Info|krisis.- Con Dalí entre Dios y el Diablo, editorial EMInves inaugura su sección
de e-books. A partir de ahora, el
lector podrá seleccionar la obra que le interesa, pagar a través de pay-pal una cantidad más que razonable e
inmediatamente se autorice el pago, sin más trámite recibirá, automática e
inmediatamente, la obra en su email. Vamos a hablar sobre este libro con su
autor. Enlace directo: COMPRA DE DALI ENTRE DIOS Y EL DIABLO EN E-BOOK
- ¿Por qué habéis elegido este libro para inaugurar el servicio de
venta automática de e-book?
- En primer lugar por el valor
intrínseco de la obra, el primer estudio sobre la obra de Salvador Dalí desde
el punto de vista del “pensamiento mágico”. No se había intentado antes el
interpretar la vida y la obra del pintor de Cadaqués desde el punto de vista de
aquello que para él era lo más importante: el “pensamiento mágico”. Se trata
una obra única que gustará tanto a aquellos admiradores del pintor como a
aquellos otros que se sienten atraídos por el pensamiento tradicional. Por otra
parte, se trata de un libro que se ha vendido bien en Amazon, la plataforma
digital más extendida en la actualidad para la venta de e-books.
- Entonces ¿por qué no habéis seguido trabajando con Amazon?
- Por tres motivos: el carácter
de esta plataforma que cobra una comisión del 50% del precio de venta al
público (casi nunca los e-books superan los 9 euros… con lo que la cantidad que
recibe el autor es mínima) que nos parece abusivo. En segundo lugar porque las
ventas en Amazon dependen del autor y de la publicidad que él mismo vaya
haciendo de tal manera que la plataforma es un mero espacio de almacenamiento
de PDFs y un sistema de cobros y envíos automáticos a través de la red. En
tercer lugar porque hemos tenido la posibilidad de elaborar un software barato
y eficiente que hace justamente lo mismo.
- ¿Cuál es la filosofía de vuestra iniciativa?
- Muy simple: que el autor pueda
ofrecer un producto barato al alcance de cualquier bolsillo y sin que suponga
un esfuerzo y, al mismo tiempo, sentir que el tiempo que ha empleado en
elaborar su obra, sea remunerado. Llama la atención que en el mundo editorial
las empresas suelen ganar más dinero que los autores o que estos siempre se
quejan –a mí me ha pasado- de que las liquidaciones que les envían las
editoriales no se corresponden con las ventas reales. La única posibilidad de
que el autor ofrezca su obra a un precio justo es que tenga un puente directo
con el lector, sin intermediario (editor, librero, distribuidor, agente
editorial, plataforma digital). En definitiva, que autor tenga posibilidad de
vender directamente su obra.
- Dalí entre Dios y el Diablo ¿es
un libro “esotérico”?
- En absoluto, es un libro sobre
el pensamiento mágico de Salvador Dalí. Para el pintor, más allá del mundo de la
materia existía el mundo de lo suprasensible. Dalí (seguramente a través de
Gala) estaba persuadido de que podía influirse en el mundo de lo suprasensible
a través de determinadas técnicas y leyes que estudió. Una de ellas era el
número de oro o Divina Proporción, una razón matemática que está presente en la
naturaleza. En su estudio sobre la arquitectura clásica y sobre la pintura
renacentista advirtió que los artistas y maestros de obra que habían compuesta
aquellas obras utilizaban el número de oro para sus diseños: era ahí,
precisamente, en donde radicaba el poderoso atractivo que tienen para quien los
contempla, simplemente enlazan con su espíritu. Dalí hizo otro tanto, en muchas
de sus obras incorporó esta proporción matemática. Su pintura no quería
hablarnos a los sentidos, quería “tocar” a lo más íntimo, auténtico y profundo
del ser humano: el espíritu. De esto es lo que habla nuestra obra: de los
contactos que Dalí tuvo con el mundo mágico y paranormal, con el mundo del
espíritu, en definitiva.
- Sin embargo, Dalí fue un pintor surrealista…
- Bueno, una cosa no está reñida
con la otra. En realidad, el surrealismo y, mucho más el dadaísmo, realizaron “aperturas”
sobre el mundo de lo paranormal. Por ejemplo, estaban interesados en la llamada
“escritura automática”, justo en un momento en el que proliferaban los textos
ocultistas (entre otros los de Helena Petrovna Blavatsky) escritos con esa
técnica. Así mismo, tanto a Dalí como a los surrealistas les interesaba el
mundo de los sueños, entendido como una posibilidad de que “algo profundo” del
individuo saliera a la superficie en las profundidades de la noche. Sin olvidar
que los surrealistas se interesaron por doctrinas ocultistas (varios de ellos,
amigos de Dalí, pertenecieron a los círculos creados por Gurdjieff) y por la
astrología (André Breton siempre tuvo a una astróloga que levantó las cartas
astrales de todas las revistas e iniciativas que abordaba). De todas formas, el
interés de Dalí por el mundo mágico es contemporáneo a su incorporación al
surrealismo que coincide, también, con el arranque de su relación con Gala.
- ¿Es cierto que Gala era el ánima
nera de Dalí?
- Sí y de manera mucho más
intensa de lo que generalmente se cree. Durante más de cuarenta años, cada
mañana, Gala manipulaba a su voluntad a Dalí, simplemente tirándose el tarot
antes de que se levantara de la cama: le sugería así lo que debía de hacer a lo
largo del día, trabajar, quedarse en casa, llevarla a cenar, ver a tal o cual
personaje, etc. Se ignora quién le había enseñado a Gala a tirar las cartas e
incluso si tuvo alguna vez relación con alguna sector ocultista. En mi opinión
una relación de ese tipo tuvo lugar en los años 20.
- ¿Puedes ser más explícito sobre este tema capital?
- Sí, por supuesto. Cuando Dalí y
Gala llegaron a París para quedarse, fueron a ver al pintor catalán Joan Miró
allí radicado el cual le invitó a ir a la tertulia surrealista que mantenía
Tristán Tzara en el restaurante La Coupole. Dalí y Gala fueron allí en esa
época en múltiples ocasiones. Pues bien, en aquel mismo lugar, en aquellos
días, a las mismas horas, otra mujer rusa, nacida en la misma ciudad que Gala,
Kazán, prácticamente de la misma edad, perteneciente a la misma clase social,
mantenía otra tertulia diaria en aquel mismo restaurante. Se trataba de María
de Naglowska, conocida en aquella época como “la sacerdotisa de Lucífer”, un
personaje extraordinariamente conocido en el París de aquella época. Era
imposible que Gala no hubiera hecho todo lo posible por conocerla.
- ¿Qué podía aportarle María de Naglowska?
- Dirigía en París un
conventículo ocultista que ponía en énfasis en la “magia sexual”. De hecho,
ella misma había publicado la obra de H.P. Randolph, Magia Sexualis que fue prologara por Julius Evola y que aún hoy
constituye el texto más interesante sobre la materia. En el estudio que hemos
realizado sobre la vida y la obra de Dalí (y de Gala), advertimos que muchos
aspectos inexplicados de su obra, muchas anécdotas de su vida, no pueden
explicarse si desconocemos este importante libro. A la inversa: incluso las
prácticas sexuales de Gala (que se conocen a través de sus biógrafos y
psiquiatras) solamente encuentran un significado si tenemos en cuenta que
seguía los consejos de María de Naglowska. Ésta habría aportado a Gala la
técnica ocultista.
- ¿Calificarías a Gala de “bruja”?
- No, en realidad, no lo era.
Simplemente se sentía atraída por el ocultismo, el tarot, la astrología. Y, por
lo demás, era solamente su carácter el que podría hacerle merecedora del
adjetivo de “bruja” en su acepción despectiva, en absoluto mágica. Gala era,
simplemente, una mujer extraña, desagradable, mezcla de criterios modernos,
economicistas y utilitaristas y, al mismo tiempo, que se interesó por
determinadas prácticas ocultistas, especialmente de magia sexual y de
adivinación del futuro. En realidad, si hubo una bruja en la vida de Dalí no
sería Gala, sino una pescadora de Cadaqués…
- ¿Te refieres a Nuria Nogués Costa?
- En efecto, en la vida de Dalí
hay tres mujeres: Gala en primer lugar, Amanda Lear en último y, de manera
central, Nuria Nogués, la pescadora de Cadaqués. Era amiga de la familia y era
la última descendiente de una familia de brujas del Empordá. Descendía de un
linaje de brujas que practicaban la magia rural, la sanación, las técnicas con
amuletos mágicos y adivinación a partir
de la observación de las rocas golpeadas por las olas. La familia de Dalí
conocía a Nuria que, durante la infancia del pintor fue lo que hoy llamaríamos “canguro”.
Fue la primera mujer con la que se relacionó. Algunas de las técnicas
pictóricas de Dalí (el método paranoico-crítico, por ejemplo) eran derivaciones
de la paranoia de Nuria Nogués (que se fue agudizando con el tiempo). Nuria le
vendió la casa de pescadores de Port Lligat en la que construiría su casa.
Aquella pobre pescadora en un plazo de quince años conoció a los grandes de la
cultura catalana y española de la época: Dalí, Lorca, Buñuel, Josep Pla, Eugeni
d’Ors, etc. Fue un destino sorprendente el suyo.
- ¿Estaba loco Dalí?
- No, pero la locura siempre le
persiguió. Quería pisar la divisoria entre razón y locura y conocer cómo veía
el mundo un loco, pero siempre mantuvo la cordura (al margen de una neurosis de
base sexual que fue creciendo con el paso de los años y que le acompañó siempre
desde su juventud). Fue solamente en los últimos años, especialmente cuando
desapareció Gala, que cayó en un estado de senilidad extrema, más que de
locura. Dalí representó a lo largo de toda su vida un papel: el de genio loco,
pero en realidad era un buen vendedor de su obra, hacía todo lo posible para
llamar la atención: eso se traducía en un crecimiento cuantitativo del valor de
su obra. Gala, además, le inducía a ello.
- ¿Fue fascista Salvador Dalí?
- La muerte de Lorca le
aterrorizó. Antes, él había tenido relaciones con la izquierda y con la
extrema-izquierda, pero la política no era el terreno que le interesaba. Era un
hombre, hay que decirlo, pusilánime y con poco valor personal, sin embargo,
sentía una atracción irracional hacia la figura de Hitler (lo que le valió su
exclusión del grupo surrealista) y, más tarde, la muerte de Lorca le sumió en
un estado depresivo del que regresó como amante del orden y de los gobiernos
fuertes. Al retornar en los años 50, en lo que se conoce como su “período
místico”, conoció a Franco y ambos trenzaron una buena amistad. Veía en Franco
al hombre fuerte que había traído paz, orden y prosperidad. Sólo eso le
bastaba. Por otra parte, es cierto que en su casa le gustaba mostrar un retrato
de José Antonio Primo de Rivera que había recibido de un restaurante de Figueras
que lo había retirado y en varias ocasiones prodigo elogios bastante ponderados
hacia la figura de José Antonio. Pero no era fascista…
- ¿Entonces…? Hay un capítulo en tu libro sobre Dalí y la política, ¿puedes
explicar qué tesis defiendes?
- Básicamente, que Dalí conocía
la obra de Julius Evola, incluida su parte política y se sentía identificado
con ella. La “política” que sigue Dalí es la “política tradicional” tal como
fue presentada por Julius Evola especialmente en Los hombres y las ruinas.
- Dalí ¿no realizó ningún tipo de prácticas ocultistas o mágicas a
diferencia de otros amigos surrealistas que como has dicho estuvieron con
Gurdjieff?
- No, su interés –a diferencia
del de Gala- era meramente teórico. Conocía muy bien la alquimia y la magia,
especialmente la magia renacentistas. Dominaba la obra de Fulcanelli e incluso
afirmó que su cuadro la Cesta de Pan
era una interpretación del “mercurio hojaldrado” del que habla Fulcanelli en Las moradas filosofales. Seguramente
había leído también el libro de Randolph sobre Magia Sexual, pero no había descendido nunca al terreno de la
práctica, tenía de todo ello solamente un conocimiento teórico. Le era
suficiente para percibir que “había otro mundo”, pero que, como había dicho su
amigo Paul Eluard (el antiguo compañero de Gala) esos “otros mundos, estaban en
éste”.
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