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sábado, 5 de marzo de 2022

Constructores de la modernidad – REICH, Wilhelm - Una forma de ver la sexualidad (3 de 3) - DEL MARKETING "ORGÓNICO" A LA LOCURA

En Norteamérica, “marketing orgónico”

Nada más llegar, encuentra trabajo como profesor de la New York School for Social Research, donde es presentado por su amigo el profesor Théodore P. Wolfe, especialista en medicina psicosomática. Allí enseñará la biofísica del  Orgón, actividad que junto con la edición y reedición de algunos de sus libros le dará cierta holgura económica como para comprar en 1942 una amplia propiedad de 80 hectáreas en Maine. En esa propiedad, rebautizada “Orgonon”, establecerá su cuartel general y la sede de la fundación que llevará su nombre.

En esa época, se considera algo más que un psiquiatra. Se tiene por  filósofo, sociólogo e inventor; en calidad de tal, construirá su principal instrumento terapéutico al que llama “acumulador de Orgón”. El aparato no puede ser más simple: del tamaño de una cabina telefónica, las paredes están hechas con capas de metal y de “materiales orgánicos”… este simple cajón debería bastar, según Reich, para facilitar al usuario la “provisión de Orgón” que ha perdido durante el día o bien a causa de una disfunción. Reich está convencido en esa época de que este “aparato” es capaz de curar todas las enfermedades, incluido el cáncer. Así mismo, debería aliviar, siempre según su inventor, cualquier tipo de disfunción sexual. El aparato es caro –y reporta a Reich pingües beneficios– y, por tanto, no está al alcance de todos, de ahí que pronto se dé cuenta de que precisa poner en circulación acumuladores de menor tamaño. Diseñará una “manta orgónica” y también un “entonador orgónico” que debería ser capaz de dirigir la energía captada hacia aquel órgano que el usuario precise.

El acumulador orgónico debería, pues, aprovechar al “energía vital”, pero ¿qué es esta energía y cómo está relacionada con la energía cósmica? Se trata de la “energía orgónica” que impulsa a todos los seres vivos. Mediante el “acumulador”, la “energía orgónica” presente en la atmósfera penetra en las paredes del equipo y el individuo situado en su interior, absorbe tanta energía como requiera hasta restablecer el equilibrio.

Pero los “acumuladores orgónicos”, terminarían siendo la ruina para Wilhelm Reich. En realidad, la impresión que da Reich en su periplo norteamericano es la de uno de esos charlatanes tan habituales en el Oeste americano que recorrían villorrios y puebluchos vendiendo curalotodos o jarabes que curaban cualquier mal. Como todos los vendedores norteamericanos, practicaba una política de marketing: adaptaba los productos a la capacidad adquisitiva de sus clientes, los diversificaba, procuraba que fueran baratos de fabricación y su precio de venta al público fuera caro. Y, además, eludía pagar impuestos hasta el punto de que sus detractores lo han considerado como un estafador alucinado, mientras que sus partidarios lo siguen considerando como un genio incomprendido.

La herencia de Wilhelm Reich

De Reich han derivado distintas terapias, habituales hoy en el movimiento de la New Age: CORE–Energética, bioenergética, rolfing, etc. Incluso los catálogos de objetos de "new age" se han visto repletos de “acumuladores orgónicos”, cañones para romper nubes y otras lindezas a precio de mercado. Lo terrible es que Wilhem Reich murió completamente loco y todo este material fue creado precisamente en el momento en que ya empezaba a demostrar desequilibrios paranoides. No puede extrañar que algunos de sus herederos hayan terminado por regresar a aquello que siempre ha estado tan cerca del psicoanálisis: el ocultismo; ya veremos más adelante por qué decimos esto.

A principios de los años setenta se habían publicado algunos libros de Reich en español, pero ya antes había suscitado el interés en algunos psiquiatras como el doctor Ramón Sarró, amigo personal de Reich y alumno suyo en la Policlínica de Viena, o Ramón García, profesor de la Escuela de Psiquiatría de la Universidad de Barcelona. Pero no fue sino hasta la primavera de 1978 cuando Carlos Frigola, que había sido alumno de Eva Reich –hija de Wilhem Reich– en la Tavistock Clinic de Londres, la invitó a dar unas conferencias y seminarios en las Universidades de Valencia y Barcelona. A raíz de estos cursos se organizó un encuentro en Figueras (Gerona) en donde, asistiendo la propia Eva Reich, fue creada la "Fundación Wilhem Reich" que todavía realiza cursos, seminarios y edición de la Revista de Ciencias Orgonómicas.

La mejor biografía de Reich está escrita por su mujer Ilse Ollendorff (Wilhelm Reich. Una biografía personal. Gránica Editor, Barcelona 1978). Después de colaborar durante 12 años ininterrumpidamente con Reich, la Ollendorff reconoce en este libro que a medida que iba pasando el tiempo cada vez entendía menos de las teorías de su marido. Resulta patética la lectura de esta obra cuando explica la fabricación del primer acumulador de energía orgónica –apenas una caja de cigarros, "con cellotex en la parte exterior y una hoja de acero en el interior, con respiraderos en la tapa"– y acto seguido explica que Reich se sentía increíblemente solo e incomprendido, "necesitaba hablar y yo estaba allí para escucharlo, pero no comprendía las implicaciones de lo que decía ni tampoco las entendía ninguna otra persona de su alrededor"…

Reich escribió a Einstein en 1940; se entrevistó durante 5 horas con él en Princetown en enero del 41; hablaron, por supuesto, sobre la "energía orgónica" e incluso le llevó un "acumulador". Einstein se comportó gentilmente con él, lo despidió y no quiso volver a saber nada más del asunto. Reich atribuyó esta repentina indiferencia a "una conspiración general de inspiración comunista". El caso supuso un grave quebranto moral para Reich que ya se veía trabajando junto a Einstein y otros cerebros científicos de primera fila. Estaba harto de tratar a neuróticos y quería abrirse campo en el terreno de las ciencias físicas y encontrar el nexo de unión entre psique y materia.

En 1942 Reich empezó a tratar pacientes de cáncer con los acumuladores orgónicos y a vender una gama diversificada de productor relacionados con este tema mediante anuncios por palabras. Hay que decir que el acumulador no era vendido como remedio contra las enfermedades sino como una forma de fortalecer el cuerpo, y por tanto a hacerlo inmune a las enfermedades y capaz de derrotar a las que ya estaban en curso. La administración americana prohibió en 1956 la venta de estos aparatos. La venta de los “armarios orgónicos” apenas había llegado a las 300 unidades.

Probó también un motor de energía orgónica, pero en esa época su manía persecutoria se había ido ampliando. Uno de sus ayudantes, un muchacho problemático, desapareció y Reich sostuvo la peregrina teoría que el "joven había sido había sido secuestrado por conspiradores comunistas que querían el secreto de la fuerza motriz en la energía orgón". El joven nunca apareció, pero la Olendorff sostiene que había sido internado en una clínica psiquiátrica.

En 1950 las cosas no mejoraron; Reich concentró esfuerzos en la realización de un "rompenubes" o cloud–buster que no era otra cosa más que "un dispositivo de tubos huecos ubicados en una suerte de placa giratoria que podía manipularse para que apuntara en la dirección deseada. Los tubos estaban conectados con cables que debían introducirse en la tierra o en una fuente de agua corriente. La teoría era que los tubos extraerían la energía orgón de las nubes, y que el agua a su vez extraería la energía recogida de los tubos y neutralizaría sus efectos". Claro está que las nubes se rompían, pero, como se sabe, una nube es siempre la muestra más clara de lo impermanente y lo polimorfo.

Reich había creído descubrir que el Orgón disponía también de un “lado oscuro” que cristalizaba en formas energías destructoras. Tales energías se concentraban en determinados momentos en la atmósfera terrestre y, frecuentemente, adquirían la forma de nubes. Era lo que llamaba “Deadly Orgone Radiation” (DOR). Para disipar estas radiaciones y restablecer la normalidad en zonas del planeta, Reich construyó el “cañón rompenubes”. Con esa tecnología, afirmaba poder disolver nubes tormentosas, pero también, frecuentemente, observó que obtenía el efecto contrario: hacer llover en parajes desérticos o en sitios donde la lluvia no era estadísticamente posible y ni se esperaba. Hasta aquí no existía nada realmente “mágico” o “científico”: en un paraje, o llueve o hace buen tiempo, a expensas de lo que realice el ser humano.

¿Cómo funcionaban los tubos? Nos los cuenta el mismo Reich:

"Cuando los tubos conectados con un manantial o con un lago fueron apuntados hacia la nube de DOR (negra), ésta comenzó a encogerse desde la periferia hacia el centro y el azul normal empezó a extenderse más hacia la zona negra, hasta que las nubes de DOR desaparecieron completamente".

Esto, sigue explicando, disipaba la tormenta debido a los cambios en el potencial energético producidos por el vacío o por la succión de la energía obtenida con el Cloud–buster. Para hacer llover, Reich apuntaba los tubos cerca de una nube pequeña, con el resultado de que ésta crecía hasta chocar con otras (que también podían "crearse") y se producía la lluvia…

Camino de la locura

Como cabía esperar, en aquellos años 40 y 50 cuando en los EEUU se vivía, entre la inquietud y la expectación, la primera oleadas de “platillos volantes”, Reich en los últimos años de su vida desarrolló toda una teoría sobre este tema; la mayoría de sus herederos han preferido cubrir un tupido velo sobre la última etapa de evolución de su pensamiento,  especialmente entre 1942 y 1957. De todas formas existen artículos y rastros que permiten reconstruirlo.

Todo se inició en 1952 cuando algunos miembros de la comunidad afirmaron haber visto "platillos volantes". Poco a poco fue obsesionándose con la idea de la presencia de naves extraterrestres que supuestamente observaban a la comunidad de "Orgonon". El las llamaba "EA" iniciales de las palabras "Energía" y "Alpha"; sus tripulantes eran llamados CORE, siglas de "Cosmic Orgone Engineering".

Llegó a obsesionarse con la idea de que algunas estrellas eran, en realidad, naves extraterrestres situadas sobre la comunidad de "Orgonon" para vigilarla; aprovechó el cloud–buster, para tratar de disipar la energía orgónica negativa –DOR– que según decía era liberada por las naves extraterrestres y constituía la fuente de las enfermedades del hombre. Estaba convencido que gracias a este instrumento había logrado debilitar algunas "luces azules" estacionadas sobre Orgonon.

Por lo demás sostenía la teoría de que las naves extraterrestres viajaban por el cosmos gracias a motores de “energía orgónica” y venían a nuestro planeta por su necesidad de recargar aquí las baterías con energía orgónica positiva (OR) y desprenderse de la negativa (DOR) en forma de polvo negro que provocaría una lluvia y la consiguiente nausea, cianosis y malestar general.

En 1956 es condenado a dos años de cárcel por tráfico ilegal de "acumuladores de energía orgónica" que consideraba el único  remedio contra el cáncer... Murió en la penitenciaría de  Willisburg el 3 de noviembre de 1957. En la última fase de su  vida Reich había abandonado completamente la práctica psiquiátrica y proyectaba un nuevo culto basado en la eugenesia y denominado "Hijos del Porvenir"; una parte de sus seguidores renunciaron a sus extravagantes teorías enunciadas tras su llegada a EEUU, mientras que otros asumieron todos los contenidos, incluidos los ufológicos. Woody Allen satirizó la imagen de Wilhem Reich en la figura del sexólogo loco de su película "Todo lo que usted quiere saber sobre el sexo y no se atreve a preguntar".

Hacia el final. Últimas paranoias

En 1954, Reich es denunciado por varias instituciones como falsario. Los acumuladores de Orgón y todos sus derivados, son considerados como engañifas conscientes sin ningún valor terapéutico. El gobierno prohíbe que venda los acumuladores de “energía orgónica”. Reich se declara en rebeldía, no acude al juicio y explica su posición por escrito:

“El gobierno de los EEUU no está habilitado para tratar sobre la Ley Natural Fundamental. La orgonomía es una rama de la Ciencia Natural Fundamental… Presentarme ante el tribunal para “defender” la Investigación Natural Fundamental constituye en sí un acto absurdo. En efecto, toda investigación en este terreno se sitúa fuera de la competencia jurídica de una administración social cualquiera que fuera. El derecho del Hombre al conocimiento debe ser protegido si el término Libertad debe significar algo más que un eslogan político privado de sentido. No compareceré ante el tribunal para “defenderme” contra un proceso iniciado a partir de una denuncia, cuya naturaleza misma demuestra que ignora todo sobre la ciencia natural”…

Una defensa así no podía ocasionarle más que nuevos problemas. El 19 de marzo de 1954, Reich es definitivamente condenado. Una vez conoce la sentencia proclama que es víctima de una conspiración orquestada por los “fascistas rojos”. En 1956 ingresa en un establecimiento penitenciario del Estado de Maine para cumplir dos años de prisión y sus escritos, por orden judicial, son destruidos. El 3 de noviembre de 1957, muere de una embolia pulmonar, sin haber abonado los 10.000 dólares de multa a los que también había sido condenado.

En el momento de su muerte, casi todos los que habían sido sus discípulos, opinaban que se había trastornado a causa de las iniciativas judiciales. Su mujer, Ilse Olendorff, y su hijo, Peter Reich, defendieron su memoria en diversas obras reivindicativas. Peter, en su libro A Book of Dreams”, al describir su vida en Organon, recuerda el placer que le producía a él y a su padre hacer llover gracias al cloud–buster. De ser así, nadie, salvo ellos, habrían conseguido que el malhadado invento de Reich funcionara al menos una vez en la vida. Los discípulos de Reich sostienen que obtuvo resultados concretos y recibió una recompensa de 1000 dólares procedentes de un agricultor, Osmon Merrill y del banquero H.B. Philips, por haber salvado sus cosechas en 1953, gracias al cloud–buster. Cuentan, así mismo, que uno de los principales “hombres de la lluvia”, James de Meo, se pasea por todo el territorio norteamericano, transportando una reproducción de ese cañón, con el que obtiene excelentes resultados… pero, obviamente, no hay que creer todo lo que dice alguien que vende ese material.

Reich, la CIA y el control del tiempo

En 1947, Reich se comprometió durante cinco años a trabajar para el OSS, entidad de inteligencia, precedente de la CIA. La CIA puso especial interés –lo cual dice mucho en el contexto que nos ocupa– sobre los aparatos diseñados por Reich para controlar la climatología. Al OSS le llamó la atención este aparato que, al decir de su inventor, era capaz de “aspirar” las llamadas energías DOR y atenuar la violencia de una tempestad. De ser así, era evidente que una acumulación de energía DOR, podía operar el efecto contrario, esto es, acentuar la virulencia de una tempestad.

Los discípulos de Reich afirman todavía hoy que las pruebas realizadas por la CIA dieron un resultado positivo y que experimentaron con éxito sobre una tempestad. La fase siguiente del “Proyecto Fénix” –tal era su nombre en clave– consistía en lanzar a la atmósfera entre 200 y 500 radiosondas al día. Estas radiosondas consistían en unas cajas fabricadas en los laboratorios de Brookhaven a partir de los trabajos y las indicaciones de Reich. Se trataba, en la práctica de pequeños acumuladores orgónicos que debían absorber el excedente de energía DOR que, siempre según Reich, se encontraba en determinadas zonas de la atmósfera. Emitían una señal oscilante continua sobre un radio de 100 millas, y se esperaba que tuvieran la capacidad de convertir la energía eléctrica en “energía etérica”. Utilizaban primeramente la frecuencia de 403 mHz y luego la de 1680 mHz. Las paredes de la caja estaban formadas por un “thermisor” compuesto por oro, plata, planito e iridio, recubierto por una capa plástica que aislaba de la humedad. El dispositivo se  completaba con una aguja que actuaba a modo de antena capaz de captar las energías DOR y producir Orgón.

Algunos discípulos de Reich sostienen en la actualidad que este proyecto tenía como objetivo –en 1947, cuando se intuía en el horizonte la “guerra fría”– el control del clima. Esos mismos discípulos sostienen que la fusión de este proyecto con el Proyecto Filadelfia (intentar hacer invisible el propio armamento a los radares enemigos, que tuvo efectos secundarios sobre la tripulación de un navío de los EEUU), nació el Proyecto Fénix, uno de cuyos objetivos era alterar el normal curso del pensamiento. Nos movemos, pues, en un terreno, caro a los “conspiranoicos”.

En 1952, la relación de Reich con la CIA termina. Se han conocido muy pocos detalles de esta colaboración que demuestra solamente una cosa: que en esa época, los científicos norteamericanos a sueldo del Departamento de Defensa, estimaban que era posible alterar el clima e intentaron llevar sus pesquisas por la senda trazada por Wilhelm Reich. Reich podía estar aquejado de un trastorno obsesivo compulsivo, pero alguien quería comprobar si verdaderamente, por mínimo que fuera el basamento científico de sus teorías, tenía razón y era posible, finalmente, controlar el clima. Y resultó que no, que su teoría carecía de base alguna y los aparatos por él inventados eran completamente inútiles.

En cuanto a la “sexpol”, la “política sexual” de los movimientos marxistas, si bien es cierto que la llegada de la contracultura en los años 60 y, en especial, las obras de Herbert Marcusse, rehabilitaron esa parte de la obra de Reich, la caída del Muro de Berlín en 1989, el final de la “nueva izquierda” y el descrédito que se extendió sobre el marxismo en sus distintas componentes, acabó definitivamente con esta parte de su obra. La lucha contra la sociedad patriarcal, se abordó desde otro punto de vista por los movimientos feministas y gays, y pronto se desvinculó completamente de la perspectiva antifascista enunciada por Wilhelm Reich. Quiso ir más allá del antifascismo propagado por la Internacional, pero se perdió por la senda de la locura. Luego, fue el propio marxismo es el se apeó de la historia y con él el recuerdo del sexólogo herético del KDP.