El pasado lunes 29 de agosto de 2024, tres niñas fueron asesinadas
en la ciudad de Southport, una tranquila ciudad turística del Noreste de
Inglaterra. Otros diez menores y dos adultos resultaron, igualmente, gravemente
heridos. Allí se encuentra, a causa de su
tranquilidad, uno de los balnearios más populares del Reino Unido. La pequeña
ciudad de 90.000 habitantes, había recibido en los últimos años fuertes
contingentes de inmigración africana, pero, aunque la tensión en las calles era
cada vez más palpable, nunca se habían producido incidentes como los que tienen
lugar continuamente en la vecina ciudad de Liverpool situada a menos de 25 km.
Esta sensación de que los “problemas” se encontraban en Liverpool, terminó el
pasado 29 de agosto. El crimen de Southport ha roto la ficción creada por la
Matrix del stablishment: el Reino Unido, esa olla a presión a punto de
estallar, ya no es ese paraíso multicultural que nos presentaban laboristas y
conservadores. Una “sociedad multicultural” es siempre e indefectiblemente una “sociedad
multirracista”. Estos asesinatos y todo lo que ha sucedido después lo prueban. Hemos
intentado seguir la pista de todo esto para ofrecer a los lectores de
Info-Krisis un resumen lo más esclarecedor posible.
TRES ASESINATOS PARA EL ESTALLIDO DE UN PROBLEMA LATENTE
La prensa “oficialista” (en España, los medios de comunicación
convencionales, El País, La Vanguardia, El Periódico y los tabloides
digitales de izquierdas (eldiario, elplural, publico), tras cinco días
ignorando los incidentes, optaron por la misma estrategia que la prensa
británica: negar la autoría islámica de los crímenes y luego afirmar que todo
era un “fake” de extrema-derecha.
Fue entonces cuando conocimos la foto de Axel Rudakubana… cuando
apenas tenía nueve años. La foto, no era elegida al azar, inspiraba piedad y
conmiseración: era el rostro de un niño incapaz de matar a nadie. Y, por tanto, todo debía ser, naturalmente, un “fake” urdido por
los malvados extremistas de derechas. El problema vino, cuando se publicó la
foto real del asesino, aquí y ahora: la imagen coincidía mucho más con la de un
adulto que no inspiraba precisamente compasión, sino que era similar a la de
tantos otros que han ido causando problemas a la población británica
protagonizando robos y exacciones. Seguía siendo “menor de edad”, lo que no
fue obstáculo para que el gobierno británico termina publicando el nombre y la
foto: se trataba de un -y esto es importante- británico de origen ruandés.
El lugar en el que se había cometido la masacre era un “club de
vacaciones con temática de Taylor Swift”. El arma del crimen fue un cuchillo de
cocina curvo. Además de asesinar a Alice Dasilva Aguiar (9 años), Elsie Doc
Stancombe (7 años) y Bebe King (6 años), Axel Rudakubana, trató de asesinar
también a otros ocho niños (de los que cinco tuvieron que ser ingresados en el hospital
y consiguió herir a otros dos adultos (que, en el momento de escribir estas
líneas, siguen en estado crítico). A pesar de tener 17 años, cumplía la mayoría
de edad en una semana (ya la ha cumplido) y, por tanto, se beneficiaba de la
laxitud de las condenas a menores… De hecho, si el juez accedió a publicar
el nombre del criminal fue para tratar de apaciguar los ánimos dado que ya las
manifestaciones de duelo y de protesta de la comunidad blanca y la respuesta
agresiva de las bolsas de inmigración se prolongaba ya dos días.
El resultado fue contrario al esperado: evidenció el rechazo de la
sociedad británica a la costumbre adoptada por las bolsas de inmigración
utilizar machetes y cuchillos para sus robos y peleas. La policía señaló que
los apuñalamientos en serie son extraños, pero eludió reconocer que los robos
con violencia en los que se utiliza un arma blanca se han disparado en Stan
combe Inglaterra.
Se ha evitado citar la religión del asesino (allí solo en 5% es musulmán,
pero si no se han dado datos sobre su religión y no se ha desmentido que
perteneciera a la confesión musulmana, esto no deja de ser significativo), pero
el problema no es la confesión sino el grupo étnico que sí se caracteriza por la
banalización del machete y del cuchillo. Y sobre esto no hay dudas: Axel Rudakubana
tiene todos los rasgos étnicos de los mismos grupos que están haciendo la vida
imposible a la población británica. El estallido que está asolando Inglaterra e
Irlanda del Norte estos días era inevitable: faltaba la chispa y la furia
homicida del ruandés ha hecho estallar el polvorín en el que se han convertido las
islas británicas en el último cuarto de siglo.
En la audiencia que determinó el ingreso en prisión de Rudakubana,
éste se limitó a sonreír a la prensa para taparse luego la cara con el chándal.
Rechazó declararse culpable. Pero el problema rebasa con mucho el crimen de
Rudakubana: las cifras de crímenes y violaciones cometidos con machetes y
cuchillos por parte de personas de origen no anglosajón, es descomunal en
Inglaterra e Irlanda. Durante las protestas se han publicado las fotos de
otras niñas, jóvenes y mujeres que han sufrido idénticas agresiones con
resultado de muerte. Lluevo, pues, sobre mojado: ni el pasado gobierno
conservador, ni el laborista pueden reconocer que estas víctimas se deben a su
actitud de despreocupación por el orden público y a negar la naturaleza del
problema: NO HA EXISTIDO SELECCIÓN EN LA INMIGRACIÓN PROCEDENTE DE ÁFRICA Y
ASIA Y EL RESULTADO HA SIDO EN EL REINO UNIDO EL MISMO QUE EN CUALQUIER OTRO
LUGAR DE EUROPEA. EL CONTINENTE Y LAS ISLAS BRITÁNICAS SE HAN CONVERTIDO EN “TIERRA
DE ASILO” PARA PERSONAS INESTABLES, DELINCUENTES Y ASESINOS.
Negar el problema y practicar una política de ocultación es lo que
ha hecho que la rumorología y las generalizaciones abusivas hayan aumentado la
ira de los británicos que, finalmente, ha estallado: “QUEREMOS RECUPERAR
NUESTRA NACIÓN”, “BASTA YA DE ASESINATOS”. ¿Podría reprochárselo alguien?
Los tabloides de izquierdas, por supuesto, han publicado que los incidentes
están protagonizados por “matones borrachos” y que sus manifestaciones
callejeras eran el resultado de “propaganda y mentiras” difundidas por las
redes… Esta simplificación puede valer para el gobierno -que es, a fin de
cuentas, el primero que la ha utilizado- pero ya no para la comunidad
anglosajona.
En la página de Wikipedia (edición inglesa) sobre “apuñalamientos
masivos”, puede verse con facilidad un patrón que sugiere que, con una
frecuencia muy superior a la normal, este tipo de crímenes está vinculado al
terrorismo islámico y a asesinos de origen no anglosajón. Y los datos que
aporta esta web distan mucho de ser exhaustivos.
EL ALCANCE Y LA AMPLITUD DE LOS DISTURBIOS
Sobre el alcance de los disturbios, hace falta bucear por Twitter
(X) y por las webs de los grupos antiinmigracionistas para hacerse una idea de
la gravedad de los sucesos. Hay que decir que la prensa española, impresa y
digital, de derechas o de izquierdas, apenas ha aludido a los incidentes y a su
alcance.
Las protestas se iniciaron menos de 24 horas después de conocer
los asesinatos. Existe, por tanto, una relación de causa (el apuñalamiento
masivo llevado a cabo por el ruandés) y efecto (los disturbios). Y, en
realidad, el detonante fue la política de opacidad del gobierno Starmer y el
pacto tácito de no informar sobre el origen étnico de los criminales.
Las primeras protestas estallaron en las inmediaciones de la mezquita
de Southport. Había corrido la noticia de que el atacante era un terrorista
islámico. No era un “fake”: era el resultado directo de la política de
opacidad del gobierno y de los medios en relación a la delincuencia: ocurre
como en España cuando los medios se niegan a publicar el origen de los
delincuentes. Cada vez más población intuye que si no se dice nada es
delincuente es, casi necesariamente, extranjero. La policía cerró un cordón de
protección en torno a la mezquita con varios cientos de agentes, pero la olla a
presión previo hizo estallar la ira de los anglosajones: un coche policial
resultó incendiado, 50 policías heridos y… tres perros policía sufrieron también
daños. Se produjeron numerosas detenciones aleatorias y no siempre
vinculadas con los hechos de violencia.
Al día siguiente, los disturbios se habían extendido a Irlanda del
Norte. Pero aquí cabe mencionar dos particularidades:
por una parte, por primera vez en más de 100 años, “lealistas” protestantes
británicos y “unitarias” católicos (favorables a la secesión del Ulster y a su
incorporación a la República de Irlanda), desfilaron juntos, hermanados, protestando
ante los crímenes y ante la inmigración masiva. Había un espíritu nuevo en
el Ulster, que ya no tiene nada que ver, ni con el IRA, ni con el terrorismo “lealista”,
ni con la guerra de religión que la zona ha vivido en los últimos 100 años.
Por otra parte, los disturbios en el Ulster no eran nada más,
que una prolongación de las movilizaciones masivas que habían tenido lugar en
los quince días previos en la República de Irlanda contra la inmigración masiva.
Estas manifestaciones agruparon a decenas de miles de irlandeses con los mismos
gritos que en cualquier otro lugar de Europa Occidental. Varios hoteles que
albergan a falsos “refugiados políticos” fueron sitiados y, a pesar del
silencio oficialista, los medios de comunicación cubrieron ampliamente estas
manifestaciones que, por otra parte, eran paralelas a la que se había producido
en Londres el 28 de julio, antes de los asesinatos (lo que demuestra que las
protestas tienen una causa más profunda que el crimen de Southport) y que
agrupó a 100.000 personas en el centro histórico de la capital británica al
grito de “Esto es Londres, no es Londistan” ("This is London, not Londistan")...
El 31 de julio, los incidentes ya se habían extendido a Londres,
Manchester, Hartlepool y Aldershot. La policía de
Starmer se preocupó sobre todo de practicar detenciones masivas entre los
manifestantes y de proteger las mezquitas y los centros de reunión comunitarios
de la inmigración islámica -porque, desde el principio, estas protestas, más
que protestas indiscriminadas contra la inmigración, tienen el sesgo de “protestas
contra la inmigración islámica” que la población anglosajona considera
responsable del alza de la violencia y de los apuñalamientos continuos.
La hostilidad manifiesta y la violencia inusitada e indiscriminada
de la policía fue lo que hizo que, al día siguiente, el 2 de agosto, durante
los disturbios que ya se habían extendido a Sunderland, fuera incendiada una
comisaría de policía. Al día siguiente se produjo el famoso incendio de
la biblioteca de Liverpool… pero estamos lejos de un “atentado contra la
cultura”. En realidad, la biblioteca fue incendiada después de que su
administración introdujera libros de cuentos islámicos para niños y arrinconara
los cuentos tradicionales. El 4 de agosto, las protesta se extendieron a
una veintena de ciudades inglesas: Plymouth, Weymouth, Aldershot, Bristol,
Londres, Birmingham Solihull, Nottingham, Tamworth, Stoke on Trent, Liverpool,
Bolton, Blackpool, Cáscara, Rotherham, Leeds, Midlesbrouhg, Hartlepool,
Sunderland y Belfast… En el momento de escribir estas líneas, las
manifestaciones de protesta siguen
LA REACCIÓN DEL GOBIERNO BRITÁNICO
Para Starmer lo esencial es que la población anglosajona “mantenga
la calma”, “todo está controlado”, “los responsables de los incidentes pagarán
y lo pagarán caro”… Nada, sin embargo, se ha dicho de los miles de
acuchillamientos y asesinatos que vienen produciendo en el territorio inglés en
los últimos años, ni de las imágenes de poblaciones musulmanas asiáticas con
sus cuchillos ancestrales desenfundados, amenazando a población anglosajona.
Entre las declaraciones más ignorantes y estúpidas recogidas estos
días, figura la de Stephen McPartland, ex ministro de seguridad del gobierno
de Boris Johnson, que decidió lanzar un capote a los laboristas acusando ¡¡¡a
Rusia y al régimen de Vladimir Putin!!! De estar involucrado en la campaña de “desinformación”
que describió como “parte del manual ruso”. Lo sorprendente es que los que
durante décadas han generado desinformación, ahora la condenan. Y puestos a
condenar “desinformaciones”, incluso la organización benéfica antirracista Hope
not Hate, debió disculparse después de difundir afirmaciones falsas sobre
la “agresión con ácido de un miembro de la extrema-derecha contra una mujer
musulmana”… fakes como este redoblaron el activismo de extrema-derecha.
El National Front, el British National Party, el UKIP, el partido
de Nigel Farage, la disuelta Liga de Defensa Británica, el grupo Patriotic
Alternative, en mayor o menor grado han estado presentes en las protestas, pero
no olvidemos -como olvida deliberadamente el gobierno británico y los
tabloides- que nada de todo esto hubiera ocurrido si el Reino Unido no se
hubiera convertido en una olla a punto de estallar. Y que la responsabilidad de la violencia del estallido se debe a
la opacidad de los medios y del gobierno al tratar sobre el origen de la
delincuencia. Quien siempre vientos, recoge tempestades.
Lo cierto es que las consignas de todos estos grupos, ya han sido
asumidos por buena parte de la población británica que se siente traicionada:
exigió a su gobierno el BREXIT, pensando que se cortaría la llegada de ilegales,
que se pondría en cintura a la delincuencia y que el Reino Unido podría aprobar
una legislación autónoma favorable al viejo “quien la hace, la paga”. Pero, de
hecho, ha sido completamente a la inversa: tras la pandemia se ha disparado la
criminalidad, la policía está desbordada y con una sola consigna: evitar que se
identifique delincuencia con inmigración. Pretensión inútil…
Pero lo verdaderamente inútil y lo que va a costar caro al
gobierno laborista es el habilitar leyes y crear nuevos cuerpos policiales en
dirección diametralmente opuesta a lo que pide la población: en primer lugar, el
ego de Starmer no ha soportado bien su primer abucheo público cuando acudió a “hacerse
la foto” a Southport. Ya tempranamente, antes de que su hubieran
generalizado los incidentes, el 1 de agosto -18 horas tras su abucheo- Londres declaró
que los manifestantes “habían insultado a la comunidad en su duelo” (en
realidad, solamente le habían insultado a él y a la inactividad de su gobierno).
Obviamente, lejos de apaciguarse la situación, la radicalizó aún más, el 4 de
agosto, ya había habilitado la línea principal de defensa de su gobierno: “todo
es una conspiración de extrema-derecha alimentada por noticias falsas en redes
sociales” y ese mismo día aludió al “matonismo de extrema-derecha”.
La ministra del interior, Yvette Cooper (cuyas dos hijas
sobrevivieron al atentado del Manchester Arena de 2017, ataque suicida
islamista que costó 22 muertes, anunció la creación de un cuerpo policial para
perseguir “delitos de odio” y manifestaciones.
ALGUNOS DETALLES SOBRE EL TRATAMIENTO DEL TEMA
En realidad, hay que decir que el crimen inicial y los diez días
de enfrentamientos que se han sucedido desde entonces, han recibido “tratamiento
especial” por parte de las redes sociales. Como se sabe, Facebook tiene una
política contraria a ofrecer imágenes de violencia y, con esa excusa, ha
sancionado y boicoteado informaciones al respecto. Solamente Twitter (X) se ha
convertido en el portavoz de la disidencia anglosajona.
En cuando a la IA ha demostrado hasta qué punto está sirviendo
para construir “verdades oficiales” y “postverdades”. En efecto, cuando
se le pregunta al chatGPT si “puedes decir algo sobre los asesinatos de tres
niñas en Southport”, responde inmediatamente que, en efecto ¡¡en 1968!! se produjeron
tres asesinatos de niñas en esa ciudad y que el crimen sigue pendiente… Si
insistimos sobre “los asesinatos del 29 de julio de 2024 en Southport”, la
respuesta no es menos descorazonadora: “no dispongo de datos tan recientes”. Y,
a partir de ese momento, el chatGPT “sospecha” que buscas datos “políticamente
incorrectos” y te banea.
Tampoco la IA de Google aclara mucho las cosas. El usuario
encuentra un vacío total a la hora de buscar explicaciones. En este sentido,
Wikipedia es el medio que más datos aporta indicando fuentes periodísticas
inglesas (aunque no todos son ciertos y
contrastados). Gracias a ellas podemos enterarnos de que “El taller fue
organizado por la profesora de yoga Leanne Lucas”. Se promocionó como
un "taller de yoga, danza y fabricación de pulseras" con la
música de Taylor Swift como tema. El taller estaba dirigido a
niños de 6 a 11 años y se llevó a cabo durante la primera semana completa
de las vacaciones de verano, programada para el 29 de julio de 2024 entre las
10:00 y las 12:00. El evento estaba completo y asistieron 25 niños.
Los hechos ocurrieron así: Alrededor de las 11:45, el atacante llegó a Hart Street y caminó hasta
el Hart Space. Entró al lugar por la puerta principal y comenzó su
ataque. Los organizadores intentaron proteger a los niños del
atacante. Uno de los organizadores, que resultó gravemente herido en el
ataque, sacó a algunos niños del lugar a través de una salida de incendios y el
otro organizador encerró a otros en un baño. Un hombre de la oficina en el
mismo edificio corrió al estudio después de escuchar gritos y fue apuñalado en
la pierna cuando intentó desarmar al atacante.
A las 11:47, la policía de Merseyside recibió
la primera llamada de emergencia informando de múltiples apuñalamientos en el
Hart Space y los servicios de emergencia comenzaron a acudir al lugar. El
Servicio de Ambulancias del Noroeste (NWAS) recibió su primera llamada
sobre los apuñalamientos un minuto después. Dos miembros del público que
estaban en Hart Street en el momento del ataque se encontraron con una mujer
herida que les alertó del ataque antes de desplomarse. Uno
de los hombres tomó su teléfono para hablar con la policía y corrió hacia el
lugar, donde en el aparcamiento descubrió a otra mujer en un coche con
cuatro o cinco niños heridos en la parte trasera. Entró en el edificio y
se encontró con el atacante sosteniendo un cuchillo en la escalera que conducía
al estudio, que huyó de nuevo a la habitación. El hombre destrozó la
puerta principal en un intento de evitar que el atacante se fuera antes de que
llegara la policía. El primer agente de policía en la escena esperó
refuerzos antes de entrar en el estudio, ya que estaba armado únicamente con
una porra. Después de que llegó un segundo agente de policía, el atacante
fue neutralizado con una pistola Taser y arrestado.
Bebe King, de seis años, y Elsie Dot Stancombe, de
siete, murieron en el lugar. Nueve niños y dos adultos fueron tratados por
heridas. Seis de los nueve niños heridos y ambos adultos –Leanne Lucas y
John Hayes– se encontraban en estado crítico tras los apuñalamientos. Una
tercera niña, Alice Dasilva Aguiar, de nueve años, murió en el hospital el día
después del incidente.
El asesino, tal es su defensa, tiene un trastorno
del “espectro autista” y problemas psicológicos.
El problema es que no es un “caso aislado”, sino algo que, como hemos insistido, viene repitiéndose con una frecuencia inusitada, algo que los ciudadanos británicos recordaron al premier Starmer cuando acudió al lugar del crimen, entre gritos y abucheos.
Chispazos de guerra civil racial, religiosa y social: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL REINO UNIDO? (I)
Chispazos de guerra civil racial, religiosa y social: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL REINO UNIDO? (II)
ALGUNAS CONCLUSIONES DIFÍCILMENTE REBATIBLES SOBRE LOS SUCESOS DEL REINO UNIDO