INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

lunes, 23 de mayo de 2016

AUSTRIA: EL ESTADO NO SE HUNDE, SE REFUERZA



Por primera vez en la historia de la Europa posterior a 1945, un Estado no ha elegido entre candidatos procedentes de los “partidos tradicionales” (los que llegaron en 1945 con los vencedores), sino entre partidos de nuevo cuño: un candidato de la “derecha radical identitaria” (Norbert Hofner) contra un candidato procedente del “ecologismo progresista” (Alexander Van der Bellen). La victoria –a falta del recuento de los votos por correo que está resultando de infarto- ha sonreído a Hofner. Con esta victoria electoral el FPÖ culmina un ascenso al poder que le ha permitido ir adquiriendo una experiencia de gobierno, en ayuntamientos y regiones.

Ya en 1999, Susane Riess-Passer, miembro del FPÖ se convirtió en vicecanciller después de que el partido obtuviera el 27% de los votos, cuando estaba dirigido todavía por Georg Haider. Éste, después de encabezar una escisión, pero siguiendo siendo la fuerza hegemónica en Carintia, murió en un oscuro accidente de tráfico en 2008. Desde entonces, el FPÖ ha seguido creciendo y configurándose como una alternativa de “derecha radical identitaria” en Europa Central.


Vale la pena no engañarse sobre lo que estaba en juego en Austria y por qué se han polarizado las posiciones: de un lado el candidato ecologista-progresista que se presentaba como el futuro canciller de “todos los que viven en Austria” y que aspiraba a participar en la construcción de “los Estados Unidos de Europa”. De otro el candidato de la derecha radical identitaria que enarbolaba “Austria y los austríacos lo primero”, simplificación de su posición anti-inmigración, y euroescéptica. ¿Sería posible una “tercera opción”? El electorado austríaco ha identificado a las opciones “centristas” con las viejas formaciones de centro-derecha y de centro-izquierda, desgastadas por la crisis económica y por una multiculturalidad que, si bien satisface a algunos, es rechazada por otros muchos.

De todas formas sólo un ignorante puede considerar al FPÖ como un partido “extremista, xenófobo o racista”. Ni es el carácter austríaco, ni está en los genes del partido. Y este es el problema que afrontan las opciones implantadas en 1945 en toda Europa: si en un país como Austria no ocurre una hecatombe al no ser gobernada ni por el centro-derecha ni por el centro-izquierda habituales, es que eso mismo tampoco ocurrirá en Francia. La diferencia estriba en que Austria no es miembro de la OTAN y Francia sí. Por otro lado, el Front National ha cultivado sus buenas relaciones con medios políticos rusos (lo que, por otra parte, también ha hecho el FPÖ más discretamente). Si bien, Austria es un país que tiene poco peso en el conjunto de Europa, Francia, en cambio, tiene un peso decisivo. Y si bien la subida al poder de un partido de la “derecha radical identitaria” en Austria puede ser un ejemplo de normalidad política para otros países europeos, la subida al poder del Front National implicaría un terremoto en Europa: Francia es, no solamente clave en la defensa europea (y, por tanto, en la OTAN), sino que también es una de las “locomotoras europeas” (la UE, de hecho, no es más que el producto de la alianza franco-germana en los 50).

Se avecinan tiempos de cambio en Europa. Y España no podrá inhibirse de tales cambios. Vale la pena que vayamos considerando esta posibilidad.