Tras la primera reunión de París, Coselschi
envió a España a uno de sus hombres de confianza, Guido Ferruccio Calbazar que
era, al mismo tiempo, “Inspector General” para España, Portugal, Países
Bálticos, Balcanes y Países nórdicos, siendo el “fiduciario” para nuestro país,
Cesare A. Gullino “buen amigo del
comandante primorriverista Emilio Rodriguez Tarduchy” (1).
Calbazar permaneció durante 10 días en nuestro país regresando a Roma el 1 de
marzo de 1935, tal como informó Geisser Celesia, agente diplomático de la
Embajada Italiana en España en su nota enviada al Conde Ciano, Subsecretario de
Estado de Prensa y Propaganda (2). Su primer encuentro fue con José Antonio (lo
que demuestra que era el primer interlocutor de los CAUR en España). Se
entrevistó luego con Antonio Goicoechea presidente de Renovación Española, con
Ernesto Giménez Caballero, con Gregorio Marañón y con Juan Pujol, director del
diario Informaciones (y hombre de
Juan March). Fue en el curso de este viaje en el que se decidió que el CAUR de
Madrid estuviera presidido por el Premio Nobel de Literatura Jacinto Benavente (3)
y se preparó el viaje de José Antonio a Italia que tendría lugar en abril de
ese mismo año.
Benavente carece prácticamente de perfil
político (4). El autor de Los intereses creados, había figurado entre los fundadores de la
Asociación de Amigos de la URSS el 11 de febrero de 1933. Dos años después, en
febrero de 1935, su nombre fue elegido para presidir el CAUR madrileño, pasando
a ser Giménez Caballero el Secretario General. A lo largo de ese año, Giménez
Caballero se iría distanciando de Falange Española hasta constituir el
esperpéntico PEPE con los dineros de Juan March y participar con esta sigla en
la coalición de derechas que resultó ampliamente derrotada por el Frente
Popular en febrero de 1936. Todo esto y la falta de noticias sobre el CAUR
madrileño en los archivos italianos, indica que un intelectual nada
comprometido con el fascismo como era Benavente y un intelectual excéntrico e
imprevisible en sus comportamientos, difícilmente pueden estar al frente de una
organización eficiente y capaz de realizar un trabajo sistemático.
José Antonio no pareció tener mucho interés en
la actividad de los CAUR, a fin de cuentas, él disponía de lo que alguno ha
llamado su “corte literaria” (5) y la dinámica absolutamente enloquecida de
represalias, “vindictas” y activismo callejero, no dejaba tiempo al partido
para preocuparse de actividades culturales vinculadas para mayor gloria del
fascismo italiano. Sin embargo, José Antonio seguía manteniendo relaciones
directas con Coselschi.
En efecto, en el curso del viaje que Guido
Ferruccio Calbazar efectuó en su calidad de “inspector de los CAUR” el 19 de
febrero de 1935, comunicó a José Antonio la invitación para visitar Italia. En
el curso de la entrevista celebrada en Madrid entre ambos José
Antonio “se afirmó y ratificó en el
proyecto de los Comités, según se alude en el memorándum de Celesia, quien
encabezaba con José Antonio la entrevista en el puesto de honor” (6). El viaje de José Antonio a Italia se
concertó para la primera semana de mayo de 1935. El 4 de mayo zarpó desde
Barcelona para el puerto de Génova. Aprovechando el desplazamiento, el día
anterior, José Antonio pronunció en la Jefatura Territorial de Barcelona una
conferencia sobre el nacional–sindicalismo (7) en el curso de la cual un grupo de pistoleros izquierdistas
disparó contra la sede e intentaron asaltarla a tiros. Paradójicamente, es en
esos mismos días cuando José Antonio intenta convencer a Ángel Pestaña para que
se integre en Falange Española (seguramente al retorno de este viaje) (8), mientras que el jefe provincial de
la Falange en Tarragona, José María Fontana, se reunía con sindicalistas para
fines análogos.
Eugenio
Coselschi fue a recibir a José Antonio y a sus acompañantes (Rafael Sánchez
Mazas y Eugenio Montés) al puerto de Génova. El grupo recibió el tratamiento de
“invitados oficiales” (9). Coselschi, pocos días después,
intercedió ante el Ministerio de Asuntos Exteriores para que se concediera “una suma total de 30.000 liras” a los
visitantes. El Ministerio, considerando que los CAUR estaban vinculados
orgánicamente a la Subsecretaría de Prensa y Propaganda, envió la petición a
Ciano que remitió el dinero a José Antonio (10). Para sellar la operación tuvo lugar un “largo encuentro” entre José Antonio y Mussolini en el Palazzo
Venezia. Se acordó en el curso de esta reunión una financiación de 50.000 liras
mensuales que José Antonio debería recibir del gobierno italiano, en una
“operación triangular” entre el jefe de Policía, el ministerio de Prensa y
Propaganda y el embajador italiano en Francia, Amedeo Landini (11), encargado de entregar directamente
el dinero en persona a José Antonio. Las entregas se iniciaron en el verano de
1935 y prosiguieron hasta la detención de José Antonio el 14 de marzo de 1936.
Las últimas 250.000 liras que deberían haberse entregado a partir de entonces
no pudieron ser recogidas por José Antonio y fueron restituidas por el
embajador Landini al jefe de Policía (12). Dos meses exactos después de su detención, José Antonio, escribe
desde prisión una carta dirigida al embajador italiano en París con el
seudónimo de “A. Andreis” en la que
alude –visiblemente en clave– a “una enfermedad” que lo mantendría retirado
unos meses: “Si puede esperar sería
mejor. Pero si nuestros asuntos no admiten retrasos, le podría enviar a una
persona de mi absoluta confianza”, añadiendo “nuestros asuntos, a pesar de todas las crisis, cada vez van mejor” (13). La primera referencia a los
“asuntos” alude verosímilmente a la cuestión de los fondos que Landini debía
entregarle en mano. En cuanto a la segunda referencia puede hacer alusión al
crecimiento que estaba experimentando Falange en esos mismos momentos, o bien a
los proyectos de golpe cívico–militar que en esos momentos se estaban
fraguando.
El pago
italiano por los meses de noviembre y diciembre de 1935 queda confirmado por el
recibo que envió Landini a su superior jerárquico, Celso Luciani, el 1 de
febrero de 1936, aludiendo a un elemento curioso. En la entrega anterior,
Landini comunicó a José Antonio que la subvención iba a ser reducida a 25.000
liras al mes, añadiendo en su carta “y
como es un señor me parece que lo ha acogido con bastante desenvoltura” (14).
El 25 de
mayo de 1935, el diario Il Laboro
Fascista, publicó una entrevista que se había realizado durante su estancia
en Italia. En esa entrevista dijo: “El
Fascismo ha establecido el fundamento universal de todos los movimientos
políticos de nuestro tiempo. La idea central del Fascismo, de la unidad del
pueblo en un Estado totalitario, es la misma que la de Falange Española.
Nuestra adhesión a los Comités para la Universalidad de Roma —declara José
Antonio— es la prueba de nuestros sentimientos” (15). Esta entrevista está suficientemente
próxima del llamado Discurso sobre la
revolución española que se pronunció diez días después de la conversación
de José Antonio con el Duce que desmiente por completo que la evolución
política del fundador de Falange le hubiera distanciado del fascismo italiano.
El distanciamiento de José Antonio del fascismo expuesto en tres conferencias
que dio poco antes del viaje a Italia era sobre todo doctrinal (16), pero no afectaba en nada a la
táctica política de Falange Española. Es cierto que se fue ampliando a medida
que pasaban los meses, especialmente a causa de la formación humanista y
católica de José Antonio que chocaba con los presupuestos del Estado
Totalitario fascista… pero nunca fue lo suficientemente grande como para que condujera
a una ruptura con el gobierno italiano. La carta escrita por José Antonio desde
la cárcel de Alicante al embajador Landini, evidencia de manera inapelable que
el “último José Antonio”, miraba a Italia y a lo que el gobierno italiano podía
ofrecerle y desdicen la posibilidad de un “José Antonio antifascista” o de un
José Antonio hostil al gobierno fascista o simplemente divorciado del mismo o
que no tuvo ninguna relación “en profundidad” con el gobierno fascista como
pretendieron los falangistas “de izquierda” y los falangistas “disidentes del
Movimiento Nacional” en los años 60 y 70 (17).
NOTAS
(1) J. L.
Jerez, op. cit., pág. 11. Tarduchy fue
miembro de Falange Española hasta 1935 y co-fundador de la Unión Militar
Española
(2) Ídem, pág. 145.
(3) M.
Cuzzi, op. cit., pág. 174.
(4) David
Jato alude a la participación de Benavente en la Asociación de Amigos de la
URSS: “L'Humanité, comentando la
constitución de los «amigos de la U. R. S. S.», escribía: «Los estudiantes que
simpatizan con el comunismo están en una proporción del 33 por 100 en el seno
de la organización profesional, la F. U. E.» Si el porcentaje señalado podía
ser no tan acusado, era evidente que el enflaquecimiento numérico fueísta daba
como resultado una creciente escalada hacia los mandos de sus elementos
marxistas. El documento de constitución de los «amigos de Rusia», el término U.
R. S. S. no cuajaba popularmente, aparecía con las firmas de estudiantes de la
F. U. E. y de intelectuales del máximo relieve; eran solamente los marxistas
como Negrín, Roces, Jiménez Asúa, Hernando; allí estaban los nombres de
Marañón, Baroja, Benavente, Valle-Inclán y Concha Espina, entre otros. Ninguno
de éstos simpatizaba con la ideología comunista, como lo demuestran sus
escritos de entonces y su comportamiento posterior, pero era una ocasión de
mostrarse tolerantes, postura siempre difícil en España e indudablemente
necesaria” (D. Jato, op. cit.,
pág. 56).
(5) Mónica
Carbajosa y Pablo Carbajosa, La corte
literaria de José Antonio, Editorial Crítica, Madrid 2003.
(6) J.L.
Jerez, op. cit., pág 144.
(7) Conferencia pronunciada en Barcelona, en el
local social de Falange Española (de la calle Rosich, 4), el viernes 3 de mayo
de 1935, publicado en La Vanguardia,
Barcelona, 4 de mayo de 1935. José Antonio, op.
cit., pág. 476-477.
(8)
Mussolini, durante su encuentro con José Antonio, aludió en términos elogiosos
de Pestaña. Este tema salió en la conversación con Pestaña, por lo tanto, el
encuentro debió ser posterior al viaje. Ángel María de Lera, en su biografía de
Pestaña, lo sitúa más o menos en esa época (Ángel
Pestaña, retrato de un anarquista, Editorial Argos Vergara, Barcelona 1978,
pág. 310).
(9) J.L.
Jerez, op. cit., pág. 145.
(10) Citado
por M. Curzi, op. cit., pág. 174,
siendo la fuente originaria el Ministerio degli Affari Esteri, Colloquio con
l’on Coselschi, 26 de abril de 1935, en ASMAE, Gabinetto 493, Busta 9,
Fascicolo 1.
(11) De
estas entregas no cabe la menor duda y han dejado múltiples rastros. Consta,
por ejemplo, que el día 3 de junio de 1935, el embajador Amadeo Landini recibió
un correo reservado con las siguientes instrucciones de su superior, el Conde
Galeazzo Ciano: “Querido Landini: Le
comunico que con esta fecha he dispuesto el abono con cargo a su c/c de las
siguientes sumas: 3.000 Liras para los "Servicios Periodísticos" del
mes de Junio; 10.000 Liras que deberá consignar su importe en el contravalor
correspondiente de su cotización en moneda local al Sr. Marcello BUCARD; 50.000 Liras que entregará a Primo DE RIVERA.
Análogas sumas las podrá
entregar en los meses sucesivos devengándose la citada cantidad mes a mes. Por
otra parte debe tomar contacto con las referidas personas para que tomen
contacto con Vd. Para combinar la forma de retirar las sumas que les son
consignadas. Le ruego hacerme llegar a su tiempo, debidamente firmado por los
interesados los recibos correspondientes. Le agradezco y saludo muy
cordialmente. Fdo.: Ciano" (la carta llevaba como referencias: 1935: “Segr.
6598. Roma 3 de junio 1935-XIII. Por correo. Comm. Amedeo LANDINI R. Embajada
de Italia París”). José Luis Jerez añade a la reproducción de esta carta unos
datos interesantes: “El control de los
gastos tenía Landini que justificarlos al prefecto Celso Luciano, que ocupaba
el cargo de responsable del gabinete del Ministerio de Prensa y Propaganda
fascista en Roma. Las órdenes de transferencia, los fondos, llegaban a la
Banque Française et Italienne pour L'Amerique du Sud, sita en la calle Halévy,
número 12, de la capital francesa. El primer reintegro procedente de las arcas
fascistas para la divulgación de la ideología fuera del contorno perimetral
italiano, la percibió José Antonio en junio de 1935. En una misiva remitida por
Landini, dando razón del desembolso a su superior, de fecha 25 de junio,
apuntaba esta posibilidad propuesta por José Antonio: "Estella me había sugerido
también que le hiciera las consignaciones sucesivas por medio de un banco
parisino de su confianza", aunque finalmente se convino retirar
personalmente las sumas en francos y no a través de entidad bancaria. La
mensualidad de julio se juntó con la de agosto. El día 11 de este mes se
informaba que José Antonio no había pasado a recibir ni la cantidad precedente
ni la del mes corriente, aunque más tarde, durante el mes de agosto, pasaría a
retirarlas conjuntamente. Existe un escrito fechado el 21 de agosto de 1935 en
el que se puede leer: "Te envío los recibos correspondientes a julio y
agosto c.a. del n9 2. Le he encargado [a José Antonio] redactar un informe
sobre la situación política de su país, que te enviaré en la próxima
valija...". Tres días más tarde, el 24 de agosto enviaba Landini a Roma el
informe político elaborado por el Jefe Nacional de la Falange” (op. cit., pág. 182). En el mismo libro, J.L Jerez reproduce otros
correos de Ciano dirigidos a Landini con órdenes similares (carta del 3 de
enero de 1936, op. cit., pág. 187).
(12)
Ministerio del Interior, Dirección General de Seguridad Pública, al honorable
ministro de Prensa y Propaganda, el 16 de noviembre de 1936, en ACS, MCP,
Gabinetto, Busta 9, Fascicolo 63, referencia de M. Curzi, op. cit, pág. 417, nota 253.
(13) Cf. M.
Curzi, op.cit., pág. 283,
conservándose la fuente originaria en ACS, MCP, Gabinetto, Busta 9, Fascicolo 2
(nota 201 de la pág. 434).
(14) Archivo
Central del Estado, Minculpop, b-171. Reproducida por J.L. Jerez, op. cit., pág. 187.
(15) J.L. Jerez,
op. cit., pág. 146. La fuente
originaria es según indica el autor 4 de junio de 1935, Relazione sulla
missione in Spagna compiuta dal Dott. G.I. Cabalzar. ACS Minculpop b-423.
Reproducida en el libro del profesor Ismael Saz Campos: Mussolini contra la
II República, IVEI-Edicions Alfons el Magnánim. Valencia 1986, pág. 128.
(16) “Hoy día el Estado
corporativo ni existe ni se sabe si es bueno. La Ley de Corporaciones en
Italia, según ha dicho el propio Mussolini, es un punto de partida y no de
llegada, como pretenden nuestros políticos que sea el corporativismo”
(España y la barbarie, conferencia pronunciada en el teatro Calderón de
Valladolid el día 3 de marzo de 1935, José Antonio, op. cit., pág. 417-419). “La
vida de España ha de basarse en los Municipios y en los Sindicatos, pues el
Corporativismo es una solución tímida y nada revolucionaria. Es necesario
volver a cimentar nuestra vida en la religión y en la familia” (Conferencia
pronunciada en Zaragoza, en el Cinema Alhambra en el curso organizado por el
Ateneo sobre el tema “El Nuevo Orden”, el domingo 17 de febrero de 1935, Ídem, pág. 410-412). “Esto del Estado corporativo es otro buñuelo
de viento. Mussolini, que tiene alguna idea de lo que es el Estado corporativo,
cuando instaló las veintidós corporaciones, hace unos meses, pronunció un
discurso en el que dijo: "Esto no es más que un punto de partida; pero no
es un punto de llegada". La organización corporativa, hasta este instante,
no es otra cosa, aproximadamente, en líneas generales, que esto: los obreros
forman una gran Federación; los patronos forman otra gran Federación (los
dadores del trabajo, como se los llama en Italia), y entre estas dos grandes
Federaciones monta el Estado como una especie de pieza de enlace. A modo de
solución provisional, está bien; pero notad igualmente que éste es, agigantado,
un recurso muy semejante al de nuestros Jurados Mixtos. Este recurso mantiene
hasta ahora intacta la relación del trabajo en los términos en que la configura la economía
capitalista; subsiste la posición del que da el trabajo y la posición del que
arrienda su trabajo para vivir. En un desenvolvimiento futuro que parece
revolucionario y que es muy antiguo, que fue la hechura que tuvieron las viejas
corporaciones europeas, se llegará a no enajenar el trabajo como una mercancía,
a no conservar esta relación bilateral del trabajo, sino que todos los que
intervienen en la tarea, todos los que forman y completan la economía nacional,
estarán constituidos en Sindicatos Verticales, que no necesitarán ni de comités
paritarios ni de piezas de enlace, porque funcionarán orgánicamente cómo
funciona el Ejército, por ejemplo, sin que a nadie se le haya ocurrido formar
comités paritarios de soldados y jefes” (Ante una encrucijada en la
historia política y económica del mundo, Conferencia pronunciada en el Círculo Mercantil
de Madrid, el día 9 de abril de 1935, Ídem,
pág. 488-458). En la conferencia que pronunció en Barcelona justo antes de
embarcarse para Génova “Aludió al Estado
corporativo de Italia, y dijo que es un punto de partida, no un punto de
llegada. Insistió en que hay que liberar a la producción del gran capital. Hay
que volver al artesonado, y en cuanto no sea posible, al régimen sindical.
Nosotros queremos sustituir el orden capitalista por el orden sindical. Este es
el programa de Falange Española. Fuera de aquí, esto no podría conseguirse más
que por la revolución. Pero nosotros hemos de conseguirlo con nuestro
sindicalismo, que es el sindicalismo con primacía de lo espiritual. Por eso
apretamos nuestras filas para conquistar el poder, por las malas o por las
buenas” (Ídem, pág. 476).
(17) Es una pena, pero al mismo tiempo resulta enormemente significativo del espíritu con el que se compilaron las Obras Completas de José Antonio que el texto de la entrevista realizada por Il Laboro Fascista no sea reproducida.
José Antonio, Falange y los CAUR - Falange y la “Internacional Fascista” (1 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - Los
CAUR en España: una historia breve pero muy real (1ª parte) (3 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR – Los
CAUR en España: una historia breve pero muy real (2ª parte) (4 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - José
Antonio y los congresos de Montreux (1ª parte) (5 de 7)
José Antonio, Falange y los CAUR - José
Antonio y los congresos de Montreux (2ª parte) (6 de 7)