulación de banderas independentistas.
No en Barcelona, desde luego.
VICTIMIZACIÓN SÍ… PERO SIN MERMAS PATRIMONIALES
El nacionalismo catalán siempre se ha movido bien en los terrenos de la
victimización. Seguirá así. El problema es que va siendo hora de que el
discurso nacionalista que dura ya 40 años, cansa y aburre a los que no somos
nacionalistas, dé paso a un discurso mucho más realista y anclado en el siglo
XXI. Lo plantearé claramente: el gran
enemigo de los “pueblos” (el catalán, el español, el europeo) es la
globalización y el mundialismo, y du doctrina de lo políticamente correcto y
del “pensamiento único”. Ante estos problemas, los Estados Nacionales actuales
ya constituidos son barricadas para cerrar el paso a este adversario y lo son
porque poseen estructuras de poder, legislación, servicios de seguridad del Estado,
etc. Lo que resulta absurdo es tratar de desmontar estos Estados
Nacionales, creando microestados cada uno de los cuales es tan débil que no
puede afrontar ni siquiera a sus propios enemigos internos (y al hablar de
enemigo interior en Cataluña me estoy refiriendo claramente al radicalismo
islámico).
Confundir “democracia” con “referéndum” es la gran trampa que ha
planteado el independentismo. Y lo que es peor: ha dado por sentado que esa
consulta daría un resultado positivo a la independencia… cuando, como en los referéndums
de los años 40–60 en España, la oposición al independentismo no ha tenido
acceso en igualdad de condiciones y durante décadas a los medios de comunicación
oficiales y cuando durante cuarenta años la generalitat ha tratado de “catalanizar”
la sociedad de esta región, la ha tratado de “desespañolizar” y aquí, lo triste
es que su único logro ha sido que las nuevas generaciones hablen mal castellano
y hablen un mal catalán. Incluso ha logrado lo que parecía imposible, que
incluso los jóvenes magrebíes ¡hablen un mal árabe!
Y A TODO ESTO ¿QUÉ PASA CON “ESPAÑA”?
Y ahora vamos a hablar del Estado
Español: desde el “café para todos” el Estado Español ha dejado prácticamente
de existir. España es la única nación
europea que carece de “historia nacional”. Simplemente no se enseña en las
escuelas porque en cada autonomía se enseña una historia regional,
habitualmente de pa sucat amb oli,
como se dice en Cataluña. Y lo que es peor: el Estado Español y sus 17
autonomías están unidas por un único lazo, la corrupción. El Estado de las Autonomías ha terminado siendo una merienda de negros insostenible que se está comiendo cada vez más al "estado del bienestar". "Las Españas" de ayer, son las "autonomías" de hoy. El cemento que las une es la corrupción. NDe la misma forma que en tiempos de la restauración, lo que
unía a este país era el caciquismo, ahora en todas las autonomías –más o menos,
que en todo hay grados– la corrupción está presente.
Otro elemento común a "las autonomías" y al "Estado Español": en los años
80, se produjo una caída en picado del prestigio y de la calidad de la clase
política, desde entonces se han impuesto dos fenómenos: la brecha entre la España oficial y la España real ha ido ampliándose, mientras que el nivel cultural, técnico y moral de la clase política ha ido rebajándose
hasta extremos próximos a la indigencia. Y esto ocurre en Cataluña y ocurre
en Andalucía, y, por supuesto, ocurre en Madrid. Porque aquí, querido amigos,
aquí no se salva ni dios y esto es lo que no permite tomar partido sin algún tipo de reservas mentales. Este "país" (España – Cataluña) tiene lo que se merece:
un pueblo pusilánime e indolente a ratos, exaltado en otros, pero siempre superficial, que ha elegido a una clase política de
corruptos, amorales, psicópatas e ignorantes. En el Estado y en la Gencat.
¿Cúmplase la ley? Bien, pero es
que se tenía que haber cumplido desde el destrozo de Banca Catalana y cuando se
tuvo noticias allá por los 80 de las corruptelas del clan Pujol, incluida la
madre superiora, que ya contrataba a inmigrantes ilegales en sus plantaciones
de flores de Premiá… ¡cuando casi no había ni siquiera ilegales! De momento hay
14 “pringados” cuyo patrimonio peligra. Su independencia, sus exacciones, su
problema... Que no nos compliquen más la vida, ni unos ni otros.