INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

viernes, 25 de enero de 2019

365 QUEJÍOS (251) – LA EUROPA QUE MUERE Y LA EUROPA QUE QUIERE VIVIR (3 de 3) – LAS TRES CORRIENTES DE LA POLÍTICA EUROPEA


Este artículo hace diez años hubiera tenido otro carácter y estaría redactado de otra manera: hace diez años, todavía, centro-derecha y centro-izquierda eran las corrientes dominantes en toda Europa. El stablishment había logrado reproducir sus equilibrios interiores en el parlamento europeo. Existía, claro está, un tercer grupo, amalgama de distintas corrientes, algunas de ellas exóticas, sino anecdóticas, pero la dominante era: centro-derecha (compuesta por moderados, liberales y democristianos) y centro-izquierda (formado por socialistas, socialdemócratas y ecologistas). Así pues, la tendencia de estas formaciones a lanzar, mediante la consabida “patada para arriba” a políticos amortizados, adversarios en minoría, personajes incómodos en cada una de sus formaciones, era la empleada por estos partidos: en la medida en que el esquema del parlamento europeo reproducía en que se daba en los parlamentos nacionales, nada esencial podía cambiar. En los últimos años se ha asistido a un vuelco completo de la situación.

A pesar de que las encuestas que se van publicando continuamente sobre la intención de voto en las próximas elecciones europeas y resulte ocioso hablar de ello, lo que sí parece bastante claro es que se van a generar una serie de tendencias incuestionables:
  • Fragmentación y división en el centro-derecha que tenderá a decrecer.
  • Fragmentación y división en el centro izquierda que tenderá a decrecer.
  • Convergencia creciente de los partidos populistas que tenderán a crecer.
El resultado de esta nueva reordenación del mapa político europeo será:
  • La segura configuración de un parlamento europeo a “tres bandas”
  • La posible introducción de algún comisario “populista” y “euroescéptico”
  • Las posibilidades de bloqueo de iniciativas legislativas por parte de los “euroescépticos”.
En el momento actual, ninguna encuesta da más de 200 diputados a los distintos grupos populistas y euroescépticos, pero la situación puede cambiar (y, de hecho, está cambiando en países como España, en donde se ha producido la tardía, pero enérgica aparición de una fuerza que puede incluirse en este sector) de aquí a las elecciones del domingo 26 de mayo de 2019. En cualquier caso, si estos sectores alcanzan el 20% de votos y de establecer políticas únicas (a pesar de estar divididas en dos grupos parlamentarios, uno más conservador y otro más alternativo) alcanzarán una visibilidad de la que hoy carecen y, si rompen esa barrera y se aproximan al temido 25% de los votos, tendrán a su alcance bloquear iniciativas institucionales, tanto por su representación en Estrasburgo como por su papel directivo en algunos países europeos.

En la actualidad el Grupo Europa de la Libertad y de la Democracia Directa (EFDD) estaba compuesto por el UKIP de Nigel Farage (22 diputados), Alternativa por Alemania (1 diputado), Movimento 5 Stelle (17 diputados), Demócratas Suecos (2 diputados), Renovación de la Repúblia Polaca (2 diputados), Ciudadanos Libres checos (1 diputado) y un diputado francés. Obviamente, tras el Brexit y la pérdida de los diputados ingleses, el grupo no sobrevivirá. El total disponía de 43 diputados. El hecho de que Farage y dos diputados más del UKIP se unieran el 15 de enero de 2019 al grupo Europa de las Naciones y de la Libertad, implica en la práctica, que este grupo ha dejado de existir como tal.

El Grupo Europa de las Naciones y de la Libertad, cuenta con cuatro diputados austríacos del FPÖ, uno belga del Vlaams Belang, 15 franceses del Front National, un alemán de la AfD, 6 italianos de la Lega Nord, 4 holandeses del Partido por la Libertad, 2 polacos de la Nueva Derecha, cuatro del antiguo del UKIP inglés, en total, 34 miembros.

En el capítulo de “no inscritos” figuran, un representante del NPD alemán, tres diputados de Amanecer Dorado, marginados por el resto, en la medida en que sus rasgos externos los asimilan más al neofascismo que al populismo euroescéptico.

Pero todo esto que resulta extraordinariamente movedizo dice muy poco sobre cómo será el próximo parlamento europeo, en especial porque se han producido corrimientos de fuerzas, procesos de convergencia y distanciamientos entre fracciones del conservadurismo europeo a los que no ha sido ajeno el ascenso del “euroescepticismo” en los países del Este y el hecho de que dentro del Partido Popular Europeo haya aumentado esta corriente en algunos de sus secciones. Mayor es la tensión y el distanciamiento en el interior del Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos, algunos de cuyas formaciones son consideradas como “populistas” (el Partido de los Verdaderos Finlandeses, el Partido Popular Danés, o el Partido Creada por los Derechos).

La intención de Matteo Salvini, quien se ha configurado como el motor de la operación “un solo grupo euroescéptico a partir de 2019 en Estrasburgo” es unir a partidos que están gobernando en algunos lugares de Europa (Italia, Hungría, Austria, Polonia), con otros que tienen un cómoda situación en sus países y se configuran como “única oposición” (Francia, Alemania, Holanda, países nórdicos), sumando los diputados que pueden aparecen en la misma corriente en países como Bélgica, España, Rumanía, Croacia o Bulgaria. Se llegaría así, con facilidad a los 200 diputados (de los poco más de 700 escaños, 751 en la actualidad y algo menos por la pérdida de los 73 escaños ingleses). Esto supone casi un tercio de los votos.

La ventaja de ese “frente euroescéptico” es que los puntos de acuerdo (alto a la inmigración, revisión de los aspectos más conflictivos de la UE, políticas realistas en economía y sociedad, rearme arancelario, soberanía y neutralidad europea) son muy superiores entre ellos que los que se dan en el interior de cualquier otro grupo en donde, por una parte, subsisten diferencias ideológicas y distintas prioridades en el centro-izquierda, matices e, incluso, obsesiones, La aparición de una izquierda “populista” en Alemania no ha hecho más que complicar las cosas para una izquierda que, ya de por sí, encuentra dificultades en la definición de su proyecto y en hacerlo digerible para el electorado. La única esperanza actual del centro-izquierda europeo sería que, masivamente, el electorado étnicamente no europeo les prestara su apoyo masivo… algo difícil en unas elecciones europeas. En la actualidad, el equilibrio de fuerzas de la legislatura que termina está a favor de la derecha (con 360 diputados frente a los 292 del centro-izquierda). No parece que la derecha vaya a mejorar sus posiciones, salvo en su franja euroescéptica, fronteriza con el Partido Popular Europeo (la fuerza que Salvini se ha propuesto destruir con su sistema de alianzas o, en cualquier caso, obligarle a sumarse al carro euroescéptico o, en última instancia, atemperar sus furores europeístas). Tampoco la izquierda alberga grandes esperanzas en estas elecciones. Solamente se registra euforia y optimismo en el seno del “populismo euroescéptico”.
  • ¿La convicción? Que el parlamento europeo de 2019 ya no tendrá la misma geometría que el de 2014-2019.
  • ¿La duda? Si el avance del populismo euroescéptico será suficiente como para bloquear las decisiones del parlamento europeo y obligar a una rectificación de las posiciones históricas de la UE desde Maastrich.
  • ¿La esperanza? Que en la próxima legislatura se ponga coto a la inmigración masiva en Europa, se releguen a segundo plano las reivindicaciones neurótico-obsesivas de los “grupos sociales” que han protagonizado la decadencia y la desintegración social de Europa y que, al menos, un grupo parlamentario numeroso defienda en Estrasburgo los intereses del ciudadano de a pie.
  • ¿La conclusión? La necesidad de participar en estas elecciones que pueden marcar un punto de inflexión histórico en la UE, estancada desde el rechazo a la Constitución Europea y la necesidad de votar a lo largo y ancho del continente a opciones “euroescépticas y populistas”, de Narvik a Lisboa y de Atenas a Dublín.
  • ¿La consigna que propone este apolítico, conservador revolucionario y anarca? SI ALGO PUEDE CAMBIAR, ES AHORA.