Querido Diario:
Lo que dan de sí 13 horas de
vuelo en Lufthansa: dos comidas, un desayuno, cuatro turnos de refrescos y un
par de toallitas calientes, son los extras gratuitos que ofrece Lufthansa a los
arrojados viajeros que nos hemos embarcado en Frankfurt con destino Houston. El
voluminoso Airbus está pensado para
hacer feliz al viajero: las últimos versiones de este gigante transoceánico (iríamos
no menos de 450 viajeros) incorporan en cada asiento un tablet de siete
pulgadas que nos permite visionar entre cinco y seis películas por vuelo (yo lo
he aprovechado al límite; otra cosa es que lo que he visto me haya satisfecho).
La mayoría son de estreno. Están clasificadas por lenguas, por temas y por
nacionalidades. La mala noticia es que los doblajes al español suenan raro.
Pero esto es lo de menos porque entre el yantar y las pelis, el vuelo se te
pasa pronto. Lo peor viene cuando se compara lo que se deja atrás (Frankfurt
con su centro histórico-artístico, sus salchichas y su Oktoberfest, alegría en las calles), con el lugar al que uno llega:
un aeropuerto burocratizado, con colas kilométricas para cualquier gestión,
kafkiano, con maníacos de la seguridad tratando de obstaculizar al máximo al
pasajero y algunas de cuyas partes parecen parques temáticos de los años 60. Da
la sensación de que sólo hay pop y fashion en Manhatan Sur y poco más. Hay
zonas de EEUU que se caen de viejas. La creación de infraestructuras se paró en
los 70 y hoy el metro de Nueva York es como el de Madrid en los 50, pero en
siniestro. Cuando se viaja a EEUU y se compara lo que se ve con lo que se ha
dejado al otro lado del charco, se toma conciencia de que gigante USA va
perdiendo el tren de la modernidad. Inexplicable porque, Canadá, a dos pasos,
es el paradigma del pragmatismo, la corrección y el buen hacer. Algo falla en
EEUU desde mucho antes que los bombardeos rusos sobre Siria, hayan demostrado a
este país que ya no son “la única potencia mundial”. Algunas notas sobre
Houston: hay una concentración de islamistas de no sé qué secta rara llegados
de todo el mundo. Los dos tercios de los efectivos policiales de Houston son
hispanos. Cualquier teléfono de apoyo pregunta si desea que se le responda en
español o en inglés. ¿La novedad? Que ya no hace falta saber inglés para viajar
a EEUU. ¿La buena noticia? Que en 20 años todo el continente americano (salvo
Canadá) hablará español. ¿La mala? Que el norteamericano medio sigue orgulloso
de su país y no advierte que se está quedando atrás en infraestructuras y
servicios… pero que muy atrás.