Ayer proveché para ver unas
películas recientes que no había visto aún (Espías
desde el cielo y unos cuantos episodios de la serie inglesa River). Por supuesto, no vi el debate de
los cabezas de lista de los partidos mayoritarios. ¿Para qué? Era previsible
todo lo que iban a decir, como era previsible también que cada medio de
comunicación interpretara los resultados según sus preferencias y dependencias.
ABC titula “Ganó Rajoy” y añade “Sánchez, Iglesias y Rivera regalan
el debate a Rajoy”. No hubiéramos esperado otra cosa de un medio de la derecha
más que tener a la derecha por victoriosa. El
País, cada vez en peor situación económica, se muestra ecléctico: “La
corrupción, los recortes y el empleo centran un debate sin ganador” e incluye
una votación que elucide la opinión de los lectores con el título de “¿Quién
crees que ha ganado?” pero no pueden evitar el que les quede un poco de sabor
de sus orígenes e incluyen otro análisis con el título “Cómo Mariano Rajoy
salió vivo”. Ambos diarios coinciden en situar a Rajoy en el centro del debate
pero nunca por sí mismo, sino por mérito o demérito de los otros tres. En
cuanto a la votación del país carece de valor si tenemos en cuenta que solamente
Podemos está utilizando sistemáticamente trolls en la campaña electoral.
La Vanguardia de Barcelona (hasta ahora el boletín interno de CiU y
hoy un diario a la búsqueda de lectores perdidos) parece como si el debate no
fuera con ellos. A fin de cuentas en el debate no había ningún candidato
catalán y el rotativo que fue republicano durante la República, franquista con
el franquismo y autonomista durante el pujolato, se limita a no señalar ningún
ganador (por improbable que sea que Homs, el candidato de CDC pueda obtener
buenos resultados), sustituyendo esa posibilidad por un “Los candidatos
mantienen sus posturas sobre Cataluña”, evitando decir que ninguna es
soberanista. El otro diario catalán, El
Periódico se destaca por titular la información sobre el debate como “Adversarios
contra natura” añadiendo que “Sánchez
se encara con Iglesias en una dura pugna en el ala izquierda y Rivera sugiere a
Rajoy que dé un paso atrás si quiere el apoyo de Ciudadanos”, en lo que
quizás supone la visión más objetiva de las que se han dado, que incluye
también cierta indefinición. Han optado estos de Z por que no haya ni
vencedores ni vencidos. Encuentro en tablas.
Para La Razón, en
cambio, no hay tablas, sino tablones para apuntalar a Rajoy: “Rajoy gana el todos
contra uno”. ¿Podría esperarse otra cosa? Por los mismos derroteros circula El Mundo, arrastrando problemas
económicos que comprometerán su supervivencia en los próximos meses: “Rajoy
resiste mientras Sánchez desaprovecha su gran oportunidad”. Realmente, si en
algo coinciden todos es en que el más apagado, gris y mediocre de los debatientes
fue Pedro Sánchez, seguramente el candidato que tiene más amortizado su valor
político y que, después del 26-J pasará a ser el último mono del PSOE y, de
paso, el que reciba todos los palos.
En cuanto a los digitales, la cosa está todavía más dispersa:
El Confidencial, acota el evento con
este titular: “El debate entierra a Sánchez y deja el 26-J en un duelo
PP-Podemos”. ¿Y Rivera? Lo dice en recuadro minúsculo: “Rivera satisfecho”. De
hecho, si Rivera quiere ser considerado como “vencedor”, no tiene nada más que
leer Libertad Digital: “Rivera sí
planta cara a Podeos y gana el debate con claridad”. En realidad el digital
neo-liberal del ex neo-maoísta Jiménez Losantos lo que dice es una neo-verdad
en neo-lengua orwelliana: confunde deseos con realidades. Está clara la opción
de Losantos (Rivera) y señala al “enemigo” (Podemos). Periodista Digital, según su tradición cainita reparte estopa a
todos con el titular: “Rajoy y Rivera le bajan los humos a Iglesias ante un
Sánchez lamentable”, que hay que leer así: los candidatos del centro-derecha no
tienen más mérito que el atacar a los candidatos del centro-izquierda”. Opta,
pues, este medio, por aproximarse al sentir mayoritario de la población: no ver
en ningún candidato méritos suficientes para votarle por sí mismo, sino darle
su voto como acto de protesta contra otro.
En cuanto a El Español, no hablan de ganador, pero si anotan los rasgos que más
les llaman la atención: “Rivera saca de quicio a Rajoy con la corrupción y a
Iglesias con Venezuela”. No es, desde luego, un titular muy atractivo: largo,
confuso y que indica que Pedro J tiene que trabajar mucho este proyecto si
quiere que llame la atención. Claro que, luego, conscientes de que hay que
precisar más… lo hacen menos: “Rajoy sale vivo del debate pero llega muerto a
los pactos”. En cualquier caso, leyendo el editorial se percibe que el director
se decanta por Rivera (“Rivera disloca la pinza”). OKdiario tiene un titular que, a estas alturas, ya nos resulta poco
original: “Rajoy sale vivo pese a que Rivera le dejó tocado a él y hundido a
Iglesias con la corrupción” y en otro titular: “Rajoy da una lección económica
a Rivera, Sánchez e Iglesias, que parecían sus alumnos”. Lejos quedan aquellos
tiempos en los que El Plural se
decantaba sin ambages ni medias tintas hacia la izquierda lo más rosada
posible: “El debate, agrio, anuncias más divorcios que bodas para el 26-J”. No
es, desde luego, un gran titular, pero al menos evita decir quién ganó.
A la vista de todos estos titulares, podemos establecer
varias conclusiones: la primera de todas, preguntarnos si realmente, los
comentaristas de todos estos medios vieron el mismo debate, o incluso si lo
vieron. Luego, cabe pensar si estos medios defienden la objetividad informativo
o a quien los paga o de quien creen que se podrán beneficiar más. En tercer
lugar, reconocer que estos debates sirven para poco: perder dos horas viendo
estos fuegos fatuos del régimen nacido en 1978 (porque fuegos fatuos son
aquellas emanaciones que desprender los cadáveres en descomposición y el régimen
hoy es eso y no otra cosa) es casi tan duro como para los cinéfilos ver dos
horas de Batman contra Supermán y
salir concluyendo que la película es mala-malísima.
Finalmente, lo que empieza a preocupar es que algunos medios
ya empiezan a preparar a la opinión pública: los resultados de las elecciones
no serán concluyentes, los candidatos siguen enrocados en las mismas posiciones
en las que campan desde la noche del 20-D e, incluso, empieza a cobrar forma la
posibilidad de un tercer encuentro, otra vez en diciembre… Díganme si no tengo
razón cuando hablo del cadáver en descomposición del régimen.