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martes, 6 de agosto de 2024

Chispazos de guerra civil racial, religiosa y social: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL REINO UNIDO? (I de II)

 

El pasado lunes 29 de agosto de 2024, tres niñas fueron asesinadas en la ciudad de Southport, una tranquila ciudad turística del Noreste de Inglaterra. Otros diez menores y dos adultos resultaron, igualmente, gravemente heridos. Allí se encuentra, a causa de su tranquilidad, uno de los balnearios más populares del Reino Unido. La pequeña ciudad de 90.000 habitantes, había recibido en los últimos años fuertes contingentes de inmigración africana, pero, aunque la tensión en las calles era cada vez más palpable, nunca se habían producido incidentes como los que tienen lugar continuamente en la vecina ciudad de Liverpool situada a menos de 25 km. Esta sensación de que los “problemas” se encontraban en Liverpool, terminó el pasado 29 de agosto. El crimen de Southport ha roto la ficción creada por la Matrix del stablishment: el Reino Unido, esa olla a presión a punto de estallar, ya no es ese paraíso multicultural que nos presentaban laboristas y conservadores. Una “sociedad multicultural” es siempre e indefectiblemente una “sociedad multirracista”. Estos asesinatos y todo lo que ha sucedido después lo prueban. Hemos intentado seguir la pista de todo esto para ofrecer a los lectores de Info-Krisis un resumen lo más esclarecedor posible.

TRES ASESINATOS PARA EL ESTALLIDO DE UN PROBLEMA LATENTE

La prensa “oficialista” (en España, los medios de comunicación convencionales, El País, La Vanguardia, El Periódico y los tabloides digitales de izquierdas (eldiario, elplural, publico), tras cinco días ignorando los incidentes, optaron por la misma estrategia que la prensa británica: negar la autoría islámica de los crímenes y luego afirmar que todo era un “fake” de extrema-derecha.

Fue entonces cuando conocimos la foto de Axel Rudakubana… cuando apenas tenía nueve años. La foto, no era elegida al azar, inspiraba piedad y conmiseración: era el rostro de un niño incapaz de matar a nadie. Y, por tanto, todo debía ser, naturalmente, un “fake” urdido por los malvados extremistas de derechas. El problema vino, cuando se publicó la foto real del asesino, aquí y ahora: la imagen coincidía mucho más con la de un adulto que no inspiraba precisamente compasión, sino que era similar a la de tantos otros que han ido causando problemas a la población británica protagonizando robos y exacciones. Seguía siendo “menor de edad”, lo que no fue obstáculo para que el gobierno británico termina publicando el nombre y la foto: se trataba de un -y esto es importante- británico de origen ruandés.

El lugar en el que se había cometido la masacre era un “club de vacaciones con temática de Taylor Swift”. El arma del crimen fue un cuchillo de cocina curvo. Además de asesinar a Alice Dasilva Aguiar (9 años), Elsie Doc Stancombe (7 años) y Bebe King (6 años), Axel Rudakubana, trató de asesinar también a otros ocho niños (de los que cinco tuvieron que ser ingresados en el hospital y consiguió herir a otros dos adultos (que, en el momento de escribir estas líneas, siguen en estado crítico). A pesar de tener 17 años, cumplía la mayoría de edad en una semana (ya la ha cumplido) y, por tanto, se beneficiaba de la laxitud de las condenas a menores… De hecho, si el juez accedió a publicar el nombre del criminal fue para tratar de apaciguar los ánimos dado que ya las manifestaciones de duelo y de protesta de la comunidad blanca y la respuesta agresiva de las bolsas de inmigración se prolongaba ya dos días.

El resultado fue contrario al esperado: evidenció el rechazo de la sociedad británica a la costumbre adoptada por las bolsas de inmigración utilizar machetes y cuchillos para sus robos y peleas. La policía señaló que los apuñalamientos en serie son extraños, pero eludió reconocer que los robos con violencia en los que se utiliza un arma blanca se han disparado en Stan combe Inglaterra.

Se ha evitado citar la religión del asesino (allí solo en 5% es musulmán, pero si no se han dado datos sobre su religión y no se ha desmentido que perteneciera a la confesión musulmana, esto no deja de ser significativo), pero el problema no es la confesión sino el grupo étnico que sí se caracteriza por la banalización del machete y del cuchillo. Y sobre esto no hay dudas: Axel Rudakubana tiene todos los rasgos étnicos de los mismos grupos que están haciendo la vida imposible a la población británica. El estallido que está asolando Inglaterra e Irlanda del Norte estos días era inevitable: faltaba la chispa y la furia homicida del ruandés ha hecho estallar el polvorín en el que se han convertido las islas británicas en el último cuarto de siglo.

En la audiencia que determinó el ingreso en prisión de Rudakubana, éste se limitó a sonreír a la prensa para taparse luego la cara con el chándal. Rechazó declararse culpable. Pero el problema rebasa con mucho el crimen de Rudakubana: las cifras de crímenes y violaciones cometidos con machetes y cuchillos por parte de personas de origen no anglosajón, es descomunal en Inglaterra e Irlanda. Durante las protestas se han publicado las fotos de otras niñas, jóvenes y mujeres que han sufrido idénticas agresiones con resultado de muerte. Lluevo, pues, sobre mojado: ni el pasado gobierno conservador, ni el laborista pueden reconocer que estas víctimas se deben a su actitud de despreocupación por el orden público y a negar la naturaleza del problema: NO HA EXISTIDO SELECCIÓN EN LA INMIGRACIÓN PROCEDENTE DE ÁFRICA Y ASIA Y EL RESULTADO HA SIDO EN EL REINO UNIDO EL MISMO QUE EN CUALQUIER OTRO LUGAR DE EUROPEA. EL CONTINENTE Y LAS ISLAS BRITÁNICAS SE HAN CONVERTIDO EN “TIERRA DE ASILO” PARA PERSONAS INESTABLES, DELINCUENTES Y ASESINOS.

Negar el problema y practicar una política de ocultación es lo que ha hecho que la rumorología y las generalizaciones abusivas hayan aumentado la ira de los británicos que, finalmente, ha estallado: “QUEREMOS RECUPERAR NUESTRA NACIÓN”, “BASTA YA DE ASESINATOS”. ¿Podría reprochárselo alguien? Los tabloides de izquierdas, por supuesto, han publicado que los incidentes están protagonizados por “matones borrachos” y que sus manifestaciones callejeras eran el resultado de “propaganda y mentiras” difundidas por las redes… Esta simplificación puede valer para el gobierno -que es, a fin de cuentas, el primero que la ha utilizado- pero ya no para la comunidad anglosajona.

En la página de Wikipedia (edición inglesa) sobre “apuñalamientos masivos”, puede verse con facilidad un patrón que sugiere que, con una frecuencia muy superior a la normal, este tipo de crímenes está vinculado al terrorismo islámico y a asesinos de origen no anglosajón. Y los datos que aporta esta web distan mucho de ser exhaustivos.

EL ALCANCE Y LA AMPLITUD DE LOS DISTURBIOS

Sobre el alcance de los disturbios, hace falta bucear por Twitter (X) y por las webs de los grupos antiinmigracionistas para hacerse una idea de la gravedad de los sucesos. Hay que decir que la prensa española, impresa y digital, de derechas o de izquierdas, apenas ha aludido a los incidentes y a su alcance.

Las protestas se iniciaron menos de 24 horas después de conocer los asesinatos. Existe, por tanto, una relación de causa (el apuñalamiento masivo llevado a cabo por el ruandés) y efecto (los disturbios). Y, en realidad, el detonante fue la política de opacidad del gobierno Starmer y el pacto tácito de no informar sobre el origen étnico de los criminales.

Las primeras protestas estallaron en las inmediaciones de la mezquita de Southport. Había corrido la noticia de que el atacante era un terrorista islámico. No era un “fake”: era el resultado directo de la política de opacidad del gobierno y de los medios en relación a la delincuencia: ocurre como en España cuando los medios se niegan a publicar el origen de los delincuentes. Cada vez más población intuye que si no se dice nada es delincuente es, casi necesariamente, extranjero. La policía cerró un cordón de protección en torno a la mezquita con varios cientos de agentes, pero la olla a presión previo hizo estallar la ira de los anglosajones: un coche policial resultó incendiado, 50 policías heridos y… tres perros policía sufrieron también daños. Se produjeron numerosas detenciones aleatorias y no siempre vinculadas con los hechos de violencia.

Al día siguiente, los disturbios se habían extendido a Irlanda del Norte. Pero aquí cabe mencionar dos particularidades: por una parte, por primera vez en más de 100 años, “lealistas” protestantes británicos y “unitarias” católicos (favorables a la secesión del Ulster y a su incorporación a la República de Irlanda), desfilaron juntos, hermanados, protestando ante los crímenes y ante la inmigración masiva. Había un espíritu nuevo en el Ulster, que ya no tiene nada que ver, ni con el IRA, ni con el terrorismo “lealista”, ni con la guerra de religión que la zona ha vivido en los últimos 100 años.

Por otra parte, los disturbios en el Ulster no eran nada más, que una prolongación de las movilizaciones masivas que habían tenido lugar en los quince días previos en la República de Irlanda contra la inmigración masiva. Estas manifestaciones agruparon a decenas de miles de irlandeses con los mismos gritos que en cualquier otro lugar de Europa Occidental. Varios hoteles que albergan a falsos “refugiados políticos” fueron sitiados y, a pesar del silencio oficialista, los medios de comunicación cubrieron ampliamente estas manifestaciones que, por otra parte, eran paralelas a la que se había producido en Londres el 28 de julio, antes de los asesinatos (lo que demuestra que las protestas tienen una causa más profunda que el crimen de Southport) y que agrupó a 100.000 personas en el centro histórico de la capital británica al grito de “Esto es Londres, no es Londistan” ("This is London, not Londistan")...

El 31 de julio, los incidentes ya se habían extendido a Londres, Manchester, Hartlepool y Aldershot. La policía de Starmer se preocupó sobre todo de practicar detenciones masivas entre los manifestantes y de proteger las mezquitas y los centros de reunión comunitarios de la inmigración islámica -porque, desde el principio, estas protestas, más que protestas indiscriminadas contra la inmigración, tienen el sesgo de “protestas contra la inmigración islámica” que la población anglosajona considera responsable del alza de la violencia y de los apuñalamientos continuos.

La hostilidad manifiesta y la violencia inusitada e indiscriminada de la policía fue lo que hizo que, al día siguiente, el 2 de agosto, durante los disturbios que ya se habían extendido a Sunderland, fuera incendiada una comisaría de policía. Al día siguiente se produjo el famoso incendio de la biblioteca de Liverpool… pero estamos lejos de un “atentado contra la cultura”. En realidad, la biblioteca fue incendiada después de que su administración introdujera libros de cuentos islámicos para niños y arrinconara los cuentos tradicionales. El 4 de agosto, las protesta se extendieron a una veintena de ciudades inglesas: Plymouth, Weymouth, Aldershot, Bristol, Londres, Birmingham Solihull, Nottingham, Tamworth, Stoke on Trent, Liverpool, Bolton, Blackpool, Cáscara, Rotherham, Leeds, Midlesbrouhg, Hartlepool, Sunderland y Belfast… En el momento de escribir estas líneas, las manifestaciones de protesta siguen

LA REACCIÓN DEL GOBIERNO BRITÁNICO

Para Starmer lo esencial es que la población anglosajona “mantenga la calma”, “todo está controlado”, “los responsables de los incidentes pagarán y lo pagarán caro”Nada, sin embargo, se ha dicho de los miles de acuchillamientos y asesinatos que vienen produciendo en el territorio inglés en los últimos años, ni de las imágenes de poblaciones musulmanas asiáticas con sus cuchillos ancestrales desenfundados, amenazando a población anglosajona.

Entre las declaraciones más ignorantes y estúpidas recogidas estos días, figura la de Stephen McPartland, ex ministro de seguridad del gobierno de Boris Johnson, que decidió lanzar un capote a los laboristas acusando ¡¡¡a Rusia y al régimen de Vladimir Putin!!! De estar involucrado en la campaña de “desinformación” que describió como “parte del manual ruso”. Lo sorprendente es que los que durante décadas han generado desinformación, ahora la condenan. Y puestos a condenar “desinformaciones”, incluso la organización benéfica antirracista Hope not Hate, debió disculparse después de difundir afirmaciones falsas sobre la “agresión con ácido de un miembro de la extrema-derecha contra una mujer musulmana”fakes como este redoblaron el activismo de extrema-derecha.

El National Front, el British National Party, el UKIP, el partido de Nigel Farage, la disuelta Liga de Defensa Británica, el grupo Patriotic Alternative, en mayor o menor grado han estado presentes en las protestas, pero no olvidemos -como olvida deliberadamente el gobierno británico y los tabloides- que nada de todo esto hubiera ocurrido si el Reino Unido no se hubiera convertido en una olla a punto de estallar. Y que la responsabilidad de la violencia del estallido se debe a la opacidad de los medios y del gobierno al tratar sobre el origen de la delincuencia. Quien siempre vientos, recoge tempestades.

Lo cierto es que las consignas de todos estos grupos, ya han sido asumidos por buena parte de la población británica que se siente traicionada: exigió a su gobierno el BREXIT, pensando que se cortaría la llegada de ilegales, que se pondría en cintura a la delincuencia y que el Reino Unido podría aprobar una legislación autónoma favorable al viejo “quien la hace, la paga”. Pero, de hecho, ha sido completamente a la inversa: tras la pandemia se ha disparado la criminalidad, la policía está desbordada y con una sola consigna: evitar que se identifique delincuencia con inmigración. Pretensión inútil…

Pero lo verdaderamente inútil y lo que va a costar caro al gobierno laborista es el habilitar leyes y crear nuevos cuerpos policiales en dirección diametralmente opuesta a lo que pide la población: en primer lugar, el ego de Starmer no ha soportado bien su primer abucheo público cuando acudió a “hacerse la foto” a Southport. Ya tempranamente, antes de que su hubieran generalizado los incidentes, el 1 de agosto -18 horas tras su abucheo- Londres declaró que los manifestantes “habían insultado a la comunidad en su duelo” (en realidad, solamente le habían insultado a él y a la inactividad de su gobierno). Obviamente, lejos de apaciguarse la situación, la radicalizó aún más, el 4 de agosto, ya había habilitado la línea principal de defensa de su gobierno: “todo es una conspiración de extrema-derecha alimentada por noticias falsas en redes sociales” y ese mismo día aludió al “matonismo de extrema-derecha”. 

La ministra del interior, Yvette Cooper (cuyas dos hijas sobrevivieron al atentado del Manchester Arena de 2017, ataque suicida islamista que costó 22 muertes, anunció la creación de un cuerpo policial para perseguir “delitos de odio” y manifestaciones.

ALGUNOS DETALLES SOBRE EL TRATAMIENTO DEL TEMA

En realidad, hay que decir que el crimen inicial y los diez días de enfrentamientos que se han sucedido desde entonces, han recibido “tratamiento especial” por parte de las redes sociales. Como se sabe, Facebook tiene una política contraria a ofrecer imágenes de violencia y, con esa excusa, ha sancionado y boicoteado informaciones al respecto. Solamente Twitter (X) se ha convertido en el portavoz de la disidencia anglosajona.

En cuando a la IA ha demostrado hasta qué punto está sirviendo para construir “verdades oficiales” y “postverdades”. En efecto, cuando se le pregunta al chatGPT si “puedes decir algo sobre los asesinatos de tres niñas en Southport”, responde inmediatamente que, en efecto ¡¡en 1968!! se produjeron tres asesinatos de niñas en esa ciudad y que el crimen sigue pendiente… Si insistimos sobre “los asesinatos del 29 de julio de 2024 en Southport”, la respuesta no es menos descorazonadora: “no dispongo de datos tan recientes”. Y, a partir de ese momento, el chatGPT “sospecha” que buscas datos “políticamente incorrectos” y te banea.

El chatGPT "informa" sobre el asesinato de tres niñas en Southport... en 1968. Pero cuando se le pregunta sobre los asesinatos de 2024, afirma no tener datos suficientes. Así se construyen las postverdades.

Tampoco la IA de Google aclara mucho las cosas. El usuario encuentra un vacío total a la hora de buscar explicaciones. En este sentido, Wikipedia es el medio que más datos aporta indicando fuentes periodísticas inglesas (aunque no todos son ciertos y contrastados). Gracias a ellas podemos enterarnos de que “El taller fue organizado por la profesora de yoga Leanne Lucas”. Se promocionó como un "taller de yoga, danza y fabricación de pulseras" con la música de Taylor Swift como tema. El taller estaba dirigido a niños de 6 a 11 años y se llevó a cabo durante la primera semana completa de las vacaciones de verano, programada para el 29 de julio de 2024 entre las 10:00 y las 12:00.  El evento estaba completo y asistieron 25 niños.

Los hechos ocurrieron así: Alrededor de las 11:45, el atacante llegó a Hart Street y caminó hasta el Hart Space. Entró al lugar por la puerta principal y comenzó su ataque.  Los organizadores intentaron proteger a los niños del atacante. Uno de los organizadores, que resultó gravemente herido en el ataque, sacó a algunos niños del lugar a través de una salida de incendios y el otro organizador encerró a otros en un baño. Un hombre de la oficina en el mismo edificio corrió al estudio después de escuchar gritos y fue apuñalado en la pierna cuando intentó desarmar al atacante. 

A las 11:47, la policía de Merseyside recibió la primera llamada de emergencia informando de múltiples apuñalamientos en el Hart Space y los servicios de emergencia comenzaron a acudir al lugar. El Servicio de Ambulancias del Noroeste (NWAS) recibió su primera llamada sobre los apuñalamientos un minuto después. Dos miembros del público que estaban en Hart Street en el momento del ataque se encontraron con una mujer herida que les alertó del ataque antes de desplomarse. Uno de los hombres tomó su teléfono para hablar con la policía y corrió hacia el lugar, donde en el aparcamiento descubrió a otra mujer en un coche con cuatro o cinco niños heridos en la parte trasera. Entró en el edificio y se encontró con el atacante sosteniendo un cuchillo en la escalera que conducía al estudio, que huyó de nuevo a la habitación. El hombre destrozó la puerta principal en un intento de evitar que el atacante se fuera antes de que llegara la policía. El primer agente de policía en la escena esperó refuerzos antes de entrar en el estudio, ya que estaba armado únicamente con una porra. Después de que llegó un segundo agente de policía, el atacante fue neutralizado con una pistola Taser y arrestado

Bebe King, de seis años, y Elsie Dot Stancombe, de siete, murieron en el lugar. Nueve niños y dos adultos fueron tratados por heridas. Seis de los nueve niños heridos y ambos adultos –Leanne Lucas y John Hayes– se encontraban en estado crítico tras los apuñalamientos.  Una tercera niña, Alice Dasilva Aguiar, de nueve años, murió en el hospital el día después del incidente. 

El asesino, tal es su defensa, tiene un trastorno del “espectro autista” y problemas psicológicos.

El problema es que no es un “caso aislado”, sino algo que, como hemos insistido, viene repitiéndose con una frecuencia inusitada, algo que los ciudadanos británicos recordaron al premier Starmer cuando acudió al lugar del crimen, entre gritos y abucheos.


Chispazos de guerra civil racial, religiosa y social: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL REINO UNIDO? (I)

Chispazos de guerra civil racial, religiosa y social: ¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN EL REINO UNIDO? (II)

ALGUNAS CONCLUSIONES DIFÍCILMENTE REBATIBLES SOBRE LOS SUCESOS DEL REINO UNIDO