Molenbeek, el barrio más
islamizado de Bruselas, cuna de yihadistas y muestra de los peores resultados
del fracaso de todas las políticas de integración, sin embargo, con la Iglesia
católica llena… no, por supuesto, de fieles católicos, sino de islamistas
celebrando el ramadán. En efecto, la iglesia de San Juan Bautista se transformó
en mezquita el viernes pasado. El cura de la parroquia indicó el motivo: “para
permitir a los miembros de las diferentes comunidades encontrarse y conocerse
mejor…”. El buenismo, siempre el buenismo como anteojos para falsear los
colores reales de la vida. De Molenbeek en particular.
La ceremonia de los viernes en el
mes del ramadán “dará ocasión de realizar una fiesta religiosa musulmana y así
facilitar que el gran público conozca mejor al islam, busquen puntos comunes
entre las culturas e intercambien opiniones para crear vínculos entre los
habitantes de nuestra hermosa comuna multicultural”. El primer intercambio será
sobre la práctica del ayuno en las diferentes culturas. Eso por la mañana; por
la tarde –es el cura quien lo cuenta- “se tratará sólo de vivir en común”. Lo
mejor, sin duda, es el fin de fiesta: “interludios musicales a partir de las
22:00 horas. Actuarán dos grupos de música musulmana y la coral cristiana
African Joys”… Nadie puede negar buena voluntad al párroco de San Juan Bautista
en Molenbek. Obviamente, que el sacerdote católico sea de color, es
irrelevante.
Una experiencia personal: hace
quince años dejamos de ir a la Misa del Gallo en la Catedral de Barcelona con
toda nuestra familia porque el obispo de la época explicaba que había ofrecido
una comida para inmigrantes a la que asistieron muchos islamistas, pero luego,
cuando se produjo el acto religioso, apenas asistió ninguno. No se lamentaba,
ni siquiera había acto de contrición porque el papel de la Iglesia no es
repartir churros con chocolate, ni pizzas halal, sino lograr la salvación de
las almas. Dos años antes, en el barrio de la Ribera, en Barcelona, solamente
existía una parroquia católica por veinticinco “puntos de oración” islamistas.
Todas las ciudades europeas tienen su Molenbeeck… A un mes de subir Zapatero al
poder, cuando los islamistas descubrieron que tenía “la mandíbula blanda”,
ocuparon la Catedral de Barcelona. Cuando la desalojó la policía la imagen de
la capilla del Cristo de Lepanto o la pila bautismal de la Catedral cubierto
absolutamente de basura o el olor a orines que se respiraba en el claustro de
la Catedral (los ocupantes –musulmanes en su totalidad- habían orinado sobre
las tumbas de los menestrales que tapizan el suelo del claustro) era
simplemente insoportable.
Seamos claros: hay que empezar a
reconocer que ya no existe “Iglesia” en el Vaticano, sino una administración
que pretende armonizar una serie de sectas que han sustituido a las antiguas
órdenes religiosas y que, por supuesto, ya no tiene rumbo fijo. El caso de la
iglesia de San Juan Bautista en Molenbeeck así lo confirman.