Info|krisis.- Cuando en 2011, Mariano Rajoy
llegó al poder, lo hizo recibiendo la lamentable herencia del zapaterismo,
especialmente en materia económica, y en los peores momentos de la crisis de la
deuda. Desde entonces, todos los esfuerzos del gobierno se concentraron en el
terreno económico. No tanto por las medidas adoptadas por el gobierno Rajoy
como por las nuevas orientaciones de la política de la Unión Europea, el peligro de que España fuera
incapaz de cumplir sus compromisos de pago, fue conjurado: pero, salvo este
elemento, todo lo demás, en el terreno económico y en los demás terrenos, sigue
exactamente igual que en las postrimerías del zapaterismo.
Ni se ha creado empleo de
calidad, ni la capacidad adquisitiva de la sociedad española ha aumentado, ni
siquiera han disminuido –sino todo lo contrario– las bolsas de pobreza, ni se
ha creado industria, ni, por no disminuir, ha disminuido tampoco el mayor de la deuda sino que tan solo se han podido afrontar los intereses generados, ni se
ha hecho nada por responder a la pregunta clave de la economía española después
del inicio de la crisis económica de 2007–8: ¿cuál va a ser el modelo económico español?,
pregunta todavía más pertinente a la vista de que el modelo Aznar fue el que
nos llevó directamente a experimentar las consecuencia de aquella crisis de
manera mucho más intensa que cualquier otro país europeo.