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martes, 17 de diciembre de 2019

CUANDO LAS SS NEGOCIABAN CON EL SIONISMO (1 de 4) - NO TODO EL NSDAP OPINABA LO MISMO SOBRE LA "CUESTIÓN JUDÍA"


Pocos lo quieren reconocer. Al parecer no conviene a nadie salvo a la verdad histórica recordar que entre 1935 y 1939, el SD (servicio de seguridad del Tercer Reich) negoció la repatriación de los judíos alemanes a Palestina y varias decenas de miles lograron alcanzar la “tierra prometida”. Es una verdad incómoda pero ahí está. Seguir este episodio semidesconocido nos servirá para explicar algunos giros de la política del III Reich en relación a Palestina

El esquema de los organismo de seguridad
del Tercer Reich

El Sicherheitsdienst o Servicio de Seguridad, siglado SD, había sido creado tardíamente (1932) por Heinrich Himmler y puesto al mando de Reinhard Heydrich, configurándose desde el principio como un verdadero servicio de espionaje e información, tanto en su tarea de recogida de datos como de análisis de los mismos. Incluía también un “sector operativo” encargado de neutralizar las amenazas que pudieran surgir contra los dirigentes del NSDAP y contra el propio partido.

Desde el principio este servicio entró en competencia con las Sturmabteilung (las Secciones de Asalto) que reivindicaban tales competencias a través de la sección segunda de su Estado Mayor. Sin embargo, a partir de la llamada “noche de los cuchillos largos” cuando el poder de las SA es liquidado y pasa a ser una mera “fuerza auxiliar”, el SD obtuvo la acreditación de “único servicio de información del partido”. A medida que las estructuras del NSDAP se fueron confundiendo con las del Estado, las SD pasaron a ser un servicio de información especial que apoyaba a la Gestapo (y que en ocasiones tendía a confundirse con este organismo).

El rastro del SD se inicia después de las elecciones del 14 de septiembre de 1930 en donde el NSDAP obtuvo 107 diputados y el 18% de los votos, configurándose como la segunda fuerza política de aquel país, después de los socialdemócratas y a distancia de los comunistas y de los partidos de centro y centro–derecha. A partir de ese momento surgió la necesidad –y la posibilidad– de reunir todas las informaciones que fueran importantes para garantizar la seguridad del partido. Al año siguiente, en 1931, en el interior de las SS se constituyó el Ic–Dienst bajo las órdenes directas de Himmler, el cual designó a un oficial de marina, Reinhard Heydrich para dirigirlo. Himmler reconocía así que el arma de marina siempre había tenido bajo su responsabilidad el servicio de inteligencia militar y consideró lógico pensar en un marino para acometer esta tarea (la Abhwer, inteligencia militar, estaba, igualmente dirigida, por tradición, por marinos).

Cuando estalló la guerra y se ocuparon territorios extranjeros, el SD organizó en ellos una red de informadores y agentes sobre los movimientos de oposición y resistencia y sobre la evolución política que se iba produciendo. Así mismo, el SD asumió competencias de seguridad interior, vigilando a las fuerzas armadas y a las estructuras del NSDAP. Las competencias del SD eran las propias de un servicio de información (infiltración, recogida de datos, análisis del material obtenido y –como veremos– servicios especiales; a no confundir con la Gestapo (siglas de Geheime Staats Polizei o Policía Secreta del Estado, con funciones se seguimiento de la oposición política) y la Kripo (contracción de Kriminalpolizei o Policía Criminal encargada de la investigación y represión de los delitos comunes), ambas agencias ejecutivas para la represión de delitos políticos y comunes respectivamente. Estos tres cuerpos de seguridad del Estado –Kripo, Gestapo y SD– estaban bajo el mando de Heinrich Himmler.


Tras la llegada al poder, en 1936, el cuerpo de policía se estructuró en dos grandes ramas: el Ordnungspolizei, conocida como Orpo o “policía de orden”, encargada de todo lo relativo a la seguridad ciudadana, al control del orden público y de los pequeños delitos). La Orpo, a su vez estaba organizada en tres ramas: el Schutzpolizei o policía municipal, la gendarmería o policía rural y el Gemeindepolizei o policía local.

Por otra parte, la Sicherheipspolizei agrupaba a la Kripo y a la Gestapo. A partir de 1939, ésta última quedó centralizada en el llamado Reichssicherheitshauptamt (RSHA, u Oficina Principal de Seguridad del Reich), que sería dirigida por Reinhard Heydrich hasta su asesinato el 4 de junio de 1942, siendo nombrado a continuación Ernst Kalterbrunner al frente de la misma el 30 de enero de 1943. 

A efectos de nuestro estudio conviene centrarnos en el SD  en su triple aspecto: recogida de información, análisis de la información y operaciones especiales en función de los datos obtenidos. Estas funciones son todavía más claras si se tiene en cuenta que el SD fue incluido como III Departamento de la RSHA (Amt III, Sicherheitsdienst) de Seguridad Interior y en el VI Departamento (Amt VI, Sicherheitsdienst) de Seguridad Exterior. El primero estuvo compuesto por unos 400 agentes estructurados en seis secciones cuyas funciones tras la incorporación de la Sección DI de “Investigación de Adversarios” a la estructura de la Gestapo, quedarían muy disminuidas. Entre las pocas funciones que quedaron adscritas a este departamento figuraba la situación de los alemanes residentes fuera del Reich, espionaje entre la alta sociedad (Grupo G), vigilancia de la industria, el comercio y los abastecimientos (Grupo IIID), informes sobre el estado de ánimo y la actitud de la población (Grupo IIIA), cuestiones culturales y religiosas (Grupo IIIC) y el más esencial de todos ellos a efectos de este estudio: el estudio de los problemas relativos a la “Comunidad Étnica del Reich”, raza, salud pública y minorías étnicas…

Distintas percepciones de la
“cuestión judía” en el NSDAP

Heinz Höhne, historiador de las SS, reconoce en su obra La orden de la calavera (Editorial Plaza & Janés, Barcelona 1969, pág. 382) que “…en mayo de 1940, Himmler repudiaba en su tristemente célebre memoria sobre el Tratamiento de los pueblos extranjeros en el Este, los ‘métodos bolcheviques de exterminación’, porque según sus íntimas convicciones la eliminación física de los pueblos era antigermana y antinatural. Es importante destacar la fecha: mayo de 1940. Los ejércitos alemanes se preparaban para invadir Francia y hacía ocho meses que la guerra con Polonia había comenzado y Francia e Inglaterra habían transformado un mero conflicto fronterizo en una nueva guerra europea. Antes de esa fecha, 1º de septiembre de 1939 (y Höhne así lo reconoce), el plan oficial aceptado por las SS: “expulsar a los judíos de Alemania, o dicho con eufemismo, hacerles emigrar. Por muy despiadada que fuera originariamente esa política antisemita, la eliminación física fue un pensamiento del todo ajeno a los SS hasta el estallido bélico”. Tal es el plan que vamos a intentar documentar en este artículo.

Las líneas de Höhne que hemos reproducido merecen una corrección notable: después de mayo de 1940 al ser imposible la repatriación de los judíos a Palestina a causa del conflicto, el mando de las SS valoró la posibilidad de trasladarlos a Madagascar. Francia sería ocupada en junio de 1940 y, como veremos, algunos jerarcas de las SS consideraron que el gobierno de Vichy aceptaría esté plan a cambio de compensaciones pues, no en vano, Madagascar era colonia francesa. 


Contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, una vez instalado en el poder el NSDAP no tuvo una posición unánime y clara sobre cómo afrontar la “cuestión judía”. Las opiniones entre los distintos sectores del partido no eran siempre coincidentes y esto produjo entre 1933 y 1936 distintos sobresaltos e incluso enfrentamiento en el interior de la jerarquía nacionalsocialista.

Es cierto que todas las tendencias del NSDAP eran, más o menos, antisemitas, todas entendían que existía un “problema judío”, pero distaban mucho de darle la misma interpretación: mientras que en las SS, cuyo reclutamiento procedía esencialmente de la pequeña burguesía golpeada por la guerra primero y la recesión después, la opinión generalizada tendía a promover un darwinismo social que eliminara a los judíos de la vida pública y de los puestos de dirección de la política y de la finanza, otros sectores del partido se mostraban mucho más beligerantes e incluso toscos.

En la edición española del Mi Lucha (Adolf Hitler, www.radioislam/historia/hitler/mkampf/pdf/spa.pdf) aparecen 125 menciones a la palabra “judío”. Hitler explica en el capítulo II, donde retrata su vida en Viena, como llegó al racionalizar su antisemitismo. La lectura de estas referencias indica que el futuro führer, al menos mientras permaneció en Linz no era en absoluto antisemita e incluso cuenta que le enfurecían las exageraciones que solían decirse sobre los judíos en el seno mismo de su familia. Sin embargo, al llegar a Viena primero y después durante su experiencia en el frente, esta opinión cambió y cuando recuperó la vista tras ser gaseado en las trincheras ya había incorporado el antisemitismo a su concepción del mundo, tendencia que traspasó al NSDAP.
Höhne reconoce la existencia de “distintos grupos antisemíticos en el Partido, que eran, por lo menos, tres” (op. cit., pág. 387):
  • El grupo nacionalista opuesto a la presencia judía en la política y en la cultura pero que aceptaba la colaboración “casi ilimitada” en el mundo de la economía (ejemplo: Walter Groß, otro nacionalsocialista libre de toda sospecha: en 1925 se incorporó al NSDAP, su militancia era ya antigua cuando en 1932 organizó la Asociación de Médicos Nacional Socialistas y en 1933 fundó la Oficina de Población y Política de higiene Racial, diputado del Reichstag desde 1936. Escribió varios textos antisemitas como exponente de esta primera tendencia y, finalmente, murió en combate el 25 de abril de 1945 en la ciudad de Berlín luchando contra el ejército rojo).
  • El grupo de “místicos antisemitas” que formaba en torno a Alfred Rosemberg y que consideraban al antisemitismo como una consecuencia de la voluntad de pureza racial de un pueblo, mucho más que de las diferencias religiosas, muy influido por las tesis de H.S Chamberlain que pueden resumirse en esta frase: “La corrupción de la sangre y la influencia desmoralizadora del judaísmo, he aquí las causas principales de nuestros fracasos”. Podría hablarse de un antisemitismo étnico–cultural.
  • El grupo antisemita radical, dirigido por Julius Streicher, sin duda el más beligerante de todos que frecuentemente ha sido considerado como “enfermizo”. Podríamos decir que el suyo fue un antisemitismo de “sal gruesa”, orientado hacia los sectores populares de la sociedad alemana en donde esta tendencia ya estaba anidada de siempre y en donde se redobló a partir de la derrota de Versalles y de la insurrección bolchevique.
Este último sector fue, sin duda el que más tempranamente se integró en el partido hitleriano (procedente del DSP, Deutschsozialistiche Partei (Partido Alemán Socialista) dirigido por Julius Streicher quien difundía sus tesis sobre un complot judío a través de las columnas de su diario Der Stürmer. Fue este sector el que una vez alcanzado el poder provocó distintas oleadas de incidentes callejeros de corte antisemita. 

En cuanto a las SS y al SD no consideraban razonable los temas de la propaganda antisemita de Streicher y de algunos sectores de la “vieja guardia” del partido. El SD no estaba dispuesto a aceptar que los Protocolos de los Sabios de Sión (tal como reconoce Höhne, op. cit., pág. 385–86 y el Untersturmführer SS, Edler von Mildenstein, primer ponente sobre cuestiones judías en el SD, lo calificó simplemente de “patraña” y el Oberscharführer SS Herbert Hagen, experto del SD en asuntos judíos, aludía a los libros de una editorial antisemita como “engendros literarios inocuos, aparte de que se refieren abundantemente a los protocolos de los Sabios de Sión”…) fuera un documento verídico y se cuidaban mucho de distinguir entre la alta finanza judía y el judío de a pie. No es raro que Rainhard Hohm, director del Departamento Central del SD llegara incluso a decir en 1929 que “el antisemitismo era una manía infecciosa” escribiendo un libro sobre esta temática.