INDICE GENERAL (en fase de elaboración)

sábado, 10 de octubre de 2015

Diario de la Desesperanza (XXX)


Querido Diario:
El nacionalismo es aquella concepción que sitúa a la propia nación por encima de todo. El “individualismo de las naciones”, lógicamente genera hostilidad hacia cualquier otra nación que no sea la propia. Si esto se hubiera tenido en cuenta a la hora de redactar la constitución de 1978 (“la Zombi”, como la de 1812 fue “la Pepa”), nos hubiéramos ahorrado 38 años de problemas generados por los nacionalismos. Existen esos problemas, no porque exista Cataluña o Euzkadi, sino porque existen formaciones nacionalistas surgidas del resentimiento y de las ambiciones de las burguesías locales. Nada más. El soberanismo se basa en el arraigo que liga a una persona a su tierra natal. Es un producto de nuestra naturaleza animal, lo que la etología llama “instinto territorial”, por tanto, ligada a las capas más bajas de lo humano. Basta con que exista un partido con pocos escrúpulos como para remover vísceras para que el soberanismo aflore. El patriotismo, en cambio, es el sentimiento de pertenencia a una comunidad, de compartir un pasado y una tradición. Pero para que pueda proyectarse de manera eficiente sobre lo cotidiano y dar a quienes lo comparten la fuerza de la unidad, esa comunidad debe disponer, de manera clara de una “misión” y de un “destino” a realizar. Y ese es el problema, que el patriotismo español se recluye en los estadios de fútbol y en las competiciones deportivas a falta de tener el valor de revisar su “misión” y su “destino”. Y, créanme no hay nada más vacío y enfermizo que el patriotismo futbolero, el propio de aquellos que no están orgullosos de ser españoles sino de que la selección española de fútbol noquee al adversario. Entender el origen de una nación, identificar sus valores y sus constantes históricas, asumirlas y encarnarlas, adaptarlas, proyectarlas al futuro: tal es la función de un patriota.


UN SOLO PAÍS NO PUEDE “TIRAR DE TODA LA ECONOMÍA MUNDIAL”. ¿Y SI LA RESPUESTA FUERA LA AUTORQUIA?
La economía mundial globalizada así concebida no puede funcionar: se intenta que un país tire de toda la economía mundial, como en España un solo sector (la construcción ayer, hoy el turismo) debía de garantizar trabajo para todos (ayer como albañiles y hoy como camareros). Las cosas son muchos más complejas. El absurdo de la economía mundial es que se basa en las exportaciones y en los intercambios económicos mundiales. Una lata de sardinas pescadas en el Mediterráneo puede viajar hasta las antípodas y ser consumida en Tasmania. Un destornillador fabricado en Yunan (China) puede quebrarse en un taller de Memphis y una generosa donación de millones de botellas de agua mineral a una deprimida zona de África puede casar un desastre ecológico sin precedentes… ¿Y no es mucho mejor la autarquía? Hay que recordar lo que es esta corriente económica (algo muy distinto a lo que se nos ha dicho): no quiere decir que cada país se cierre a los intercambios comerciales con otros, es que, simplemente, cada país intenta producir lo que necesita (y adaptarse a lo que puede producir). Si en Tasmania, se pesca cazón… se come cazón, no se importan sardinas del otro lado del mundo. ¿Y las exportaciones? Siguen existiendo como intercambio de excedentes comerciales que no pueden ser consumidos en una nación. ¿Entre qué países? En los más próximos, en los del área económica a la que se pertenece (lo que se llama “gran espacio económico”). ¿Ventajas? La primera de todas: que una crisis económica en un país concreto, no afecta a todo el mundo. La segunda: que cada país tiene su modelo económico y su propio modelo de vida. Economía mundial implica igualación, nivelación, homogeneización del mundo… En 1945 podía pensarse que esto era positivo. Hoy sabemos que todas las distopías definen el mundo terrorífico del futuro con tales rasgos indiferenciados. Mundo globalizado = mundo inviable.

NO SOLAMENTE EL SOBERANISMO NO REPRESENTA A TODA CATALUÑA SINO QUE ES UN PELIGRO PARA CATALUÑA
El soberanismo parece olvidar que el bono catalán está considerado como “bono basura”. No es que Standard & Poor’s, ni ninguna otra compañía de rating sean santos de nuestra devoción (en realidad, son más bien, demonios execrables), pero, de tanto en tanto, emiten algunos datos que vale la pena considerar. Hay incluso inversores que hacen caso de sus previsiones y análisis. Estas compañías aciertan en calificar las inversiones en una escala jerárquica que va desde las prometedoras y con futuro hasta las más negativas con posibilidades de empeorar con el paso del tiempo. Standard & Poors tenían los bonos emitidos por la Generalitat de Catalunya como “bono basura”, a partir de ahora, seguirá teniendo esta calificación pero añadiéndose la poco prometedora de “con perspectiva negativa”. No hay que alegrarse precisamente de ello: se reconoce con esta calificación la mala gestión de la Generalitat en el manejo de la cosa pública y la perspectiva de que en el futuro las cosas no van a mejorar (ni con el apoyo de CUP, ni con la convocatoria de nuevas elecciones, ni con un gobierno en minoría). Nadie con dos dedos de frente, prevé la secesión de Cataluña (ninguna compañía de rating ve condiciones para ello, ni tampoco ningún analista sensato a la vista de lo limitado de la “fuerza social” del soberanismo, insuficiente para lograr la secesión). El informe de Standard & Poor’s termina afirmando que la Generalitat seguirá contando con el apoyo financiero del gobierno del Estado, pero que pueden producirse “ruptura de la comunicación y de la coordinación entre los dos gobiernos”. De ahí la nueva calificación de “bono basura negativo”. Donde no podemos estar de acuerdo con el informe es cuando califica a la economía catalana de “fuerte”: no lo es, Cataluña ha perdido en 15 años el 35% de su capacidad industrial y hoy  se mantiene gracias al turismo. En los próximos meses aumentará la tensión política: los sectores más conscientes del soberanismo saben que la independencia es imposible en las actuales circunstancias internacionales pero se conformarían con la cesión de toda la recaudación de impuestos a la Generalitat. Un acuerdo haría que el “bono catalán” pasara de “bono basura negativo” a “bono basura estable”… El que no se consuela es porque no quiere.

ASI PUES EEUU ALIMENTABA EL TERRORISMO EN SIRIA: LA ESTRATEGIA DEL CAOS EN RETIRADA TRAS LOS BOMBARDEOS RUSOS
Lo venían insinuando muchos medios de comunicación y era el tema favorito de los círculos conspiranoicos en los dos últimos años: la guerra civil siria iniciada hace cuatro años tenía su origen en la formación artificial de una oposición armada instruida por los EEUU… Este país que ya había conseguido desestabilizar Afganistán e Iraq, que mantenía su presión constante sobre Irán y que había generado (con la inestimable ayuda de Sarkozy), la caída del régimen libio de Gadafi y las “revoluciones verdes” del Magreb, quería crear un nuevo problema a las puertas de los altos del Golan. Era (es) la “estrategia del caos”: sumir a una zona en un reguero sin fin de conflictos para que si EEUU no puede ser hegemónico en la zona, conseguir, al menos, que esta quede neutralizada y no tenga peso político. Parecía absurdo pensar que los EEUU estaban ayudando a los rebeldes sirios que cabalgaban con la bestia negra de los EEU, el fundamentalismo islámico. Primero se negó tal apoyo. Luego, a la vista de las armas y del entrenamiento que recibía la “insurgencia” se distinguió entre “rebeldes” y “fundamentalistas islámicos” (una distinción que dista mucho de estar clara). Ahora, tras diez días de bombardeos rusos y de ofensiva del Ejército Sirio, los EEUU han reconocido su derrota en la zona: el Pentágono paralizará el programa para entrenar y equipar a “rebeldes moderados”… ¿El resultado de este fracaso? 250.000 muertos más, por una inversión aprobada en el Congreso de los EEUU de 500 millones de dólares: cada muerto ha costado 200 dólares… Lo que no sabemos es lo que le costará  Europa un millón de “refugiados” siros…

EL NACIMIENTO DE PODEMOS NO ES UN SÍNTOMA DE REVITALIZACIÓN DE LA IZQUIERDA, SINO LA MUESTRA DE SU CRISIS
Después de las elecciones europeas se podía pensar que Podemos era la nueva estrella ascendente de la izquierda. Que terminaría ocupando el espacio que hasta ese momento había ocupado el PSOE (Madina o Pedro Sánchez no parecían ni parecen líderes de muchas más “talla” que Iglesias, Rejón o la Bescansa…). Y que, IU terminaría satelizado por la marea morada. No ha sido así. En primer lugar porque los líderes locales y regionales de Podemos son de una calidad política (en algunas ocasiones, incluso humana) lamentable. Unos pocos meses de gobierno en ayuntamientos importantes ha demostrado su parálisis y su falta de proyectos viables y consistentes. El PSOE se ha recuperado, no por méritos propios, sino porque Podemos ha demostrado el error de sobrevalorarlo. Para colmo, el fracaso de Syriza ha cuestionado las mismas soluciones en España. La puntilla ha sido el fracaso catalán: no solamente su alianza con ICV no ha generado un efecto benéfico, sino que incluso ha supuesto una merma de votos en relación a lo obtenido por esa sigla en solitario. Todo eso ha invertido en pocos meses la tendencia de Podemos a satelizar a los restos de IU. Luego ha surgido una extrema-izquierda radical soberanista en Cataluña que se suma a la ya existente en Euzkadi. El resultado ha sido que nunca como hoy la izquierda ha estado tan fracturada. La última noticia de esta crónica de despropósitos en la ruptura entre ambas fuerzas en Aragón y la interrupción de conversaciones entre Podemos e IU a nivel estatal. Cuatro fuerzas para repartirse el voto de la izquierda parecen demasiadas… y no es precisamente muestra de un avance y la pujanza de este sector, sino de la crisis y de la falta de un programa viable. Si el bolchevismo carece de sentido desde 1989 (hundimiento de la “casa madre”, la URSS), si la socialdemocracia murió con el inicio de la crisis de 2007 (cuando optó por salvar a la banca en detrimento de la sociedad), la “nueva izquierda” entró en agonía cuando tocó poder y el ejemplo de Syriza demostró que un antiglobalizador furibundo puede convertirse en horas en un manso corderito.