Hace un par de días publicábamos
una noticia estimulante para la sociedad española: la “reina del pueblo”, la “emperatriz
de la telebasura”, la “gran timonel de la banalidad”, Belén Esteban, había
reemprendido sus estudios. Un verdadero ejemplo para la sociedad española y,
especialmente, para los jóvenes. Lamentablemente, la vigencia de la buena
noticia se ha disipado: Belén Esteban ha sido suspendido en la prueba teórica
para obtener el carné de conducir.
La eximia colaboradora de Sálvame
ha sido revolcada en el examen teórico. Ante las cámaras ha declarado: “Estaba
convencida de que iba a aprobar, pero bueno… me he llevado una desilusión”. Suele
ocurrir cuando te presentas a un examen sin estar preparada. Y esto a pesar de
que el horario de la autoescuela era digno de estudios superior de Ofxort o
Yale: de de 9 a 12 y de 14 a 18. Ni por esas…
La Esteban se ha venido
momentáneamente abajo. La acumulación botox del rostro se le ha removido una
vez más y ha adoptado sus formulaciones más freakys. Menos mal que ahí estaban
sus compañeros de Sálvame para arroparla.
Ha justificado el fracaso con dos
argumentos contundentes: las preguntas eran “muy confusas” y “me he tenido que
levantar a las 7:30 para ir a Cuenca”… Sobre lo primero, cabe decir que eran
tipo test: con un 25% de posibilidades de acertar aun cuando no se tenga
ninguna idea e la atería. Y sobre los prejuicios causados por la hora de
levantarse… son simplemente una ofensa a los que se ganan diariamente la vida
con el sudor de su frente.