Pocos lo quieren reconocer. Al parecer no conviene a nadie salvo a la
verdad histórica recordar que entre 1935 y 1939, el SD (servicio de seguridad
del Tercer Reich) negoció la repatriación de los judíos alemanes a Palestina y
varias decenas de miles lograron alcanzar la “tierra prometida”. Es una verdad
incómoda pero ahí está. Seguir este episodio semidesconocido nos servirá para
explicar algunos giros de la política del III Reich en relación a Palestina
El esquema de los organismo de seguridad
del Tercer Reich
del Tercer Reich
El Sicherheitsdienst o Servicio de Seguridad, siglado SD, había sido
creado tardíamente (1932) por Heinrich Himmler y puesto al mando de Reinhard
Heydrich, configurándose desde el principio como un verdadero servicio de
espionaje e información, tanto en su tarea de recogida de datos como de
análisis de los mismos. Incluía también un “sector operativo” encargado de
neutralizar las amenazas que pudieran surgir contra los dirigentes del NSDAP y
contra el propio partido.
Desde el principio este servicio
entró en competencia con las Sturmabteilung
(las Secciones de Asalto) que reivindicaban tales competencias a través de la sección
segunda de su Estado Mayor. Sin embargo, a partir de la llamada “noche de los
cuchillos largos” cuando el poder de las SA es liquidado y pasa a ser una mera
“fuerza auxiliar”, el SD obtuvo la acreditación de “único servicio de información del partido”. A medida que las
estructuras del NSDAP se fueron confundiendo con las del Estado, las SD pasaron
a ser un servicio de información especial que apoyaba a la Gestapo (y que en ocasiones tendía a confundirse con este
organismo).
El rastro del SD se inicia
después de las elecciones del 14 de septiembre de 1930 en donde el NSDAP obtuvo
107 diputados y el 18% de los votos, configurándose como la segunda fuerza
política de aquel país, después de los socialdemócratas y a distancia de los
comunistas y de los partidos de centro y centro–derecha. A partir de ese
momento surgió la necesidad –y la posibilidad– de reunir todas las
informaciones que fueran importantes para garantizar la seguridad del partido.
Al año siguiente, en 1931, en el interior de las SS se constituyó el Ic–Dienst bajo las órdenes directas de
Himmler, el cual designó a un oficial de marina, Reinhard Heydrich para
dirigirlo. Himmler reconocía así que el arma de marina siempre había tenido
bajo su responsabilidad el servicio de inteligencia militar y consideró lógico
pensar en un marino para acometer esta tarea (la Abhwer, inteligencia
militar, estaba, igualmente dirigida, por tradición, por marinos).
Cuando estalló la guerra y se
ocuparon territorios extranjeros, el SD organizó en ellos una red de informadores
y agentes sobre los movimientos de oposición y resistencia y sobre la evolución
política que se iba produciendo. Así mismo, el SD asumió competencias de
seguridad interior, vigilando a las fuerzas armadas y a las estructuras del
NSDAP. Las competencias del SD eran las propias de un servicio de información
(infiltración, recogida de datos, análisis del material obtenido y –como
veremos– servicios especiales; a no confundir con la Gestapo (siglas de Geheime
Staats Polizei o Policía Secreta del Estado, con funciones se seguimiento
de la oposición política) y la Kripo
(contracción de Kriminalpolizei o Policía Criminal encargada de la
investigación y represión de los delitos comunes), ambas agencias ejecutivas
para la represión de delitos políticos y comunes respectivamente. Estos tres
cuerpos de seguridad del Estado –Kripo, Gestapo y SD– estaban bajo el mando de
Heinrich Himmler.
Tras la llegada al poder, en 1936, el cuerpo
de policía se estructuró en dos grandes ramas: el Ordnungspolizei, conocida como Orpo
o “policía de orden”, encargada de todo lo relativo a la seguridad ciudadana,
al control del orden público y de los pequeños delitos). La Orpo, a su vez estaba organizada en tres
ramas: el Schutzpolizei o policía
municipal, la gendarmería o policía rural y el Gemeindepolizei o policía local.
Por otra parte, la Sicherheipspolizei agrupaba a la Kripo y a la Gestapo. A
partir de 1939, ésta última quedó centralizada en el llamado Reichssicherheitshauptamt (RSHA, u
Oficina Principal de Seguridad del Reich), que sería dirigida por Reinhard Heydrich
hasta su asesinato el 4 de junio de 1942, siendo nombrado a continuación Ernst
Kalterbrunner al frente de la misma el 30 de enero de 1943.
A efectos de nuestro estudio
conviene centrarnos en el SD en su
triple aspecto: recogida de información, análisis de la información y
operaciones especiales en función de los datos obtenidos. Estas funciones son
todavía más claras si se tiene en cuenta que el SD fue incluido como III
Departamento de la RSHA (Amt III,
Sicherheitsdienst) de Seguridad Interior y en el VI Departamento (Amt VI, Sicherheitsdienst) de Seguridad
Exterior. El primero estuvo compuesto por unos 400 agentes estructurados en
seis secciones cuyas funciones tras la incorporación de la Sección DI de
“Investigación de Adversarios” a la estructura de la Gestapo, quedarían muy disminuidas. Entre las pocas funciones que
quedaron adscritas a este departamento figuraba la situación de los alemanes
residentes fuera del Reich, espionaje entre la alta sociedad (Grupo G),
vigilancia de la industria, el comercio y los abastecimientos (Grupo IIID),
informes sobre el estado de ánimo y la actitud de la población (Grupo IIIA),
cuestiones culturales y religiosas (Grupo IIIC) y el más esencial de todos
ellos a efectos de este estudio: el estudio de los problemas relativos a la
“Comunidad Étnica del Reich”, raza, salud pública y minorías étnicas…
Distintas percepciones de la
“cuestión judía” en el NSDAP
“cuestión judía” en el NSDAP
Heinz Höhne, historiador de las
SS, reconoce en su obra La orden de la
calavera (Editorial Plaza & Janés, Barcelona 1969, pág. 382) que “…en mayo de 1940, Himmler repudiaba en su
tristemente célebre memoria sobre el Tratamiento de los pueblos extranjeros
en el Este, los ‘métodos bolcheviques de
exterminación’, porque según sus íntimas convicciones la eliminación física
de los pueblos era antigermana y antinatural”. Es importante destacar
la fecha: mayo de 1940. Los ejércitos alemanes se preparaban para invadir
Francia y hacía ocho meses que la guerra con Polonia había comenzado y Francia
e Inglaterra habían transformado un mero conflicto fronterizo en una nueva
guerra europea. Antes de esa fecha, 1º de septiembre de 1939 (y Höhne así lo
reconoce), el plan oficial aceptado por las SS: “expulsar a los judíos de Alemania, o dicho con eufemismo, hacerles
emigrar. Por muy despiadada que
fuera originariamente esa política antisemita, la eliminación física fue un
pensamiento del todo ajeno a los SS hasta el estallido bélico”. Tal es el
plan que vamos a intentar documentar en este artículo.
Las líneas de Höhne que hemos
reproducido merecen una corrección notable: después de mayo de 1940 al ser
imposible la repatriación de los judíos a Palestina a causa del conflicto, el
mando de las SS valoró la posibilidad de trasladarlos a Madagascar. Francia
sería ocupada en junio de 1940 y, como veremos, algunos jerarcas de las SS
consideraron que el gobierno de Vichy aceptaría esté plan a cambio de
compensaciones pues, no en vano, Madagascar era colonia francesa.
Contrariamente a lo que se tiene tendencia a pensar, una vez instalado en el poder el NSDAP no tuvo una posición unánime y clara sobre cómo afrontar la “cuestión judía”. Las opiniones entre los distintos sectores del partido no eran siempre coincidentes y esto produjo entre 1933 y 1936 distintos sobresaltos e incluso enfrentamiento en el interior de la jerarquía nacionalsocialista.
Es cierto que todas las
tendencias del NSDAP eran, más o menos, antisemitas, todas entendían que
existía un “problema judío”, pero distaban mucho de darle la misma
interpretación: mientras que en las SS, cuyo reclutamiento procedía
esencialmente de la pequeña burguesía golpeada por la guerra primero y la recesión
después, la opinión generalizada tendía a promover un darwinismo social que
eliminara a los judíos de la vida pública y de los puestos de dirección de la
política y de la finanza, otros sectores del partido se mostraban mucho más
beligerantes e incluso toscos.
En la edición española del Mi Lucha (Adolf Hitler, www.radioislam/historia/hitler/mkampf/pdf/spa.pdf) aparecen
125 menciones a la palabra “judío”. Hitler
explica en el capítulo II, donde retrata su vida en Viena, como llegó al
racionalizar su antisemitismo. La lectura de estas referencias indica que el
futuro führer, al menos mientras permaneció en Linz no era en absoluto
antisemita e incluso cuenta que le enfurecían las exageraciones que solían
decirse sobre los judíos en el seno mismo de su familia. Sin embargo, al llegar
a Viena primero y después durante su experiencia en el frente, esta
opinión cambió y cuando recuperó la vista tras ser gaseado en las trincheras ya
había incorporado el antisemitismo a su concepción del mundo, tendencia que
traspasó al NSDAP.
Höhne reconoce la existencia de “distintos grupos antisemíticos en el
Partido, que eran, por lo menos, tres” (op.
cit., pág. 387):
- El grupo nacionalista opuesto a la presencia judía en la política y en la cultura pero que aceptaba la colaboración “casi ilimitada” en el mundo de la economía (ejemplo: Walter Groß, otro nacionalsocialista libre de toda sospecha: en 1925 se incorporó al NSDAP, su militancia era ya antigua cuando en 1932 organizó la Asociación de Médicos Nacional Socialistas y en 1933 fundó la Oficina de Población y Política de higiene Racial, diputado del Reichstag desde 1936. Escribió varios textos antisemitas como exponente de esta primera tendencia y, finalmente, murió en combate el 25 de abril de 1945 en la ciudad de Berlín luchando contra el ejército rojo).
- El grupo de “místicos antisemitas” que formaba en torno a Alfred Rosemberg y que consideraban al antisemitismo como una consecuencia de la voluntad de pureza racial de un pueblo, mucho más que de las diferencias religiosas, muy influido por las tesis de H.S Chamberlain que pueden resumirse en esta frase: “La corrupción de la sangre y la influencia desmoralizadora del judaísmo, he aquí las causas principales de nuestros fracasos”. Podría hablarse de un antisemitismo étnico–cultural.
- El grupo antisemita radical, dirigido por Julius Streicher, sin duda el más beligerante de todos que frecuentemente ha sido considerado como “enfermizo”. Podríamos decir que el suyo fue un antisemitismo de “sal gruesa”, orientado hacia los sectores populares de la sociedad alemana en donde esta tendencia ya estaba anidada de siempre y en donde se redobló a partir de la derrota de Versalles y de la insurrección bolchevique.
Este último sector fue, sin duda el
que más tempranamente se integró en el partido hitleriano (procedente del DSP, Deutschsozialistiche Partei (Partido
Alemán Socialista) dirigido por Julius Streicher quien difundía sus tesis sobre
un complot judío a través de las columnas de su diario Der Stürmer. Fue este sector el que una vez alcanzado el poder
provocó distintas oleadas de incidentes callejeros de corte antisemita.
En cuanto a las SS y al SD no
consideraban razonable los temas de la propaganda antisemita de Streicher y de
algunos sectores de la “vieja guardia” del partido. El SD no estaba
dispuesto a aceptar que los Protocolos de
los Sabios de Sión (tal como reconoce Höhne, op. cit., pág. 385–86 y el Untersturmführer
SS, Edler von Mildenstein, primer ponente sobre cuestiones judías en el SD,
lo calificó simplemente de “patraña” y el Oberscharführer
SS Herbert Hagen, experto del SD en asuntos judíos, aludía a los libros de
una editorial antisemita como “engendros
literarios inocuos, aparte de que se refieren abundantemente a los protocolos
de los Sabios de Sión”…) fuera un documento verídico y se cuidaban mucho
de distinguir entre la alta finanza judía y el judío de a pie. No es raro
que Rainhard Hohm, director del Departamento Central del SD llegara incluso a decir
en 1929 que “el antisemitismo era una
manía infecciosa” escribiendo un libro sobre esta temática.