Info|krisis.- El pasado debate sobre el Estado de la Nación fue, sin duda, el último
en el que el “líder de la oposición” es un socialista. Tan cierto como que éste
ha sido el último debate de la legislatura. Una vez más, la discusión no
interesó mucho al ciudadano de a pie. Los medios que quisieron convertirlo en
un espectáculo bajaron en las audiencias y el resultado mismo de la encuesta
sobre quién resultó vencedor no dejó lugar a dudas: para los medios próximos al
PP ganó Rajoy, para los medios próximos al PSOE, ganó Sánchez. Ambos por la
mínima… Pero en este debate se ha producido algo mucho más importante que todo
eso: por primera vez el debate no estaba en el Parlamento, sino fuera.
Era la vigésimo quinta edición
del debate sobre el Estado de la Nación. Como si se estuviera cerrando un
ciclo, y a pesar de que el parlamento se vistió con sus mejores galas y los
señores diputados intentaron mostrar la parte más constructiva de sí mismos, el
debate interesó a muy pocos. Es significativo que de este debate lo que la
mayoría de ciudadanos recuerdan pasado una semana, es que, mientras Rajoy
desgranaba monótonamente sus propuestas (un anticipo del programa electoral del
PP), Celia Villalobos era pillada in
fraganti jugando al Candy Crush
con ese tablet tan bonito que tiene todo diputado pagado con cargo al
presupuesto nacional.