¿Quién iba a decir que los 5.000 indios seminolas supervivientes
con su concesión de casinos iban a provocar un efecto mariposa que puede
terminar con el pedrosanchismo, incluso con las siglas PSOE? Pues así es: sin duda, a los seminolas les
importa muy poco el destino de Sánchez. Pero su “gran casino europeo” ha
generado la convocatoria de elecciones anticipadas en la región catalana y
puesto en suspenso los presupuestos generales del Estado. Sánchez ya no puede
realizar más concesiones que los independentistas, de Junts y de ERC, le
exigiría en pleno período electoral catalán…
* * *
Con la reciente sombra de la marginalización del PSOE en Galicia,
con la amnistía recién aprobada (y su desgaste consiguiente) y con el estallido
nuclear de la “koldosfera” (también conocida como “Caso PSOE”), sin
conocer los resultados inciertos de las próximas elecciones vascas, y con el
previsible giro generalizado a la derecha en las próximas elecciones europeas, ahora,
justo en el peor momento para el gobierno socialista-independentista, aparece
un nuevo problema que trastoca absolutamente todos los planes del
pedrosanchismo: el anticipo de las elecciones catalanas para el mes de mayo.
Justo cuando el pedrosanchismo intentaba contratacar lanzando oleadas improvisadas
achacando corruptelas contra Díaz Ayuso, ese mismo día, ERC decreta el fin de
la legislatura catalana y la convocatoria de elecciones anticipadas en esa
región. Y Sánchez, nuevamente se queda con sus planes bloqueados: su futuro
quedará atado a los resultados en la región catalana. Vale la pena pasar
revista a todo esto. Vamos a seguir viviendo un 2024 de infarto.
LOS RIESGOS DE UTILIZAR EL VENTILADOR
El PSOE ha elegido la peor vía -pero seguramente la única que
podía adoptar- para defenderse de la erosión que está suponiendo la irrupción de
la “koldosfera” en el debate político: echar basura en el ventilador y utilizar
la táctica infantil del “y tu más”. El
gran problema es que la “koldosfera” está en los tribunales y toda la duda en
este momento es cuántos ministros en activo afectará y si la “omertá”
mafiosa podrá mantenerse a medida que avancen los plazos judiciales. Y, en cuanto
a los ataques a Ayuso o a Almeida, distan mucho todavía de haber entrado en la
deriva judicial y se trata solamente de ataques improvisados para tratar de equilibrar
los niveles de corrupción.
El PSOE ha utilizado la vía más peligrosa: la de demostrar que, en
democracia, ellos no son los únicos corruptos y que el PP es igualmente
corrupto… (algo que, por cierto, no vamos a ser nosotros quienes neguemos). Pero actualizar corrupciones del pasado para neutralizar
corrupciones del presente es peligroso y corre el riesgo de que muchos
ciudadanos se convenzan de algo de lo que nosotros somos conscientes desde hace
cuatro décadas: que el régimen de 1978 es el régimen de la corrupción, de la
misma forma que el régimen de la restauración fue el régimen del caciquismo…
La línea de defensa que ha adoptado el PSOE -malintencionada, infantil,
propia del robagallinas que le dice a la Guardia Civil, “¿por qué me has
detenido a mí y no a ese que también roba gallinas?”- redunda en detrimento
de la totalidad del sistema político español y demuestra, una vez más y por si
aun fuera necesario, está carcomido a partes iguales por la corrupción. Pero,
ahora, lo cierto es que, el que ha sido pillado de marrón, el único, es el
PSOE. Y nuestro psicopresidente opta por salvarse, hundiendo un poco más al
régimen del 78.
NO HAY RIVALIDAD POLÍTICA: HAY ODIO
La historia se repite. Y de forma alarmante. En 1934, socialistas e independentistas intentaron un golpe de
Estado con la única excusa de que habían entrado ministros de la CEDA en el
gobierno Lerroux (radical, antiindependentista). Esa entrada era lógica, si
tenemos en cuenta que en las elecciones de noviembre de 1933, el partido
vencedor había sido… la CEDA. Aquel golpe solamente cuajó en Asturias, apagándose
en pocas horas en Cataluña y terminando con su cabeza visible, Companys y sus
socios, en la cárcel. Esa frustración por la derrota de la insurrección generó
dos sensaciones entre la población: resentimientos por parte de los derrotados y
convicción en la derecha de que la izquierda solamente aceptaría una república
en la que ellos gobernaran a sus anchas eternamente… Entre el 6 de octubre
de 1934 y las elecciones de febrero de 1936, lo que hasta ese momento habían
sido “rivalidades políticas” se transformó en un odio creciente,
inconmensurable, insuperable, entre derechas e izquierdas. Y, cuando venció la
izquierda en febrero de 1934, esos odios estallaron. Una de las primeras
medidas del nuevo gobierno “frentepopulista” fue decretar la amnistía para Companys
y sus compañeros en primavera. En verano estallaba la guerra civil.
La segunda república se había hecho tan inviable como actualmente
lo es el régimen nacido en 1978. Hay diferencias,
por supuesto (los problemas hoy son muchos más graves para España que en los
años 30, aunque, afortunadamente, la intensidad de la beligerancia de las
partes sea mucho menor), pero los paralelismos son inquietantes. Incluso
en el hecho de que la figura de Companys no resiste un análisis histórico
objetivo, cuyos errores son comparables a los de Puigdemont, uno de los personajes
de menor talla que hayan dado las tierras catalanas.
Este clima creciente de odio está siendo abonado por personajes
como Pedro Sánchez. Un personaje que muestra una ausencia completa de empatía (con
los problemas de la sociedad), consideración de su ego por encima de cualquier
otro interés, un egocentrismo elevado a la enésima potencia, una increíble
capacidad para mentir, una ausencia de emociones auténticas (salvo el odio y la
necesidad de revancha), y, finalmente, la ausencia absoluta de remordimientos… Estos
rasgos, en medicina, son los que adornan los historiales de los psicópatas
diagnosticados.
Para completar el cuadro clínico de Sánchez, hay que recordar que
el palacio de la Moncloa y los ministerios están instalados en Madrid… región en
la que el PSOE es el tercer partido y el dominio de la derecha liberal y de la
derecha nacional, resulta asfixiante para él. Sánchez no puede salir a la calle
en Madrid, sin encontrar ciudadanos airados. La misma sede central del PSOE en
Ferraz lleva 130 sitiada y soportando gritos del género de “Ahí está la cueva
de Alí Baba” y similares. Sánchez es madrileño: pero tiene a Madrid de espaldas.
Y la región está gobernada por una mujer. Sánchez odia a Ayuso. Un odio que va
más allá de lo político y que explica la elección de la estrategia
pedrosanchista para neutralizar el efecto negativo de la “koldosfera”.
Una vez más, su psicología particular, sus vísceras revueltas, han
pesado como una losa en la elección estratégica de Sánchez. Pero vale la pena
no olvidar los paralelismos entre la Segunda República y esta crisis del
régimen del 78: estos jueguecitos de indultos, odios inducidos, amnistías,
corruptelas, se sabe como empiezan, pero nunca como pueden terminar.
HARD ROCK, CLAVE PARA EL ADELANTO ELECTORAL
¿Por qué se han adelantado las elecciones catalanas que hubieran
correspondido convocar a principios de 2025? Hard-Rock,
propiedad -oficialmente- de la tribu seminola de los EEUU, aspira a abrir un
casino en la zona de Vilaseca-Salou en Tarragona (donde En Comú -dato
importante- carece de representación municipal en toda la comarca). En las
elecciones regionales de 2021, PSC y ERC obtuvieron cada uno 33 diputados y
JxCat, 32. Inicialmente se produjo un pacto entre las formaciones
independentistas que les permitió gobernar con una precaria mayoría (para
gobernar cómodamente hubiera precisado 67 diputados y solo contaban con 65),
debiendo negociar con otros partidos para sacar adelante presupuestos y leyes. Esta
política se torció tras la ruptura entre ERC y JxCat. Los primeros siguieron
gobernando con apenas 33 diputados. Esto hizo que el papel de los 8 diputados
de En Comú, creciera y ERC dependiera, en buena medida, de esta formación para
aprobar presupuestos. Hasta llegar a 2024 y a Hard Rock y al veto
planteado por En Comú.
Aragonés y sus asesores han valorado la situación: Puigdemont
(a quien se odia, literalmente, en ERC, no en vano se despidió de sus
dirigentes “hasta mañana” sabiendo que horas después iba a poner pies en polvorosa
hacia Waterloo), tiene aprobada “su” ley de amnistía, pero no está claro que
pueda regresar inmediatamente (la ley tiene que pasar por el Senado -dos
meses- y ser aplicada por el Tribunal Supremo). Por otra parte, si Puigdemont
sigue liderando solo el “tercer partido” (tras ERC y el PSC), corre el riesgo
de verse afectado por medidas judiciales que no ha previsto, mientras que ,conservando
el acta como diputado europeo, se siente más blindado. Así que Junts está
sin candidato oficial y, por otra parte, su electorado natural puede verse
mermado por la extrema-derecha independentista de Silvia Orriols y por los
ultraindependentistas de la Asamblea Nacional de Catalunya, que beben
directamente en sus caladeros electorales. En cuanto al PSC, parece
indudable que, cuando más tiempo vaya pasando y se vayan sucediendo los
distintos trámites judiciales, se irá debilitando. Hoy, el PSC es más débil
que hace un mes. CUP no remonta, ni probablemente remontará atascado en
disputas sobre el feminismo, la inmigración, el patriarcado y demás. El PP se
encuentra en pleno ascenso y, cuanto más tiempo pase, más votos y diputados
puede recoger. Solamente En Comú sigue como siempre, en donde siempre,
ajeno a las desgracias a Sumar y de Podemos. En estas circunstancias, Aragonés
ha juzgado que el caso de Hard Rock, le facilita el “casus belli” para
disolver el parlamento y convocar elecciones anticipadas.
Aragonés tiene la presunción de que, ahora, conseguirá que Junts quede empequeñecido, el PSC muy debilitado, ERC crezca y todo ello se dé antes de que las elecciones europeas supongan un tirón continental para la derecha (que, indudablemente, repercutiría también en Cataluña). Por eso y por nada más se han anticipado las elecciones catalanas, a despecho de lo que pueda ocurrir en el resto de España.
LOS EFECTOS COLATERALES DEL ANTICIPO
A partir de la convocatoria de elecciones anticipadas en Cataluña
resulta evidente que cualquier pacto que pudiera tener ERC con el
pedrosanchismo, quedaba en suspenso y que, incluso, los siete votos de Junts en
el parlamento del Estado deberían renegociarse en clave electoral. Cada partido
exigiría situar el listón más y más alto, a efectos de poder presentarlo como
éxitos para el electorado independentista. Y el problema es que Sánchez ya no
puede ceder más.
De hecho, el desgaste que le ha generado la amnistía y la “koldosfera”,
ni siquiera ha podido ser trasmutado por la cocina del CIS, reconociendo los
sondeos de este instituto público que el PP ha adelantado al PSOE en intención
de voto. Lo único que ha logrado a cambio de la amnistía ha sido permanecer
unos meses más en el poder. Sánchez ya no puede soportar el desgaste que le
acarrearía nuevas concesiones -monetarias especialmente- al pozo sin fondo en
el que se ha convertido la gencat desde sus orígenes y que se manifestaría en
las exigencias de ERC y de Junts para dar su apoyo a los presupuestos generales
del Estado. Hasta el verano, Pedro Sánchez no sabrá con quien tendrá que volver
a negociar en Cataluña, ni cómo quedará el panorama político catalán.
El gran problema de Sánchez es que su “buena estrella” se ha
agotado, su “baraka” ha desaparecido. Solo quedan sus resortes
psicológicos y sus vísceras. Está entre la espada y la pared: ya nada
depende de él, lo hecho hasta ahora y empieza a entrever que, el que venga
detrás levantará las alfombras y encontrará miserias suficientes como para que
el PSOE siga el camino que ya han emprendido otros partidos europeos: desaparición
o marginalización.