La primera organización de “supremacía
blanca”, el Ku Klux Klan, ha cumplido su 150 aniversario. Con rituales y
uniformidad propia, sigue estando presente a título residual en algunos Estados
del Sur de los EEUU. En los últimos años, el Klan ha experimentado cierta
revitalización, después de que Barak Hussein Obama ascendiera a la presidencia.
Sin embargo, a nadie se le escapa que “el Klan” es un arcaísmo en la historia
norteamericana y que ni sus uniformes, ni sus banderas, ni sus rituales pueden
escapar al lastre histórico que representa su pasado: una organización que
tiene más pasado que futuro.
Ha preocupado en los últimos
meses que el KKK realizara acciones de propaganda en diferentes suburbios del
sureste de los EEUU, volviendo a sacar a la calle sus capuchas blancas,
mostrando cruces encendidas en la oscuridad y entonando cánticos de hace 150
años. Como se sabe, el KKK está dividido en distintas fracciones, algunas de
las cuales piden avanzar en un proceso unitario con otros sectores de la
extrema-derecha norteamericana, mientras que otros hablan solamente de
reunificar el Klan y otros, ni siquiera están preocupados por otra cosa que no
sea por promover y ampliar su grupo. Como
en los últimos 50 años siempre el KKK siempre ha tenido algunos partidarios de “reconvertir”
la organización, cambiar uniformidad y rituales y hacerse más accesible para el
público norteamericano contemporáneo.
La organización fue fundada a
finales de 1865 y salió a la luz pública en 1866, de la mano de veteranos
sudistas de la Guerra de Secesión. Disuelta formalmente por el presidente del
os EEUU Ulysses S. Grant, a través del Acta de Derechos Civiles de 1871, en 1915
se reconstituyó y se convirtió en una organización con seguimiento masivo,
especialmente en los años en los que en Europa proliferó el fascismo. Cuando
éste declinó, el KKK prácticamente desapareció, hasta que las luchas por los
derechos civiles de los años 60 y las acciones del Black Power lo revitalizaron
fugazmente. En los años 70 empezó su atomización y su pérdida de vitalidad que
dura hasta nuestros días.
El grupo más activo en la
actualidad es el de los Caballeros Blancos Leales del KKK dirigidos por Chris
Baker que apenas cuenta con 200 miembros en Alabama y unos 3.000 en todos los
EEUU. Existen otros 190 grupo distintos con un total de 6.000 miembros, la
mayoría de carácter local y sin coordinación entre sí.