EN LA MUERTE DE FIDEL CASTRO. SIEMPRE CON CUBA. Fidel
Castro ha muerto. Abomino de las reacciones en redes sociales de cuando muere
alguien relevante: "Un hijo de puta menos", "otro cabronazo de
mierda que revienta", o bien de los elogios exaltados: "Hasta la
victoria siempre, comandante", o aquel otro, reiterativo de "Tu nos
marcaste el camino por el que circular". Hoy se repetirán a la muerte de
Fidel Castro. Lo primero de todo: respeto a los muertos. Nos marcan un único
camino, Fidel Castro, Rita Barberá o el vecino del quinto que reventó de
sobredosis de fast-food: la muerte es el camino por el que circula lo humano.
El muerto no puede defenderse, así que no es el mejor momento para ser un
"abusón".
Respeto, pues, por los muertos. Simplemente. Luego está el
análisis de su obra. En lo relativo a Fidel Castro hay que reconocerle un
mérito: la vida lo situó frente a los EEUU y aguantó un cerco económico durante
más de medio siglo. No es poco. Su pueblo, especialmente, sufrió por esa
actitud, pero también alcanzó algo que perderá justo cuando se disuelvan los
restos de socialismo que pueden quedar en la isla: hay muchos logros que antes
no había, especialmente en sanidad y educación. La dictadura fue inmisericorde
y los fusilamientos en los primeros años, constantes. Nunca dejó de haber
represión: para unos era el resultado normal en un régimen comunista, para
otros la reacción de defensa de un régimen que siempre estuvo amenazado por los
EEUU.
CUBA ES ANTE TODO LA MUESTRA DE UNA NECESIDAD: LA DE CONSTRUIR UN BLOQUE
IBEROAMERICANO que dé entidad y fuerza a naciones que, de otra manera, pequeñas
y enfrentadas unas con otras o separadas por altos muros, son presa fácil de
multinacionales, consorcios financieros y amenazas armadas. Nada de lo que ha
ocurrido en Cuba en los últimos 60 años, hubiera ocurrido si la isla, desde el
primer momento en que fue derrocado Batista hubiera tenido el apoyo de un
bloque iberoamericano. Seguramente, ni siquiera Castro (que empezó siendo un
nacionalista e incluso diría, sino se me fuera a entender mal, un nacionalista
revolucionario) hubiera derivado hacia el comunismo, ni los EEUU hubieran
decretado el cerco a la isla para evitar la llegada de misiles soviéticos, ni
las jineteras hubieran formado parte del paisaje de la isla. ¿Qué queréis que
os diga? Amo a Cuba y al Caribe, mis bisabuelos indianos andaron por aquellas
tierras. Nunca he podido "condenar a Cuba", ni siquiera con Castro al
frente. Y tengo a las habaneras como la música más dulce que duerme niños,
induce a los recuerdos y canta a la vida. Esta, por ejemplo, no está mal.