En los estudios sobre el fascismo español se suele soslayar la
figura del doctor José María Albiñana y la de su creación, el Partido
Nacionalista Español, que es citado apenas a modo de precursor. En el fondo la
figura de Albiñana y la de su partido está situada en un cruce histórico: de un
lado tiene elementos fácilmente reconocibles del viejo carlismo, pero en otros
se percibe ya una veta nueva ausente en aquel movimiento (el nacionalismo) y
más propio del fascismo. La misma figura del líder tiene más de fascista que de
cualquier otro experimento anterior. La militarización de la juventud es otro
de los rasgos que lo aproximan a la experiencia fascista, mientras que el
reaccionarismo innegable si bien tiene rastros que suelen encontrarse en la
“derecha fascista” también es cierto que no son privativos de esta corriente.
Así pues, subsisten aún hoy serias dudas y una amplia laguna historiográfica
relativa al movimiento creado por el doctor Albiñana, todavía más
incomprensible porque éste escribió abundantes libros que, a pesar de no haber
sido reeditados, pueden consultarse con relativa facilidad. En este estudio
vamos a aportar una visión global de Albiñana y de su partido.
JOSÉ MARÍA ALBIÑANA, PRIMEROS PASOS DE UN AVENTURERO
Enguera, pequeño pueblo del interior de la provincia de Valencia,
vio como el 13 de octubre de 1883 nacía en su término municipal el que sería
uno de sus hijos ilustres, José María Albiñana Sanz. Es difícil saber si
Albiñana sería recordado en su tierra natal, que abandonó pronto, de no haberse
dedicado a la actividad política, es probable que hubiera destacado en su
especialidad profesional, la medicina y que en ese terreno hubiera logrado
notables avances científicos. Pero en la segunda parte de su vida se sintió
atraído por la política y eso terminó desviándole de una prometedora carrera
profesional y, al mismo tiempo, le costó la vida.
Durante su período estudiantil fue uno de los promotores de la Unión
Escolar Valenciana de la que sería secretario general y luego presidente. Debió
gustarle la experiencia porque a poco de licenciarse se afilió a la Juventud
Liberal-Democrática de Valencia, grupo de carácter progresista que solía tener
duros enfrentamientos con los estudiantes procedentes de organizaciones
conservadoras. En 1910, Albiñana era todavía un hombre de talante liberal e
incluso anticlerical que frecuentaba logias masónicas. Escribió un folleto
titulado Orientación a la juventud ante el problema religioso, dedicado a Canalejas,
Bernabé Dávila y al general José López Domínguez “ilustres campeones de la
soberanía del Estado sobre el clericalismo”. Ir contra Roma era “engrandecer a
España” (1). Tras este estreno político, Albiñana se dedicó al ejercicio de la
medicina, consiguiendo ser académico de número de la Real Academia Nacional de
Medicina, obteniendo varios galardones por su práctica clínica y sus
investigaciones. Escribió varios textos sobre medicina (2) e incluso fundó un
periódico, La Sanidad Civil, portavoz de la Federación de Sanidad Civil,
organismo profesional de la clase médica para luchar por los derechos de los
profesionales de la medicina en 1914 (3). Hasta 1920 intentó mantenerse en la
enseñanza universitaria pero su fracaso al opositar a la cátedra de Historia de
la Medicina en la Universidad Complutense, le indujo a tomar otros derroteros.
Hasta ese momento, el doctor Albiñana era un monárquico liberal que
aceptaba las posiciones del Conde de Romanones y militará en la Juventud
Liberal Monárquica en 1910. Cuando estalle la Primera Guerra Mundial apoyará a
los aliados occidentales (lo que indica que en esa época seguía ostentando
posiciones políticas liberales). En ese período ingresará durante un breve
período en la masonería sin que esta militancia suponga ninguna modulación
adicional en sus posiciones liberales que compartirá con Santiago Alba,
dirigente del Partido Liberal y, a su vez, miembro de la masonería (4).
Tras este fracaso se desplazará a México en donde le interesa
investigar los fundamentos de la medicina indígena. Una vez allí da la
sensación de que sus investigaciones sobre este interesante tema pasan a
segundo plano y se dedica a asumir y profundizar en la idea de la Hispanidad
(5) mientras que asiste a las convulsiones internas de aquel país en el primer
cuarto del siglo XX. Allí el asesinato de presidentes se había convertido en
algo frecuente (Madero en 1913, Zapata en 1919 y Pancho Villa en 1923 y
Carranza en 1920, Álvaro Obregón en 1928 hasta llegar a Elías Calles) hasta el
momento en el que estalla la revuelta de los cristeros (6) y la guerra civil
que asolará el país. La guerra se prolongó entre 1926 y 1929 y generó unos
250.000 muertos y un número similar de refugiados entre ambos bandos llegando a
episodios de violencia extrema. La guerra se inició cuando el gobierno de Elías
Calles intentó aplicar una laicización radical de la sociedad y un alejamiento
de la Iglesia Católica de cualquier centro del poder. El conflicto extinguido
en 1929 volvió a reproducirse en 1934 resultando violentamente reprimidos los
maestros rurales católicos que muy frecuentemente fueron torturados y
asesinados.
Albiñana permaneció en México hasta 1928. El presidente Elías Calles
(fundador del Partido Nacional Revolucionario, precedente inmediato del Partido
Revolucionario Institucional) terminó expulsándolo del país en el curso de una
campaña xenófoba (7). Su estancia allí y el contacto con los cristeros, sin
duda, configuraron algunos de los criterios políticos con los que regresó a
España. Cuando se examina el himno cristero (¡Qué viva mi Cristo, qué viva mi
Rey! ¡Qué impere doquiera triunfante su ley! ¡Qué impere doquiera triunfante su
ley! ¡Viva Cristo Rey, Viva Cristo Rey!....) se perciben ecos de lo que luego
sería la doctrina del Partido Nacionalista Español.
Fue un prolífico escritor. Le iba el humor y la comedia (La medicina
en verso, Colección de humoradas médico-literarias, edición de 1904 o Marco
Antonio de Jurdania: comedia románica de estructuración enchufícola, que debió
aparecer en 1934), obras de carácter médico, algunas novelas (en especial su
trilogía mexicana compuesta por Sol de Levante de 423 páginas publicado en
1923, Aventuras Tropicales, en busca del oro verde, reimpreso por Espasa Calpe
en 1972 y Bajo el cielo mexicano de 1930), libros de carácter moralista
(Orientación de la juventud ante el problema religioso de 1910) y media docena
larga de libros de carácter político parte de los cuales está dedicado a narrar
sus peripecias en el México revolucionario y cristero (La situación de México
vista desde España, 1921) y, por supuesto obras de carácter político (Los
crímenes del caciquismo de 1916, Confinado en las Hurdes –que llegó a ser un
bestseller del que se vendieron entre 30 y 40.000 ejemplares-, Cómo se engaña a
un pueblo: las grandes mentiras democráticas, publicada por El Financiero en
1933, Prisionero de la República de 1931, Los cuervos sobre la tumba, después
de la dictadura en 1932, España bajo la dictadura republicana, del mismo año y
Burgos en el parlamento en donde resume su gestión como parlamentario por esa
provincia).
Cuando vuelve a España se asocia con Manuel Delgado Barreto y entre
ambos lanzan el Partido Nacionalista Español.
NOTAS A PIE DE PÁGINA
(1) Cfr. José María de Urquijo e Ybarra: Opinión, Religión y Poder,
Cristóbal Robles, Cristóbal Robles Muñoz, Consejo Superior de Investigaciones
Científicas, Madrid 1997, pág. 242.
(2) Concepto actual de la filosofía médica y su valor en el
desarrollo de la medicina, Doctor José María Albiñana Sanz, Estab. Tip. y
Editorial, 1912 - 269 páginas. El libro fue premiado por la Real Academia de
Medicina. Cfr. Anales de la Real Academia de Medicina - 1910 - Tomo XXX -
Cuaderno 1, Real Academia Nacional de Medicina, Real Academia Nacional de
Medicina, Madrid 1910, págs. 6 y 10.
(3) Cfr. Profesionales y Burócratas: Estado y Poder Corporativo
España S. XIX, Francisco Villacorta Baño,
Editorial Siglo XXI, Madrid 1989
pág. 293.
(4) El tema de la militancia masónica de Santiago Alba ha hecho
correr mucha tinta. En el Archivo de Salamanca se guarda un expediente sobre el
tema, siendo declarado “exento de responsabilidad” lo que equivalía a decir que
no se podía demostrar su militancia masónica, pero que ésta era probable. El
tema ha sido tratado por Celso Almuiña en el artículo Santiago Alba, paradigma
del político regenerador, en Investigaciones Históricas, nº 15, 1995, pág. 269-296,
colocado en línea en
http://biblioteca.universia.net/html_bura/ficha/params/title/santiago-alba-paradigma-politico-regenerador/id/44792835.html
(5) Animado de la idea de Hispanidad, Albiñana intervino en varias
polémicas en defensa de este concepto. En uno de estos cuerpo a cuerpo se
enfrentó al profesor Russel Smith recibiendo la felicitación de Miguel Primo de
Rivera.
(6) Para tener una visión completa de lo que fue el movimiento
cristero y los distintos episodios de la guerra puede consultarse la obra de
Jean Meyer, La cristiada, la guerra de los cristeros, Editorial Siglo XXI,
México 2005 y especialmente Movimiento Cristero: Una Pluralidad
Desconocida, María Alicia Puente
Lutteroth, Editorial Progreso, México 2002. Para una visión rápida y precisa
puede consultarse: http://es.wikip.org/wiki/Guerra_Cristera
(7) Ismael Sanz en su obra Fascismo y franquismo (Publicaciones de
la Universidad de Valencia, Valencia 2004,
pág. 32) duda de que las polémicas “españolistas” que acarrearon la
expulsión del doctor Albiñana de aquel país fueran motivadas por la idea de
defensa de la Hispanidad, sino que detrás de su actitud lo que existía era
“odio al México revolucionario”.
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