Querido Diario:
Estaba cansado y no tenía nada
que hacer. Fuera, diluviaba (aquí es temporada de lluvias), asi que opté por
ver un documental de Netflix: Cowspiracy. Es de 2014 y dura 90 minutos.
Os lo recomiendo. Va de medio ambiente. Os lo resumo: la cría del ganado es la
principal causa del efecto invernadero. Sorprendente ¿verdad? Los cerdos y las vacas y todo lo
que implica su comercio y crianza, generan mucha más gases de efecto
invernadero (metano) que los tubos de escape de todos los vehículos del mundo
(CO2). Así pues la conclusión es: hay que ser vegetariano… Adios al
filete de ternera, adiós a las costillas de vaca adobadas, adiós a los
embutidos y adiós a la leche, a los quesos y a los yogures. Para colmo, la
industria cárnica paga a ONGs (Green
Peace, Oceana, etc.) para que no aluda en absoluto a este tipo de riesgos.
Y cuando alguien habla, lo matan como si fuera un ternerillo. ¿Pueden asumirse todas
estas ideas? El documental está bien armado y hay escenas y declaraciones
sorprendentes. Si nuestro
futuro es el vegetarianismo la vida pierde mucho atractivo, francamente.
La impresión que me dio mientras lo veía es que el problema, efectivamente, tiene
algo de irresoluble: hay
contaminación porque el planeta ha superado con mucho su aforo. Somos
demasiados: 7.000 millones, cuando se supone que la población ideal del globo
no debería pasar de 1.000. A esto se reduce el problema ¿a cómo disminuir la población
mundial? O dicho de otra manera: sobran 6.000 millones de personas. Con 7.000
millones ¡claro que hay que explotar masivamente los océanos y realizar
agricultura y ganadería intensivas¡ Y lo intensivo nunca es sinónimo de “sostenible”. Por otra parte, no
hay que olvidar que “no existe crecimiento sostenible, en un planeta de
posibilidades limitadas”. Así pues, el planeta no tiene remedio.