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viernes, 7 de noviembre de 2014

Pequeño recordatorio personal ante el 9-N


Info|Krisis.- Ante la proximidad del 9-N, creo que vale la pena recordar algunos elementos que concurren en el “problema catalán” y que son los argumentos por los que el autor de estas líneas rechaza la posibilidad de acudir a votar. No es un trabajo orgánico, ni siquiera exhaustivo, es simplemente un recordatorio personal de aspectos relevantes ninguno de los cuales, absolutamente ninguno, ha sido recordado ni sugerido por los medios de comunicación dependientes directamente o alimentados por la Generalitat. Estos puntos aspiran solo a estimular la capacidad crítica de los ciudadanos llamados a las urnas. Puestos a votar, hace falta saber qué es lo que se vota y quién convoca a las urnas. En estas líneas, esperamos que los lectores tengan claro estos aspectos.

PRIMERA PARTE:
EN EL FIN DE UN CICLO POLÍTICO

I. La Generalitat no tiene ni legalidad ni legitimidad para convocar referéndums

La retahíla de corruptelas de las que todo aquel que quería enterarse, podía conocer desde mediados de los años ochenta y que ha acompañado desde entonces a la Generalitat de Cataluña, afectando a sus máximos dignatarios y las sospechas que hoy planean sobre el actual gobierno de la Generalitat, la deslegitimizan por completo para cualquier otra cosa que no sea para declarar ante los juzgados de guardia. Es posible que a la presidencia de la Generalitat todavía le correspondan hacer uso de sus atribuciones legales (entre las que, por cierto, no se encuentra la convocatoria de un referéndum soberanista), pero ha perdido desde hace tiempo la legitimidad moral para ejercer cualquier tarea de gobierno. La extensión de la corrupción y su carácter sistémico y anidado en su interior, hubiera recomendado desde hace décadas la suspensión temporal de la autonomía catalana y la realización de una auditoría capaz de presentar los distintos niveles de responsabilidad moral y criminal de los dirigentes del gobierno autónomo catalán. Pero, dado que en esto de la corrupción, Cataluña demuestra formar parte del Estado Español y éste está a su vez, en todos los niveles administrativos, se encuentra afectado por esta lacra, la Generalitat nacionalista ha podido seguir manteniendo su impunidad. Obviamente, en las actuales circunstancias, la solución a este problema no consiste en un referéndum soberanista, sino en una nueva constitución que entierre el “Estado de las Autonomías”, el “Estado de la corrupción” y el “Estado de la partidocracia”, las tres lacras producto de la constitución de 1978.