INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

domingo, 29 de octubre de 2017

LA CRISIS INDEPENDENTISTA A UN MES DEL 1-O


Llueve en Budapest, así que eso me permite dedicarle unos minutos a darle un vistazo a la prensa internacional para hacerme una idea de lo que está ocurriendo en Cataluña. Existe inquietud en Europa. Die Welt se pregunta si es el inicio de una guerra civil en España. Los diarios ingleses no destacan excesivamente lo que ocurre en Cataluña y solamente la prensa francesa se interesa algo más de lo normal. En Italia, Il Corriere destaca que Puigdemont ha llamado a la “resistencia pacífica” y otro tanto hace Liberation. En cuanto a Le Monde, muestra en portada a jóvenes con banderas españolas. El Diario de Noticias de Lisboa apenas destaca la información sobre el gobierno español y Publico (porque el diario que fracaso en España sigue renqueando en Portugal) lo coloca en primer plano: en interior, una foto del matrimonio Puigdemont-Topor acompaña al titular: “Normalidad en Cataluña” Eso es todo. En Europa, el tema indepe preocupa muy relativamente. Otra muestra de fracaso de “mister Proper”, de su Diplocat y de que la clausura de las “embajadas catalanas” en el exterior era casi obligado: simplemente no han aportado nada a la causa indepe: es el riesgo de dar sueldos a los amigos y cuñaos para ocupar cargos para los que no están preparados...

LA INDEPENDENCIA DE LOS PALETOS

A casi 3.000 km de distancia de la patria, todo lo que leo me confirma en que la crisis catalana ha sido una tormenta en una palangana. No podía ser de otra forma. Ni había condiciones sociales para la independencia, ni la política internacional ayudaba, ni mucho menos la economía. Todo era, a fin de cuentas, el sueño de una banda de paletos que, después de 40 años de promover la provincianización de Cataluña, creyeron que eran un Estado en ciernes. Y así se entiende la tocata y fuga.

El paleto se caracteriza porque considera que su tierra es el centro del mundo y que todo gira en torno a ella. Como nadie les recordó que la Generalitat de Catalunya era un organismo colaborador en la gobernabilidad del Estado, ellos –pobres paletos- creyeron que era el embrión de un Estado. Y dieron el salto, sin red. Le deben agradecer a Rajoy que el costalazo no haya sido mayor. Ahora, los más inteligentes –que alguno queda- estudian cómo no salir descalabrados de la aventura. Las encuestas publicadas hoy no les auguran lo que se dice un éxito en las próximas elecciones. Y lo que es peor: las elecciones borran cualquier efecto que pudiera tener el 1-O y los siete años de "prucés".

RAJOY: ENEMIGO QUE HUYE, PUENTE DE PLATA

La aplicación soft del famoso 155 se basa en el axioma militar: “al enemigo que huye, puente de plata”. Rajoy lo que no quiere es una victoria que cree resentimientos, con un reguero de mártires y argumentos para una mayor victimización de la parte derrotada (porque aquí hay vencedores y vencidos y cuando uno se ha propuesto una “República Catalana Independiente” y la bandera española sigue ondeando en la cúpula del Palau de la Generalitat y, más que nunca, en las calles de Barcelona, es que ha sido derrotado en toda línea).

Lo que Rajoy no busca es “derribar el Barrio de la Rivera” –lo que hizo Felipe V tras la caída de Barcelona en 1714- para que los indepes lo conviertan en nuevo muro de las lamentaciones, sino simplemente restablecer la normalidad. De ahí su política de “apaissement” (apaciguamiento). En 1934, ver a todos los irresponsables que habían participado en la “independencia de las 10 horas”, con Companys al frente, entre rejas, fue uno de los elementos que generaron la victoria del Frente Popular en febrero de 1936. Los “mártires”, de momento, son dos cretinos integrales, mezcla de chalados y de aprovechados, que resultan insoportables hasta para sus compañeros de celda, “los dos jordis”.

¿NEGOCIACION RAJOY-GENCAT?

Luis del Pino dice que ha habido negociación bajo cuerda entre el gobierno del Estado y la gencat. No lo creo: quizás algún contacto, negociación no. La estrategia de Rajoy ha consistido en dejar pasar el tiempo, atrincherarse en una visión legalista de la crisis, impedir que el problema se “internacionalizada”, garantizándose el apoyo de la UE y el aislamiento en Europa de la gencat, golpear psicológicamente al sector más moderado con las ya casi 2.000 empresas que han abandonado Cataluña, detener a segundones para que los “primeros espadas” percibieran cuál era su futuro, no dejar impresionarse por manifestaciones en la calle ni por declaraciones dramáticas… cuando el otro sector de la sociedad se manifestaba en contra del independentismo ¡en Cataluña! y evidenciaba que no había fuerza social suficiente para alcanzar la independencia.

La política de Rajoy no era, desde luego, la que querían ver “unionistas”, “españolistas” y/o “extrema-derecha”, pero, de momento, ha ido desmantelando sistemáticamente las posiciones indepes hasta el punto de que puede decirse que el doble salto mortal sin red realizado por Puigdemont-Junqueras, en realidad, ha tenido en Rajoy al más preocupado de que no se rompieran la crisma y de recogerlos en brazos antes de que se estrellaran en el frío suelo. Rajoy ha evitado desarzonar el intento separata colocando un cañón delante del Palau de la Generalitt, como ocurrió en octubre de 1934. Pero quienes estaban dentro han huido igualmente por las alcantarillas.

LAS NACIONES SE CONSTRUYEN A SANGRE Y FUEGO

Hay muchas razones por las que Cataluña, no ha sido, ni será nunca independiente. La primera de todas es que, aquí y ahora, no hay ni un solo independentistas dispuesto a morir por su causa. Desgañitarse gritando y llorando, realizando cinco minutos de caceroladas, quizás, mas no. El pequeño dato que se les escapaba a los armadores de la empresa, era que las naciones, todas, siempre, se forman y se independizan sobre ríos de sangre. No es retórica: es realidad. En las únicas donde han existido adioses tranquilos es en donde las partes nunca habían tenido conciencia histórica de ser una nación (Checoslovaquia).

Y nadie está dispuesto a morir por la “República Catalana Independiente”… en cambio, a toque de corneta, los banderines de enganche para formar freikorps contra la secesión de la gencat, registraría llenos absolutos, no sólo en el resto del Estado sino también en la propia Cataluña. Esa es la pequeña diferencia entre el nacionalismo español (que sigue siendo combativo, esa “bestia” dormida durante décadas y que la aventura de la gencat ha despertado involuntariamente) y los indepes que querían “una revolución de las sonrisas” y una independencia “high quality” con un esfuerzo “low cost”.

Decía Ezra Pound que quien no tiene valor para luchar por sus ideas, o sus ideas no valen nada o él no vale nada. Parafraseándolo podemos decir que aquella nación por la que nadie está dispuesto a dar la vida o no es una nación, o sus “nacionalistas” no valen nada, o ambas cosas. Los que siempre -desde pequeñitos- hemos despreciado al nacionalismo catalán por su cobardía intrínseca, teníamos razón.

NACIONALISMO CATALÁN: NUEVA RUTA O DESAPARICIÓN

A nadie con dos dedos de frente se le escapa que este fracaso (fracaso en diferido, fracaso por partes, fracaso a plazos) de la gencat alterará profundamente el nacionalismo catalán. Lo primero sobre lo que deberían reflexionar es que a partir de aquí se inicia una nueva ruta: ya se ha demostrado que la independencia es imposible, a partir de aquí, o rectifican su programa o van a perder inevitablemente clientela y, lo que es peor, se van a convertir en arcaísmos fuera de la historia. ¿Qué sentido tiene un “nacionalista” cuya “nación” nunca puede alcanzar la independencia sino ser, simplemente, un proyecto frustrado y un ideal inalcanzable? Sin olvidar, claro está, que el día en que el nacionalismo pierda el control de la Generalitat de Catalunya, se redimensionará a su tamaño real: sin subsidios, sin subvenciones, sin 3%, sin el control sobre los medios de comunicación, sin clientelismos posibles

El futuro del nacionalismo en la época de la globalización es muy negro, pero si a esto se le une un fracaso histórico de la magnitud del actual (acompañado de ribetes sainetescos, cobardía, bochorno y engaño a la propia parroquia), cabe preguntarse si el nacionalismo tiene algún futuro más allá de reciclarse como partidos regionalistas que pongan cierto énfasis en lo regional y poco más.

EL PROBLEMA DEL ADOCTRINAMIENTO NACIONALISTA

A muchos “unionistas” les ha preocupado que Rajoy no pusiera especial énfasis en actuar sobre los dos principales puntales de los indepes en estos momentos: a educación y los medios de comunicación de la gencat. Los funcionarios de los segundos han “amenazado” con no respetar las reglas que les vengan impuestas… Bueno, TV3% tiene apenas un 13% de cuota de audiencia en Cataluña, lo que quiere decir que la oyen "convencidos” (conozco indepes que han hecho voto de ver solamente TV3%...) y con pérdida progresiva de audiencia… así que ¿para qué dar importancia a algo que es pura anécdota?

Lo de la educación es mucho más grave. Desde quince días antes de que se anunciara la aplicación del 155, los sectores nacionalistas menos radicalizados habían iniciado una campaña (especialmente en pueblos) “La escuela catalana no se toca”… Es significativo. Más significativo todavía es que partidos como CUP tienen una mayoría de cuadros que son maestros en la escuela pública... En este terreno, Rajoy ha intentado de nuevo no tocar un punto sensible para evitar que el animalico herido, la gencat, se revolviera en su agonía: pero dudo que se le haya escapado que si ha existido en 2017 un absurdo proceso soberanista, ha sido después de 20 años de “inmersión lingüística” y de casi cuarenta años de “historia de ficción” y adoctrinamiento en las escuelas catalanas.

¿Que la gencat nacionalista no quiere que se toque la escuela catalan? ¿Qué no quiere lo que sería normal, esto es que cada familia elija la lengua en la que quiere que se eduque a sus hijos? Bien… eso lo único que implicaría es que el Estado debería crear en Cataluña una red de escuelas paralelas con un programa de estudios propio y enseñantes propios. ¿Se atreverá el Estado a tomar una medida así? De momento, no se lo ha planteado nadie, pero resulta evidente que una de las consecuencias de esta crisis es que todas las partes se han quitado las caretas: ahora ya está claro el adoctrinamiento operado en las escuelas de la gencat y el que en lugar de “ciudadanos del Estado”, lo que han intentado ha sido crear “ciudadanos de la república catalana independiente”. Ahora hace falta partir de cero en este terreno: seleccionar profesorado, elaborar planes de estudios y, sobre todo, articular una escuela eficiente desde el punto de vista pedagógico (que la actual escuela de la gencat dista mucho de ser).

Y, posiblemente, también la crisis indepe haya servido para algo: para abrir los ojos a los ciudadanos, recordarles que la escuela española está en crisis y que hace falta reconstruirla. Quizás, el punto de arranque de esa reconstrucción sea Cataluña en donde se trata de partir de cero con nuevos conceptos pedagógicos y nuevos programas de formación.

EL TRISTÍSIMO PAPEL DE LA IGLESIA CATALANA

Uno de los elementos más risibles de esta crisis indepe ha sido el papel jugado por la Iglesia “catalana”. Desde los medios indepes se ha llegado a exigir que la elección de obispos se realice por votación popular de los fieles… Las banderas indepes han colgado de los campanarios y se han producido declaraciones de obispos más independentistas que las de los más radicales de la CUP. El problema es que la Iglesia catalana no etá en su mejor momento pastoral: el seminario de Vich que hace 100 años tenía un millar de alumnos, está desierto. Montserrat es un centro turístico, no el “centro de la espiritualidad catalana”, hay más fieles en las mezquitas que en las Iglesias católicas...

Vale la pena recordar que el nacionalismo logró sobrevivir durante el franquismo, travestido de regionalismo, en las sacristías (el propio Pujol es un producto de esa ambiente), el problema es que la Iglesia catalana es hasta tal punto débil en este momento que ya no está en condiciones de recoger y reavivar lo que quede del nacionalismo después de que esta crisis quede finiquitada. No habrá un grupo Cristians Catalunya, como durante el franquismo, para acoger los restos del inevitable hundimiento nacionalista, ni cientos de agrupaciones de boy-scouts parroquiales para seguir el adoctrinamiento…

EL DÍA 21 VOTAMOS ¿A FAVOR DE…? ¡NO! ¡CONTRA EL INDEPENDENTISMO…!

Habrá elecciones autonómicas anticipadas, que nadie lo dude. Contrariamente a lo que algunos creen, luego ya nada será igual. Los indepes llevan lustros dando la tabarra con su tema obsesivo y monotemático. Cansan y aburren. La “independencia” de una región es algo que ha quedado muy atrás en la historia. Ya no responde a la realidad del siglo XX: la forma en que se hizo la transición, el bipartidismo imperfecto, que hacía imprescindible el concurso de “los catalanes” en la gobernabilidad el Estado a cambio de manos libres e impunidad… todo eso, ha terminado. Sólo hace falta que el electorado lo vaya comprendiendo. No será cuestión de un día o de una legislatura, pero la historia siempre avanza. 

De la misma forma que los feudos han quedado atrás, la época de los nacionalismos también está superada.

No es raro que los independentistas no crean en esta realidad, porque, como el paleto de pueblo, no atienden a más argumentos que los que se dirimen en las sobremesas del “casino” mientras juegan al dominó, ni su horizonte es más amplio que el que puede divisarse desde su pequeño campanario aldeano. Pero la grandeza del océano existe, aunque la rana de la charca jamás pueda entreverla.


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domingo, 22 de octubre de 2017

155 SOFT Y EL NIÑO DE LA VECINA.


1. El jueves Rajoy acude a la cumbre de la UE y el sábado comunica la aplicación del Artículo 155. Blanco y en botella. Como podía pensarse, por otra parte. Por mucho que dramatice la gencat, lo cierto es que le han ahorrado el espinoso trance de tener que convocar elecciones anticipadas, reconociendo el fracaso de su aventura independentista; sin olvidar que las competencias económicas ya estaban en manos del Estado desde mediados de septiembre y que sus competencias en educación no han sido tocadas. Si todo acaba con el “peazo multa” con que se ha adornado a Artur Mas por el 9-N y con “los dos jordis” en la cárcel y Trapero y la otra moza, imputados, la gencat debería de darse con un canto en los dientes. No ha salido tan mal parada como hubiera podido salir.

2. ¿Y ahora qué? Ahora toca mirar debajo de las alfombras (y en los archivosborrados). Claro que ahora los interventores mirarán debajo de las alfombras, cuantificarán los gastos generados por el 1-O, publicarán los dineros alegremente sustraídos a la sociedad catalana para alimentar a las asociaciones independentistas y, veremos qué otra cosa encuentran de la que hayan quedado huellas.

3. Lo que queda del independentismo movilizado se manifestó ayer. Al conocerse la noticia, hay que reconocer que la reacción del independentismo ha sido mucho menor de lo que se esperaba (como fue menor la reacción contra la detención de “los dos jordis”. Una vez más, se ha movilizado en BCN a “parroquia” de toda Cataluña. Lo que se manifestó ayer es lo que queda del independentismo activo (a lo que habría que restar un 30% compuesto por los que deploran la aplicación de una “medida de autoridad” sea la que sea, que es como decir a los “soberanistas no independentistas”… enfin).

4. Es significativo que La Vanguardia de hoy no aluda en lugar destacado a la manifestación de protesta del sábado. No les gusta, obviamente la intervención de la generalitat pero, a diferencia del Ara, evitar dar mucho relieve a la mani. Cualquier analista, más o menos riguroso, debería reconocer que el “procés” estaba muerto desde el comienzo, por falta de realismo político (ver nuestro artículo de 2012: La perspectiva de una Cataluña independiente). Ayer, hablando en conversaciones informales con gente de la calle, alguien me decía: “lo que le ha pasado a la generalitat es que estaba mal asesorada”. Algo hay de eso: si Romeva (el mister proper que ejercía de “ministro de exteriores”) hubiera confesado que todos los gastos de su departamento no habían dado ningún resultado positivo y que no había sido capaz de entrevistarse más que con terceras o cuartas filas de partidos de segunda fila y que no había podido arrancar ni un solo apoyo concreto, probablemente la gencat hubiera ralentizado el proceso y lo habría reducido a un ejercicio táctico propio del pujolismo.

5. Si los medios de comunicación de la gencat hubieran contado con profesionales cualificados, en lugar de con funcionarios de partido fanatizados, hubieran transmitido una realidad catalana completamente diferente de la que alardeaban a todas horas (véase nuestro artículo La Cataluña de los cuatro cuartos). Si hubieran pedido dictámenes en algún departamento de sociología o de ciencias políticas, hasta un alumno de primer curso que mantuviera el cerebro frío, les hubiera confirmado que no existía “fuerza social” suficiente para convocar un fereréndum y que si lo convocaban, en igualdad de condiciones, lo más seguro es que lo perderían.

6. ¿Puede sostenerse la postura leguleya de Rajoy esgrimiendo que la “soberanía reside en el pueblo español” para negarse al 9-N y al 1-O? A pesar de que siempre hemos dicho que los argumentos legales se pueden retorcer a voluntad (“la justicia es como el timón, hacia donde se le da, gira”) hay que reconocer que el precedente catalán hubiera acarreado, en este país de charanga y flaviol, de Frascuelo y Meritxell, una oleada encadenada de referendos en todas las autonomías como ya ocurrió hace 35 años con los “estatutos de autonomía” que inicialmente deberían haber sido para las “nacionalidades históricas” y luego, regiones que jamás lo habían reivindicado, se encontraron peleando por uno… El problema es que la gencat siempre ha pretendido un trato diferencial con el Estado y todavía no se ha dado cuenta de que fue creada para administrar una región de ese Estado, como “administración de proximidad” producto de la necesaria descentralización.

7. La gencat es como el niño de los vecinos. El niño es, literalmente un hijoputa asilvestrado. Desde que nació, llora y grita en cualquier momento y ante cualquier situación. Sus padres, un par de canelos bobalicones, es incapaz de decirle que se calle, que debe aprender a controlarse, que no puede hacer lo que le da la gana y que existen unas normas… El niño de la vecina, ya es un gaznápiro que ha superado los 30 años y sigue haciendo lo que le da la gana, pone la música a todo volumen, toda la escalera huele a sus porrso y, a pesar de que sus padres y algún vecino, hemos intentado hacerle entrar en razón, ya no hay forma: si durante toda su vida ha hecho lo que le ha dado la gana, ahora ya es demasiado mayor para que acepte que hay normas… Simplemente, no lo puede entender. Pues bien, ese es el problema de la gencat: que, después de creerse algo radicalmente diferente al resto del mundo, después de que “papa Estado”, no le regañara por sus malos modales, de repente, después de años de silencio, a un Rajoy se le ocurre decir: “oye estás vulnerando las normas”… ¿Qué normas? Para el niño hijoputa de los vecinos las únicas normas que le interesan son las que él mismo ha puesto. Así que…

8. No crear más tensión de la estrictamente necesaria. Tal es la estrategia de Rajoy. El hecho de que el PP se negara hace una semana a apoyar la moción de Cs en el parlamento para intervenir la educación en Cataluña, el hecho de que en la aplicación soft del 155 tampoco se aluda a ese terreno, es significativo de que el Estado no aspira a crear más tensión que la necesaria. Ahora, veremos lo que ocurre. Seis meses sin subsidios es mucho más de lo que puede soportar el independentismo. Seis meses sin poder seguir contando con los medios de comunicación de la gencat como altavoces del independentismo no va a contribuir precisamente a difundir su causa. Les permitirá, eso sí, acrecentar su victimismo y utilizarlo como argumento de campaña en las próximas elecciones autonómicas.

9. Ahora toca que los independentistas se vayan haciendo a la idea de que se ha certificado su fracaso en una partida que no podían ganar. Por mucho que Puigdemont proclame la independencia, por mucho que el parlamento regional le apoye con la mitad de los escaños vacíos, por mucho victimismo que se ejerza en los próximos meses, lo cierto es que, al menos los sectores menos intoxicados por la fiebre nacionalista, irán, poco a poco, comprendiendo que hay vías muertas que no llevan a ninguna parte. Porque eso ha sido el independentismo: el camino a ninguna parte. Algo que se verá cuando se pongan de manifiesto las próximas cifras macroeconómicas. El nacionalismo militante (el independentismo) es cosa de una cuarta parte de la sociedad. Hasta que no se convenzan de que no pueden hablar en nombre de toda Cataluña no se despertarán de lo que para ellos es un sueño y que el resto de la sociedad tiene como una obsesión cargante.

10. ¿Veremos a algún partido nacionalista defender un programa realista en las próximas elecciones? Así que los partidos independentistas harían bien en preparar un programa de gobierno realista y seductor, para una comunidad autónoma que, al menos desde el punto de vista, legal, es solamente un poco más autónoma que la mayoría… Este es su verdadero problema y no salvar el honor declarando una independencia que llevará directamente a Puchi a las duchas del módulo 1 de Soto del Real, junto a “los dos jordis”. Todos tendrán mucho que recriminarse.

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viernes, 20 de octubre de 2017

CRISIS CATALANA: SÍNTOMAS DEL DÍA


Los síntomas que se registran en las últimas horas, lejos de ser decisivos, confirman la línea de tendencia de la última semana: pérdida de fuerza social por parte del independentismo, repliegue en sí mismo, evidencia de la imposibilidad de negociar porque no hay margen para la negociación, y elecciones anticipadas en enero, sin garantía de que eso suponga el fin del problema.

Primer síntoma: el problema de las “elecciones anticipadas”

A estas alturas, todas las partes se hacen a la idea de que la salida a esta crisis es la convocatoria de nuevas elecciones. La duda es si las convocará Pruigdemont por iniciativa propia o el gobierno del Estado en aplicación atenuada del artículo 155. El matiz es importante, a pesar de que la nueva fiesta electoral tendrá en ambos casos los mismos mensajes:

- Si las elecciones las convocan los actuales inquilinos del Palau de la gencat, serán “constituyentes”. Constituyentes ¿de qué? De la independencia.
- Si las elecciones las convoca el gobierno del Estado, serán “legislativas” y se excluye la posibilidad de que pueda darse un proceso “constituyente” posterior.

Así que, a las alturas en la que nos encontramos, ambas partes han conseguido que, sea quien sea quien convoca las elecciones, la crisis corra el riesgo de prolongarse unos cuantos meses más. El 1-O sigue siendo el tema capital: para los independentistas ya se ha instalado una “nueva legalidad” derivada de aquel referéndum. Para el Estado, las nuevas elecciones limpian y lavan el recuerdo de aquellas urnas en tuppers y sin recuentos solventes. Así pues, esto va para largo.

Segundo síntoma: desgaste asimétrico

El desgaste juega a favor del gobierno del Estado: la concentración de la CUP ante la Delegación del Gobierno de Barcelona, reunió apenas a un centenar de personas que no podían disimular su decepción al verse solos ante el vetusto caserón modernista que en otro tiempo fue la Jefatura Provincial del Movimiento, cedida por una familia multimillonaria perteneciente a la alta burguesía catalana. En algunos barrios las caceroladas han silenciado, en pueblos ocurre otro tanto. Y en algunas manzanas compiten las cacerolas con el Que viva España de Manolo Escobar. Si tenemos en cuenta que el día anterior 2.000 “unionistas” se manifestaron espontáneamente (y de paso uno le soltó un guantazo a una periodista de la Sexta), se entenderá que las detenciones de “los 2 jordis” no han suscitado la oleada de solidaridad y entusiasmo en la “lucha contra la represión” que esperaban los independentistas.

El hecho de que el OC y la ANC se hayan retirado del palco presidencial del Barça como protesta porque el club no colocaba una pancarta mayor, indica el nivel de cansancio que aparece incluso en un club ligado al catalanismo pero cuya situación cambiaría extraordinariamente en caso de secesión a la vista de que, difícilmente, la liga francesa admitiría a un club no perteneciente a su nacionalidad. Y no digamos la española…

Los síntomas de cansancio se van multiplicando. Todos se han acostumbrado a dar ultimatums a fecha fija que, una vez llegada, nadie toma en consideración. Si hubiéramos de creer a la CUP el miércoles deberían haber exteriorizado el cese de apoyo a Puigdemont y según el pobre rufián Rufián, esta semana debería haberse declarado una huelga general hasta la liberación de “los 2 jordis”.

Tercer síntoma: la economía juega en contra de la gencat

Y luego están las retiradas por goteo de fondos en los bancos. Los independentistas afirman que es como “protesta” por las detenciones… Pero el sentido común dice algo muy distinto a la vista de quién está retirando el dinero: los sectores sociales que, alarmados por uno o por otros, se han llevado la impresión de que, de un momento a otro, se va a aplicar el artículo 155 y nadie sabe lo que puede ocurrir. El goteo se debe al miedo al futuro, no a la solidaridad con unos detenidos que, realmente, no cuentan con mucha estima salvo en medios independentistas. Y el problema es que se trata de un miedo psicológico que, como todas las formas de miedo, son contagiables y pueden terminar teniendo repercusiones muy graves para la economía.

Mientras Junqueras decía que la retirada de empresas (parece que a estas alturas son casi mil) de Cataluña, se obstinaba en decir que no tenía consecuencias económicas para Cataluña, por otra parte se reunía con representantes de multinacionales afincadas en Cataluña para solicitarles que no cambiaran su sede social. Claro está que Junqueras esta semana ha aprendido a no proliferar sus declaraciones en radios que emitan más allá del Ebro, en donde, habitualmente, los entrevistadores no son tan condescendientes con él. En realidad, el núcleo duro del independentismo, en este momento, están tratando de que su “parroquia” no se disperse, ni caiga en todavía más desmoralización. Y para ello, los medios de la gencat son los únicos “seguros”.

Cuarto síntoma: el conflicto se ha “internacionalizado”… en detrimento de la gencat

Si Rajoy está cada vez más decidido a aplicar de manera atenuada el artículo 155, no es por iniciativa propia, ni siquiera porque se lo pida el cuerpo, sino por presiones de la Unión Europea. No es solo que problemas en España pueden repercutir económicamente en la UE, sino que el problema catalán podría eventualmente trasladarse a otras regiones de Europa. En este sentido, las presiones son discretas, pero están ahí: véase la portada de La Vanguardia de hoy: “Los líderes europeos dan pleno apoyo a España”, añadiendo después de un punto y coma “Putin se desmarca”… La cumbre comunitaria se ha cerrado con una declaración para “un enfoque dialogado de la cuestión de Cataluña en el marco de la constitución”. No le podía haber ido mejor a Rajoy. Dicho con otras palabras y por si alguien tenía alguna duda, las puertas de la UE se cierran definitiva y completamente para la gencat. El premio de consolación (las declaraciones del primer ministro belga a favor de una mediación de la UE, representan en estos momentos muy poco para contrapesar la declaración institucional.

Quinto síntoma: las “nuevas nacionalidades” beligerantes contra la gencat

A la gencat le quedaba la esperanza de que las nuevas nacionalidades nacidas en la “primavera de las naciones” (los Estados Bálticos, Eslovenia, especialmente), saldrían en defensa del proyecto independentista. En muchas ocasiones los impulsores del independentismo han recordado que estos países se segregaron de la URSS y de Yugoslavia y hoy están en la UE. Y continuamente han sido puestos como ejemplos de pequeños países europeos que están sobreviviendo. Lo que no dice Junqueras (principal difusor de esta idea) es que estos países han podido sobrevivir gracias a la UE que acaba de cerrar las puertas definitivamente a una “República Catalana”. Si los bálticos pudieron negociar su integración fue porque pertenecían hasta ese momento a la URSS o a Yugoslavia, ¡no a un país de la UE, como España que tendría posibilidades veto! Veto que ahora se evidencia que se extendería a Francia y Alemania. Para colmo, el primer ministro esloveno Matjaž Šinkovec ha declarado hoy (ver El Confidencial) que la tan cacareada similitud entre Eslovenia y Cataluña en la que tanto han insistido los dirigentes indepes, es pura ficción superficial: España es una democracia y Yugoslavia, nos cuenta, no lo era. En cuanto al referéndum del 1-O, niega que se realizara, a diferencia del esloveno, “de acuerdo con estándares internacionales” y, como puntilla agrega que “el referéndum catalán no mostró un apoyo tan abrumador” (en Eslovenia votaron el 93,2% de la población y un 88,5% se pronunció por la independencia).

ALGUNAS CONCLUSIONES A LA VISTA DE LOS SÍNTOMAS

1. El cansancio se va apoderando de la sociedad catalana, especialmente de aquellos que no se sienten independentistas y de amplias franjas del independentismo que ya no ven claro el camino hacia ninguna parte del proyecto que han seguido hasta ahora. Es cierto, así mismo, que un sector creciente de la sociedad catalana empieza a sentirse airado por la obstinación de la gencat de enrocarse en los resultados de un referéndum atípico y que no demostró absolutamente nada. Este cansancio creciente va compitiendo también con el miedo al futuro evidenciado por la retirada de depósitos bancarios.

2. Los tiempos han beneficiado la estrategia de Rajoy: si el 3 de Octubre, Cataluña no era independiente de hecho, se veía claramente que el referéndum había servido para poco. Cada día que pasa, el 1-O queda más lejos, diluyéndose en el pasado. Esto es lo que los independentistas empiezan a percibir: su problema es ellos mismos se han situado al borde del acantilado con sus maximalismo y su programa de máximos… que resultaban inaceptables para el estado y para buena parte de la sociedad catalana. Reconocer que la independencia no es viable en este momento supone aceptar que se ha perdido más de una década.

3. Estos días se está poniendo de manifiesto lo que dijimos desde el primer momento en que estalló la crisis: esto no se arregla con un simple “diálogo” porque no hay gran cosa a negociar. La gencat parte de que Cataluña no es libre… el Estado, sostiene que la constitución garantiza la libertad de Cataluña. A decir verdad, nadie en su sano juicio cree que exista “opresión” en Cataluña y si fuéramos a hablar de eso, no estaría muy claro que la política lingüística de la gencat no fuera una de las pocas formas de “opresión” que se viven en este región.


4. Hasta hace unos días se podía pensar que la salida de una negociación eran las elecciones anticipadas en Cataluña, pero los independentistas, al calificarlas como “constituyentes”, no hacen más que prolongar su propia agonía: incluso aun cuando pudieran volver a formar gobierno (lo que no es del todo evidente), seguiríamos en donde estamos. A Rajoy esto le importa poco: sabe que las consecuencias perniciosas para la economía catalana no podrán ser ocultadas durante mucho tiempo, sabe también que el independentismo llegó hace años a su límite, más allá del cual no va (no puede) progresar por la naturaleza propia de la sociedad catalana (véase artículo sobre Los cuatro cuartos), sabe que el tiempo juega contra la gencat indepe y que, sola y aislada, intervenidas sus cuentas, el movimiento agonizará irremediablemente. Pero las posibilidades de extender la crisis más allá de lo tolerable para la UE, es lo que le está decidiendo a una aplicación atenuada del artículo 155: suspensión parcial de la autonomía especialmente en seguridad y economía. El tiempo hará el resto.  

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jueves, 19 de octubre de 2017

CRISIS GENCAT: MAMÍFEROS – MAMONES – MAMONCILLOS


Me decía ayer un amigo que, desde el punto de vista racional, ciertamente el proyecto independentista ha fracasado, pero –apuntaba- el nacionalismo no es racional. Tenía toda la razón y lo comparto. En un juego tan racional como el ajedrez, un jugador entrenado sabe cuando ha perdido la partida, con cuatro incluso diez jugadas de anticipación. Un nacionalista no. El nacionalismo es un producto de los estratos emotivos y sentimentales del ser humano, tiene mucho que ver con el subconsciente y con el instinto territorial de los mamíferos (y en torno a la gencat hay mucho “mamífero”, desde luego).

LA LUCHA ENTRE LO ESPONTÁNEO Y LO DIFÍCIL

El nacionalismo, todo nacionalismo, es una forma de primitivismo. Tenía razón José Antonio Primo de Rivera (cuya mera mención da pie a “matar al mensajero”) en su artículo escrito hará como ochenta y tantos años, La gaita y la lira. Una cosa es el apego a la tierra natal, al terruño (algo que José Antonio y el carlismo español, por cierto, no condenan, sino todo lo contrario), algo que define como “lo espontáneo” y otra muy distinta sentirse miembros de una comunidad mayor, más amplia, dotada de una “misión y un destino” (lo que José Antonio llama “lo difícil”). Así pues, la existencia es una lucha “entre lo espontáneo y lo difícil”.

Este planteamiento queda confirmado en el nacionalismo catalán: es espontáneo en la periferia catalana, en las zonas rurales, en la costa donde los pescadores salen a la mar, en “la muntanya”; es algo menos espontáneo, e insertado por la “inmersión lingüística”, las subvenciones de la gencat a “su” sociedad civil y difundida machaconamente por TV3% y demás medios del mismo jaez. Pero, el nacionalismo catalán carece de “lo difícil”: el proyecto independentista se agota en la propia independencia confirmando así el planteamiento joseantoniano.

EL AGOTAMIENTO DEL PATRIOTISMO ESPAÑOL

No cantemos victoria, porque eso mismo es lo que le ocurre al nacionalismo español, que oscila entre el “patriotismo futbolero” y el “patriotismo constitucional”, como límites inferior y superior. Este es otra forma de nacionalismo “espontáneo”. El nacionalismo catalán tiene mitos históricos. El nacionalismo español tiene un pasado… e incluso unos doctrinarios de altura: pero con la generación del 98, el patriotismo español se detuvo su teorización. Si hasta ese momento, “lo difícil”, esto es, la atribución de una “misión y un destino” a la nación, era posible, a partir de los años 50, y no digamos de los 60, este principio se fue diluyendo.

Este fue el problema: que entre 1931 y 1970, el “patriotismo español” vio como la hierba quedaba segada bajo sus pies. La escuela maurrasiana (a la que pertenecía Ramiro de Maeztu, el principal teórico del patriotismo español en esos años) sostenía que la nación se basa en dos instituciones, el catolicismo y la monarquía. Ambas columnas eran las que “habían hecho Francia” y Maeztu demostró que también habían tenido arte y parte en la formación de las Españas. Pero el ideal monárquico se fue diluyendo en los 60 (incluso el carlismo que hasta entonces era un movimiento de masas combativas en algunas zonas, empezó a disgregarse y el viejo alfonsinismo nunca emergió de nuevo durante el franquismo salvo en los círculos de poder, no en las calles) y el Vaticano II apuntilló a la Iglesia Católica.

Por eso se entiende que cuando muere Franco en 1975, la justificante del patriotismo español ya no podía ser ni la defensa de la Iglesia, ni la monarquía… ¡sino la defensa del franquismo! Y eso explica que hoy, para muchos, no solamente en Cataluña, sino en el resto de España, patriotismo = franquismo, sea una ecuación real.

El franquismo era quien, a fin de cuentas,  quien había garantizado la unidad nacional en los últimos 40 años y había dado “misión y destino” al país: ¿misión? Alcanzar una sociedad desarrollada. ¿Destino? La monarquía. ¿Problema? Que una vez se alcanzó la “sociedad desarrollada”, las fuerzas económicas que se habían generado tomaron la iniciativa, y precisaban la integración en la Comunidad Económica Europea… para lo que era preciso una forma política democrática.

A partir de aquí, el patriotismo español quedó paralizado. Salvo los intentos de Calvo Serer (España sin problema) y Laín Entralgo (España como problema), hoy muy lejanos ya, después de Maeztu y de la generación del 98, el patriotismo español no se reformuló. Hoy siguen sin aparecer nuevos doctrinarios que se formulen la pregunta de ¿cuál va a ser el destino de España en el futuro? Acaso porque se trataba de una pregunta retórica que carece de respuesta. Así pues, dado que las respuestas aportadas por el franquismo, ya no eran válidas, ni realistas, aparecieron respuestas pedestres: ¿Qué cual va a ser el futuro? Que “la roja” gane todos los partidos o… que la Constitución garantice nuestra “unidad”.

EL PROBLEMA DE LA “DIMENSIÓN NACIONAL”

Lo cierto es que la “dimensión nacional” es un concepto que no hay que perder de vista. Hoy los “Estados Nación” ya no responden a las realidades de nuestro tiempo. El hecho de que el presupuesto del CERN o del Airbus, sean superiores al presupuesto de cualquier nación de tamaño medio, es significativo. Para afrontar los retos de la modernidad ya no se puede recurrir al Estado Nación tal como lo hemos conocido hasta 1945. Hace falta alguna estructura más amplia. Y este sería el núcleo del debate: ¿alguna forma de Europa? ¿eurasia? ¿euroamérica? (como piensa quien esto escribe). Pero lo que está claro es que “lo espontáneo”, el pequeño nacionalismo de barretina, faixa, espardenyes y falç, eso vale para el folklore, para las festas majors, con sus castellers, sus grallers, sus gegants y sus sardanas… y para poco más.

La “crisis gencat” nos ha aproximado al drama de nuestro tiempo: la lucha entre la irracionalidad absoluta del independentismo (que no dispone de un solo argumento sostenible desde el punto de vista racional e incluso desde una perspectiva mínimamente razonable) y la irracionalidad relativa del “patriotismo constitucional” que se obstina el querer considerar como vigente algo que desde hace mucho tiempo está superado por la historia. Y lo mismo ocurre con abordar el problema desde posiciones “franquistas”: ni existe una Iglesia Católica de la que España pueda ser “escudo y defensa”, ni que pueda “guiar los pasos de la Nación”, ni el “desarrollismo” puede ser considerado como objetivo realista en una economía globalizada.
Por lo demás, ya lo hemos dicho en muchas ocasiones: el “patriotismo constitucional” es poco, el “independentismo” es nada. ¿Y eso por qué? Simplemente, porque la historia no da marcha atrás: los condados medievales, se agruparon en “regiones”, las “regiones” en “Estados-Nación”, ¿por qué? Simplemente, porque en cada época, las necesidades son cubiertas por una u otra dimensión. En la actualidad, la “dimensión del Estado-Nación” es pequeña, no digamos lo que supondría una “micronación”: mera calderilla.

EL TRIPLE ROSTRO DEL INDEPENDENTISMO

El independentismo, tal como se presenta en la actual crisis tiene un triple rostro:

- por una parte, el rostro de “lo expontáneo”, gente que se siente arraigada en su tierra y cuya visión no llega más allá del terruño. Es comprensible e incluso aceptable. Hay mucha gente así en la Cataluña interior, la muntanya y las zonas de pescadores.

- por otra parte, el rostro de “lo interesado”, compuesto por funcionarios de la gencat, pequeños empresarios, tejido social amamantado por las ubres de la gencat y que quiere más autonomía (especialmente económica) para poder “pillar” de lleno, tal como ha demostrado la historia de la gencat desde 1932 hasta nuestros días.

- finalmente, el rostro de “lo irracional”, formado por una mezcla de alucinados, futboleros del Barça, productos de la inmersión lingüística que no se sienten competitivos más allá de las cuatro paredes de la nacioncilla construida por la gencat, no entienden los cambios de la modernidad y reaccionan como corresponde a su situación psicológica y sociológica: agresivamente.

El primer grupo es el único al que puede reconocerse sinceridad: en ellos se manifiesta el “instinto territorial” de los mamíferos superior. Son los “mamíferos” (que podemos llamar también “auténticos”, porque creen y viven su identidad con el terruño).

En los segundos, ese instinto ha pasado a ser el de los “mamones” (los que maman de la teta de la gencat).

Los terceros son meras víctimas del adoctrinamiento, la crisis económica y los cambios de la modernidad (los podríamos calificar de “mamoncillos”). Viven en ciudades y pueblos de tamaño medio, mezcla de hooligans futboleros, clientes de club de cannabis, inadaptados poco competitivos que no han logrado insertarse en el primer tercio de la “sociedad de los tres tercios” y prefieren no ver el futuro, sino generar “ruido” en el presente.

Los tres son estados psicológicos: el de los “auténticos”, el de los “vividores”, el de los “intoxicados”, respectivamente. Los “vividores” han dirigido la gencat hasta ahora. Son los que han manipulado sus recursos económicos y educativos. Del adoctrinamiento generado por estos vividores, han emanado “los intoxicados" (y/o “mamoncillos”). En cuanto a los “maníferos”, nada más fácil que manipular los sentimientos de gentes sencillas. CiU es lo que ha hecho en los últimos 40 años, terreno en el que hoy compite con ERC.

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miércoles, 18 de octubre de 2017

Despertando del sueño convertido en pesadilla




La detención de los “2 jordis” no ha generado una situación de rebeldía generalizada en Cataluña. De hecho, las concentraciones de protesta en los ayuntamientos, han sido muy limitadas y en cuanto a la manifestación de la tarde, acudió gente de toda Cataluña. Las cifras iniciales que dieron los organizadores (200.000 asistentes) resultaron insostenibles, pero al mismo tiempo son significativas.  Quien escribe esto, puede constatar que, a partir de mediodía, en las estaciones de cercanías de Cataluña se produjo un movimiento inusual hacia el centro. ¿Conclusión? Los que estaban con las velas en la Diagonal eran los más sensibilizados por el independentismo: aquellos a los que les han dicho que “mamá está grave”, y todavía quieren creer que “puede recuperarse”, eludiendo reconocer lo que en las oficinas de la gencat ya se ha impuesto: que la intentona independentista ha fracasado. Los síntomas que se registraron ayer son significativos:

Primer síntoma: normalidad barcelonesa

Hace unas semanas resultaba increíble que se vieran banderas españolas en los balcones de Barcelona. Ahora se ven con cierta frecuencia. Pocas, ciertamente, pero ¿para qué alardear de la propia opinión política cuando la partida ya ha sido decidida? Ayer, significativamente, las caceroladas en toda Cataluña apenas fueron audibles: ¿motivo? Quienes las impulsaban estaban de retorno a sus casas después de la manifestación. Imposible están en misa y repicando (y nunca mejor dicho). Por lo demás, el día anterior: se estaba extendiendo el responder a las caceroladas con el “Que viva España” de Manolo Escobar. Sensación de hartazgo en la Ciudad Condal: incluso en grupos de amigos, los independentistas, empiezan a ser considerados como una minoría intransigente que no permite manifestarse a los demás. En Barcelona el número de banderas indepes va descendiendo. Las detenciones de “los 2 jordis”, no han generado un impacto especial… salvo en los “mohicanos” indepes que cada vez tienen más razones para confirmar su victimismo.

Segundo síntoma: el vídeo Catalunya Help

Ayer, un cuarto de millón de personas en todo el mundo había visto el vídeo Catalunya Help! colocado por Omnium Cultural. En términos talgueros (con los que “los 2 jordis” se familiarizarán pronto) el vídeo supone “currarse la página de la pena”. Excesivamente sobreactuado, el vídeo tiene un problema: para quien conoce la situación catalana, el vídeo genera carcajadas… y son muchos millones de turistas los que han estado en Cataluña y han constatado en los últimos años que no hay absolutamente ningún motivo para  el “quejío”, al menos no más de los que puede haber en Cádiz o en Chinchilla. Y lo que es peor: el vídeo era la copia de un vídeo anterior elaborado por la CIA cuando detonaron los sucesos en Ucrania. Se sabe lo que ocurrió en aquella ocasión: Ucrania estaba en plena normalidad, los concentrados ocupaban solamente una calle de Minks. El resto del país y de la ciudad era normal. Gracias a vídeos como éste, la situación se precipitó… después de que una “mano desconocida” disparara contra los concentrados. Hoy todavía se duda quién efectuó los disparos.

Tercer síntoma: Datos económicos más que alarmantes

A la pregunta de por qué ha fracasado el proyecto soberanista, caben muchas respuestas, pero una de ellas (y de las más espectaculares) es “¡es por la economía, imbécil!”. Hoy se ha sabido que los dos bancos catalanes perdieron a raíz de la DUI la friolera de 9.000 millones de euros ¡sólo en la semana posterior al referéndum! Lo cual indicaba el grada de inquietud e inseguridad que la gencat había instalado en los ciudadanos medios y otra parte por ciudadanos del resto de España que no querían ser solidarios de bancos que “convivieran” con los independentistas.  Unos y otros tenían miedo a que se produjera un “corralito”. De todas formas el destrozo económico ya estaba servido: afectará a Cataluña en primer lugar, pero también a todo el Estado. Cataluña no ha obtenido confianza en los “mercados”. Pero lo peor del procés ha sido que España ha visto mermada también su confianza. Si tenemos en cuenta que hoy solamente quedan en Cataluña la Caja de Ingenieros y la Caixa Guissona, se percibirá la gravedad de la situación.

Tercer síntoma: ERC planteó a Puigdemont la convocatoria de elecciones

La noticia es de La Vanguardia. Verosímilmente se trata de una “fuga controlada” de información realizada por fuentes de ERC. Explica que ante la posibilidad de aplicación del artículo 155, ERC planteó a Puchi, la celebración de elecciones anticipadas. La noticia añade que ERC habría planteado la posibilidad de asistir a las elecciones con listas conjuntas… pero sólo si hay aplicación del 155. Es decir, que ERC, en condiciones normales ya es consciente de que ha realizado el sorpasso al PDcat y quiere que eso se refleje en los asientos del parlamento regional… a pesar de que eso supongo olvidarse por completo del 1-O (unas elecciones legales, borran los efectos de un referéndum ilegal). Hoy tendrá lugar la reunión del Consell Nacional de PDcat (los grandes perdedores de esta crisis y el partido en cuyo interior aparecen más tensiones y abandonos).

Cuarto síntoma: Puigdemont refuerza su escolta…

Estamos en permanente guerra de nervios, supuesto en el cual las operaciones psicológicas tienen mucho peso: lo que implica que no todo lo publicado por una o por otra parte, es cierto, sino más bien, que todas las informaciones hay que cogerlas con pinzas y analizar su verosimilitud.  Hoy, El Confidencial publica un artículo sobre el “grupo de élite” de los mozos de escuadra, su armamento, su preparación y el hecho de que están más próximos a Puigdemont para “protegerlo” ante una eventual detención…  En el último párrafo se indica ue “en los últimos años, los miembros del GEI han participado en maniobras conjuntas de formación con los GEO de la policía nacional”.  Informaciones anteriores ya habían aludido a un “grupo de élite” compuesto por 70 agentes de “probada fidelidad política”. Ejem. Josep Dencás era el jefe de los mozos de escuadra en 1934: de probada fidelidad política, más radical que el propio Companys. A la hora de la verdad, los mozos se quedaron en los cuarteles. Sólo unos meses antes, 15.000 “Escamots” uniformados habían desfilado ante Maciá y Companys en Montjuich. No hay nada nuevo bajo el sol. La realidad de los mozos en estos momentos es la siguiente: de regreso del tirón de orejas por parte de la Audiencia Nacional, “el mozo y la moza”, imputados, han iniciado una investigación interior para saber qué mozos incumplieron la orden de impedir el 1-O… ¿Para premiarlos? No, desde luego: para pasar la imputación a mandos inferiores de los mozos y salvar la piel. El “mozo y la moza” no quieren estar en la celda próxima a “los 2 jordis”.

Quinto síntoma: La Vanguardia evita aludir a asistentes a la protesta por las detenciones

Titular de La Vanguardia en alusión a la manifestación de ayer de protesta por la detención de “los 2 jordis”: “La Diagonal cortada para limpiar la cera de las velas de la manifestación en apoyo a los Jordis”… Para quien conoce el periodista y cómo se elaboran los titulares, está claro que el de La Vanguardia se trata de derivar la manifestación de ayer hacia lo anecdótico (la cera vertida en la Diagonal que podría hacer resbalar a vehículos y viandantes). No es un titular ingenuo: es lo que evita poner la cifra de 200.000 manifestantes (reales o  supuestos) y la excusa para un artículo que resultará  decepcionante para los que acudieron ayer a ese acto, dando relieve incluso a los twits hostiles a la manifestación…

Sexto síntoma: El Ara empieza a cambiar de perspectiva

El diario Ara, uno de esos medios ruinosos que sobreviven a cuenta de la teta de la gencat (declara una tirada de 140.000… pero sus ventas reales no pasan de 8.000) ha cambiado el tono de sus titulares. El de hoy, por ejemplo es significativo: Rajoy declara “Comprenderán que el gobierno español está obligado a actuar tal como manda la Constitución” . Hemos traducido, obviamente, pero también hay que realizar otra traducción porque, el diario, que hasta este momento había dado cancha a la CUP, ahora coloca la primera información sobre esta organización en las profundidades de la web: “La CUP asegura que la República se proclamará en los próximos días”… Lo que casi es una defensa de Rajoy (el presidente se ve obligado a actuar por lo que dice la constitución sin que él, personalmente, sea beligerante “contra Cataluña”), contrasta con el lugar que ocupan en la información los que hasta ahora habían sido más decididos promotores de la independencia.

Algunas conclusiones de todos estos síntomas:

1. Del “Mamá está enferma”, hemos pasado al “mamá está grave”.- Los portavoz oficiales del independentismo, a medida que pasan los días están más arrinconados. El problema para ellos, ahora, no es cómo obtener la independencia, sino cómo salir del embrollo lo más indemnes posibles.

2. Lo que está ocurriendo en el interior de los mozos indica la descomposición del proceso.- Si con una circunstancia remota, la Audiencia Nacional ordenase la detenciónde Puigdemont, no creo que a estas alturas, los GEOS debieran intervenir: bastaría una llamada al “mozo o a la moza” imputados para que ellos mismos dieran la orden de “fotra a la garjola” a su presidente.

3. La sociedad catalana está cada vez más partida en cuatro (ver artículo sobre La Cataluña de los cuatro cuartos). La situación está obligando a ERC a reconocer la realidad de la situación y a evitar los discursos maximalistas y altisonantes de hace diez días. En el interior de la CUP estallarán las tensiones entre “suicidas” y “eutanásicos”: es decir, entre quienes quieren ir hacia adelante “en la calle” y quienes terminan dando la partida por partida… lo que supondrá el fin de la organización hecha para el radicalismo y que, moderada, no puede competir con ERC. En cuanto a lo que sobreviva del PDcat bastante van a tener con años de recriminaciones internas de unos contra otros. ¿El asocianismo indepe? Se extinguirá en cuanto se agoten los fondos inyectados por la gencat estos años.

4. La batalla de la información la ha ganado el Estado, ahora queda la batalla para salir del embrollo.- El “problema catalán” no se ha “internacionalizado”. “Currarse la página de la pena” no ha progresado en Europa. Los diarios catalanes han cambiado el tono. Cada día que pasa es más visible cómo rebajan el listón reivindicativo y el hecho, sorprendente, de que ninguno a estas alturas se atreva a contemplar los resultados del 1-O como “significativos” o indicativos de algo. Lo que están realizando esos medios es tratar de desandar lo andado, consciente de que hay 200.000 personas (como máximo) “beligerantes” y que todavía no se han enterado de que “el mambo ha concluido” (utilizando la expresión de la CUP el 1-O).

5. El dontancredismo de Rajoy está venciendo al hiperactivismo indepe.-  Rajoy ha tardado en reaccionar y lo ha hecho tratando de no aumentar el victimismo de la gencat. Se ha limitado a decir algo que se entiende en todo el mundo: “cumplan la legalidad institucional”. Claro está que de no haber existido una respuesta cívica en Cataluña a favor del unitarismo, o una mayoría social independentista, esta posición no hubiera podido mantenerse. Pero los informes de inteligencia le indicaban que el independentismo carecía de fuerza social suficiente para declarar la independencia. Así pues, se trataba de cómo inhabilitar el proceso sin que la gencat pudiera “currarse la página de la pena”… Si ayer en el parlamento el PP no apoyó a Cs en su pretensión de que termine el adoctrinamiento en las aulas, se debió a que no es el momento de aumentar tensiones con los nacionalistas, sino de aplacarlos, conseguir que se desmovilicen primero y que se deshinchen después.

Conclusión final:

Llegamos tres días analizando los síntomas que están apareciendo en la sociedad catalana y, todo induce a pensar que son inequívocos: la operación independentista, diseñada primorosamente desde hace 40 años por el entorno de Pujol, en el momento en que se ha puesto en práctica, ha constituido un estrepitoso fracaso y, a la postre, un daño para Cataluña, la exteriorización de una fractura en la sociedad catalana que tardará años en soldarse y que inevitablemente dejará vencedores y vencidos. A los vencidos les quedará la satisfacción masoquista de ser más “víctimas” que antes del proceso. Y no está claro que los vencedores puedan explotar políticamente su victoria. El peor final de esta crisis sería que se diera la posibilidad de que se repitiera cíclicamente. Y para resolverla de una vez para siempre hay que establecer nuevas reglas del juego.


martes, 17 de octubre de 2017

La Cataluña de los cuatro cuartos…




Cataluña se está devaluando. Desde el 15 de septiembre, la media de descenso del precio de la vivienda ha sido de un 5–7% (el mes que viene conoceremos el hundimiento del precio de las oficinas). Hoy ya está claro que la realidad económica se está imponiendo, incluso en las consellerías de la gencat controladas por ERC (las económicas) y que las cosas ya no se ven tan claras como hace un mes, cuando todo era vino y rosas en los mítines para preparar el 1–O. De todas formas, cuando hablamos de “cuatro cuartos”, no nos referimos a cómo va a quedar la economía catalana de aquí a un par de meses (desde 2012 el “bono catalán” está considerado como “bono-basura” por las, no precisamente comprensivas entidades de calificación), sino a la estructura sociológico–política de Cataluña, que explica, por sí misma, porqué el proceso indepe es pura ficción.

¿Por qué hablan en nombre del “pueblo catalán” cuando son ¼ de ese “pueblo”?

Empieza a aumentar el hartazgo en Cataluña, especialmente, en la ciudad de Barcelona. Hartazgo y nerviosismo ante un “procés” que se ha convertido en una “historia interminable” como lamentable. Interminable e interminablemente aburrida. Los promotores del “procés” hablan de “Cataluña” como si la representaran ellos y nadie más que ellos. Hoy, en el curso de una entrevista radiofónica, Junqueras a la pregunta de si el Puigdemont ha declarado la independencia, ha respondido que la independencia la ha declarado… “el pueblo de Cataluña” y después de insistir en tres ocasiones el locutor al quedar la pregunta en el aire, ha añadido que el “parlament es… el pueblo de Cataluña”. Así que usted tiene mayoría de 1 diputado y ya está autorizado a hablar en nombre de toda Cataluña… Le valdría más al ventripotente Junqueras empezar a pensar en concursar en masterchef que seguir mostrando ese nivel político tan pedestre que caracteriza al independentismo.

Pero la realidad social es otra completamente diferente. Ya no basta con decir que en Cataluña (como, por lo demás, en el resto de España) se ha impuesto la sociedad de los “tres tercios” (en la que un tercio que vive bien y cotiza a Hacienda para mantener a los otros dos, un segundo tercio que vive instalado en la precariedad y a salto de mata y un tercer tercio próximo al umbral de la pobreza y mantenido por el Estado). Esta realidad, que existe si tenemos en cuenta el PIB, hace de Cataluña una entidad exactamente igual a cualquier otro territorio del Estado Español y de buena parte de Europa. Pero es rigurosamente cierto que existe un “factor diferencial catalán” y que no es el que los indepes creen.

Como se sabe, el nacionalismo insiste mucho en el tema del “factor diferencial”. En Cataluña el nacionalismo no pudo apoyarse en el RH, como el vasco, y tiene dificultades en apoyarse en la historia o en las tradiciones (en su inmensa mayoría datadas en la segunda mitad del XIX o incluso generadas después de 1978). Incluso desde el punto de vista de la lengua, el catalán existe unanimidad en reconocer que se trata de una lengua “hispano–romance”, ni siquiera “franco–romance” como pretendía el primer nacionalista decimonónico o como dijo el vizconde de Güell al inaugurar los Juegos Florales de 1901, una lengua más antigua que el latín y que estaría emparentada con el rético, dialecto que se habla en Suiza  en los Alpes Réticos… dato que citamos para demostrar que el nivelazo de las bases doctrinales del nacionalismo. En Cataluña hoy no existe ningún factor diferencial “profundo”, como no sea la existencia de un nacionalismo que, por sí mismo, lo genera. Lo que existe es un factor diferencial sociológico–político.

Cataluña: la sociedad de los cuatro cuartos

Los nacionalistas pueden hablar en nombre de sí mismos, no de Cataluña, ni siquiera de una mayoría social que no tienen. Porque el “gran logro” de 40 años de Generalitat ha sido fracturar a la sociedad catalana en cuatro fragmentos y gobernar solamente para dos de ellos. Hay que decir que una cosa son las simetrías parlamentarias y la distribución de los escaños en el parlamento regional y otra muy diferente la realidad social. Se equivoca quien cree que “sociología” y “política” son paralelas. Una cosa son los votantes que acuden a las elecciones, el resultado de cuyo voto, además, esta falseado por la Ley d’Hont, que penaliza a las opciones menores, y otra, muy distinta, la realidad social.

Lo que los independentistas no pueden negar es que, Cataluña está fraccionada en cuatro sectores:

– los independentistas (damos por extinto el catalanismo moderado) fraccionado, a su vez, en cuatro tendencias, entre funcionarios de la gencat (exCiU), borrokas (CUP), núcleos de la Cataluña profunda (ERC), asociacionismo amamantado por la gencat (OC, ANC, etc, etc) que se llevan bien (a veces) y disputan cuando despiertan de sus autoengaños.

– el de los unitaristas (de los que rufián Rufián ha dicho que “ni son mayoría, ni son catalana, ni son silenciosa”… a pesar de que el 95% de los que se manifestaron en las calles de Barcelona, en número similar a los independentistas eran nacidos en Cataluña),

– el de los que no saben / no contestan (los que todo les trae al fresco o simplemente que están desinteresados por la política, decepcionados, hostiles o apáticos) y

– los inmigrantes (que a pesar de haber sido untados y mediatizados desde hace quince años por la gencat, siguen estando ausentes y dedicados a lo suyo: o haciendo cola en las oficinas de la gencat para pillar algún nuevo subsidio, o bien ganándose la vida como pueden).

Lo más terrible es que cada uno de estos sectores, más o menos, representan al 25% de la sociedad… ¡lo que no quiere decir que cada uno esté representado por el 25% de los diputados en el parlament regional!

La póliza de garantía de la "unidad nacional"

Y esta distinción es importante, porque lo que está planteando la gencat indepe no es un programa económico o la construcción de infraestructuras, o discusiones sobre fiscalidad que son, a fin de cuentas, problemas políticos que pueden ser debatidos por los parlamentarios (a fin de cuentas un parlamento es eso: “lugar donde se habla”, creer que es “el templo de la soberanía popular” es casi una superstición animista, el parlamento es lo que es y no es más). Lo que la gencat indepe está planteando es la secesión que es algo de mucha mayor trascendencia y que resulta inviable si no se dispone de mayoría social

Por esto –y por la falta de apoyo internacional, y por la legislación constitucional, y por la torpeza de los promotores…– la secesión es imposible: porque el proyecto independentista (que acaba en la independencia… y que pide a toda la población Catalana es un doble salto mortal al vacío y sin red) no cuenta con suficiente FUERZA SOCIAL detrás. El problema de poner banderas en los balcones, realizar caceroladas, es… que es evidente que son más los balcones en donde no hay ninguna bandera y que empiezan a estar hartos los no nacionalistas de tener que aguantar cada noche a unos pocos vecinos, simplemente, dando polculo de 22:00 a 22:05… Al intentar mostrar su “fuerza social” con esa exhibición, el independentismo ha delatado su fuerza real. Ahora, ni siquiera ellos, están seguros de lo que tienen detrás. Pero lo que está demasiado claro es que no tienen FUERZA SOCIAL, ni han tenido nunca, ni pueden llegar a tener, para desencadenar un proceso rupturista.

Claro está que el sentido común (el “seny”) suele quedar relegado a segundo plano por la “rauxa” nacionalista. ¿Y entonces qué ocurre? Ocurre que algunos (los pringados, no nos engañemos, no los capitanes araña atrincheras en cargos oficiales), van a terminar en la cárcel y van a sufrir mermas patrimoniales. ¿Había otra salida? Si el Estado no puede ejercer una aplicación brusca del artículo 155 y suspender la constitución no es sólo por debilidad de Rajoy, sino ¡porque los unitaristas tampoco tienen fuerza social, ni apoyos suficientes para hacerlo! Esa es la triste realidad

Así pues, lo que la situación pide es un compromiso entre las partes: la legalidad, no está del lado de la gencat indepe, institución que ha intentado generar una legalidad diferente… que ha sido contestada por el tribunal constitucional. La “nueva legalidad” solamente podría haber salido de una mayoría social sancionada que el Estado Español se viera obligada a reconocer por la fuerza de los hechos y ante la presión internacional a favor de la independencia…

Pero ese escenario no es el que ha ocurrido, sino justo el opuesto: internacionalmente la gancat indepe ha estado siempre sola, rematada y dramáticamente sola y, el problema es que, especialmente ERC ha mentido (o se ha autoengañado) sobre las simpatías que su causa suscitaba en el exterior. Y ya hemos visto que, a medida que pasan los días, el independentismo se va fracturando, se sitúa a la defensiva, pierde coherencia, y lo que es peor para ellos: pierde el control de los recursos económicos de la gencat. Y ese es el problema de fondo.

Porque si el independentismo, de ser menos de ¼ parte de la sociedad catalana en 2010 (como demostraron aquellos primeros referendos por ayuntamientos), ha ganado unos puntos, ha sido por tres razones:

– por los resultados del adoctrinamiento realizado mediante la inmersión lingüística en los últimos 19 años.

– por la crisis económica iniciada en 2008 a la que la gencat indepe ha dado una respuesta simplista: “España nos roba”.

– por los fondos, prácticamente ilimitados inyectados, por Artur Mas y luego por Puigdemont en los circuitos independentistas.

La imposibilidad de seguir inyectando fondos en el proyecto (a causa de la intervención de cuentas de la gencat por parte del Estado), así como el cansancio por la falta de viabilidad del mismo, hará que poco a poco se vaya redimensionando. Ahora falta que el pacto PP–PSOE–Cs para la reforma de la constitución, reconozca el fracaso del Estado de las Autonomías y tienda a evitar que crisis como esta aparezcan una y otra vez: esto no va a ser –no puede ser- un “café para todos” soberanista. Solamente la izquierda marciana de Podemos y las Mareas pueden pensar que cada dos por tres se puede montar un referendo aquí o allí para  ver quién se va o no se va. No es que Rajoy o Sánchez tengan carácter, fuerza y méritos para ir en dirección a un fortalecimiento del Estado, ¡es que la UE se lo está exigiendo!: no más riesgos de centrifugación de un Estado miembro de la UE que podría acarrear procesos similares en el núcleo duro franco–alemán… Por eso, desde 2009, cuando empezó esta fiesta soberanista siempre hemos dicho que la “póliza de garantía de la unidad del Estado” la ofrece la pertenencia a la UE.