Ya sé que sería mucho pedir a un gobierno que hiciera otra
cosa más que esforzarse por mantenerse en el cargo lo más posible. Lo digo por
el okupa de La Moncloa, pero también y sobre todo, por el zoquete que sienta
sus reales en la Plaza de San Jaime. Que el tipo esté obsesionado por la
independencia y se haya embarcado, con las diferentes camarillas indepes -la de
ERC, la de los ex CiU contrarios a Puigdemont, la de Puigdemont y sus
cursiladas bruselesas, la de los CDR-CUP-ANC, la de Torra-Omnium- es algo que,
como dicen los franceses, va de soi,
en otras palabras: que no sirve para otra cosa que para mantener la ficción en
la independencia imposible. Otro tanto puede decirse de la alcaldesa de BCN
que, a la vista de que siente el aliento electoral en el cogote, ha declarado
la guerra a los narcopisos que graciosamente ha permitido en los últimos tres
años que invadieran la “ciutat cremada”.
Así que, desengañaros, aquí no gobierna
nadie, quizás algún jefe de negociado haga algún esfuerzo por gestionar el día
a día, pero nada más: de ahí para arriba, todos aspiran en estos momentos en “posicionarse”,
entre codazos y zancadillas, ante otros candidatos y demostrar que son ellos
los que atraerán los votos de pobres indocumentados. No me voy a quejar de
esto, sino de que los problemas barceloneses siguen acumulándose. Y de qué
manera.
Hará un mes, aludimos en nuestro quejío
176 a “Barcelona invadida por delincuencia y epidemias”. En pleno verano,
ya había evocado la plaga
de chinches que estaba sufriendo Sabadell y que había llegado a la Ciudad
Condal. Y por si fuera poco, anteayer destácabamos el peripatético caso de la “manada
de los sarnosos magrebíes” que había agredido
a un pareja en Santa Coloma y, de la que, por cierto no ha vuelto a saberse
nada, salvo que la mayoría de sus miembros habían sido puestos en libertad.
Repasando el “histórico” del blog, veo que en octubre de 2010 “subí” un
artículo titulado La
tuberculosis avanza. Repunte vinculado a la inmigración. Y ya que rememoramos
otros tiempos, recuerdo un artículo que escribí para una revista convencional, Nuevos Horizontes, en 2000 y que coloqué
en el blog en 2010: La
costumbre islámica más brutal: la ablación del clítoris. ¿Qué tienen en común todos estos artículos
publicados en un arco de tiempo de 18 años? El que aluden a un mismo problema:
LA SALUD PÚBLICA. No recordaré todas las veces que desde 2002 he aludido al
avance en el consumo de “drogas blandas”… desde la litrona, hasta el canuto,
pasando por las sobredosis de calimocho y siempre atribuyendo al canabis el
rango de “droga blanda”, aunque suma en un estado de tontería aguda.
¿He sacado alguna conclusión de toda esta preocupación por
la “salud pública”? Una sola: como decía Herbart Marcuse a principios de los
60, hoy estamos en un momento en el que
la Utopía es posible a la vista de los avances científicos y técnicos, sin
embargo, hoy estamos asistiendo al advenimiento de un mundo Distópico.
Marcuse, marxista de la Escuela de Franckfurt, lo atribuía a la “injusta
distribución de la riqueza”. Hoy, el viejo profesor se avergonzaría de esta
interpretación: la única explicación para que, en lugar de vivir en un mundo
ideal, lo hagamos en un infierno es el “sistema
político-cultural” que ha rebajado hasta la nada la capacidad crítica, lastra
con plomo los procesos electorales y ha generado un esquema en el que una
mayoría electores analfabetos encumbran a una clase política política compuesta
por indigentes intelectuales, nulidades humanas, psicópatas de manual y
ambiciosos sin escrúpulos, incapaces, por supuesto de gobernar. Leer la
prensa y lo comprobaréis. Y, luego, pasa lo que pasa.
Pasa que problemas que PODRÍAN y DEBERÍAN haberse solucionado hace un mes, o hace veinte años, dado que no figuran entre los más “acuciantes” para los españoles según el CIS y sus fogones, ni siquiera merecen la atención de los ciudadanos, por mucho que les generen problemas. Que se lo digan a la pareja de Santa Coloma vejada y apuñalada hace unos días. Una tonta del bote con rostro recauchutado dijo que era “inhumano” que se recordara el origen de los agresores… se ve que es mejor que pasen por “castellanos viejos” antes que se reconozca su origen étnico. O que se lo digan a los padres que hace un mes se quejaban de que sus hijos habían contraído impétigo en las escuelas de la Barcelona de Torra y de la Colgau.
La experiencia de
Mariano Rajoy al frente de los destinos del gobierno demostró una cosa: que no
todos los problemas se resuelven solos. A veces, mira por dónde, el gobernante
debe gobernar, no dejar libre curso a las crisis: ¿La economía? “El Estado debe inhibirse del juego de la
oferta y la demanda” dicen los liberales de estricta observancia. ¿La
inmigración? “No pueden ponerse puertas
al campo” dice el político que acaba de vallar su propiedad. ¿Las toxicomanías?
“El canabis es medicinal y relajante”,
dice el colgao, mientras un conserje del ministerio o del ayuntamiento le va
liando los canutos. ¿La seguridad alimentaria? “Tenemos la mejor comida del mundo”, nos cuenta el responsable del
sector que en el otro cajón tiene las estadísticas sobre aumentos de cánceres y
dolencias provocadas por pesticidas, fungicidas, vermicidas, aditivos,
colorantes, estabilizantes y demás. ¿Las enfermedades? “Estamos en ello, no hay que alarmarse”, dice con una gravedad
pasmosa el responsable de la Xarxa de Vigilància Epidemiològica de Catalunya…
Lamentablemente, los
datos y lo que usted y yo vemos en nuestro entorno, no responde a la
tranquilidad que pretenden sembrar todas estas declaraciones. El Estado
inhibido de la oferta y la demanda, facilita que se generen burbujas, una tras
otra. La inmigración no vendría si se expulsara sistemáticamente a los recién
llegados ilegalmente. El cánabis será relajante… pero cada vez hay más ni-nis
empanaos incapaces de hacer otra cosa más que liar el siguiente porro y más afectados
por psicosis cannábica a la puerta de los hospitales. La gente muere como nunca
en esa lotería que es el cáncer y nadie nos dice cómo se genera (pero, eso sí, estate
seguro de que el próximo viernes podrás ver a la Esteban y como quiere a su
último julay).
¿Y el “impétigo”? Pues dice la Xarxa (Red, para los no catalanes) que en menos de un mes se han duplicado los casos en los colegios de
Barcelona. Por aquello de no crear “alarma social”, la Xarxa (pronúnciese “charcha”) alude
a “brotes”, no a afectados y en ningún lugar se indica cuantos afectados hay
por término medio en cada “brote”. El único dato que se indica es
significativo: en Cataluña se han dado 43 “brotes”, 39 desde finales de
septiembre y 29 de ellos en las últimas tres semanas. ¿La culpa? Ahora resulta
que la culpa es de las “pieles atópicas”… No lo digo yo, que lo dice La Vanguardia,
la cual ilustra el artículo con la misma foto que utilizó hace un mes: un caso
leve de impétigo. Mirad en Google otras fotos y me diréis si se parece en algo
a la foto publicada por el rotativo catalán subsidiado por la gencat. Dirán que
es para no “crear alarma social”.
Los problemas
sanitarios no se solucionan solos. Es preciso gobernar. Pero, claro, ¿qué le
vais a pedir a una Generalitat embarcada en su loca carrera hacia ninguna parte
o al ayuntamiento de Barcelona que solamente adoptará alguna medida cosmética
cuando el asunto esté diariamente en primera plana y la cocinilla del CIS lo
reconozca como “problema preocupante”?
¿Votar en las próximas elecciones? Solo a un candidato que
enuncie con claridad los problemas, defina las soluciones y jure un timming
para resolverlos. Y, sobre todo, si cien días después de haber salido elegido no
ha hecho nada, prometed que sus votantes seréis los primeros en pedir su
linchamiento público.