No oiréis noticias estos días sobre Canadá en los medios de comunicación y, sin embargo, en Canadá se está jugando en estos momentos el futuro de la Agenda 2030, ese pedal de aceleración para el mundialismo y la globalización. Desde hace una semana, Canadá, uno de los mejores países del mundo, está viviendo una verdadera revolución. El primer ministro, aterrorizado, en paradero desconocido, 50.000 camiones bloqueando las carreteras, la población movilizada a su favor, la popularidad del gobierno a mínimos y, lo más importante: la demostración de que las presiones para dar un nuevo paso al frente en la ingeniería social, encuentran cada vez más resistencias.
Es un deber, de todos los que estamos contra el nuevo orden
mundial, contra el pensamiento único, contra la corrección política, contra TODOS
los objetivos de la Agenda 2030, difundir lo que está ocurriendo EN ESTOS
MOMENTOS en Canadá y trabajar para que la protesta -una verdadera REVOLUCION
POPULAR- SE EXTIENDA A TODO EL MUNDO. El adversario es poderoso y entre sus
promotores se encuentran los grandes centros de poder económico-financiero
mundial, pero sus representantes políticos son cobardes e irresponsables: ese
es el talón de Aquiles del proyecto mundialista.
Justin Trudeau, más que hijo de su padre, es hijo de George Soros. Un actor fracasado, hijo de papá como su padre, sin ninguna
experiencia política, promovido en 2013 por los poderes mundialistas en Canadá
como “valor político” vehiculizado en el Partido Liberal (lo más parecido al
PSOE de aquellas latitudes). Oportunista, sin méritos propios (salvo el de ser
hijo de su padre), tontorrón, ambicioso sin escrúpulos, “progresista” dado a
aceptar las vanguardias de no importa qué progreso. Desde que está en el poder,
Canadá se ha convertido en la vanguardia de la Agenda 2030: un país en donde,
nosotros mismos hemos visto manifestaciones por la legalización de la marihuana
en Montreal con apenas 50 asistentes (todos colgaos, por cierto), un país que
conseguía regular e integrar la inmigración que iba llegando, un verdadero
contraste con el “hermano del sur”, los EEUU, modelo de convivencia, era el
país que peor podía aceptar las piruetas de la banda de aventureros dirigida
por Trudeau. En pocos años, se han legalizado las drogas, llamar a una persona
por un nombre que no corresponda al género que haya “elegido”, aunque no
coincida con el sexo anidado irremisiblemente en sus genes, se ha convertido en
un delito penado con prisión, cuando una mujer queda embarazada recibe
inmediatamente una circular dándole todas las indicaciones de dónde, cómo y
porqué debe abortar (increíble, pero cierto), un remanso de paz cívica,
convertida por un HIJO DE SOROS, en laboratorio de ingeniería social... Estos han
sido los “logros” de la “Agenda 2030” en Canadá.
Trudeau pretendía que los no vacunados pagaran un impuesto, que se
vacunara toda la población obligatoriamente, además de pisar el acelerador para
hacer avanzar hasta lo irreversible, la Agenda 2030. Y LOS CAMIONEROS HAN
DICHO ¡BASTA! 50.000 trailers han bloqueado las carreteras y la vida en la
capital administrativa, Ottawa.
En los primeros días -a fecha de hoy, el movimiento de protesta
lleva ya 10 días y el desabastecimiento se nota especialmente en las grandes
ciudades- los medios de comunicación acusaron al movimiento de “SUPREMACISTAS
BLANCOS”, “RACISTAS”, “FASCISTAS”, “MAFIOSOS”, “NEGACIONISTAS”, aumentando así
la cólera de los manifestantes cuyas reivindicaciones son claras: levantar
todas las restricciones y todas las medidas coercitivas en favor de la
vacunación universal, pero, sobre todo, EXIGEN LA DIMISIÓN DE JUSTIN TRUDEAU Y
LA CONVOCATORIA DE NUEVAS ELECCIONES.
Al aproximarse las columnas de camiones a Ottawa, fueron
suscitando el entusiasmo y el apoyo generalizado: desde hace cinco días ya era
imposible en Canadá, negar la realidad. No se trataba de una minoría supremacista
manipulada (las imágenes mostraban a camioneros de todos los grupos étnicos),
sino de una verdadera protesta popular que iba arrastrando e incorporando a
otros sectores de la sociedad. Anteayer, el gobierno canadiense declaró el “estado
de emergencia” en Ottawa. El “heroico” líder del progresismo canadiense, optó
por tomar las de Villadiego: huir de la capital y ser trasladado, protegido por
una fuerte escolta pretoriana, a un lugar desconocido, alegando ¡“que había
contraído el Covid-19”!
Los medios de comunicación, como siempre, han optado:
1) por tratar de desvirtuar el movimiento, “se trata de una minoría” han dicho: NO LO ES, SON MASAS
POPULARES Y ENTUSIASMO LO QUE SUSCITAN LOS CAMIONEROS A SU PASO.
2) luego, por identificar al movimiento con la “extrema-derecha” y con sectores políticos anatemizados: “se han visto banderas
confederadas y esvásticas”: NO SON EXTREMISTAS, ES LA POBLACIÓN DEL CANADÁ
REAL, NO EL DE SOROS NI EL DE TRUDEAU, SINO LA GENTE QUE TRABAJA, VIVE Y ES
ACOGOTADA A IMPUESTOS PARA MANTENER LA INSENSATA “AGENDA 2030”.
3) el manual indica que, si falla lo anterior, hay que lanzar la
CARTA DEL MIEDO: “es un movimiento sedicioso”, “son
desestabilizadores peligrosos”, “amenazan la seguridad para los residentes”:
PERO LAS IMÁGENES Y LAS NOTICIAS QUE LLEGAN DE LOS PROTAGONISTAS INDICAN QUE ES
UN MOVIMIENTO PACÍFICO, UNA PROTESTA CÍVICA
AUNQUE MASIVA.
4) finalmente, han optado por la “conspiración del silencio”: SI NO SE HABLA DE ESTE MOVIMIENTO ES COMO SI NO EXISTIERA. LOS
TITULARES SE LOS LLEVA LA INEXISTENTE AMENAZA DE GUERRA EN UCRANIA…
Pero el movimiento de protesta está allí, lleva ya diez días.
Los camioneros canadienses han desbordado la política de sus
organizaciones sindicales, han estallado en un movimiento popular
reivindicativo que ha suscitado inmediatamente la adhesión de las masas.
Ahora ya todos tenemos la certidumbre de que la “Agenda 2030”
solamente es un objetivo del Foro Económico Mundial que no tiene nada que ver
con los intereses populares, ni siquiera con la resolución lógica de problemas
actualmente existentes.
Ahora sabemos que LA MINORÍA SON ELLOS, los que se declaran a favor de la vacunación obligatoria, de las
medidas coercitivas contra quienes no acepten sus normas de ingeniería social,
son minoría el paquete de siglas LGTBIQ+, son minoría los que quieren construir
un “nuevo orden mundial” promovido por fondos de inversión, multinacionales,
dinastías económicas y fortunas amasadas al calor de las nuevas tecnologías.
Ahora sabemos que LA CARTA DEL MIEDO, es la excusa que utilizan
para lograr sus fines: el “terrorismo
internacional” y el “ántrax” a principios del milenio, la crisis económica de
hace 13 años, la crisis del Covid (un virus realmente existente, PERO cuya
gravedad se ha exagerado hasta lo indecible, casi tanto como se ha magnificado
la “eficacia” de las vacunas, especialmente ante la variante Omicron), miedo a
una guerra imposible en Ucrania. Y mientras la población, aterrorizada, buscaba
ayuda, consuelo, refugio y soluciones, los Trudeau, los Sánchez, al servicio de
los Fondos de Inversión y de la plutocracia económica, aprovechaban para avanzar
su irresponsable proyecto mundialista de Agenda 2030.
¿Dónde están los camioneros en Europa? ¿Para cuándo protestas
similares a la que se está desarrollando en estos momentos en Canadá? ¡Tú
también puedes protestar: cuando veas un político con la chapa “Agenda 2030”,
ten por seguro de que QUIERE MENTIR, ESTÁ MINTIENDO! ¡NI LE VOTES, NI LE
ESCUCHES! Y, CUANDO LLEGUE LA HORA, NO DUDES EN SALIR A LA CALLE CON TU BANDERA
PARA DEFENDER, NO SOLO TUS INTERESES Y TUS LIBERTADES, SINO TAMBIÉN TODO LO QUE
ES CIVILIZACIÓN, CULTURA, IDENTIDAD.
El caso Trudeau demuestra que las ratas y las sabandijas son las
primeras en huir ante una protesta.