EL PROBLEMA DE LA DELINCUENCIA EN EUROPA
OCCIDENTAL
El eco está llegando a Europa Occidental.
Se ocultan cifras reales de delincuencias, se adulteran y se enmascaran, hasta
el punto de que el ciudadano ha dejado de creer en las estadísticas oficiales
ofrecidas por sus gobiernos y se fía mucho más de lo que ve directamente en su
día a día: y estas indican a los ciudadanos que la delincuencia está disparada
en todos los países de Europa Occidental y que las causas son de todos
conocidas:
- llegada masiva y descontrolada de inmigrantes ilegales
- “efecto llamada para delincuentes” generado por la permisividad europea occidental
- ausencia de una política de expulsiones inmediatas y automáticas para cualquier inmigrante que haya cometido un delito
- absurda idea de que un menor -delincuente o no- debe ser “tutelado” por el Estado en el que ha llegado ilegalmente, en lugar de ser devuelto al consulado de su país para que lo entreguen a sus padres o sea ese Estado el que asuma su tutela.
- procesos judiciales garantistas incluso para flagrantes delitos que ralentizan los juicios y las sentencias, acompañados por decisiones judiciales de “libertad a la espera de juicio”, aprovechadas para seguir delinquiendo y acumulando detenciones e, incluso, hasta algunos casos extremos en los que se ha detenido a sujeto más de ¡1.000 ocasiones!
- ocultación por parte de los gobiernos y de los medios de comunicación de las cifras reales de delincuencia y de su origen, a pesar de lo cual, hoy se tiene la convicción de que el 80% de los delitos y faltas cometidas en España son realizados por “nacidos fuera de España” o por “hijos de nacidos fuera de España”, nacionalizados españoles.
Los recursos
policiales en Europa (y no digamos las fuerzas armadas) son, como mínimo tan
eficientes como en El Salvador o Ecuador, sin embargo, en Europa Occidental la
delincuencia ya domina barrios enteros. Mafias
nigerianas, mafias argelinas, delincuentes marroquíes, mafias albanesas y
kosovares, bandas latinas, etc, etc, etc, están empeñadas en convertir a Europa
Occidental en “zona de combate” y teatro de sus depredaciones. Y lo están
consiguiendo. Porque en ningún país de Europa Occidental existen gobiernos con
“voluntad política” de aplastar a la delincuencia y restablecer el primer
derecho humano: el derecho a la seguridad. Ningún gobierno de Europa
Occidental está dispuesto a enfrentarse a los profesionales de los derechos
humanos porque un policía no ha leído sus derechos a un delincuente antes de
detenerlo o porque se ha expulsado del país a un delincuente llegado ilegal… Y
así, estamos como estamos.
2024 NO VA A SER UN AÑO COMO OTRO
CUALQUIERA
Creo que 2024 va
a ser el año decisivo: decisivo por muchos motivos. En primer lugar, porque en junio se celebrarán elecciones europeas
y todo induce a pensar que los partidos que han generado esta situación (de
centro-derecha y de centro-izquierda) sufrirán un varapalo notable. Europa
entera pide más “seguridad” y ya no se fía de quienes han mirado a otro lugar
ante el aumento de la delincuencia (no fuera que algún “chiringuito
humanitario” les censurara su celo ante los criminales).
Por otra parte, las Olimpiadas a celebrar en julio en París
van a suponer una ocasión que ni pintada para que las bandas de delincuentes
magrebíes y africanos hagan lo que ya han hecho en muchas ocasiones: ensayar
niveles nunca antes vistos de delincuencia ante fenómenos de masas. Veremos
cómo queda tocada la presidencia de Macron y de las parejas gays que
constituyen su gobierno, lo que unido a los resultados de la coalición
ecoloco-progresista que gobierno en Alemania, constituirá un test para todo el
continente. No olvidemos que, un poco por toda Europa, incluso en el ámbito de
la izquierda, empiezan a aparecer opciones anti-inmigración que reclaman
medidas urgentes contra la delincuencia y contra lo que califican de invasión.
Finalmente, porque a lo largo de 2024 se va
a ser el resultado de la lucha contra el crimen en Ecuador y en Argentina.
Si estos países se convierten en balsas de aceite, después de haberse visto
azotados por décadas de delincuencia, ya no habrá dudas: cuando hay voluntad
política, hay un camino para restaurar el primer derecho humano.
EUROPA OCCIDENTAL E IBEROAMÉRICA: EL FACTOR
DIFERENCIAL
Una observación
final. La lucha contra la delincuencia en Iberoamérica no tiene los mismos
rasgos que en Europa. Allí existe una criminalidad muy diferente a la que se da
en Europa Occidental. Seamos claros y dejémonos de medias tintas y de palabras
huecas: en Europa Occidental
criminalidad e inmigración ilegal, en estos momentos, van de la mano. Negarlo
es negar que existe la gravedad. Si se trata de abordar la solución del
problema de la criminalidad, hay que solucionar igualmente el problema de la
inmigración ilegal y masiva.
No hay dos
soluciones diferenciadas. Estamos ante el mismo problema y ante una solución
que debe partir de tomar partido ante este dilema: si la política de puertas
abiertas y de inexpulsabilidad garantista, conduce a un aumento asindótico de
la delincuencia: las dos únicas dos vías para solucionarlo son: o tolerancia (y
delincuencia creciente) o mano dura y control de la inmigración. No hay una
tercera vía.
En esta primera
mitad de 2024 vamos a ver como partidos
que hasta ahora han sido los más proinmigracionistas, pedirán medidas para el
“control de fronteras”. Lo harán para no ser abandonados por sus electores.
Vale la pena no olvidar quienes trajeron la inmigración a Europa Occidental:
partidos de centro-derecha y de centro-izquierda. Lo que puedan decir ahora ya
no va a compensar el destrozo que ha supuesto la alteración del sustrato étnico
y cultural de nuestros países. Ellos son culpables, pero van a intentar que lo
olvidemos.
EL INDEPENDENTISMO CATALÁN Y LA INMIGRACIÓN
El primer y más
vergonzoso ejemplo es Junts per Cat que ahora reivindica el que la gencat tenga
la “última palabra” en materia de inmigración… Vale la pena no olvidar que el Junts de hoy no es más que la nueva
sigla de fortuna de CDC, el partido de Jordi Pujol, que ya desde finales de los
80, favorecía la llegada masiva de inmigración marroquí para realizar las obras
de las instalaciones olímpicas de 1992. Y querían que fuera “marroquí y no
iberoamericana”, juzgando que los primeros se esforzarían en aprender catalán,
mientras que los segundos, al hablar castellano, serían más refractarios. Así
pues, todo era cuestión de que los magrebíes tuvieran un “buen nivel de catalán”
para que cualquier problema se resolviera
Hasta ahora, el “control de la inmigración”
era la única tarea de la Policía Nacional en Cataluña. Esa tarea le permitía
intervenir en temas íntimamente relacionados con la inmigración: lucha contra
el terrorismo yihadista y lucha contra el narcotráfico. La exigencia de que
la cuestión de la inmigración fuera transferida a la gencat no tenía, en
realidad, como objetivo es alcanzar una mayor eficiencia en este terreno, sino
restar a la Policía Nacional esta competencia y las agregadas que, a fin de
cuentas, deslucían la actuación de los “mossos
d’esquadra”, una policía “de proximidad” carísima que sigue sin ser
apreciada por la población catalana, con unos niveles de eficiencia todavía
bajos que los partidos independentistas se niegan a reconocer y cuya principal
visibilidad es la imposición de multas de tráfico (o al menos esa es la imagen
que tiene de ella buena parte de la población catalana).
Por otra parte, el campo independentista está hoy
multifraccionado: además de los dos partidos independentistas (ERC y Junts) y
de lo que queda de la CUP (tras las elecciones municipales, esta formación se
volatilizó prácticamente), no hay que olvidar que existen otros dos sectores.
De un lado, la Asamblea Nacional Catalana y, por otro, la Aliança Catalana de
la actual alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols, un partido de extrema-derecha
independentista resueltamente anti-inmigracionista.
Si bien es
cierto que la ANC depende exclusivamente de las subvenciones que reciba de la
gencat y ninguno de los dos partidos independentistas está dispuesto a
alimentar una “tercera fuerza”, la Aliança
Catalana, en cambio, aparece como el verdadero peligro de un “tercer partido
independentista” en concurrencia con los otros dos (ERC y Junts), con un
“tirón” especialmente en las comarcas de la “montaña catalana”.
Y es que las cosas, en materia de
inmigración -como en materia de delincuencia- han ido demasiado juntas en la
Cataluña de la gencat… Bueno es que hasta los independentistas se den cuenta de
cuál es la naturaleza del problema, mejor sería que aceptaran el hecho de que
el problema de la inmigración y de la delincuencia no se va a resolver dentro
de los límites de una Cataluña independiente, sino que solamente puede tener
lugar dentro del marco de una solución del problema en toda Europa Occidental y
dentro de un Estado fuerte y unido que solamente puede ser el Estado Español.
CONCLUSIONES
Las poblaciones
iberoamericanas han ido soportando dos problemas durante cuarenta años: el
desinterés de sus clases políticas por cualquier cosa que no fueran sus propias
corruptelas y el aumento de la delincuencia. Parecía que nadie iba a reaccionar
y que las cosas seguirían así eternamente… hasta que se ha producido, en un
pequeño país centroamericano, la reacción. Y ha sido tan brutal como efectiva
(cuando la delincuencia o el terrorismo superan determinados límites solamente
la brutalidad pueden neutralizarlos).
El ejemplo de Bukele ha generado una oleada
de simpatía y de interés en todo el subcontinente. Ahora la “línea del frente”
se encuentra en Ecuador y mañana en Argentina. Pero en todos los países del
subcontinente -lo estamos constatando directamente en decenas de conversaciones
con gentes de Costa Rica, Panamá y Nicaragua- hay interés (y simpatías) por
asestar un mazazo definitivo a la delincuencia y al narcoterrorismo.
En los próximos
años, va a ser difícil que mensajes como el del “Grupo de Puebla” (agrupación
de todas las izquierdas de Iberoamérica y de la Península Ibérica, incluidos
Zapatero, Sánchez, Yolanda Días y Podemos) vayan a ser apreciados por la
mayoría de las poblaciones: nadie
en su sano juicio se decidiría a apoyar los derechos LGTBIQ+, el veganismo, la
ideología del cambio climático o la Agenda 2030, cuando no puede salir a la
calle por miedo a que le asalten camino al supermercado… Incluso puede
ocurrir, como está ocurriendo en El Salvador y empieza a ocurrir en Ecuador,
que la opinión pública se ría de los chiringuitos humanitaristas y quiera ver a
los delincuentes, no solo encarcelados, sino humillados.
Mucho más
difícil va a ser la reacción en Europa Occidental que, en el fondo, es uno de
los focos en donde los chiringuitos defensores de los derechos de los
delincuentes cuentan con más apoyos institucionales y donde la información está
más manipulada por los grandes medios de comunicación. Pero, la posibilidad de que exista una reacción
popular es lo único que puede garantizar la supervivencia de Europa Occidental
o bien su conversión en un magma étnico y cultural inestable dominado por la
delincuencia depredadora llegada de todo el mundo.
BUKELE, NOBOA, MILEI LO TIENEN CLARO. SÁNCHEZ NO (1 de 2)
BUKELE, NOBOA, MILEI LO TIENEN CLARO. SÁNCHEZ NO (2 de 2)