Nuevos datos confirman a medida que van pasando los días que el proceso independentista se está deshinchando a marchas forzadas y para mayor desesperación de sus promotores (tanto de los que están en la cárcel, como de los que se preparan para entrar, como por parte de los que se encuentran en el “exilio” y, en especial, de sus últimos mohicanos, encuadrados en fantasmales “comités de defensa de la república”… Ahora queda prever cómo irán desarrollándose los acontecimientos y qué ocurrirá en las elecciones pre-navideñas. En cualquier caso, todo induce a pensar que –en esta ocasión– España “no se rompe”- lo que dista mucho de haber solucionado el problema. Lo que se ha resuelto es la crisis. Los indicativos de que así se están desarrollando las cosas son varios. Los enumeramos rápidamente.
1) ¿POR QUÉ LLAMAR “HUELGA GENERAL” A LO QUE SÓLO FUE UN EMBOTELLAMIENTO?
El primer indicativo de que el
independentismo ha perdido la perspectiva de sus propias fuerzas es el fracaso, no por anunciado menos
estrepitoso, de la “huelga general” del miércoles 8 de noviembre que pasará a
la historia como el primer gran batacazo de movilización sufrido por el
independentismo. Ya era suficientemente insensato, pretender movilizar a la
clase obrera y detener la vida económica de Cataluña con un paro convocado por
un sindicato residual, sin apenas representantes sindicales y dirigidos por un triste
individuo cuyo nombre estará vinculado a los que, quizás sean los tres
asesinatos más repugnantes de la transición (mediante colocación de una bomba
al pecho). En realidad, el sindicalismo “oficial” se abstuvo de pronunciarse
ante la convocatoria de huelga o bien manifestó su intención de no seguirla. En la práctica, se produjeron alteraciones
de la vida ciudadana en Barcelona y en los accesos a Barcelona. Nada más. Y
todo se debió, más que a “piquetes”, a los “comités de defensa de la república”,
estructurados por la CUP y, sobre todo, al absentismo de los “mozos de escuadra”
que hubiera podido normalizar el tráfico pero que optaron por limitarse a ser
convidados de piedra. El resultado final de la huelga ha sido más que discreto.
Quien esto escribe, tiene noticias desde la lejanía sobre cómo se han
desarrollado las cosas en su pueblo de mayoría independentista: nada, ni
siquiera el pequeño comercio ha cerrado. La huelga lo que ha mostrado es la
capacidad de movilización de la CUP y de sus allegados: mínima. Mensaje que
genera este hecho: una cosa es protestar un par de horas por las detenciones de
ex miembros de la gencat y “los dos jordis” y otra muy distinta perder una
jornada laboral. ¿Lo peor? Que le
independentismo radical ha mostrado sus cartas: escasas y que apenas son un
castillo de naipes desmontable con facilidad, que el cabreo de los catalanes
que deseaban acudir al trabajo y que se han visto, sin comerlo ni beberlo,
detenidos durante horas no va a redundar en beneficio de la causa indepe. Finalmente,
que La Vanguardia ha optado por ni
siquiera mencionar en portada el estruendoso fracaso de la jornada de ayer.
2) LA IMPOSIBILIDAD DE REALIZAR UNA LISTA UNITARIA INDEPE
En las anteriores elecciones
autonómicas, ERC cometió un error garrafal: las encuestan indicaban que se
produciría el “surpaso” y que sus resultados serían superiores a los de CiU.
Sin embargo, el pensar que la independencia era posible implicaba realizar una
lista conjunta con otras fuerzas que garantizara una cómoda mayoría parlamentaria
capaz de asumir el proceso de desconexión con España. El resultado de la lista
unitaria (JuntsxSi) no fue malo… pero no bastó para generar la sensación de que
una mayoría social apoyaba al independentismo. En esta ocasión, dos años
después, ERC se enfrenta al mismo problema, pero con tres factores nuevos: 1) CDC ha desaparecido y el PDcat es una
sombra de lo que fue CiU durante casi 40 años, 2) ERC puede ser el eje del
nacionalismo catalán en los próximos años: el “pal de paller” nunca más lo será
el viejo “nacionalismo moderado” y 3) El independentismo ha demostrado que se
enfrentaba a obstáculos insuperables. Así pues ¿para qué crear una nueva “lista
unitaria” que, en primer lugar salvaría de la miseria a Puigdemont y lo
salvaría de entrar este mes en el basurero de la historia? ¿para qué compartir
con otros y diluirse en medio de otros cuando todo demuestra que la
independencia en las actuales condiciones es imposible? ¿Para que soportar a
incómodos aliados que, además, van a dar mucho que hablar en los procesos por corrupción
que se avecinan? Y en cuanto a “los dos jordis”, en ERC son perfectamente
conscientes que sin las subvenciones de la gencat sus organizaciones no son
absolutamente nada. Así pues, el indicativo de que los indepes han aceptado su
derrota es la inexistencia de una lista unitaria para las próximas elecciones
autonómicas.
3) PUIGDEMONT: DE PRESIDENT A CARICATURA
“Los dos jordis” siguen en
prisión desde hace unas semanas. Ya ni siquiera se escuchan caceroladas en su
favor. No es que Manolo Escobar se haya
impuesto en todos los barrios, lo que se ha notado es que cada vez más indepes
dan la situación por concluida y no están dispuestos, ahora que el frío
comienza, a abrir sus ventanas y dejar que ellos –o sus hijos- estén cinco
minutos aporreando la cacerola de turno que ya empieza a estar abollada e
irrecuperable. Los ex miembros del
gobierno de la gencat están en la cárcel, procesados o en el autoexilio o
esperando entrar en la cárcel por turno. Cataluña no ha estallado. No hay rastros
de revuelta cívica, ni de paralización de la vida. Ni mucho menos signos
insurreccionales. Los mozos y las mozas siguen haciendo lo que hasta ahora:
en sus comisarías, recibiendo denuncias, “apatrullando” y poniendo multas. La
presencia de Puigdemont en Bélgica está constituyendo una pesadilla para el
gobierno belga. Cada día que pasa, con más nitidez, se percibe el carácter de “paleto
pueblerino” del ex president que, si no se daba cuenta de la realidad de
Cataluña cuando viajaba desde Plaza Sant Jaume a Girona, difícilmente va
advertirla ahora a 1200 km de la pastelería familiar. Aludir a que su detención generaría una “guerra civil” es síntoma del nivel
de irrealidad que tiene instalado bajo su flequillo. La agonía de
Puigdemont en Bélgica va a ser digna de un culebrón. Y queda todavía el pequeño
dato –que sin duda será sorprendente– de quién diablos está pagando los 6.000
euros semanales que les cuesta a las criaturas mantenerse en Bélgica.
Puigdemont no se ha dado cuenta de que ya no está aforado, que está imputado,
que no hay argumentos de peso para que se niegue a venir a España a declarar y
que las leyes europeas, da la sensación, de que por mucho que se retuerzan, no
le amparan. Los apoyos recibidos han
sido mínimos: después de Yoko Ono, la contribución de Pamela Anderson no parece
haber sido decisiva y la presencia de Varoufakis en Barcelona no ha
ahorrado críticas a Puigdemont y señalar que el proceso independentista tuvo su
desencadenante con la crisis económica de 2007
4) CON EL VLAAMS BELANG AL
QUITE
No se puede quejar del todo Puigdemont, finalmente ha obtenido el apoyo
incondicional del Vlaams Belang, la formación tachada hasta hace poco por los
medios de comunicación catalanes de “xenófoba y racista” que, sin duda mal
informada, o simplemente alucinada, ha caído en la cuenta de que valía apoyar a
este pobre individuo, heredero de un partido que había introducido 1.250.000
inmigrantes en Cataluña y que ha sido el principal elementos de islamización de
Cataluña en los últimos años. Hay que decir que el VB, además de su
naturaleza de “extrema-derecha” es la única fuerza que todavía hoy sigue siendo
netamente independentista en Flandes, el resto de “nacionalistas” han moderado
extraordinariamente sus posiciones y sus programas (como el de la Liga Norte
italiana), realismo obliga, no van más allá del autonomismo. Tengo que decir
que no me cabe la menor duda de que el
VB está mal informado al respecto por su corresponsal español que, siempre –y es
curioso- siempre, inevitablemente, se equivoca en sus tomas de posición.
Pero un partido como éste debería de haberse informado mejor y, sobre todo,
informado directamente sobra la situación creada por CDC, el PDcat y Puigdemont
y haber advertido que la situación de Bélgica no es la misma que la que existe
en España, que las diferencias entre flamencos y valones son abismales y que la
historia del país es reciente, mientras que Hispania ya tenía este nombre desde
las guerras púnicas y catalán y castellano son dos lenguas hispano-romances. Pero hay gente que se dejó
seducir por el mapa de las regiones de Europa publicado por las SS al final de
la guerra mundial y por la frase de que “el siglo XXI será el siglo de las
identidades”, cuando, de momento, lo que está resultados es el siglo de la
globalización. En cualquier caso,
resulta significativo que el único apoyo nítido, claro e incondicional recibido
por Puigdemont sea el de este grupo que se parece tanto al PDcat como un huevo
a una castaña.
5) LA TRISTE SENSACIÓN DE QUE TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY
La primera impresión, cuando
entraron “los dos jordis” en prisión era que se había elegido por individuos de
poco calado, “panchas contentas”, amamantados por la gencat generosamente, como
muestra de cómo podían acabar las cosas. Las fotos de ambos sobre un coche
destrozado de la Guardia Civil los había situado ante el colimador de la
justicia. Eran elegidos para un castigo ejemplar y punto pelota. Hubo
protestas, pero Cataluña no estalló. Llovieron acusaciones de debilidad contra
Rajoy. Pasaron los días y, de repente,
nos dimos cuenta de que lo que el gallego nos había contado era cierto: la cosa
estaba en manos de la justicia. Y la justicia nunca va a velocidad de vértigo.
Esto, quizás sea lo más terrible de la situación de todos los ex consellers,
del propio ex presidente y del último mozo y moza que se han destacado en el
proceso como fautores del delito de “rebelión”: que ahora empiezan a tener la conciencia
clara de que las advertencias que durante cinco años les lanzó Rajoy (“lo que
hacen es ilegal, así que aténganse a las consecuencias…”) era verdad. Porque
una cosa es repetir que “todos somos
iguales” y que “la justicia es igual
para todos” y otra, el creerse que uno está por encima de la justicia,
simplemente porque durante años ha hecho lo que le ha dado la gana, sin que
nadie se lo impidiera. El drama de la Forcadell o del propio Puigdemont empieza
a cobrar forma de día en día: porque si el proceso independentista es imposible
y ellos han llegado hasta donde han llegado, si la constitución no permite
amnistías y, finalmente, si es cierto que la justicia es igual para todos…
ellos tienen por delante un calvario de prisión, sanciones económicas e
inhabilitaciones a perpetuidad, unido al drama de no poder hacer realidad su
delirio indepe. Es un drama personal, pero no mayor que el del robagallinas al
que un picoleto no particularmente malvado le ha advertido que no vuelva a
intentar robar en un corral y él no se creía que un mal día terminaría por darle
mazmorra fría. Lo va a tener muy difícil
el abogado de los ex consellers para demostrar que España no es un país
democrática y que aquí existen limitaciones a las libertades políticas…
6) ¿QUÉ PUEDE OCURRIR DESPUÉS DE LAS ELECCIONES?
Si hacemos abstracción de la
encuesta realizada por el “CIS catalán” que puede calificarse de ciencia
ficción, lo cierto es que parece claro
que ERC subirá, que el PDcat bajará mucho, CUP otro tanto, la coalición
Colgau-Podemos cederá votos al PSC y a Cs que experimentará un fuerte tirón y
que el PP se quedará poco más o menos donde está. Veremos si el realismo se
impone luego en ERC y empiezan a pensar en poner en barbecho (por fases) el
independentismo y empiezan a circular por la senda del realismo (que, por
cierto, nunca ha estado en sus genes). Lo que parece bastante claro
(especialmente si tenemos en cuenta que el “españolismo” tiene una parte
importante de “voto oculto” que no aparece nunca en las encuestas, es que en
las elecciones anteriores, los indepes llegaron a su techo histórico y que
ahora solamente les queda descender. Porque si insisten en el mito indepe pueden encontrarse ante la incapacidad de
formar gobierno y ante la posibilidad de nuevas elecciones en seis meses y así
sucesivamente… Lo peor para el área
independentista sería perder el control de la gencat durante sólo unos meses:
ver como sus medios de comunicación subvencionados caen uno tras otro, ver como
TV3% y Cataluña Radio reorientan sus informativos, ver como la sociedad civil
amamantada por las ubres de la gancat se disuelve como un azucarillo por falta
de “carburante”. No es que esto sea lo
que vaya a pasar el 22 de diciembre… pero sí que es lo que el nacionalismo
tiene en perspectiva: la creación de nuevas naciones pertenece al pasado, el
que no lo entienda se arriesga a desaparecer, poco a poco, eso sí, pero lenta e
irremisiblemente.
CONCLUSIÓN
CONCLUSIÓN
Pamela Anderson no va a “salvar”
el “procés”. El salvavidas que utilizaba en la serie a la que debe su fama no
tiene los colores de la bandera indepe, ni el independentismo tiene la dureza
asiliconada de su delantera o de sus labios. El origen del revival
independentista se inició el día en que Joan Comorera convirtió al PSUC de “partido
obrero” en partido obrero con una fuerte carga reivindicativa nacionalista a
finales de los 40. A veces los símbolos se convierte en sugerencias que merecen
ser consideradas. Tanto el bañador como el salvavidas de la Anderson son rojos.
Así que no estaría de más pensar si la tabla de salvación del independentismo
sea emprender el viaje en dirección opuesta al que imprimió Comorera: dejar de
ser independentista, reconvertirse al autonomismo como han hecho sus colegas
europeos más conscientes y convertirse en una fuerza de izquierdas dejando atrás su irrealizable fantasía indepe. Sólo así, ERC podría seducir a sectores de la izquierda catalana para reconstruir un frente
común. Ya es triste que sea Pamela Anderson la que marca el camino… pero o ERC
se reconvierte en eso aprovechando la E de su sigla o se enfrentará en años
sucesivos a la progresiva pérdida de vigor del ideal nacionalista, cada vez más
desubicado en el mundo globalizado.