INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

viernes, 13 de septiembre de 2024

¿QUÉ NOS DICE LA TEORÍA CONSPIRATIVA DEL "GRAN REEMPLAZO" (1 de 4)

 

Hay teorías de la conspiración que parten de evidencias incuestionables. La teoría del “gran reemplazo” es una de ellas. Que se está produciendo, desde el principio del milenio, un vuelco étnico–demográfico en Europa, es algo innegable que cualquiera que salga a la calle y viaje por cualquier país de Europa Occidental y del norte, puede comprobar por sí mismo. Que ese vuelco demográfico es ocultado por distintos motivos por unos o por otros, es, igualmente, notorio. En redes sociales, cada día, se perciben decenas de noticias que no llegan a los medios de comunicación convencionales porque, presumiblemente, existe una “sugerencia de silencio” si se desea tener acceso a subvenciones y lotes de publicidad oficial. A finales del milenio anterior, Guillaume Faye estableció algo que, era muy difícil negar, por mucho que se jugara con estadísticas más o menos trucadas: “de la misma forma que puede afirmarse que la mayoría de inmigrantes vienen a Europa a trabajar, hay que aceptar que la mayoría de delincuentes que operan en Europa son inmigrantes o hijos de la inmigración”. Que, a los oídos delicados de algunos europeos, esto pueda sonarles “políticamente incorrecto”, no quiere decir que no sea verdad y cualquier persona que trabaja en la administración de justicia, especialmente en los juzgados de guardia, en los distintos cuerpos y fuerzas de seguridad de los Estados de Europa Occidental, en el sistema de prisiones, incluso en urgencias hospitalarias, sabe que esto es así. Obviamente, todos ellos, junto con el ciudadano medio, carecen de recursos suficientes para poder transformar sus observaciones personales en estadísticas. Eso debería ser tarea del Estado, pero allí en donde gobiernan los “partidos tradicionales” de centro–derecha, de centro–izquierda y de izquierda, tales estadísticas, o bien no existen, o bien están trucadas, o existiendo no se publican, o incluso queda prohibido por ley realizar estadísticas en función de patrones étnicos. Así pues, el ciudadano debe fiarse de lo que ven sus ojos, seguro de que, al menos, no le engañarán. Y lo que ven es algo que, si bien no es hoy el “gran reemplazo” al que alude la teoría de la conspiración que lleva a ese nombre, se le aproxima mucho. Cada vez más, de hecho.

Y sí es cierto que hay algo misterioso en los flujos migratorios que se orientan hacia Europa Occidental: están completamente descontrolados y nadie hace nada –al menos nada efectivo, más allá de las palabras, de las declaraciones solemnes y de la creación de “comisiones de estudio del problema”–, ni para regularlos, ni para desincentivarlos, ni siquiera para reconocer una situación que se está volviendo cada vez más insostenible. De hecho, esta cuestión ha supuesto la primera razón por la que, tanto partidos de centro–derecha como de centro–izquierda, incluso nacionalistas e independentistas, estén sufriendo drásticas erosiones en su electorado y desplazamientos hacia opciones –de derechas, independentistas o, incluso, de izquierdas– que empiezan a ser conscientes del problema y que ocupan ya posiciones de poder en varios países europeos o bien están en situación de alcanzar el poder en futuras elecciones. Y, sin embargo, a pesar de eso, las dos columnas sobre las que se ha mantenido el “orden europeo” tras la segunda guerra mundial, el centro–derecha y el centro–izquierda siguen eludiendo la cuestión y actuar sobre ella. Esto implica la imposibilidad de resolver otros problemas asociados con los flujos masivos y descontrolados de inmigración: el aumento de la delincuencia, de los crímenes más graves, especialmente de naturaleza sexual, incluidos asesinatos por acuchillamiento, violencia de género, de las ocupaciones ilegales de viviendas, con la contrapartida de un aumento inevitable del racismo y de la xenofobia. Da la sensación de que existe una “mano negra” que abre las puertas a la inmigración, pero, paralelamente, se preocupa de que este tema no preocupe excesivamente a los ciudadanos, ni se traduzca en medidas racionales y efectivas de control, ordenación de los flujos y reconocimiento del problema (porque nadie, a estas alturas, puede dudar de que se trata de un problema).


Esta opacidad y esta falta de debate sobre la inmigración en Europa Occidental (de debate real, esto es, abierto, público y no entre quienes están de acuerdo, sino escuchando a los que denuncian el fenómeno y confrontándolos con quienes lo han provocado) es lo que da alas a esta teoría de la conspiración: el Gran Reemplazo.

No se trata de una actualización –como hemos visto en el caso del Plan Kalergi– del antisemitismo consuetudinario que asocia la acción de “élites perversas judías” al fenómeno migratorio, como antes lo hizo con el bolchevismo y antes aun con la masonería– de tesis anteriores, sino de una tesis que se apoya en el hecho objetivo de la opacidad y en el rechazo al debate de los partidos hasta ahora mayoritarios de centro–derecha y de centro–izquierda y que pretende explicar las razones últimas de un fenómeno que se evita reconocer y sobre el que quienes que se atreven públicamente a apoyar aportan argumentos sesgados, poco creíbles, tópicos y terminan refugiándose en consideraciones “humanistas” o “solidarias” y lanzando acusaciones de “xenofobia, racismo y extrema–derecha” a quienes se les oponen. Así pues, existe algo “sospechoso” tras esta temática. Por tanto ¿es posible hablar de “conspiración”? Vale, pues, la pena plantearse, en primer lugar, qué nos explica la “teoría del Gran Reemplazo”; en segundo lugar, establecer, objetivamente, qué favorece los flujos migratorios: luego, quién los incentiva; tras lo cual estaremos en condiciones de poder calificar el fenómeno y confirmar o desmentir la teoría del Gran Reemplazo.

Quienes en los años 70 negaban que, en Francia, en Bélgica y en Alemania se estaba produciendo un “vuelco étnico”, ahora les resulta imposible desmentirlo. No es un mito, no es una leyenda, no es una “teoría conspiranoica”: Europa está dejando de ser, ante nuestros propios ojos, el continente que hemos conocido en nuestra infancia y que ha protagonizado 3.000 años de historia. El problema es, ¿hasta qué punto este fenómeno se produce espontáneamente por circunstancias objetivas o más bien de trata de un plan perfectamente calculado para “reemplazar” a la población europea? Esa es la cuestión. Y para valorarla en su justa medida, deberemos de introducirnos en las entrañas de esa teoría y cotejarla con la realidad. Solo eso nos dará la medida de si es razonable y sostenible en tanto que “teoría de la conspiración” que puede verificarse, o bien se trata de una fantasía “conspiranoica”.

La cuna de esta teoría conspirativa se sitúa en Francia, el país que está padeciendo llegadas masivas de inmigración tercermundista desde principios de los años 70. La idea general que plantea esta teoría conspirativa es que Francia está siendo sometida a un proceso de sustitución de la población autóctona por grupos étnicos procedentes, especialmente, de África. Posteriormente, y dado el volumen de inmigración que está llegando a Europa, esta teoría se ha adaptado especialmente a la situación de Europa Occidental y en cierta medida de la Europa Germánica. Este proceso se desarrolla, no solo a partir de la inmigración masiva, sino de un descenso de la natalidad francesa (y/o europea), mediante un cuádruple proceso:


– esterilidad masculina generada por la difusión de determinados productos químicos de los que se sospecha o se tiene la seguridad de que la general y que son de uso habitual. El listado es impresionante, con el agravante de que buena parte de ellos son productos farmacéuticos[1] (inmunodepresores, antidepresivos, antiepilépticos, antimetabolitos, neurolépticos, hormonas, determinados antibióticos), unido a consumo de drogas, alcoholismo, tabaquismo, obesidad, exposición a toxinas, uso de pesticidas[2] (se da la circunstancia de que la infertilidad masculina es muy acusada entre poblaciones dedicadas a la agricultura que, en principio, se supone que deberían llevar una vida sana y natural), consumo regular de frutas y verduras que contienen pequeñas dosis de productos químicos[3] (vermicidas, fungicidas, abonos químicos, utilizados en su cultivo), determinados estilos de vida que fomentan el estrés, consumo continuo de alimentos ultraprocesados, prendas que generan excesivo calor en la zona testicular[4], utilización del bisfenol A en envases y latas de conserva[5] y un largo etcétera[6] de productos y factores confirmados que generan esterilidad masculina.

– generalización del aborto en toda Europa Occidental. El aborto se legalizó inicialmente en España en 1985, despenalizándolo con tres supuestos (riesgo grave para la salud física y mental de la madre, violación y malformaciones). Posteriormente, en 2010, la Ley Orgánica de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo, amplío estos supuestos, ampliando el plazo para interrupción de hasta 22 semanas, y reduciendo la edad hasta 16 años con permiso paterno. En 2022, una nueva reforma, eliminó el permiso paterno para menores y suprimió los tres días de reflexión. En la práctica, hoy, cualquiera que quiere abortar en España y en la mayoría de países de Europa Occidental, puede hacerlo sin restricciones de ningún tipo. El número de abortos ha pasado de 16.206 en 1986 a 98.316 en 2022, lo que supone un 11,68 por mil mujeres. El 90% para justificar el aborto era por petición de la mujer embarazada y solo el 6% por riesgo para su salud y el 4% por anomalías en el feto[7]. A esto hay que sumar la llamada “píldora del día después” o “píldoras anticonceptivas de emergencia” que previene embarazos no deseados y demás procedimientos químico–farmacológicos para interrumpir embarazos inmediatamente se producen (mifepristona, misoprostol). La “pastilla del día después” tiene una efectividad del 90% ingerida 24 horas después del acto sexual. En 2023, solamente en España, se vendieron cifras no inferiores a las 750.000 dosis de este fármaco (100.000 más que en 2020). Se calcula que el 34% de las mujeres en edad fértil han recurrido en algún momento a este método anticonceptivo[8]

– alteraciones en los criterios hasta ahora habituales de sexualidad (todo lo que entra dentro del complejo LGTBIQ+ y de los “estudios de género”). Hasta los años 70, la pareja heterosexual era la única que aspiraba a tener descendencia de su propia sangre. Incluso las adopciones eran raras y sometidas a un severísimo control para garantizar que el bebé sería entregado a una familia con todas las garantías de estabilidad, recursos económicos y deseo insatisfecho de paternidad. Pero, más o menos en esa década, apareció el fenómeno de la gestación subrogada (el vientre de alquiler). A pesar de estar prohibida en países como España, la práctica se realiza con cierta normalidad desde hace décadas. Así mismo, han aparecido empresas privadas de adopción que “ofrecen” niños, habitualmente del Tercer Mundo, procedentes de países que permiten esta práctica. Las cifras de adopciones son pequeñas (en torno a 2.500 anuales)[9]. Parte de estas adopciones, desde el año 2005, corresponden a parejas gays (en España existen en torno a 50.000 “matrimonios de personas del mismo sexo” que han oficializado su situación[10], 28.174 entre hombres y 20.976 entre mujeres, aproximadamente el 2% de las bodas celebradas en España. Las pocas estadísticas conocidas, reconocen que la duración de una pareja homosexual es menor que la de una pareja heterosexual: entre las 16.542 bodas gays celebradas entre 2007 y 2011 se han producido hasta ese año 882 divorcios, el 5’3%, mientras que las cifras de matrimonios héteros en las mismas fechas ascienden a 896.115, con una tasa de divorcios en el mismo período de 3,6%. En países como Noruega, la tasa de divorcios gays asciende al 23%[11]. Un elemento a tener en cuenta es que en el 39% de las bodas gays, uno de los cónyuges es extranjero, lo que permite sospechar que, en un número de casos imposible de evaluar, se trata de un recurso para obtener la residencia en España[12]. Si hemos traído estas cifras a colación es por la evidente imposibilidad de concebir hijos por parte de parejas del mismo sexo, lo que redunda en una bajada sensible de las tasas de natalidad: más LGTBIQ+, implica indefectiblemente, menos natalidad.

– cambios en las condiciones y en los hábitos sociales: los factores a considerar son muchos, yendo desde la pérdida del instinto de la maternidad en cierto número de mujeres (en la actualidad se considera que entre un 10 y un 15% de las mujeres, libremente, han decidido que no quieren tener hijos, y un 57% están dispuestas a tenerlos en solitario, mientras un 20% opta por la reproducción asistida[13]. La pandemia de 2019–20 tuvo como consecuencia que mujeres y parejas se replantearan tener hijos. Pero el proceso se había generado mucho antes. En los años 50–70 era frecuente encontrar matrimonios con 10 hijos (incluso el Premio Nacional de Natalidad llegó a entregar un título a una pareja con 19 hijos). Sin embargo, en 2022 solamente existían en España 167 familias con 10 hijos o más[14]. Lo cierto es que la tasa de natalidad ha ido descendiendo en España desde los años 70 y en la actualidad el número de nacimientos por mujer asciende a 1,16, el segundo más bajo de toda la UE, por detrás solamente de Malta. El número de títulos de familias numerosas (con 3 hijos o más) se había reducido a 800.000[15] y de estos, seguramente, más de 50% corresponden a parejas inmigrantes. El descenso de natalidad entre “nacionales” obedece a cambios socio–económico–culturales. Por una parte, el coste de mantenimiento de una pareja se ha elevado a causa de la hipoteca, especialmente, pero también de la oferta de consumo siempre creciente; una pareja que gane menos de 5.000 euros al mes puede encontrar problemas para mantener a uno y, no digamos, a dos hijos, si, al mismo tiempo, está pagando una hipoteca. Por otra parte, el culto al cuerpo y el cultivo del ocio hace que los hijos pasen a segundo plano: incluso los matrimonios que quieren tener hijos, retrasan al máximo la paternidad. Así mismo, la inseguridad y la inestabilidad que se viven en los tiempos modernos, impulsa a muchas parejas a negarse voluntaria y deliberadamente a tener descendencia. Incluso las parejas que se comprometen a una hipoteca y que aspiran a tener hijos, disponiendo de medios suficientes para ello, cada vez más se conforman con uno o, máximo, dos hijos: están limitados, no solamente por los gastos que conlleva la paternidad, sino también por el espacio disponible, los metros cuadrados del piso que han comprado (habitualmente entre 80 y 110 metros cuadrados) hace imposible la formación de una familia numerosa.

El resultado de todos estos factores, sumados, es una reducción de la natalidad y un “achicamiento” de la población europea. En realidad, esto no sería un grave problema: Europa ha funcionado bien en los años 50, recuperándose rápidamente de dos guerras catastróficas para el continente, así que un descenso de la población podría redundar en un mayor confort, más espacio disponible, menos masificación, menos necesidades de consumo alimentario

El problema poblacional radica en África y en Asia en donde la población se ha triplicado en setenta años. No es, pues, en Europa en donde existen problemas. Ni siquiera la famosa cuestión del “pago de las pensiones” constituye un problema real: si la pirámide de población laboral es menor que la que se esperaba para poder pagar pensiones, todo el problema radica en deshacerse del dogma de que el dinero de las pensiones solamente puede salir de la “caja de las pensiones”: de hecho, puede salir de los presupuestos generales del Estado, a condición de que el dinero público se administre mejor, se reduzcan gastos, se racionalicen y se eliminen determinadas partidas presupuestarias que suponen verdaderas losas para la economía nacional. Por otra parte, las nuevas tecnologías tienden a reducir mano de obra (incluso en trabajos no cualificados de la agricultura), lo que implica, por una parte, necesidad de técnicos cualificados, y por otra, reducción del peonaje no cualificado (en todos los sectores laborales).

Al hablar de bajas tasas de natalidad y de reducción de población europea, no estamos aludiendo a una catástrofe: es preciso recordar que más vale “calidad” que “cantidad”. Y el problema es justamente que el sistema educativo, cada vez, tiende a generar menos “calidad” y la inmigración masiva, trae únicamente “cantidad”. El mito de que el descenso de población en Europa supondría una hecatombe hay que considerarlo como una de tantas ensoñaciones de demógrafos al servicio de cualquiera de los poderes que dictan las “verdaderos oficiales”.



[1] Cf. web de la Clínica Mayo: https://www.mayoclinic.org/es/diseases–conditions/male–infertility/symptoms–causes/syc–20374773

[2] Cf. https://www.reproduccionasistida.org/restos–de–pesticidas–en–los–alimentos–pueden–alterar–la–calidad–seminal/

[3] https://cuidateplus.marca.com/reproduccion/fertilidad/2016/04/12/alimentos–plazo–dificultan–fertilidad–112344.html

[4] https://www.urh.es/estilo–vida–fertilidad–masculina/

[5] Shuyana Deba, Efectos del bisfenol A en la reproducción, Trabajo de master en el Centro Internacional de Postgrado de la Universidad de Oviedo, 2015, en especial págs. 22–64

[6] Para ampliación del tema cf. NTP 441: Tóxicos para la reproducción masculina. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. PDF chrome–extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.insst.es/documents/94886/326853/ntp_441.pdf/d4b12991–a2b6–4b54–8bd0–22435faa527b?version=1.1&t=1676629568207

[7] Los datos pueden consultarse en la web del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España: https://www.sanidad.gob.es/areas/promocionPrevencion/embarazo/datosEstadisticos.htm

[8] Cf. https://www.elconfidencial.com/espana/2023–08–13/ley–del–aborto–pildora–despues–culpable_3662630/#:~:text=La%20compa%C3%B1%C3%ADa%20IQVIA%20ha%20totalizado,667.077%20unidades%2C%20seg%C3%BAn%20El%20Economista.

[9] https://es.statista.com/temas/6036/las–adopciones–nacionales–e–internacionales–en–espana/#:~:text=En%20el%20%C3%BAltimo%20lustro%20analizado,y%201.659%2C%20a%20adopciones%20nacionales.

[10] Europa Press https://www.europapress.es/sociedad/noticia–espana–celebrado–mas–49000–bodas–parejas–mismo–sexo–aprobacion–ley–hace–15–anos–20200703115156.html

[11] Cifras aportadas por https://www.aceprensa.com/familia/los–matrimonios–homosexuales–se–rompen–mas/

[12] Ídem.

[13] Datos extraídos de ABC https://www.abc.es/familia/padres–hijos/abci–57–por–ciento–mujeres–quieren–madres–dispuestas–tener–hijo–solitario–202205080056_noticia.html

[14] https://es.statista.com/estadisticas/959713/numero–de–familias–numerosas–por–numero–de–hijos–espana/