INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

lunes, 6 de agosto de 2018

365 QUEJÍOS (99) – LA ESTAFA HUMANITARIA 2.0.


El otro día fue mi 66 cumpleaños. Recibí desde un día antes hasta dos días después, tal oleada de felicitaciones que me dejaron anonadado. Casi 1.000 (800 en las primeras oleadas el día antes y a lo largo de todo el día y 140 en dos días posteriores). El año anterior habían llegado a 500 por lo que recuerdo. Así que puede hincharme como un pavo real, porque este año casi me quieren el doble que el pasado. Gracias, de verdad, a todos los que os acordasteis y utilizasteis las redes sociales (especialmente facebook) para felicitarme. Nada más lejos de una queja que este agradecimiento. Ahora bien, ayer me ocurrió algo imprevisto: Facebook, unos días antes, me envió una circular anunciando la proximidad de mi aniversario y me proponía crear, junto con otros amigos, un “proyecto humanitario para recaudar fondos”… Hombre, no me jodan con esto de “lo humanitario” (cuando pago un recibo, la Caixa me pregunta si quiero ingresar 10 euros en no sé qué campaña, cuando llaman al teléfono fijo hacia un 25% de posibilidades de que sea una ONG, si me detiene una veinteañera en la calle, seguro al 100% que intentarán venderme Intermon Oxfam o cualquier Solidaridad Apocalíptica). He denunciado en muchas ocasiones este tipo de campañas y me quejo, una vez más, de ellas y de su misma existencia.  Me quejo de este tipo de prácticas.

En realidad, lo que Facebook ha recuperado es una herramienta ya existente. El sistema líder hoy es GoFundMe, la empresa número 1 en “fundraising” y “crowdfunding”. GoFundMe se jacta en su red de haber “recaudado más de 4.000 millones para personas necesitadas” y de ser “el mejor sitio para recaudar fondos en Internet”. A fulanito se le ocurre una idea y busca financiación: la obtiene a través de esta web que se jacta de no cobrar comisiones (a diferencia de Fundly que cobra el 4,9% y de FundRazr que se queda con el 5%... si bien GoFundMe recibe una comisión confesada del 2,9% en concepto de “comisiones del procesador de pagos”). GoFundMe alardea de tener “más de 50 millones de donantes”. Pero, como se sabe, en el mundo digital, gobierna la concentración de medios: Google, Facebook… Así pues, esta tarea, antes o después, estaba claro que iba a ser asumida por alguno de estos colosos omnipotentes de la red. Y así ha ocurrido.

La herramienta tiene seis categorías (educación, medicina, medicina para mascotas, crisis, emergencias personales y entierros y pérdidas). El dinero recaudado se entregará a las personas destinatarias. Y, de momento, Facebook ha probado su herramienta con 37 organizaciones caritativas, incluyendo la Mercy Corpos, la Sociedad Nacional de Esclerosis Múltiple y el Fondo Mundial para la Naturaleza. De ahí que antes de mi cumpleaños recibiera la petición de que colaborase, mediante facebook, en una campaña humanitaria y animara a mis amigos a hacer otro tanto.

Por algún motivo, el fundador de Facebook, como Bill Gates o Steve Job en su momento, suelen alardear de su altruismo (claro está que cuando se es mil millonario es fácil ser altruista y donar el 95% de tu riqueza… sabiendo que con el 5% restante y con las royalties generadas por productos ya existentes, pueden vivir tus descendientes hasta el año 3.000 sin problemas económicos, y sabiendo, además, que puedes ahorrarte impuestos). Los inmeduros emocionales que crearon la era digital no son muy diferentes de los “padres fundadores” de los EEUU: se pasan el día agradeciendo su suerte e intentando devolver algo de lo recibido. Bien está si alguien que lo necesite sale beneficiado.

Pero creo que habría que poner más empeño e imaginación. En este tipo de campañas humanitarias uno nunca está seguro de si se realizan por altruismo puro y duro o con una segunda intención. Nadie tiene la seguridad –sino todo lo contrario- de que los fondos cedidos para tal o cual campaña, lleguen a su destino sin mermas importantes (la primera de todas, el pago del personal que los gestiona), ni tampoco se suelen notificar los resultados de las campañas y si han servido para algo o no. Por ejemplo, es evidente que los BILLONES quemados en África desde las independencias de los años 50-60 no han servido para nada más que para agravar los problemas… y, sin embargo, resulta imposible comprobar, cuánto de ese dinero ha ido a parar para la campaña humanitaria y cuándo para la “gestión” de la misma.

Miren. Yo soy de los que tienen a Crom, el dios de Conan, como único dios verdadero. Y lo tengo, no solamente porque deriva de una antigua deidad céltica, Cromm Cruach, sino porque su lema es “Crom te ayuda si tú te ayudas”. Conan suele rezarle oraciones así: “Crom, jamás te he rezado, no sirvo para ello. Nadie, ni siquiera tú, recordarás si fuimos hombres buenos o malos, por qué luchamos o por qué morimos. Lo único que importa es que, hoy, dos se enfrentan a muchos. Crom, el valor te agrada. Concédeme pues una petición, concédeme la venganza. Y si no me escuchas... ¡vete al infierno!”.

Y, ya puestos, le doy una idea a Zurkenberg, me hubiera gustado que en el día de mi cumpleaños, el Face me hubiera sorprendido con una campaña de crowfounding sorpresa. Que hubiera pedido 1 euro a cada uno de mis amigos y con el resultado (pongamos que 1.000 amigos, además de felicitarme, hubieran aportado ese euraco de nada) yo hubiera podido elegir en el catálogo del face cualquier objeto de regalo por esa cantidad (una Zodiac nueva no hubiera estado mal, por cierto). ¿El beneficio del face? Mi eterno agradecimiento y de paso el 30-50% de comisión por la venta. Y todos tan contentos porque nadie ha mentido a nadie, ni nada es opaco. Y seguramente mis amigos también porque yo no tendría inconveniente en contribuir a su happy crowfounding cumpleañero. Me quejo de que cualquier campaña humanitaria que no piensa en usted o yo, no es humanitaria, sino opaca.