UN APARTE SOBRE VOX, ALVISE,
IZQUIERDA ESPAÑOLA, SEPARATAS…
Lo de menos para Vox es haber ganado dos escaños y 300.000 votos
(con una participación 10 puntos menor que en 2019). Lo más importante para esta formación es que el partido
está consolidado y, además, no se reduce a un solo rostro (Abascal): con
el protagonismo de Jordi Buxadé en esta campaña se ha demostrado que dispone
de otros cuadros políticos sensibles a los problemas del electorado, capaces de
expresarse con claridad y poder medirse con los representantes de los grandes
partidos y, sobre todo, ha mostrado capacidad de resistencia. Está
definitivamente consolidado: no es un fenómeno pasajero cuyo futuro depende
de la persistencia del problema a raíz del que nació (caso de Ciudadanos en
relación al independentismo catalán), ni es una moda transitoria (como ayer lo
fue Podemos y hoy es Alvise). Es una formación consolidada, con tendencias, pero
que tiene un programa claro que no deja lugar a equívocos. Y, en este
sentido, vale la pena recordar que durante décadas muchos se lamentaban de que
en España no existía un MSI, o un Front National y demás… pero cuando éste ha aparecido, muchos no lo reconocen... Hoy Vox es el partido de la “derecha
nacional europea” en España. Discutirlo, equivaldría a negar la ley de la
gravedad.
No es la primera ocasión que decimos que la hora de Vox no ha
sonado todavía. Desde un punto de vista estratégico, en estas últimas elecciones
Vox se ha encontrado en lo que militarmente puede llamarse una situación de “defensiva
estratégica”. El PP quería borrarlo del mapa. Para la izquierda, no es más
que la punta de lanza de la “fachosfera”. Ha vivido una situación muy parecida
a la de la AfD alemana: “todos contra el fascismo” (y, en el “todos”, la
derecha democristiana y pepera, antes que nadie). Ha sobrevivido y demostrado
que dispone de un “suelo electoral” estable. Pero su futuro depende del PP.
Nos explicamos.
Si el PP llega algún día al poder, decepcionará como ayer ha
decepcionado a miles de electores que votaron por él tras saberse que apoyaría
a la von der Leyen junto con el PSOE. El PP es una máquina de generar
decepciones. Siempre lo ha sido. Su ventaja hasta no hace mucho era -como
hemos recordado- que “no tenía enemigos a la derecha”. Votar útil suponía, votar
al PP. Pero en el momento en el que el PP llegue al poder -si llega- su
programa no dejará de ser un conjunto de normas para administrar mejor el
dinero público. Poco más. Tímido hasta lo timorato, moderado, centrista, “dialogante”,
cuidadoso con no ofender sensibilidades muy susceptibles ni pieles muy finas, como se demostró en Extremadura
en las pasadas elecciones autonómicas, sus políticas oscilan entre un liberalismo
económico conservador y un ecléctico progresismo centirsta. Piénsese cómo
puede gobernarse desde esas posiciones…
Además, la herencia que deje Sánchez estará envenenada: una
deuda impagable, unos intereses que se comen lo esencial de los ingresos del
Estado, unido a amplias capas de la población, especialmente migrantes y “nuevos
españoles” subsidiados, sin ganas ni interés por trabajar, solamente por el cobro de la sopa boba mensual, con un deterioro del orden público y de los delitos más
graves que solamente puede combatirse con el “sistema Bukele” (esto es, sin consideraciones “humanitaristas”) y unas amenazas centrífugas
amamantadas durante décadas por el PSOE. Y Feijóo será "presidente", un tipo gris, con pocas
ideas propias, que aspiraba a ser “vacunador obligatorio” en Galicia, que ha negado
tres veces que sus diputados hayan votado habitualmente en Bruselas junto a los socialistas … Entonces, con Feijóo en el poder, será la hora de Vox. Y el partido debe de estar
preparado para ese momento, porque su crecimiento será rápido después de unos
meses de gobierno del PP. Es en ese momento cuando debe entrar en una
fase de “ofensiva estratégica”, sin compasión. Tanto si gobierna en coalición
como si le ha prestado apoyo exterior, como si se ha situado en la oposición.
Claro que también es posible que Feijóo nunca llegue a la
presidencia. Para eso hace falta algo más que el que los que
despreciativamente el gobierno llama “tabloides digitales” denuncien cada un
caso nuevo de corrupción socialista. Hace falta un programa y, sobre todo, una
voluntad, Feijóo no es un hombre de carácter, es una fotocopia reducida de
Rajoy, incapaz de enfrentarse directamente a un problema y favorable a dejarlo
pudrir y judicializarlo (como hizo Rajoy con el independentismo catalán, olvidando que, desde Lao-Tsé se sabe que "la juticia es como el timón, hacia donde se le da, gira"). Así que
también es probable que jamás gobierne.
Ante esta eventualidad, Vox debería de entrar en una fase estratégica de “equilibrio de fuerzas”: debería de proponer un “programa común” al PP para obligarlo a definirse:
- O con Von der Leyen y con los socialistas europeos contra los intereses de los agricultores o con los defensores de la identidad europea y de los valores que han construido a Europa.
- O con el despliegue de la flota en el Mediterráneo, “pateras cero”, y repatriaciones masivas de ilegales y de delincuentes, o mirando a otro lado ante la islamización de Europa.
- O contra la Agenda 2030 y contra todos y cada uno de sus tópicos deletéreos o a favor de la familia, la natalidad, el trabajo, y la identidad de España y de Europa.
- O reconocimiento de que se ha entrado en la “política de bloques” y hay que decidir entre si se está en el “bloque conservador” o en el “bloque progresista”, o con el mantenimiento de antiguos equilibrios “centristas”, propios de otro tiempo…
Desde el punto de vista militar esta fase de “equilibrio de
fuerzas”, implica tratar al PP como un “igual”, demostrarle que el futuro de
su propio partido ya no depende solamente de él mismo, sino de su política de
alianzas. El tiempo hará el resto: y el tiempo demostrará una vez que
cuando viajan sobre un asno el “cántaro de hierro” junto al “cántaro de barro”, siempre hay una que se rompe y otra que sobrevive…
¿Alvise? Flor de un día, como lo fueron Laporta, Ruiz Mateos o Gil
y Gil; tal como llegó, desaparecerá, eso sí, envuelto en procesos y más
procesos por difamación. Nada grave, en cualquier caso: le han votado
despistados salidos de Ciudadanos, milenials que no apartan la nariz de las
redes sociales y antisistemas de derechas
¿Izquierda Española y las esperanzas que había suscitado? Cero
diputados, un discurso que interesa a pocos, que atrae a menos y que carece del
aliciente que tiene en Alemania una opción como BSW: hoy, el gran problema no
es el independentismo, ni la centrifugación del Estado, sino la pérdida de
identidad y la brutalización de la sociedad española operada por los flujos
descontrolados de inmigración africana. Mientras esa Izquierda Española se
centre en la temática antiindepe y en los valores de la izquierda decimonónica, será una vía muerta y un cementerio de buenas
intenciones. ¿Los indepes? En Cataluña, toque de atención para Puigdemont: ha perdido
un diputado; su posición queda muy debilitada y le aleja de poder regresar como
“president”…
UNA CONCLUSIÓN:
LLEGAR HASTA EL FINAL DE LA RUTA EUROESCÉPTICA
La derecha “nacional”, la derecha “identitaria”, la derecha “populista”,
ha subido en casi toda Europa, especialmente en “la Europa que cuenta” (el eje
franco-alemán), está en el poder en Italia, Austría, Hungría y Holanda, pero no gobernará, ni siquiera influirá en la UE. La ruta de la UE será la
propia de un autista: más de lo mismo que hemos vivido en los últimos veinte
años, de crisis en crisis, hasta el descalabro final. Erre que erre. Sin cambios. Gracias a la “santa alianza” centro-derecha +
centro-izquierda, partido popular europeo + grupos socialistas.
El drama es que Europa, la Vieja Europa, ya no puede aguantar
cinco años más así. Hay “despertares nacionales”, pero no con la suficiente
contundencia como para la brutalización, la alteración del sustrato étnico de Europa, el desmantelamiento de la agricultura y la pérdida de identidad europea, se
superen. Cada día será peor. Y lo sufriremos en
nuestras carnes y en las de nuestros hijos y nietos. Ya resulta imposible
esperar cinco años más.
Todos estos partidos que han prosperado en las elecciones de ayer tienen un programa común: “no a la inmigración masiva” y esto es lo que han propuesto a la UE. El resultado ha sido bueno, pero no decisivo. Así pues, seguirá habiendo “inmigración masiva”. Eso implica que no hay futuro dentro de la UE.
Por tanto, hay que romper con la UE.
Hoy, la única alternativa que deja la situación política a los
partidos “populistas” es volver a ejercer el “euroescepticismo”. Ya no se trata
de “renegociar el acuerdo de adhesión con la UE”, sino que ROMPER LA UE. Y
eso solamente puede hacerse mediante la vía de referéndums. Nigel Farage, el impulsor
del Brexit, marcó el camino.
Ahora bien, el Brexit llegó tarde: no impidió lo que Farage
esperaba (que el Reino Unido fuera capaz de detener la inmigración masiva). El
mal ya había clavado sus raíces en las islas británicas que ya carecían de
fuerza, energía y convicción suficiente como para contener un fenómeno
vermicular demasiado extendido. Hoy, en varias grandes ciudades inglesas, los
nuevos alcaldes piden la introducción de la sharia en las legislaciones
municipales.
- Intuimos cuál debe ser el camino: ROMPER CON LA UE
- Somos consciente de que solo existe una vía: LA DEL REFERÉNDUM
- Estamos convencidos de que: EUROPA NO SOPORTARÁ OTROS CINCO AÑOS IDENTICOS A LOS 20 ANTERIORES.
- Así pues: SE TRATA DE REACCIONAR ANTES DE QUE SEA DEMASIADO TARDE.
Estas son mis conclusiones personales sobre lo que ocurrió ayer.
Mañana tocará volver a hablar de Begoño, de Puigdemont el de Waterloo, pasado
nos iremos de vacaciones. Cuando volvamos el país estará solamente un poco peor…
ELECCIONES EUROPEAS (1ª PARTE) - LINK
ELECCIONES EUROPEAS (2ª PARTE) - LINK