No sé porqué me viene a la mente
una película de Pasolini: Uccellacci e
uccellini (pajaritos y pajarracos). Podemos es como un ave que ya tiene plomo en
las alas y que apenas sí acaba de nacer. El PP como un pterodáctico que parece
alimentarse de plomo. Ciudadanos como una garza que vuela y vuela sin tener muy
claro el rumbo y el PSOE me recuerda a un colibrí estático. Luego están los
nacionalistas, aves de faunas locales poco exóticas. Mucho pájaro hay en todo
esto de la política y todos son, en mayor o menos medida, carroñeros. Hoy en
España lo que está en crisis es el sistema político y representativo, pero esa
crisis no se exteriorizará porque todos estos carroñeros (los recién nacidos y
los líticos) son sus principales beneficiarios. ¿Y la sociedad de la que viven?
Unos mudos, otros airados pero impotentes, todos soportando los hechos
consumados y deseando que las sombras proyectadas por estos pajaritos y
pajarracos les afecten lo menos posible. Mucho pájaro en los cielos; mucho gusano
en la tierra.
Si alguien había temido que
Podemos y los restos de IU formaran una especie de “frente popular” versión
2.0., la evaporación de los primeros en las elecciones catalanas, han
demostrado que la organización de Pablo Iglesias tiene la mandíbula frágil.
Podemos hizo una campaña genial en las elecciones europeas, pero desde luego,
todo ha ido a peor desde entonces, sin necesidad de referirnos a Venezuela o al
caso griego: errores en la confección de listas en las municipales, metidas de
pata continuas de sus alcaldes, limitaciones de los mismos, amiguismo y
nepotismo desde el poder y, mediocridad, en definitiva. Nada que no hayamos
conocido en otras opciones políticas. Y para colmo, tendencia a aliarse con
otras fuerzas de izquierda rancia. IU, por ejemplo, profesionales de la memoria
histórica hemipléjica. Si a estos añadimos, inexperiencia, amateurismo, pedantería
de alguno dirigentes, estulticia de otros, tópicos de la vieja izquierda
presentes y un discurso mal articulado (especialmente en el tema de inmigración
y en el tema de vertebración del Estado), lo menos que puede decirse es que el “efecto
Podemos” ha pasado y bien pasado… Pregunta: ¿qué es Podemos? Respuesta: otro
partido más. Seguramente no era ahí a donde quería llegar Iglesias, pero no
parece que vaya a conseguir llegar mucho más allá. E incluso, menos, a tenor de
los resultados catalanes.
Elecciones generales en domingo y trece… A
doce días de Navidad. Nos la podemos imaginar: unos diciendo que han cumplido
todas sus promesas electorales y que la economía va bien, los otros diciendo
que sólo ellos resuelven la economía. Y luego aquellos que llevan atascados con
lo de la independencia años y años. O los que dicen que hay que cuidar a los
animales, o los piratas, los que se presentan por presentarse. Todo para que
nada vaya a cambiar o muy poco. Ciudadanos pactará con el PP que, por supuesto,
no tendrá mayoría absoluta y que resultará la combinación más probable (si es
que en España lo “probable” puede alguna vez convertirse en posible, aun no
siendo exactamente lo más razonable). ¿No sentís que todo esto es demasiado
aburrido como para que pueda interesar doce días antes de Navidad? ¿No creéis
que salvo que fuera a mejorar vuestra situación porque vosotros o un familiar
fueran elegidos diputados o ministros, todo esto no va con vosotros? ¿De verdad
creéis que unas elecciones cambian algo a mejor? ¿Treinta y ocho años de
elecciones continuas y trepidantes no os han servido para demostrar que si algo
cambia es siempre, inevitablemente a peor? Entonces ¿para qué hablar sobre
elecciones. Es mucho más interesante saber el precio de las gafas Google o
saber si Netflix dará buen cine a bajo precio… eso si cambiará vuestras vidas,
no la cara de un diputado.
Si el “efecto Podemos” se ha
diluido en Cataluña es porque la CUP ha catalanizado el programa de Pablo Iglesias. Cuando la CUP
dice “governem-nos” (gobernémonos, eslogan electoral) lo que está proponiendo
es justamente eso: democracia directa además de independencia. La misma
cantinela que cae en el mismo error: una población completamente invertebrada,
masificada, bastardizada culturalmente, en proceso creciente de
analfabetización, apática y que carece de capacidad crítica (e incluso se ve
afectada por una creciente capacidad de incomprensión: los informes PISA de
hace ya lustros alertan sobre que la lectura en España ni siquiera facilita
capacidad de comprensión)… ¿una comunidad (Cataluña, España, mi barrio) en esas
circunstancias puede “autogobernarse” y practicar la democracia directa? El
problema de los “ultrademócratas” es que su propuesta suena muy bien, pero cada
vez es más irreal. Por lo demás, en algunas críticas al “régimen catalán”, las
CUP tienen más razón que un santo. Pero su problema es que han callado hasta
ahora. Han formado junto a Mas y Junqueras. Han sonreído a Pujol. Ayer decíamos
que CUP era Herri Batasuna a la catalana, sí, pero con un punto de Podemos y
sin conseguir sacarse del todo el pelo de la dehesa de ERC
Desde hace tiempo, las únicas
satisfacciones que se obtienen comentando las noticias en España, las da la
ciencia. Frecuentemente nos olvidamos que estamos en vanguardia (o en posiciones
adelantadas) en muchos campos científicos. Mirar esta noticia: en la
universidad de Alicante, se ha creado un material que se autorrepara: lo partes
en dos e inmediatamente sus moléculas se unen de nuevo: sus moléculas tienen
memoria. Puede servir como parachoques e vehículos convencionales, en medicina
para prótesis en astronáutica… Así pues, aquí hay gente capaz: “El que sabe,
sabe, y el que no a político”, tal es la ley en nuestro país. Esto me recuerda
que cuando uno de mis hijos presentó la tesis doctoral en una universidad
privada catalana, estábamos presentes algunos amigos suyos, familiares, además
del tribunal. Cuando un año después presentó el trabajo de final de master en
Montreal, delante estaban cazatalentos de decenas de empresas. Esa misma mañana
tenía varios trabajos donde elegir. ¿Qué falla en nuestras universidades?
Muchas cosas, pero sobre todo lo que está completamente ausente es la relación
Universidad-Empresa. Y en esto sí que llevamos demasiado retraso.
Si alguien tiene derecho a
participar en la guerra en Siria es precisamente Rusia. En primer lugar porque
Rusia ha optado claramente por uno de los contendientes (el gobierno de Al Asad),
en segundo lugar porque físicamente está mucho más próxima a los teatros de
operaciones que EEUU o Francia. Mientras que en Occidente se pretende “bombardear
al ISIS pero no a los rebeldes” (lo que en la práctica quiere decir, abatir al
gobierno de Al Asad), la aviación rusa lo tiene claro: machacar la insurgencia
(en la que va incluida el ISIS, sea lo que sea y lo haya organizado quien lo
haya organizado). Las cosas han ido demasiado lejos en Siria y, por extensión
en Oriente Medio: la política es demasiado seria para que los EEUU vayan
imponiendo en toda la zona su “estrategia del caos”. A no olvidar que los
sucesos que están ocurriendo desde hace cuatro años en Siria son el resultado de
las aventuras coloniales en la zona. A falta de una superpotencia local en
Oriente Medio, Rusia puede reclamar el derecho a ser el garante del orden en la
zona. Desde luego mucho mejor que EEUU o el neo-napoleonismo francés.
No somos partidarios de la
judicialización de todas las actividades políticas en España y, por tanto,
creemos que la fiscalía del Estado debería de actuar de manera independiente,
siempre de oficio, contra delitos (o presuntos tales) cometidos por la clase
política. En España, como diría Laot-Tsé “la justicia es como el timón, hacia
donde se le da, gira”. Artur Mas lo sabe y esto es lo más grave: que el
imputado pretendiera hacer valer su condición como “argumento electoral”. Por
unos días no lo ha conseguido. No hay que olvidar que los sucesos por los que
se le ha imputado tienen casi un año y tres si se tiene en cuenta el momento en
el que se anunció que se iba a cometer el “delito”. Como si un caco dijera: “En
un año voy a atracar el banco tal en la calle tal”. Lo normal sería que la
justicia lo impidiera, no que le dijera: “Atraca el banco y luego vemos que
pasa…”. Eso es lo que ha hecho la fiscalía en el caso de Mas a sabiendas de que
el imputado tendería a victimizarse. ¿Pero es que no se le hubiera podido
imputar y juzgar medio año antes, o incluso poco después de cometerse el acto
delictivo? En España la justicia es lenta, pero además de serlo, casi siempre –en
los casos importantes que afectan a la clase política- descarrila. ¿Tribunales
especiales para juzgar delitos cometidos por algos cargos o más tribunales
sumarísimos para hacerlo con celeridad? Cualquier cosa antes que estos procesos
agónicos que terminan en nada o en casi nada.