En agosto y en los primeros días de septiembre de 1938, Jacques Doriot
y una delegación del Partido Popular Francés (PPF) recorrieron la “zona
nacional”. Cada día, durante esas semanas, Doriot escribió una crónica para el
diario del PPF, La Liberté, contando lo que veía y los dirigentes nacionalistas
que iba conociendo. En total, fueron 24 artículos publicados que dan un
testimonio fresco, inmediato, repleto de consideraciones políticas, doctrinales
y económicas. La recopilación, publicada como Guerra y revolución en España,
podría haberse subtitulado perfectamente Cómo un francés se sintió
irresistiblemente atraído por la revolución nacional español.
Hemos optado por ofrecer al lector español, una semblanza de la
personalidad de Jacques Doriot. Solamente conociendo sus antecedentes
políticos, puede entenderse algunos de los comentarios que le inspiraron su
visita a España en los días en los que estaba teniendo lugar la Batalla del
Ebro. Las fuerzas de Franco habían roto el frente y partido en dos la zona
republicana. Los combates se prolongaron desde julio a noviembre de 1938.
Cuando llega Doriot y sus camaradas del PPF, la batalla está virtualmente
ganada y ya nadie se forjaba esperanzas en una victoria de la República. La
entrada de las tropas nacionales en Barcelona era una cuestión de tiempo. Toda
la frontera de los Pirineos, a partir de febrero de 1939, estaría controlada
por el ejército franquista. Ese mismo mes, febrero del 39, Francia reconoce
diplomáticamente al régimen de Franco. A lo largo de las páginas de este libro,
reiteradamente Doriot, se quejaba de la incomprensión mostrada por el gobierno
de León Blum ante los sucesos de España. En febrero de 1939, toda la franja
fronteriza con Francia ya había sido incorporada a la España Nacional y, por
otra parte, el gobierno del Front Populaire, había caído. León Blum había
dimitido y el gobierno de Édouard Daladier puso fin a la experiencia del Front
Populaire. El viaje de Doriot, coincide con la firma de los Acuerdos de Múnich,
que supusieron una esperanza de paz para Europa. Así pues, se trata de un
viaje, histórico, dentro de un momento histórico: derrota de los republicanos
españoles, derrota de la izquierda francesa, victoria diplomática de las
potencias del Eje en Múnich. Había esperanzas para Europa. En los doce meses
siguientes, estas esperanzas se desvanecieron por completo.
La Guerra Civil Española se vivió con intensidad en Francia. La
izquierda movilizó voluntarios para las Brigadas Internacionales, pero también
Action Française, los Camelots du Roi, la organización secreta que actuaba con
el nombre de La Cagoule, y el propio PPF de Doriot, ofrecieron ayuda la España
insurgente. Doriot apoyó la creación y difusión de la revista quincenal
Occident, publicada en París como parte del esfuerzo de propaganda franquista,
había sido impulsada por Francesc Cambó y apareció entre 1937 y 1939,
compitiendo con la publicación izquierdista, Journal de Barcelone. La revista,
dirigida por Joan Estelrich, contó con la colaboración de colaboradores
franceses, próximos a Action Française, militares (los generales Dufieux, Duval,
Walch y Fabre), autores españoles que habían optado por el bando nacional
(García Valdecasas, el general Kindelán, Salaverría, José María Pemán, Jesús
Pabón, fray Justo Pérez de Urbel) e intelectuales notables como Ortega y
Gasset, Gregorio Marañón o Menéndez Pidal. Abundaron, así mismo, los catalanes
(José Maria Massip, Joan Ventosa, Octavi Saltor, Xavier Ribó, Joan Ventosa i
Calvell, Joan Lloch i Salas, a los que luego se incorporaron Pere Vintró, Carme
i Remei Soler, Joaquim Reig, etc. Hubo colaboradores que no firmaron sus
artículos en Occident al trabajar para el Servicio de Información de la
Frontera Norte de España (SIFNE), como Josep Pla o Carles Sentis.
Occident era ampliamente distribuida en los ambientes del PPF que
también colaboró en las redes que, especialmente en los primeros meses de la
Guerra Civil, se establecieron en el sur de Francia para facilitar el tránsito
de huidos de la Zona Republicana a la Zona Nacional, especialmente a partir de
la retirada de los “gudaris” de Irún. El padre de quien esto escribe, huido de
las masacres de la Barcelona de julio–septiembre de 1936, consiguió llegar a
Perpiñán, ponerse en contacto con la red de resistencia articulada por miembros
del PPF, recibir ayuda y documentación que le permitieron llegar hasta Hendaya
e incorporarse a la Zona Nacional. Así mismo, uno de los falangistas
barceloneses más conocidos, el doctor Joaquín Encuentra, secretario general del
Círculo Doctrinal José Antonio a finales de los años 60 y principios de los 70,
colocó igualmente con miembros del PPF en las redes de resistencia, espionaje y
sabotaje que existieron en Francia. A partir de estos datos, se entiende
perfectamente que un antiguo comunista, dirigente de la Tercera Internacional,
en ruptura con Moscú, un hombre que conocía bien a sus ex camaradas, fuera
recibido con los brazos abiertos en la España Nacional.
No hay que olvidar, así mismo, que el PPF aportó voluntarios a la
causa nacional que fueron integrados en la Bandera Juana de Arco formada por un
total de 500 voluntarios, pertenecientes a varias formaciones políticas de la
derecha, la extrema–derecha y el fascismo francés. En número, los voluntarios
del PPF siguieron a los que había aportado Action Française. El escultor Maxime
Real del Sartre fue el encargado de canalizar la ayuda de los monárquicos
franceses y, posteriormente, cuando se convocó el concurso para la realización
del Valle de los Caídos, presentó un proyecto que fue tomado en consideración
por Franco, el cual, finalmente, optó por el diseñado por Juan de Ávalos. Real
del Sartre, en la primavera de 1937, había presidido una delegación francesa
organizada en París por José María Quiñones de León, que había sido embajador
español en París durante el gobierno de Primo de Rivera. La visita de Real del
Sartre, precedería a la de su jefe político, Charles Maurras, que, acompañado
por monárquicos españoles, antiguos miembros de la redacción de Acción
Española, pudo dar la mano a Franco y visitar los frentes de batalla, en un
momento en el que la guerra parecía haberse estabilizado, salvo en el Norte y
en el frente de Madrid.
Cuando llegó Doriot, un año después, la suerte de las armas ya se
había decantado completamente hacia el lado franquista. Roto el frente del
Ebro, alcanzado el Mare Nostrum por los legionarios italianos, los tercios de
Millán Astra y por las milicias falangistas y el Requeté, la República podía
considerarse completamente desahuciada y Cataluña perdida para su causa.
Tenía razón Doriot al insistir en tres puntos: en primer lugar,
repite constantemente la idea de reabrir las relaciones diplomáticas entre
Francia y España y que el gobierno francés acceda a reconocer al gobierno de
Franco como el único gobierno legítimo; en segundo lugar, le sorprende la
situación social en la Zona Nacional: Doriot procedía de la izquierda comunista
y sabía lo que significaba la adhesión de las masas obreras y campesinas; en
sus notas resalta las políticas sociales de la España Nacional. Finalmente, le
interesa sobremanera las condiciones económicas que se está viviendo en las
zonas que visitó: espera una situación paupérrima y de gravísimo deterioro
económico y se encontró entusiasmo, formaciones juveniles paramilitares,
análisis económicos certeros –véanse los últimos capítulos en los que Dionisio
Martín Sanz le explica cómo se ha logrado estabilizar el precio del trigo y la
lúcida racionalidad de los proyectos económico–sociales.
Doriot se entrevistó prácticamente con todos los personajes del
“Nuevo Estado”: estrechó la mano de militares, Muñoz Grandes, el general Aranda,
Millán Astray, Varela, García Valiño, al inefable Queipo de Llano (que le
confesó ser un “hombre de izquierdas”); pudo conocer a Pilar Primo de Rivera y
a Mercedes Sanz Bachiller; asistió al mitin histórico en el que Raimundo
Fernández Cuesta reconoció que “el Ausente”, jamás volvería y pudo conocer a
otros dirigentes falangistas catalanes, vascos y castellanos. Da la sensación
de que la organización del viaje fue perfecta y se puso en su mano, todo lo
necesario para que pudiera traducirlo en términos de propaganda política.
Claro está que se trató de un viaje de propaganda: y Doriot era
diestro en este terreno. Había aprendido lo esencial con la Tercera
Internacional y ahora volvía lo aprendido contra quienes le habían mostrado los
caminos de la agitación y de la propaganda. Había, por tanto, ciertas
exageraciones interesadas que no se escaparán a los lectores, pero también
mucha sinceridad y algunas sorpresas inesperadas.
El libro contiene bastantes errores onomásticos. Hemos corregido
los más evidentes, sin descartar que se nos hayan podido pasar otros. En
cualquier caso, hemos considerado necesario preceder el libro Guerra y
Revolución en España de Jacques Doriot, con unas notas sobre su biografía que
ayudarán a comprender, tanto el libro como el personaje.
Las notas biográficas terminan el 1º de septiembre de 1939, cinco
meses después de que terminara la Guerra Civil Española, un año después de su
visita a España y cuando se iniciaba la Segunda Guerra Mundial en el curso de
la cual, Doriot tomará partido por la “colaboración”, combatirá en el Frente
del Este como voluntario, vivirá las luchas entre fracciones por tomar las
riendas del gobierno de Vichy y, finalmente, se retirará con los alemanes al
territorio del Reich cuando su cabeza había sido puesta a precio por la
“resistencia”. Morirá en el curso de un ataque aéreo norteamericano.
Ernesto Milá
Sant Pol de Mar, marzo de 2023.
JACQUES DORIOT
GUERRA Y REVOLUCIÓN EN
ESPAÑA
Precedido por
DORIOT: DEL COMUNISMO AL
FASCISMO
SUMARIO:
Contenido
> Prefacio
> DORIOT: DEL COMUNISMO AL FASCISMO,
por Ernesto Milá
Un joven obrero en Saint–Denis
Con uniforme y bayoneta
Con Moscú y con el bolchevismo
Al frente de
las Juventudes Comunistas de Francia y Diputado
Fisuras en la gran muralla
Trece meses
para una mutación
El largo
camino hacia el fascismo
El nacimiento del PPF
La realidad orgánica del PPF
La deriva hacia el fascismo
El Frente de la Libertad
Crisis internas, crisis
internacionales
> GUERRA Y REVOLUCIÓN EN ESPAÑA, por
Jacques Doriot
Prefacio
I Primer contacto con la España de Franco
II Los navarros
III De
Zaragoza al Mediterráneo
IV La toma de Nules
V De las
destrucciones de Nules a los crímenes de Castellón
VI Con García Valiño, joven de
risueños ojos azules, héroe de la Nueva España
VII Varela: el Conquistador de
Teruel
VIII Bilbao trabaja
IX Italianos y alemanes en España
X Los vascos
XI En Sevilla, con el general
Queipo
XII Andalucía: de los crímenes republicanos
a la conquista falangista
XIII
Revolución de Franco revolución joven
XIV ¡Francia: el país que más
intereses tiene en España y aún está ausente!
XV La solidez del nuevo régimen
XVI El Auxilio Social
XVII El Fuero del Trabajo y los
sindicatos
XVIII La obra
de reconstrucción social
XIX Valladolid y la Falange
XX Las ideas de José–Antonio “el
gran Ausente de España”
XXI Los veintiséis puntos
XXII Los falangistas
XXIII Historia de un grano de trigo español
XXIV El realismo político pide a
Francia buenas relaciones con el nuevo país
CARACTERÍSTICAS:
Título: Jacques Doriot – Guerra y
Revolución en España – Doriot: del bolchevismo al fascismo
Autores: Jacques Doriot – Ernesto Milá
Tamaño: 15 x 23 cm
Páginas: 328
Portada en cuatricomía
Impreso en papel blanco de 80 grms.
Precio de Venta al Público: formato
convencional 31,54 € - e-book 9,00 €
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